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Sobre el estilo. Sobre lo sublime
Agrícola. Germania. Diálogo sobre los oradores
Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia
Serie de libros electrónicos30 títulos

Biblioteca Clásica Gredos

Por Homero, Horacio, Apuleyo y

Calificación: 4 de 5 estrellas

4/5

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Información sobre esta serie

El tratado del arquitecto, ingeniero y tratadista Marco Vitruvio Polión es el texto de referencia para conocer de primera mano la teoría y las obras arquitectónicas grecolatinas.
Con el De Architectura, Vitruvio (siglo I a.C.) deseaba ofrecer un corpus que condensara todos los conocimientos alcanzados por la teoría arquitectónica griega, cosa que no se había hecho hasta entonces, a decir del propio autor. Además de cuestiones específicamente arquitectónicas (órdenes, materiales, técnicas de construcción, tipos de edificios...), el libro informa también sobre pintura y escultura griegas y romanas, como artes auxiliares. El abundante contenido, unido a las innegables cualidades formales, otorga a esta obra una gran trascendencia y la convierte en fuente inestimable para el conocimiento de esta materia. En el Renacimiento fue un texto de primer orden para el acceso a la teoría y a las obras arquitectónicas grecolatinas.
El presente volumen completa la actualizada versión castellana preparada minuciosamente por Francisco Manzanero Cano con los últimos cinco libros de los diez que tenía el original.
IdiomaEspañol
EditorialGredos
Fecha de lanzamiento4 dic 2019
Sobre el estilo. Sobre lo sublime
Agrícola. Germania. Diálogo sobre los oradores
Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia

Títulos en esta serie (100)

  • Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia

    1

    Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia
    Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia

    Construida con elementos heterogéneos (relato histórico, relaciones epistolares fingidas, cuentos fabulosos, etc.), es una obra miscelánea, a medio camino entre la biografía y el género novelesco, que gozó de gran éxito en la Antigüedad tardía y hasta bien entrada la Edad Media. La extraordinaria empresa conquistadora de Alejandro Magno se convirtió pronto en fuente inagotable de todo tipo de narraciones. Fruto de esa rica tradición literaria surge esta Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia, compuesta a comienzos del siglo III d.C., en la época del reinado de los últimos Ptolomeos por un autor desconocido, posiblemente de origen egipcio y al que ahora conocemos como Pseudo Calístenes. Construida a base de elementos heterogéneos (relato histórico, relaciones epistolares fingidas, cuentos fabulosos, etc.), es una obra miscelánea, a medio camino entre la biografía y el género novelesco, que gozó de gran éxito en la Antigüedad tardía y hasta bien entrada la Edad Media. Tal vez fuera ello debido a su espontánea combinación de elementos maravillosos y relato histórico, a través de la cual la base biográfica real adquiere tintes legendarios: Alejandro aparece como el último héroe griego, destinado a convertirse en monarca de un inmenso imperio, que asciende a los cielos en un carro tirado por grifos, se sumerge en el fondo del océano en una bola de cristal y perece envenenado en la misteriosa Babilonia, en plena gloria y juventud.

  • Sobre el estilo. Sobre lo sublime

    15

    Sobre el estilo. Sobre lo sublime
    Sobre el estilo. Sobre lo sublime

    Dos breves tratados de crítica literaria de la tradición helenística postaristotélica, ambos de hacia el siglo I d.C.: el interesante estudio de Demetrio sobre los estilos y el muy influyente (sobre todo entre los románticos) tratado de Longino acerca de lo sublime. En este volumen se presentan dos breves tratados de crítica literaria de la tradición helenística postaristotélica, ambos de hacia el siglo I d.C. De Demetrio (autor del que sólo conocemos el nombre) nos llega Sobre el estilo, el único ejemplo conservado con detalle sobre la teoría de los estilos, que divide en cuatro apartados: llano, grandioso, elegante y enérgico (esto último es la novedad que aporta a los estudios de crítica). Cada estilo es explicado en cuanto a estilo, dicción y disposición de palabras, como lo son los correspondientes estilos defectuosos (el frío, el árido, el afectado y el repulsivo). Forma y contenido concuerdan según las normas del decoro: el estilo grandioso, con su dicción rica y frases elaboradas, es adecuado para la narración de las batallas y los mitos cósmicos, el estilo llano para las escenas de la vida cotidiana, el fuerte para la cólera y la invectiva literaria, el elegante (con su gracia e ingenio) para el amor, los epitalamios y los jardines. Se refiere además al estilo epistolar: la carta refleja el carácter del escritor y no debe ser un opúsculo pomposo ni excesivamente coloquial. También resultan interesantes los estudios de la metáfora y la oración. Para ilustrar sus ideas, Demetrio recurre a ejemplos de numerosos autores y géneros. El famoso tratado de Longino, o de un Pseudo Longino, es el mejor de su tiempo en crítica literaria y tiene como cualidad principal el entusiasmo y el fervor en la exposición de su tema. Junto al afán de precisión en la búsqueda de unos fundamentos objetivos para el análisis literario, está animado por un espíritu vivo y cálido. Longino percibe la grandeza sublime en Homero, Platón, Demóstenes, un poema de amor de Safo, el latín de Cicerón y (único en la crítica pagana) la creación del Génesis. Todos estos ejemplos comparten su capacidad de afectar emocionalmente: lo sublime no encanta o convence, sino que asombra, nos lleva con una fuerza irresistible a participar de la inspiración del autor. Este efecto emotivo se combina con un planteamiento global, pues lo sublime se alcanza mediante la nobleza de la mente. En una gran digresión sobre el genio, se afirma que la sublimidad de la mente es lo que más nos acerca a la mente divina. La grandeza implica el riesgo al fracaso, pero el genio defectuoso es superior a la mediocridad pulida. Se trata, en suma, de un alegato en favor de la audacia y la amplitud de miras y contra la cómoda seguridad. Longino ha tenido una influencia enorme, sobre todo entre los críticos románticos.

  • Agrícola. Germania. Diálogo sobre los oradores

    36

    Agrícola. Germania. Diálogo sobre los oradores
    Agrícola. Germania. Diálogo sobre los oradores

    Las tres obras de este volumen expresan sendas admiraciones de Tácito: por el general romano Agrícola, con sus campañas en Britania, por los germanos, adversarios de la grandeza de Roma, y por la oratoria de la era republicana. Agrícola es la primera obra de índole historiográfica de Tácito, tras su inicial cultivo de la retórica. Este estudio que dedica a su suegro, Julio Agrícola, aúna los géneros de la biografía y el tratado histórico: pues si la parte inicial consiste en una laudatoria semblanza de Agrícola, paradigma de virtus romana, el grueso de la obra está dedicado a sus logros militares y administrativos en Britania. El relato de estas actividades se enriquece con descripciones etnográficas y geográficas, y contiene varias denuncias más o menos veladas de la tiranía de Domiciano. La manifiesta simpatía de Tácito por los germanos y su conocimiento de este pueblo septentrional adversario de la grandeza de Roma se manifiesta en Germania, estudio etnográfico que, por la multitud de datos que ofrece, constituye el documento más valioso para su conocimiento. Una primera parte se ocupa de aspectos como la geografía física, las instituciones, la vida privada y el ejército; después se describen las peculiaridades de cada etnia por separado. Tácito concluye que los germanos, a pesar de su carácter primitivo y sus debilidades, aventajan a los romanos en valores que éstos han ido perdiendo, como la entrega y el compromiso con la patria. Por ello, además de un estudio serio, este breve escrito es una crítica indirecta a la sociedad de su tiempo. El Diálogo sobre los oradores refleja el interés que Tácito sintió por la oratoria en su juventud. De raigambre ciceroniana , consiste en el diálogo, situado en el año 75, entre Curiacio Materno, poeta, el orador y abogado Aper y Mesala, experto en retórica, acerca de la decadencia de este arte, que en la era imperial se había tornado muy inferior al de la República; al tiempo que se lamenta esta merma, se aducen posibles causas política e históricas.

  • Himnos homéricos. La "Batracomiomaquia"

    8

    Himnos homéricos. La "Batracomiomaquia"
    Himnos homéricos. La "Batracomiomaquia"

    Una colección de textos relacionados con el género épico, que sin embargo no pertenecen de lleno a él, pues incorporan dimensiones religiosas o burlescas que le son ajenas. Los llamados "Himnos Homéricos" son una colección de treinta y cuatro poemas agrupados por ser himnos a las divinidades clásicas, de los que algunos se atribuyeron sin demasiado fundamento a Homero en época antigua. Por su forma hexamétrica y su lenguaje pertenecen a la épica, y aun alguno aparece atribuido a un Homérida de la isla de Quíos, algunos son poemas largos, de más de quinientos versos, y de época arcaica (siglos VII y VI a.C.), otros son muy posteriores. Esta edición ofrece una excelente perspectiva de los poemas homéricos, con una esclarecedora introducción general y un prólogo a cada himno. Dentro del conjunto hay que destacar los Himnos a Deméter, a Apolo, a Hermes, a Afrodita, que relatan los mitos referentes a la divinidad en cuestión y evocan algunos de sus rituales. Son poemas religiosos que, además de la intensa emoción que siguen susciando, aportan un sinfín de informaciones cultuales y sociales de gran relevancia tanto para el historiador de las religiones como para el amante de la literatura antigua. Completa el volumen la Batracomiomaquia (Batalla de las ranas y ratones), épica cómica o parodia sobre la Ilíada, que lo romanos atribuían a Homero. Probablemente es posterior al periodo arcaico, y lo más seguro de la época helenística. Su mayor interés consiste en representar a un género del que no nos han llegado más muestras, el de la "épica de animales", perteneciente al parecer a una tradición burlesca.

  • Tragedias I: · Medea· Los Heraclidas· Andrómaca · Hécuba · El cíclope · Alcestis

    4

    Tragedias I: · Medea· Los Heraclidas· Andrómaca · Hécuba · El cíclope · Alcestis
    Tragedias I: · Medea· Los Heraclidas· Andrómaca · Hécuba · El cíclope · Alcestis

    Muchos han visto en Eurípides no sólo al trágico más moderno, humano y realista, sino al más trágico de los poetas (Aristóteles). Eurípides (c. 480-406 a.C.) vivió en la época del mayor esplendor político y económico de Atenas, asistió a la construcción del Partenón y los más hermosos monumentos de la Acrópolis y compartió el orgullo de los ideales democráticos. Se nos han conservado dieciocho tragedias suyas, casi todas ellas pertenecientes a la plena madurez del autor, de las noventa y dos que se le atribuyen, y conocemos el título de unas ochenta. Su obra se distingue de la de los dos grandes dramaturgos que le precedieron, Esquilo y Sófocles, por el tratamiento humano y realista del mito, por la inusitada importancia de la mujer y por el análisis de las pasiones más violentas. Este volumen incluye algunas de las mejores tragedias de Eurípides. Medea, que se representó el 431 a.C., es seguramente su obra maestra. Jasón, esposo de Medea y padre de sus hijos, va a repudiarla y a casarse con la hija de Creonte, rey de Corinto. Medea, despechada y colérica, se vengará: simula haber sido convencida por Jasón y envía a sus hijos con ricos regalos para la novia al palacio de Creonte; pero esos regalos contienen un conjuro mortal que acaba con Creonte y su hija primero y luego, para agravar la desgracia de Jasón, con los hijos de éste, que son los suyos propios. Medea muestra hasta qué extremos aberrantes pueden llegar las pasiones desatadas. Hipólito (428 a.C.) acompaña a Medea en la cima de la creación de Eurípides. Muestra la terrible pasión de una mujer enamorada y la firmeza casi enfermiza de un muchacho perfecto. Fedra desea a su hijastro Hipólito, casto y adepto a la diosa Artemis, quien la rechaza. En una carta dirigida a Teseo, su esposo, Fedra acusa a Hipólito de haberla seducido, acusación que tendrá graves consecuencias. Los Heraclidas es una tragedia de índole político-patriótica, en la que se relata la generosidad con que los atenienses trataron a los hijos de Heracles, y el pago injusto que recibieron: se trata de una denuncia de la invasión espartana del Ática. Andrómaca recrea la leyenda en que ésta y su hijo están a punto de ser asesinados por Hermíone, esposa de Neoptólemo, celosa porque Andrómaca dio a éste un hijo como concubina, y ella no ha podido darle ninguno. Se ha interpretado de varios modos esta tragedia de pasiones violentas: crítica a la mentalidad espartana, denuncia de las consecuencias desastrosas de la guerra de Troya... En Hécuba, esta reina de Troya venga la muerte de sus dos hijos, Polidoro y Políxena, en una historia donde se reflejan las terribles secuelas de la guerra: las penalidades de las cautivas, la crueldad y el orgullo de los vencedores, el sacrificio humano... El cíclope es un drama satírico de tono humorístico en el que Dioniso es atrapado por unos piratas de los que tratan de liberarle los sátiros, al tiempo que Odiseo negocia el intercambio de comida por vino. Alcestis, otro drama satírico, narra con tono un tanto burlesco cómo Heracles hace un alto en sus trabajos para salvar a Alcestis de la muerte y devolvérsela a su marido Admeto. 

  • El satiricón

    10

    El satiricón
    El satiricón

    Por varias y bien diversas razones, El Satiricón se ha convertido en una de las obras de la literatura antigua latina de mayor actualidad en la época moderna. Por una parte, constituye junto El asno de oro de Apuleyo, el único testimonio de cierta importancia del cultivo del género novelístico entre los romanos. Por otra, es una fuente capital para los estudios del latín vulgar; del latín de cada día, raramente reflejado en los textos literarios, del que surgen las lenguas romances en un lento pero ininterrumpido proceso evolutivo. Además, el picante y desmesurado realismo - a veces verdadero surrealismo - que tiñe muchos pasajes de esta curiosa obra, ha llamado la atención de no pocos críticos y artistas de nuestro tiempo, entre los que habría que citar en primer término - y cómo no - a Federico Fellini. Pero El Satiricón no sólo intriga e interesa por lo que enseña, sino también por lo que oculta. Así, por de pronto, no sabemos ni cuál era el volumen total de la obra, de la que el muy importante del texto conservado no nos da más que algunas partes, ni cuál era el esquema argumental de su conjunto (si es que lo tenía, y no se limitaba a una técnica meramente aditiva del relato); ni estamos seguros, en fin, de quién fue su autor ni de cuándo se escribió. En efecto, aunque resulte bastante verosímil que El Satiricónsea obra del famoso Petronio que brilló en la corte de Nerón como arbiter elegantiarum, hasta el momento en que se despidió de esta vida echándole en cara al tirano todas sus vilezas, subsisten razonables dudas al respecto. Pero por encima de todo, El Satiricón es una de las obras de la literatura antigua con mayor aliciente para el lector moderno. Y ello no sólo por su hilarante visión de los ambientes que retrata, sino también porque -un poco al modo de los tal vez contemporáneos restos arqueológicos de Pompeya- nos permite asomarnos a la vida cotidiana de los pequeños protagonistas de la historia antigua.

  • Los filósofos presocráticos I

    12

    Los filósofos presocráticos I
    Los filósofos presocráticos I

    Este primer volumen dedicado a los filósofos presocráticos incluye los fragmentos conservados de los pensadores jónicos (Tales, Anaximandro, Anaxímenes), los pitagóricos, Alcmeón de Crotona, Jenófanes, Heráclito de Éfeso y Parménides de Elea, así como las referencias que a ellos hicieron la filosofía y la literatura griegas posteriores. El amplio grupo de pensadores que en las historias de la filosofía se denomina de los presocráticos es tan heterogéneo en doctrinas y geografía que apenas se justifica un título global que los incluya a todos, salvo por el hecho cronológico de que vivieron antes que Sócrates. Además, sus escritos nos han llegado de modo tan fragmentario que su lectura requiere una previa labor de interpretación, una tarea hermenéutica, sobre estos breves textos, pecios densos, con una dimensión poética y a menudo enigmáticos. A partir de la ya clásica recopilación de Diels-Kanz, un equipo de profesores de Historia de la Filosofía Antigua de la Universidad de Buenos Aires, dirigido por C. Eggers Lan, ha reordenado y completado este repertorio, en una tarea filológica e histórica que busca no sólo la máxima fidelidad a estos textos difíciles, sino reflejar con claridad y rigor, mediante numerosas notas e introducciones, el sistema filosófico y conceptual latente y el contexto cultural de los fragmentos. Y a pesar de la enorme importancia de todas estas aportaciones para el acceso al pensamiento anterior a Sócrates, no estarían completas sin otra novedad decisiva que ofrece esta edición: recoger no sólo los escasos fragmentos que nos han llegado directamente de los presocráticos sino las múltiples referencias a ellos de autores griegos posteriores. De este modo es posible delimitar con precisión qué sabemos a ciencia cierta que dijo cada uno, y qué se le ha atribuido después, así como acceder al diálogo. Con ello se posibilita un conocimiento real de las diversas doctrinas, que cobran una vida propia y dejan de ser resúmenes para manuales de historia de la filosofía. Este primer volumen incluye a los pensadores jónicos, a Pitágoras y los primeros pitagóricos, a Alcmeón de Crotona y a Jenófanes, a Heráclito y a Parménides. Entre los primeros (que al margen de tener a Jonia como origen de su actividad, difícilmente pueden ser considerados una escuela específica, pues sustentaron posiciones filosóficas muy diversas) están Tales de Mileto (h. 624-h. 546 a.C.), Anaximandro (h. 610-h. 546 a.C.) y Anaxímenes (fl. 546-526 a.C.), quienes buscaron el principio de todo, una sustancia originaria y primordial subyacente a la realidad. El brumoso Pitágoras (tal vez un chamán milagrero que organizó un sólido grupo en la Magna Grecia) y sus primeros seguidores (sobre todo Filolao) nos han legado la creencia en la transmigración de las almas y una concepción matemática del mundo. Heráclito y Parménides son dos jalones fundamentales, dos versiones encontradas que sólo el genio sintetizador de Platón sería capaz de armonizar. Heráclito de Éfeso (540-480 a.C.) postuló un logos universal que lo rige todo. Parménides (primera mitad del siglo V a.C.) sentó en un poema de 150 versos las bases del pensamiento eleático acerca de la realidad del ser eterno y la irrealidad del cambiante mundo fenoménico.

  • Discursos I

    23

    Discursos I
    Discursos I

    Los discursos de Isócrates, caracterizados por el panhelismo y una voluntad de concordia entre los pueblos basada en la educación universalista, fueron muy apreciados en el Renacimiento por su moderación y su humanismo. Isócrates vivió casi cien años (436-338 a.C.); era niño cuando empezó la Guerra del Peloponeso, durante el gobierno de Pericles, y asistió a la derrota de los atenienses en Queronea ante Filipo de Macedonia. Tal vez fue discípulo de Gorgias y conoció a Sócrates, escuchó a algunos de los grandes sofistas y los fogosos discursos de Demóstenes contra Filipo; a su muerte Atenas había perdido la hegemonía política y se hallaba bajo el caudillaje militar del monarca de Macedonia. No participó directamente en política. Al parecer, carecía de las condiciones físicas y psicológicas necesarias para ser un buen orador popular. Pero estudió la situación política de la Atenas del siglo IV y desarrolló en sus escritos ideas para solucionar las constantes y varias crisis de la ciudad, que concebía como capital de la civilización helénica. Su pensamiento presenta como rasgos principales el panhelenismo, la voluntad de paz entre los griegos, la concepción de la educación como lazo de concordia entre los pueblos. Fue un demócrata moderado que terminó elogiando la monarquía e imaginando el gobierno de un príncipe ilustrado como el mejor remedio contra la demagogia y la anarquía. Fue un ideólogo humanista, partidario de la moderación y la estabilidad, y un gran teórico de la paideia helénica (enfrentado tanto a los sofistas como a Platón, cuyo idealismo le resulta por completo ajeno). Fue un retórico amable y un ideólogo discreto, de notable influencia en Grecia, en Roma y en el humanismo renacentista.

  • Sobre la muerte de los perseguidores

    46

    Sobre la muerte de los perseguidores
    Sobre la muerte de los perseguidores

    Lactancio abandona aquí el tono comedido y argumentativo de las Instituciones divinas para adoptar una actitud vehemente en el relato del castigo divino a los emperadores que se ensañaron con los cristianos. Si Lactancio (245-325 d.C.) justifica en su obra principal, Instituciones divinas, el apelativo de "Cicerón cristiano" y se rige por principios racionales para argumentar con serenidad y transmitir el mensaje cristiano a la razón del lector con un tono más persuasivo que polémico, en Sobre la muerte de los perseguidores adopta una actitud beligerante, de ataque y asedio contra los enemigos del cristianismo. Lactancio pretende demostrar la justicia vengadora de Dios, puesta de manifiesto en la suerte terrible que han corrido los emperadores perseguidores de los cristianos. Narra la historia de un tiempo y de unos sucesos sobre los que, de otro modo, no poseeríamos tantos detalles. Esta descripción de sucesos terribles cobra un especial interés por el hecho de estar escrita por un testigo, ya que la mayoría de las muertes de emperadores consignadas se produjo en su época.

  • Historias. Libros I-IV

    38

    Historias. Libros I-IV
    Historias. Libros I-IV

    El griego Polibio vio en la firme Roma la salvación de todos los males de la Hélade. El principal valor de sus Historias es haber concebido el Imperio Romano como un espacio moral y ético además de político y militar. Polibio (Megápolis, 209 o 208-después de 118 a.C.) es considerado por la crítica el último gran historiador griego, en la senda de Heródoto, Tucídides y Jenofonte, aunque a él le cupo ocuparse no del mundo heleno, sino del auge de Roma; más concretamente, su obra es un firme y documentado intento de hallar el consenso y el acuerdo entre la fuerza imparable del Imperio Romano y las cansadas, divididas y decadentes ciudades helenísticas del Mediterráneo oriental. Sus Historias son un trabajo monumental en cuarenta libros, de los que se conserva una fracción muy considerable aumentada con el abundante uso que hacen de él Tito Livio y Apiano. Parte de la importancia de las Historias se debe a que relatan lo sucedido en un periodo del que carecemos prácticamente de datos, salvo de los que él aporta, y además desde la casi contemporaneidad, lo que asegura un conocimiento directo de los hechos. Abarcan desde la Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.) entre Roma y Cartago hasta el año 146 a.C., con la destrucción de Corinto y Cartago y el establecimiento de la hegemonía latina sobre toda la orilla mediterránea. Polibio comprende la enorme importancia histórica de este predominio, aumentado con la victoria en el ámbito helenístico, pues se trata de la primera unificación política del Mediterráneo. Ello permite acometer la elaboración de una historia universal, el relato de un difícil camino hacia el logro de un espacio político común y, según el autor, una tarea pacificadora y civilizadora. Pero las Historias deben también su duradera fama a la renovación que efectuaron en la disciplina historiográfica. En un periodo acuciado por las guerras y la ansiedad, en que proliferaron géneros literarios escapistas y de entretenimiento, la historia se había tornado efectista y dramática, con el acento puesto en batallas y discursos, anécdotas y chascarrillos sobre personajes históricos. A ello opuso Polibio el estudio serio de las acciones políticas y militares de los pueblos y las ciudades a través de las decisiones de sus dirigentes, discerniendo los hechos estructurales y subrayando las causas. Este posicionamiento se refleja también en el estilo literario: Polibio rechaza el lenguaje florido, ampuloso, retórico y discursivo que predominaba en su tiempo, y opta por la sobriedad y la concisión clásicas que corresponden a su armazón racional. En los primeros cuatro libros, que componen este volumen, hay una parte introductoria sobre la conquista romana de Sicilia y Cerdeña, el afianzamiento del dominio en Italia y el origen del gobierno cartaginés en la península Ibérica, origen del conflicto posterior, y se relata el inicio de la Segunda Guerra Púnica o Anibálica.

  • Historias. Libros I-IV

    53

    Historias. Libros I-IV
    Historias. Libros I-IV

    Historias contra los paganos, obra de tesis y providencialista, fue durante toda la Edad Media uno de los principales libros escolásticos para el estudio de la Antigüedad. Paulo Orosio (principios del s. V d.C.) fue un sacerdote, historiador y teólogo cristiano originario de la península Ibérica. Poco sabemos de su vida, y este poco está ligado a sus viajes y sus libros: a raíz de invasiones germanas huyó apresuradamente de la península hacia Hipona, donde se puso en contacto con san Agustín, a la sazón ya una figura muy conocida en toda la cristiandad. Éste le encomendó hacer un viaje y escribir un libro: desplazarse a Palestina para entregar unas cartas a Jerónimo de Estridón, y redactar una historia que demostrara que la caída de Roma –saqueada en 410 por el visigodo Alarico– no había tenido nada que ver con el surgimiento del cristianismo, a diferencia de lo que afirmaban ciertos sectores latinos. Historiae Adversus Paganos (Historias contra los paganos) es la obra capital de Orosio, y en cierta medida complemente la Ciudad de Dios de su maestro, puesto que se centra en el devenir de los pueblos paganos para ilustrar que, por su propio carácter, llevaban el germen de su destrucción dentro de sí, que ésta no les había advenido de afuera. En un principio la obra pretende ser universal, aunque se acaba centrando exclusivamente en Roma. De sus siete libros, los seis primeros tratan hechos anteriores a Cristo, y el último, posteriores: el esquema está concebido para demostrar que las desdichas del mundo fueron mucho mayores antes de su llegada. Pretende mostrar también, como tesis principal, que Dios no sólo permitió la expansión de Roma, sino que la propició para que en su apogeo augústeo naciera Jesucristo y la cristiandad pudiera superponerse al extenso ámbito del Imperio.

  • Mimiambos. Fragmentos mímicos. Sufrimientos de amor

    44

    Mimiambos. Fragmentos mímicos. Sufrimientos de amor
    Mimiambos. Fragmentos mímicos. Sufrimientos de amor

    Dos compilaciones de personajes y caracteres: una de tipos de comedia extraídos de la tradición mímica y otra de aventuras amorosas pertenecientes a la mitología. Herodas, tal vez de Cos, es un poeta helenístico (siglo III a.C.) que se sirve de la tradición mímica para componer breves cuadros de costumbres con un refinado arte y un efecto literario propio. Los miniambos nos presentan escenas y tipos propios de la comedia y del entremés. Personajes prototípicos como el maestro de escuela, la alcahueta, el zapatero y el amo de burdel parecen brotar de las calles de una ciudad helenística, de Cos o de Alejandría. El poeta se muestra atento a los vocablos precisos y populares, y caricaturiza a los personajes mediante su propia forma de hablar. Compuestos en una lengua de colorido jonio, estos poemas son una muestra singular del arte helenístico en su faceta de pintura de tipos y escenas populares. El volumen se completa con Sufrimientos de amor, de Paternio de Nicea, gramático y poeta alejandrino del siglo I a.C., de quien apenas conservamos escritos, pero que según Macrobio fue el maestro de Virgilio, y que gozó de enorme éxito entre los romanos (como muchos otros griegos cultos de la época, se trasladó a la capital, donde entró en contacto con los cenáculos poéticos latinos). Es el eslabón final de la multiforme poesía helenística, en la que lo erudito tiene un papel primordial. Los Sufrimientos son una colección de narraciones cortas, treinta y seis, sobre aventuras amorosas desastrosas y peripecias mitológicas extraídas de autores antiguos y compiladas para formar un manual destinado a la composición de poesía elegíaca.

  • Quéreas y Calírroe. Efesíacas. Fragmentos novelescos.

    16

    Quéreas y Calírroe. Efesíacas. Fragmentos novelescos.
    Quéreas y Calírroe. Efesíacas. Fragmentos novelescos.

    Las dos obras de este volumen constituyen dos hitos históricos, puesto que son las primeras novelas completas conservadas, y modelan y prefiguran el que, con el tiempo, será el más popular de todos los géneros literarios. Calírroe o Quéreas y Calírroe es el primero de una serie de relatos románticos de amor y aventuras que concluye con las Etiópicas de Heliodoro (también publicadas en Biblioteca Clásica Gredos). En efecto, la de Caritón es la primera novela completa que conservamos: debió de escribirse hacia el siglo I d.C., y representa muy bien el prototipo de este género, surgido en el crepúsculo de la literatura helenística: género de intención popular, dirigido a un público amplio, que no obtuvo la sanción ni el respeto de preceptistas y retóricos; de hecho, ni siquiera tuvo nombre propio en la Antigüedad. Calírroe contiene ya muchos elementos que caracterizarán a la novela romántica: entramado folletinesco (pareja de amantes acuciados), viajes por escenarios célebres (Siracusa, Mileto, Jonia, Persia, Babilonia), suspense y final feliz, en una trama liberada del trasfondo mítico. Es una narración de buen estilo y notable calidad poética. Las Efesíacas de Jenofonte de Éfeso, el segundo novelista griego, siguen la línea iniciada por su ilustre antecesora y consolida el surgimiento de este género en la Antigüedad tardía. La narración romántica de amor y aventuras está exenta de pretensiones retóricas y cuenta con una trama sencilla y un estilo directo. Los escenarios también son exóticos (Éfeso, costa jonia, Egipto, Sicilia, Rodas) y se impone el final feliz. Su elemento más novedoso es el trasfondo religioso, con la intervención de la diosa Isis y Apolo-Helios.

  • Discursos I-V

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    Discursos I-V
    Discursos I-V

    La apasionante figura del emperador Juliano, el Apóstata, con su amor por la literatura clásica y el paganismo en la era cristiana, ha sido evocada literariamente por autores contemporáneos como Ibsen, Kazantzakis, Anatole France y Gore Vidal. El emperador Juliano (332-363 d.C.), a quien los cristianos llamaron el Apóstata por su rechazo de la fe cristiana, es un llamativo personaje de las postrimerías del mundo pagano, en un tiempo en que el gran legado cultural helénico se resiste por última vez a ceder la hegemonía cultural al cristianismo. Juliano, formado en la literatura clásica y las concepciones paganas, abandonó con pesar sus estudios cuando se le proclamó César y después Augusto. En el poder, profesó sin disimulo su paganismo, instauró la tolerancia religiosa y recuperó templos y cultos helenos. Defensor de una causa perdida, entre el Edicto de Milán de 313 sobre libertad de culto y el de Teodosio (380) que instaura el cristianismo como religión única del Imperio, su intento de restaurar las viejas creencias en los dioses del Panteón pagano aparece como un patético error histórico. Juliano fue un gran escritor. Su obra, compuesta en las urgencias de la vida política, forzada a veces al disimulo y al enmascaramiento cortesano, en un ambiente de odios e hipocresías, deja entrever sin embargo su espíritu intenso y su idiosincrásica personalidad. Este volumen contiene los cinco primeros grandes discursos de Juliano que conservamos: Elogio del emperador Constancio (panegírico escrito a la muerte de éste, en el que recuerda sus virtudes y las de su antecesor Constantino) Elogio de la emperatriz Eusebia, Sobre las acciones del emperador o Sobre la realeza, Consolación a sí mismo por la marcha del excelente Salustio, Al Senado y al pueblo de Atena.

  • Historias. Libros V-XV

    43

    Historias. Libros V-XV
    Historias. Libros V-XV

    El griego Polibio vio en la firme Roma la salvación de todos los males de la Hélade. El principal valor de sus Historias es haber concebido el Imperio Romano como un espacio moral y ético además de político y militar. Polibio (Megápolis, 209 o 208-después de 118 a.C.) es considerado por la crítica el último gran historiador griego, en la senda de Heródoto, Tucídides y Jenofonte, aunque a él le cupo ocuparse no del mundo heleno, sino del auge de Roma; más concretamente, su obra es un firme y documentado intento de hallar el consenso y el acuerdo entre la fuerza imparable del Imperio Romano y las cansadas, divididas y decadentes ciudades helenísticas del Mediterráneo oriental. Sus Historias son un trabajo monumental en cuarenta libros, de los que se conserva una fracción muy considerable aumentada con el abundante uso que hacen de él Tito Livio y Apiano. Parte de la importancia de las Historias se debe a que relatan lo sucedido en un periodo del que carecemos prácticamente de datos, salvo de los que él aporta, y además desde la casi contemporaneidad, lo que asegura un conocimiento directo de los hechos. Abarcan desde la Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.) entre Roma y Cartago hasta el año 146 a.C., con la destrucción de Corinto y Cartago y el establecimiento de la hegemonía latina sobre toda la orilla mediterránea. Polibio comprende la enorme importancia histórica de este predominio, aumentado con la victoria en el ámbito helenístico, pues se trata de la primera unificación política del Mediterráneo. Ello permite acometer la elaboración de una historia universal, el relato de un difícil camino hacia el logro de un espacio político común y, según el autor, una tarea pacificadora y civilizadora. Pero las Historias deben también su duradera fama a la renovación que efectuaron en la disciplina historiográfica. En un periodo acuciado por las guerras y la ansiedad, en que proliferaron géneros literarios escapistas y de entretenimiento, la historia se había tornado efectista y dramática, con el acento puesto en batallas y discursos, anécdotas y chascarrillos sobre personajes históricos. A ello opuso Polibio el estudio serio de las acciones políticas y militares de los pueblos y las ciudades a través de las decisiones de sus dirigentes, discerniendo los hechos estructurales y subrayando las causas. Este posicionamiento se refleja también en el estilo literario: Polibio rechaza el lenguaje florido, ampuloso, retórico y discursivo que predominaba en su tiempo, y opta por la sobriedad y la concisión clásicas que corresponden a su armazón racional. Este volumen contiene el célebre excurso del libro VI sobre los diversos sistemas constitucionales (especialmente el lacedemonio y el cartaginés) para exaltar las ventajas del sistema político romano, que con su combinación de elementos monárquicos, aristocráticos y democráticos garantiza la eficacia de sus instituciones y ha permitido que Roma llegara a dominar el mundo.

  • Tragedias I

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    Tragedias I
    Tragedias I

    Las tragedias senequistas abordan la experiencia humana universal del mal, ejemplarizada en ciertos mitos conocidos y manifestada en horrores y exageraciones grotescas. Nacido en Córdoba c. 4 a.C. y educado en Roma en retórica y filosofía, Lucio Anneo Séneca el Joven o el Filósofo fue abogado, cuestor y senador, orador y escritor, preceptor del joven Nerón y consejero político de éste cuando llegó a ser emperador, hasta que el espíritu alocado del discípulo le llevó a retirarse y a participar en una conspiración, a raíz de cuyo fracaso fue obligado a suicidarse (65 d.C.). En su vida privada no aplicó los principios morales estoicos que predicaba, pero su tarea como consejero del emperador, junto con Burro, fue muy útil para el imperio durante varios años. Además de la diversa obra en prosa (que ocupa varios volúmenes de la Biblioteca Clásica Gredos), su producción consiste en nueve tragedias adaptadas del griego, y que son las únicas muestras de este género que nos ha legado Roma. Todas las de este volumen (primero de dos dedicados a la tragedia senequista) se inspiran en Eurípides. En Hércules furioso la diosa Hera hace enloquecer a Heracles, quien asesina a sus propios hijos, confundiéndolos con otros, y a su esposa; recuperada la cordura, Heracles trata de suicidarse por desesperación, pero Teseo le convence de que acuda a Atenas para purificarse y le insta a superar el horror. Las troyanas escenifica el último día de la destrucción de Troya y el sufrimiento de las mujeres troyanas, que son el botín de los vencedores; es una de las mejores tragedias de Séneca, e incluye una emotiva confrontación entre Andrómaca y Ulises. Las fenicias nos ha llegado muy fragmentada, y hasta es posible que la versión que conocemos proceda de dos obras distintas. En Medea la protagonista despechada se sume en la desesperación más violenta a raíz del abandono de su esposo Jasón, y urde la más cruel venganza; Séneca intensifica los aspectos más pasionales de la historia para poner aún más de relieve la dimensión trágica: la infidelidad y los celos desencadenan las pulsiones más irracionales que anidan en el corazón humano, y una cadena de destrucción ajena y propia que precipita al nihilismo más absoluto. Puesto que carecemos de cualquier noticia acerca de la representación de estas tragedias, es posible que fueran compuestas no para la escena, sino para la recitación ante un auditorio o bien para la lectura en solitario.

  • Antología Palatina I: Epigramas helenísticos

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    Antología Palatina I: Epigramas helenísticos
    Antología Palatina I: Epigramas helenísticos

    Entre los autores españoles, la huella de la Antología Palatina se deja sentir, entre otros, en Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, Lope de Vega y Quevedo. Desde época helenística y durante toda la Antigüedad, el epigrama fue muy cultivado como género poético refinado y erudito. Pronto se hicieron antologías y recopilaciones de los poetas que lo utilizaron. Dos de las más importantes, la Guirnalda compilada por Meleagro en los primeros años del siglo I a.C. y la Guirnalda de Filipo de Tesalónica, compilada hacia el 40 d.C., junto con otros textos y a través de diversas colecciones, han llegado hasta nosotros gracias a la Antología Palatina, obra de un compilador anónimo del siglo X y así llamada por el manuscrito que la contiene, encontrado en Heidelberg, capital del Palatinado. La Guirnalda de Meleagro, junto con otros epigramas helenísticos, forma el primer volumen de la Antología Palatina en esta colección. En conjunto advertimos la enorme riqueza de esta modalidad: poemas de amor, de nostalgias, sepulcrales o eruditos, de maldición o de lamento; hay epitafios, dedicatorias, loas a poetas y a artistas, a la naturaleza... Poesía de una gran fuerza literaria, el epigrama ejerció una gran influencia en toda la literatura posterior.

  • Historia. Libros III-IV

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    Historia. Libros III-IV
    Historia. Libros III-IV

    La genialidad de Heródoto consistió en aunar una larga tradición –relatos genealógicos, narraciones fundacionales, noticias de periplos, especulaciones geográficas y relatos etnográficos– para poner al ser humano en el centro de reflexión del nuevo género de la historiografía. El libro tercero de la Historia se ocupa de la triunfal campaña de Cambises en Egipto, con cuya dominación los persas pasan a ser dueños de toda el Asia conocida por los griegos, y, ya en plena África, contra Etiopía y el oasis de Sivah. Heródoto subraya la causa remota de las Guerras Médicas: el propósito persa de hacerse con un imperio universal y sus ansias de conquista que les llevarán al fatal enfrentamiento con los griegos. Se pone de manifiesto el carácter perverso de Cambises, que en Egipto arrasa con lo sagrado y lo profano. El resto del libro narra la conquista persa de la isla de Samos, la muerte accidental de Cambises, la entronización de su sucesor Darío y las primeras medidas organizadoras y represivas del nuevo monarca. En el libro cuarto prosigue el expansionismo persa: Darío ya expresa su deseo de atacar a Grecia, pero antes sojuzga a escitas y libios. En la descripción de ambas campañas Heródoto aplica una técnica ternaria, recurrente en todo el libro y ya en los libros segundo y tercero en el caso de Egipto, con arreglo a la cual se indican en primer lugar las causas de la campaña, se exponen después la etnografía y la geografía del país y se concluye con el desarrollo de las operaciones militares.

  • Apología. Flórida.

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    Apología. Flórida.
    Apología. Flórida.

    Estos discursos y conferencias del autor de El asno de oro reflejan su enorme capacidad oratoria y constituyen una buena muestra de la retórica en la Segunda Sofística. Lucio Apuleyo (Madaura, norte de África, siglo II d.C.) se inició en todo tipo de religiones y cultos mistéricos, escribió (en prosa y en verso, en griego y en latín) acerca de los más diversos asuntos y temas, ejerció como prestigioso abogado y conferenciante y acabó considerándose "filósofo platónico", entre la filosofía, el esoterismo y la magia. Y de magia se le acusó: de haberse servido de un encantamiento para seducir a una viuda rica, ya de cierta edad, y casarse con ella. La defensa que hizo de sí mismo nos ha llegado en la Apología, que es también el único discurso jurídico de la latinidad imperial que conservamos. En su primera parte, antes de refutar los cargos, Apuleyo emprende todo tipo de digresiones: sobre el dentífrico y la higiene bucal, el elogio filosófico de la pobreza, una teoría sobre la epilepsia..., lo cual debió de desconcertar no poco al auditorio. A continuación, como disciplinado abogado, examina los documentos y emprende su defensa propia. La Flórida, por su parte, es una colección de fragmentos de conferencias que pronunciara Apuleyo, en otra de sus vertientes, la de orador deslumbrante y preciosista. Estos textos ponen de manifiesto lo huero de la oratoria en el periodo denominado de la Segunda Sofística, capaz de desplegar su plumaje a raíz de cualquier pretexto: el relato de un viaje, la agudeza de la vista, las costumbres de los gimnosofistas, el encomio de un procónsul, la descripción de un papagayo... Todo trivial y anecdótico, frívolo y un tanto insustancial, pero aleccionador reflejo de la latinidad agónica y decadente, en la que Apuleyo es sin duda de lo más interesante.

  • Helénicas

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    Helénicas
    Helénicas

    En las Helénicas Jenofonte continúa el relato de la Guerra del Peloponeso en el punto en el que lo dejó su maestro Tucídides. A la tarea de historiador añade la viveza descriptiva de quien fue testimonio directo de los hechos. Las Helénicas se plantean como una continuación de la narración histórica de Tucídides sobre la Guerra del Peloponeso, y ofrecen una crónica de las contiendas y las crisis políticas que sacudieron Grecia a comienzos del siglo IV a.C., desde 411 hasta 362, hechos todos ellos que Jenofonte vivió: fin de la Guerra del Peloponeso, gobierno y derrocamiento de los Treinta en Atenas, guerra espartana contra los persas (399-387), Guerra Corintia, rivalidad entre Esparta y Tebas, triunfo de Tebas en la batalla de Leuctra (371) y hegemonía de ésta bajo el general Epanimondas. Probablemente escritas en varias fases durante la larga vida de Jenofonte (h. 430-354 a.C.), las Helénicas siguen el modelo historiográfico de Tucídides: narran hechos políticos contemporáneos con un estilo sobrio y austero. Jenofonte se ciñe a este planteamiento político-militar, y excluye varios hechos que hubieran ocupado un lugar destacado en una historia general; él, sin embargo, prefiere reservarlos para otra otras obras, con lo que introduce una marcada diferenciación de formas literarias que dará lugar a otros escritos suyos: por ejemplo, las actividades de Sócrates, publicadas en otro volumen de esta misma colección.

  • Fábulas de Esopo. Vida de Esopo. Fábulas de Babrio.

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    Fábulas de Esopo. Vida de Esopo. Fábulas de Babrio.
    Fábulas de Esopo. Vida de Esopo. Fábulas de Babrio.

    Entre los géneros literarios, la fábula se tiene por menor, debido a su brevedad y sencillez retórica. Sin embargo, el conjunto de fábulas atribuidas a Esopo (620-560 a.C.), protagonizadas por animales parlantes y marcadas por su intención aleccionadora, ha gozado de una popularidad y una vigencia enormes y han penetrado en el repertorio del saber tradicional. Aunque diversos autores reescribieron el corpus esópico durante la Antigüedad clásica, la Edad Media, el Renacimiento y el siglo XVIII, fue Esopo (sea o no un personaje histórico) quien fijó la estructura más perdurable de este tipo de relatos, poblados por animales de rasgos humanos como el mono vanidoso, el asno torpe o el astuto zorro. Traducción y notas de P. Bádenas de la Peña y J. López Facal. Introducción de C. García Gual. Revisada por J. López Facal y P. Bádenas de la Peña.

  • Anales. Libros XI-XVI

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    Anales. Libros XI-XVI
    Anales. Libros XI-XVI

    Tácito atrajo la atención de muchos de los mejores filólogos y pensadores de los siglos XV y XVI, no sólo por su estilo, sino porque sus opiniones parecían relevantes para la política del tiempo. Los libros de este volumen abarcan los reinados de Claudio desde el año 47 –con los excesos de Mesalina, la boda del emperador con su sobrina Agripina, hija de Germánico y madre de Nerón, a quien Claudio adopta y casa con su hija Octavia, la muerte de Claudio envenenado por Agripina– y de Nerón hasta el 66: la inicial influencia benéfica de sus consejeros Séneca y Burro, el brutal asesinato de Agripina, la represión de la gran revuelta del 61 en Britania, el asesinato de Octavia, el incendio y la reconstrucción de Roma, la persecución de los cristianos, a quienes Nerón acusa de haberlo causado, la condena a muerte contra Séneca y Lucano y una larga cadena de hechos violentos, que Tácito deplora en uno de los últimos fragmentos conservados. Tácito concibe que la historia debe ser moral e instructiva, por lo que no se abstiene de elogiar o censurar acciones. Sin embargo, también aspira a entretener, y persigue siempre la variedad en los asuntos y su tratamiento, con una exhibición de habilidad retórica. Su estilo es original, distinto de todo el resto de la literatura latina. Adoptó muchos rasgos estilísticos de Salustio (sobre todo la brevedad) y rechazó el ornato ciceroniano. Sus concisas sententiae se tienen por las mejores de la prosa latina, debido a su excelencia tanto en la forma como en el contenido.

  • Historia romana I

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    Historia romana I
    Historia romana I

    Como griego de las provincias, Apiano aporta varios elementos novedosos a la comprensión de la historia de Roma, y traza un espléndido relato de las guerras civiles del 146 al 70 a.C. Nacido en Alejandría a finales del siglo I d.C., Apiano desempeñó varios cargos públicos de relieve y estuvo en contacto con los ámbitos de poder próximos al emperador de Roma, como era la norma entre los historiadores del mundo antiguo; optó por encauzar su sólida formación cultural e intensa vida política hacia la actividad literaria en la forma de crónica histórica. Su propósito era trazar una historia de Roma desde sus inicios, con la llegada del troyano Eneas a suelo itálico; la obra alcanza hasta la muerte de Sexto Pompeyo en el año 35 a.C. Se trata de sucesos ya distantes del historiador, que tuvo que confiar en fuentes escritas cuya identificación ha ocupado a la crítica. Su obra es un intento de historia universal, de los que tanto hubo en el periodo helenístico. Éste se distingue de los demás por la ordenación del material, que no se distribuye según criterios cronológicos, sino con arreglo a la etnografía: los diferentes libros tratan por separado la historia de diversas zonas del mundo conocido, tal como fueron entrando en contacto con Roma y sucumbiendo, aspecto éste que confiere unidad a toda la obra y entronca con el método clásico de Heródoto, cuyo enorme magisterio proporciona a Apiano una pauta para entender la historia de Roma.

  • Tratados de lógica (Órganon) I

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    Tratados de lógica (Órganon) I
    Tratados de lógica (Órganon) I

    La Lógica aristotélica ha modelado en buena medida la reflexión filosófica occidental en lo concerniente a lenguaje y pensamiento, conocimiento y error. En el corpus de la obra aristotélica, la lógica constituye una categoría por sí misma, una propedéutica a los otros cuatro grandes grupos (metafísica, ciencias naturales, ética y política y retórica y poética): en efecto, no una categoría más, sino la condición previa y necesaria para poder pensar estas categorías. Es imposible exagerar su influencia en la historia del pensamiento, puesto que durante la Edad Media fue la parte más conocida de toda su obra, y modeló en buena medida la reflexión europea en lo concerniente a lenguaje y pensamiento, conocimiento y error, significación y formalización del razonamiento. De las seis obras que componen el Órganon –título genérico de la lógica del Estagirita–, este primer volumen incluye tres: Categorías , que como indica el título, describe los principios conceptuales básicos, llamados predicamentos o categorías (entidad, cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación, estado, acción, pasión), a partir de los cuales se construyen los juicios o proposiciones, así como cuestiones de enorme relevancia como la homonimia, la sinonimia y la paronimia; Tópicos, que analiza los esquemas formales y las funciones lógicas, basados en las predicaciones accidentales, genéricas, propias y definitorias, análisis completado con un apéndice práctico con directivas para el ejercicio dialéctico; y Sobre las refutaciones sofísticas, que se engarza con Tópicos, cuyos ocho libros sintetiza y del que puede formar un anexo teórico-práctico sobre los distintos tipos de sofismas (o silogismos que conducen al error) y su posible resolución.

  • Historias. Libros XVI-XXXIX

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    Historias. Libros XVI-XXXIX
    Historias. Libros XVI-XXXIX

    El griego Polibio vio en la firme Roma la salvación de todos los males de la Hélade. El principal valor de sus Historias es haber concebido el Imperio Romano como un espacio moral y ético además de político y militar. Polibio (Megápolis, 209 o 208-después de 118 a.C.) es considerado por la crítica el último gran historiador griego, en la senda de Heródoto, Tucídides y Jenofonte, aunque a él le cupo ocuparse no del mundo heleno, sino del auge de Roma; más concretamente, su obra es un firme y documentado intento de hallar el consenso y el acuerdo entre la fuerza imparable del Imperio Romano y las cansadas, divididas y decadentes ciudades helenísticas del Mediterráneo oriental. Sus Historias son un trabajo monumental en cuarenta libros, de los que se conserva una fracción muy considerable aumentada con el abundante uso que hacen de él Tito Livio y Apiano. Parte de la importancia de las Historias se debe a que relatan lo sucedido en un periodo del que carecemos prácticamente de datos, salvo de los que él aporta, y además desde la casi contemporaneidad, lo que asegura un conocimiento directo de los hechos. Abarcan desde la Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.) entre Roma y Cartago hasta el año 146 a.C., con la destrucción de Corinto y Cartago y el establecimiento de la hegemonía latina sobre toda la orilla mediterránea. Polibio comprende la enorme importancia histórica de este predominio, aumentado con la victoria en el ámbito helenístico, pues se trata de la primera unificación política del Mediterráneo. Ello permite acometer la elaboración de una historia universal, el relato de un difícil camino hacia el logro de un espacio político común y, según el autor, una tarea pacificadora y civilizadora. Pero las Historias deben también su duradera fama a la renovación que efectuaron en la disciplina historiográfica. En un periodo acuciado por las guerras y la ansiedad, en que proliferaron géneros literarios escapistas y de entretenimiento, la historia se había tornado efectista y dramática, con el acento puesto en batallas y discursos, anécdotas y chascarrillos sobre personajes históricos. A ello opuso Polibio el estudio serio de las acciones políticas y militares de los pueblos y las ciudades a través de las decisiones de sus dirigentes, discerniendo los hechos estructurales y subrayando las causas. Este posicionamiento se refleja también en el estilo literario: Polibio rechaza el lenguaje florido, ampuloso, retórico y discursivo que predominaba en su tiempo, y opta por la sobriedad y la concisión clásicas que corresponden a su armazón racional. Este último volumen dedicado a las Historias incluye el relato de la Segunda Guerra Macedónica, la Guerra Romano-Siria, la Tercera Guerra Macedónica, con el triunfo de Paulo Emilio (Batalla de Pidna), varias descripciones geográficas y la destrucción de Cartago y Corinto.

  • Vidas de los sofistas

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    Vidas de los sofistas
    Vidas de los sofistas

    Filóstrato acuñó el término Segunda Sofística para designar el movimiento cultural del siglo II d.C. que trató de recuperar valores literarios y retóricos de la Grecia clásica. Las Vidas rememoran a los más célebres sofistas de la época del autor, y ofrecen una completa perspectiva de este movimiento intelectual. Estas biografías ponen de manifiesto el conocimiento no sólo de las vidas y las obras de los personajes tratados, sino de la sociedad en que vivían, y transmiten los gustos de la aristocracia grecoparlante bajo el imperio de Roma. Por ello arroja una luz muy esclarecedora sobre los siglos II y III, y nos permite conocer el movimiento llamado Segunda Sofística, florecimiento cultural y renacimiento de los ideales educativos de la Grecia clásica. Filóstrato, que creó dicha denominación en esta obra, incluye en el concepto a retóricos, maestros y otros profesionales de la palabra, incluso a juristas, pero no a filósofos.

  • Historia. Libros V-VI

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    Historia. Libros V-VI
    Historia. Libros V-VI

    La Historia de Heródoto constituye el mejor ejemplo en la prosa griega de composición literaria abierta, esto es, no avanza linealmente, sino que intercala todo tipo de digresiones en el argumento central, entretejidas con el pulso firme de quien domina ya el arte de narrar los hechos efectivos de los hombres. La Historia de Heródoto constituye el mejor ejemplo en la prosa griega de composición literaria abierta, esto es, no avanza linealmente, sino que intercala todo tipo de digresiones en el argumento central (en este punto se asemeja a la Ilíada). Tal abundancia de material heterogéneo no se precipita en un caos misceláneo, sino que está entretejida con el pulso firme de quien domina ya el arte de narrar los hechos efectivos de los hombres, que según las noticias que poseemos tenía un siglo de antigüedad. Por añadidura, lo hace desde una perspectiva racionalista e inquisitiva que constituye una innovación fundamental en el desarrollo del espíritu humano. Aparte de su enorme importancia intrínseca, la Historia es la primera obra en prosa que se nos ha conservado. A partir del libro V de la Historia el avance persa se cierne sobre la Hélade, y la historia de Grecia pasa a primer plano. En el quinto se narran las operaciones persas contra Tracia y Macedonia y la sublevación de Jonia, y se retoman las historias de Esparta y de Atenas desde el momento en que se abandonaron en el libro primero. El sexto, que prosigue sin solución de continuidad el contenido del quinto, refiere –tras el ataque jonio a Sardes y la extensión de la revuelta al Helesponto, Caria y Chipre, con la posterior represión de los persas– la Primera Guerra Médica, con dramáticos episodios como la batalla de Maratón –desembarco y derrota persas– y la contraofensiva griega en las Cícladas.

  • Tragedias III

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    Tragedias III
    Tragedias III

    En el siglo XIX se destacó la actitud escéptica y racionalista de Eurípides frente a la religión tradicional; en el XX se ha hecho hincapié en su tratamiento de las fuerzas irracionales que puede liberar el corazón humano. Fenicias es la tragedia más larga de Eurípides y una de las más complejas por su abundancia de personajes y situaciones. Ambientada en Tebas, se centra en la lucha por el poder entre los hermanos Eteocles y Polinices tras la caída de su padre Edipo. Eurípides, con su continuo afán innovador, aborda aquí las conocidas vicisitudes del mito tebano (desde el matrimonio de Edipo y Yocasta hasta el enfrentamiento entre Antígona y Creonte), pero rompe con la tradición y adapta los acontecimientos y los personajes a su conveniencia para ofrecer una obra sorprendente. En Orestes, el protagonista enloquece tras dar muerte a su madre Clitemnestra, asesina de su esposo Agamenón. Electra tiene cuidado de él mientras ambos están a punto de ser juzgados por los ciudadanos de Argos con el cargo de matricidio. Solicitan en vano la ayuda de Menelao, hermano de Agamenón, y tratarán de obligarle mediante el rapto de su esposa Helena. Sólo la intervención de Apolo logrará introducir un desenlace. Al igual que hiciera en Electra, Eurípides da a sus personajes un tratamiento realista y humano que les aleja de sus orígenes arquetípicos, lo cual debió de asombrar al público ateniense. En Ifigenia en Áulide aparece Agamenón en el trance de tener que sacrificar a su hija Ifigenia en la población del título para propiciar el éxito de la expedición griega a Troya. Trata de salvarla mediante argucias, a las que se opone su hermano Menelao. Marcada por la violencia, esta tragedia ha sugerido a muchos espectadores una denuncia contra la locura de la guerra, en la que una joven inocente debe morir por una profecía en la que pocos creen. Bacantes trata la introducción en Grecia del culto a Dionisio, una religión muy distinta de la tradicional olímpica. Dioniso llega a Tebas y enloquece a las mujeres, que celebran sus ritos en el monte Citerón. Desgracias terribles caen sobre los que se oponen a su divinidad. Bacantes, con su acción feroz y los éxtasis de sus odas corales, es el mejor reflejo del espíritu dionisíaco en toda la literatura, y la única tragedia ática conocida que tiene a un dios como protagonista.

  • Historia de los animales. Libros I-VIII

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    Historia de los animales. Libros I-VIII
    Historia de los animales. Libros I-VIII

    Por su gracia y amenidad, estas anécdotas desenfadadas y a menudo extravagantes sobre la vida y las costumbres de los animales fueron una de las fuentes de los bestiarios medievales. Claudio Eliano vivió en un tiempo (siglos II-III d.C.) que en literatura valoraba el entretenimiento y la distracción, lo curioso y lo sorprendente, más que lo solemne y lo esencial. Por eso las obras misceláneas y anecdóticas de este profesor de retórica griego instalado en Roma gozaron de un público interesado. La Historia de los animales, escrita en griego y concebida para el solaz de lectores cultos, se enmarca en el género de la literatura paradoxográfica, que procuraba diversiones evasivas e intrascendentes mediante la colección de anécdotas exóticas. El autor se basa en Plinio el Viejo y otros autores más que en una observación directa de campo, lo que pone de manifiesto que el suyo es un enfoque libresco y erudito, no naturalista, y desde luego escasamente científico. De él se conservan también las Historias curiosas y las Cartas rústicas (ambas en Biblioteca Clásica Gredos).

  • Anábasis de Alejandro Magno. Libros IV-VIII (India)

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    Anábasis de Alejandro Magno. Libros IV-VIII (India)
    Anábasis de Alejandro Magno. Libros IV-VIII (India)

    La vida y las hazañas del gran rey macedonio La obra de Arriano marca un punto destacado porque tal vez fue el que procedió con unas dosis de objetividad mayores, despegado, en la medida de lo posible, de la historiografía dramática y retórica característica de esta época. El libro VIII es realmente un añadido geográfito-etnográfico a la narración histórica, concretamente sobre la India, parte del mundo conocido que desde bastante antes de Arriano venía atrayendo a los escritores griegos. La traducción recogida en este volumen es la única hecha en España en el siglo XX, lo que supone ya una gran diferencia de rigor filológico respecto a los dos anteriores, de los siglos XVII y XIX. Además, se incluye una muy pormenorizada y erudita introducción a esta obra de Arriano.

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