Plaza De Armas: Historia De Un Cuartel
Por Enrico Cinaschi
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Plaza De Armas - Enrico Cinaschi
BUKOWSKI
CAPÍTULO 1
No, por favor, no metamos la ética de por medio, que no tiene nada ver con esto.
Era cuestión de vida o muerte, un caso de legítima defensa, y punto.
He tenido que estar callado durante estos últimos quince años sobre lo que vi en el cuartel de Monteirto, donde estaba destinado el 458º regimiento de infantería mientras hacía el servicio militar en el año 1998, pocos meses antes de que comenzase el reclutamiento femenino y siete años antes de que se aboliese la obligatoriedad del servicio militar.
Pongámonos serios, por favor.
Pero pensémoslo por un momento: alguien que vive a seiscientos metros del cuartel y que posee un pequeño negocio de restauración frecuentado por los propios militares, ¿debería haberlo contado? ¿Y con qué objetivo?
Bueno, pero los suicidios..., sí, es verdad, los hubo, y la duda de que las cosas hubieran podido empeorar tras aquellos doce meses en los que, desde dentro, vi lo que vi, me ha asaltado.
Y cómo podría negarlo.
¿Pero qué esperanza podría haberse albergado al respecto?
Me habría expuesto personalmente, arriesgando en gran medida tanto mi negocio como ese pequeño entramado de relaciones personales que tengo, y quizá también mi integridad personal.
Un poco demasiado, ¿no os parece?
Eso sin tener en cuenta que si yo hubiera decidido contar todo lo que de verdad pasó, a lo mejor habría sido el primero en meterme en líos con la justicia.
Además, habría tenido que informar necesariamente sobre un par de pequeños incidentes en los que me vi envuelto; y este es un país extraño, ¿quién sabe qué habría pasado?
Sin embargo, ahora todo ha cambiado; evidentemente, ha sido el destino.
Dentro de pocos días recibiré el ingreso por la venta de la villa que heredé de mi tío, el único pariente que me quedaba con vida, y que vendí el mes pasado: una valiosa propiedad que me ha proporcionado un millón doscientos mil euros.
En cuanto a mi restaurante..., lo único que tengo que hacer es decidir a quién cedérselo: el negocio marcha bien y son muchos los paisanos que lo codician y que se pelearán por comprarlo, tras haberme pagado, eso sí, su valor íntegro, que