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Carmelitas
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Libro electrónico162 páginas2 horas

Carmelitas

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SOBRE LA OBRA
Creo ser un “Carmelita in Pasionem”. Así lo afirmó el Carmelita Descalzo de Alba de Tormes, en España –donde están los restos incorruptos de Santa Teresa–, en una oportunidad en que me encontraba junto a un grupo de estudiantes que había llevado allí para instruirlos sobre Santa Teresa de Ávila. Le expresé al monje que no era carmelita, pero que adoraba, me apasionaba, todo lo relacionado con los Carmelitas. La filosofía, forma de vida y espiritualidad carmelita son sumamente serias y firmes en cuanto a la conducción de una vida; por eso la propago dentro de los grupos de metafísica que Dios me permite facilitar. Así mismo lo hago con la propia mística metafísica, franciscana, del Buddhadharma, y la expresada por Krishnamurti, que sin menospreciar a las demás, son serias y forjadoras de gente santa. Para nuestros facilitados: lo mejor y seguro, aquello comprobado que santifica. Conducir grupos es una altísima responsabilidad, con Dios y las almas con que nos comunicamos; mantenerlos ausentes de la separatividad de otros grupos y religiones, lejos del fanatismo de pensar que su grupo o sus maestros son más que los demás, y sin superstición, no haciéndolos creer en fantasías inexistentes. Los Carmelitas son una combinación entre los Cartujos y los Franciscanos; ambas órdenes gozan de mi preferencia, admiración y estudio, por su firmeza y sensatez. Es una vida centrada en Dios con toda sencillez, pobreza interna, consagración a la oración, contemplación y estudio. En algún momento de la formación de los estudiantes, busco la oportunidad de llevarlos a lugares de importancia Carmelita, como al Monte Carmelo, en Israel; a Ávila y Alba de Tormes, a los lugares frecuentados por Santa Teresa; a Fontiveros, Segovia y Úbeda, para impregnarnos de San Juan de la Cruz; al Cerro de los Ángeles y Aldehuela, tras las huellas de la Madre Maravillas; y al pueblo de Santa Teresita de los Andes, subiendo al Cristo Redentor, en Chile. Aquí, en este libro, reúno con mucha responsabilidad, clara intención, inmensa alegría y emoción interna, las transcripciones de conferencias y escritos que he realizado en los sitios Carmelitas, sobre los seres que allí se santificaron.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 ene 2021
ISBN9789878390741
Carmelitas

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    Carmelitas - Rubén Cedeño

    Catañy

    INTRODUCCIÓN

    Creo ser un Carmelita in Pasionem. Así lo afirmó el Carmelita Descalzo de Alba de Tormes, en España –donde están los restos incorruptos de Santa Teresa–, en una oportunidad en que me encontraba junto a un grupo de estudiantes que había llevado allí para instruirlos sobre Santa Teresa de Ávila. Le expresé al monje que no era carmelita, pero que adoraba, me apasionaba, todo lo relacionado con los Carmelitas. La filosofía, forma de vida y espiritualidad carmelita son sumamente serias y firmes en cuanto a la conducción de una vida; por eso la propago dentro de los grupos de metafísica que Dios me permite facilitar. Así mismo lo hago con la propia mística metafísica, franciscana, del Buddhadharma, y la expresada por Krishnamurti, que sin menospreciar a las demás, son serias y forjadoras de gente santa. Para nuestros facilitados: lo mejor y seguro, aquello comprobado que santifica. Conducir grupos es una altísima responsabilidad, con Dios y las almas con que nos comunicamos; mantenerlos ausentes de la separatividad de otros grupos y religiones, lejos del fanatismo de pensar que su grupo o sus maestros son más que los demás, y sin superstición, no haciéndolos creer en fantasías inexistentes.

    Los Carmelitas son una combinación entre los Cartujos y los Franciscanos; ambas órdenes gozan de mi preferencia, admiración y estudio, por su firmeza y sensatez. Es una vida centrada en Dios con toda sencillez, pobreza interna, consagración a la oración, contemplación y estudio. En algún momento de la formación de los estudiantes, busco la oportunidad de llevarlos a lugares de importancia Carmelita, como al Monte Carmelo, en Israel; a Ávila y Alba de Tormes, a los lugares frecuentados por Santa Teresa; a Fontiveros, Segovia y Úbeda, para impregnarnos de San Juan de la Cruz; al Cerro de los Ángeles y Aldehuela, tras las huellas de la Madre Maravillas; y al pueblo de Santa Teresita de los Andes, subiendo al Cristo Redentor, en Chile. Aquí, en este libro, reúno con mucha responsabilidad, clara intención, inmensa alegría y emoción interna, las transcripciones de conferencias y escritos que he realizado en los sitios Carmelitas, sobre los seres que allí se santificaron.

    1

    DESPERTAR CARMELITA

    Me di cuenta de que Santa Teresa y los Carmelitas existían desde que tuve uso de razón. Una de las iglesias más importantes de Caracas es la de Santa Teresa; allí se encuentra, en una custodia, un huesito de la Santa. A mis padres les gustaba oír misa en esta iglesia. Pasaba tiempo contemplando la reliquia, preguntándome dentro de mi mente infantil: ¿Qué importancia tendrá ese huesito?. Los años se encargaron de responderme. La energía de los electrones de Santa Teresa los fui absorbiendo desde pequeño, y dieron por resultado el inmenso amor que tengo por Ella y los Carmelitas. Mi abuelastra siempre mantuvo sobre la pared del copete de su cama una imagen de la Virgen del Carmen, y pasaba horas interrogando a quien pudiera responderme, el asunto de las ánimas del purgatorio y cómo la Virgen del Carmen las sacaba. Ese asunto me quedó tan marcado, que en la cabecera de mi cama tengo una imagen parecida a la que tenía mi abuelastra. Un día, en una clase de Metafísica, me apareció en la mente su significado, que está escrito bajo el título Virgen del Carmen. Pasó el tiempo, conocí la Metafísica, comencé a instruir sobre ella, y a finales de la década de los años sesenta, Concha Velazco grabó la serie televisiva de Santa Teresa, que comencé a ver y analizar apasionadamente, me obsesioné por ella y me comí todos los libros que pude sobre la Santa.

    Al grupo de Metafísica que instruía por entonces, le empecé a explicar la filosofía de vida Carmelita y las formas de actuar de la Santa, asunto que me mataba de emoción. Aprovechando un postoperatorio, en 1990 me fui a España a realizar la primera gira de conferencias de Metafísica. Desde 1976 había estado recorriendo España, pero nunca había visitado Ávila. El día que llegué desde Caracas a Madrid, hospedado en el segundo piso de la Perla Asturiana, en la habitación que da hacia la Plaza de la Provincia, con las puertas del balcón abiertas, sentí de repente la presencia de Santa Teresa que entraba como una tromba, impetuosa, al mismo tiempo que gloriosa e imponente, envolviéndome con su ímpetu de andar con su carreta haciendo fundaciones por España. Era como su permiso, su inspiración, para hacer lo que me ha tocado realizar durante años por España, llevando la Enseñanza.

    Adolorido todavía por la operación, recorrí los sitios teresianos que pude. Al entrar a la habitación donde la Santa nació, un incomprensible olor a rosas inundó el ambiente y pasé horas escribiendo, sentado en uno de los asientos que hay allí. Cuando llegué a la Encarnación, a pesar del crudo verano, cayó una tormenta de granizo, y desde los corredores miraba caer las pelotas de hielo. Al siguiente año, comencé a traer grupos para hacerles este recorrido; luego, en un determinado año, decidí incluir el Carmelo dando conferencias. Esto es lo que con el favor de Dios ofrezco en el libro Carmelitas.

    2

    ELÍAS

    Haifa, 5 de noviembre del 2002.

    El nombre de Elías es uno de los más metafísicos, poderosos y mágicos; quiere decir El Yo Soy es Dios.

    El Profeta Elías nació en Tisbe, en las montañas de Glaad, en el siglo IX, esto es unos 900 años antes de Cristo. Era un Mago que conocía el perfecto uso del Rayo de la Magia y el Ceremonial, y al mismo tiempo, era anacoreta.

    Elías le anunció al Rey de Israel, Ajab, una terrible sequía. Se refugio al este del Jordán, donde hoy está Jordania, y con el poder de precipitación de su Divina Presencia Yo Soy, hacía que los cuervos le trajeran de comer; así precipitaba harina y aceite. Elías también tenía el poder de la resurrección, y de esa forma resucitó al hijo de una viuda.

    El Rey Ajab quiso medir el poder del dios pagano Baal con el Poder de la Divina Presencia Yo Soy, el Dios de Abrahán, y les dijo a todos los sacerdotes de Baal, que eran como cuatrocientos, que se reunieran en el Monte Carmelo para ir contra Elías que estaba solo.

    Hubo una especie de duelo o prueba de fe de los poderes espirituales de aquellos que creían en Baal, que significa lo inventado por la creación humana, representativo del culto a la personalidad, los poderes físicos y humanos, las amenazas de delincuentes, posesiones de títulos y apariencias. Baal competía contra el poder del verdadero Dios, que es EL SER, la Divina Presencia de Dios Yo Soy en nuestro corazón.

    Tanto Elías como los sacerdotes de Baal, colocaron cada uno un novillo para el sacrificio en sendos altares, sin encenderles fuego, ya que el reto consistía en que el Dios supuestamente más fuerte y verdadero le encendiera fuego a la ofrenda sin intervención humana.

    Elías le echó tres veces cuatro cántaros de agua a la leña y a la ofrenda que le tocaba encender, y se puso a decretar: ¡Señor Dios de Abrahán, Isaac e Israel! Que se vea hoy, que Tú Eres el Dios de Israel y yo tu siervo, y que he hecho esto por orden tuya. ¡Señor, respóndeme, para que sepa esta gente que Tú, Señor, eres el Dios verdadero y quien cambia los corazones!.

    En ese momento, Dios envió un rayo que abrasó las víctimas, la leña, las piedras, y secó el agua en el altar de Elías. Al ver esto, los sacerdotes de Baal, cayeron de hinojos y le dijeron a Elías: Tu Dios es el Dios verdadero.

    JEZABEL

    En vista de que la Reina Jezabel, la esposa del Rey Ajab, quería matar a Elías, este huyó por el desierto hasta el Monte Sinaí, donde contactó a Dios y fue alimentado por los Ángeles. Jezabel, según la técnica Pesher, es símbolo de la idolatría y la perfidia; era más fuerte que su esposo, el Rey Ajab, y ejercía más liderazgo que este. A Jezabel se le devolvió su odio, y murió al

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