Baronía

Por Rubén Cedeño y Fernando Candiotto

PRESENTACIÓN
“Baronía”, de Rubén Cedeño, es un opúsculo que explica, al estilo del autor, la razón de la existencia y la filosofía de la Baronía, exponiendo la hermosa historia de San Remigio y el rey Clodoveo de Francia, quienes se cuentan entre sus forjadores. Esta obra es la continuidad de un escrito anterior denominado “Orden de los Caballeros”, que, al igual que la presente obra, se dedica a exaltar las órdenes de noble estirpe. Ambos escritos, además de estar dedicados a quienes llevan estos títulos, son ofrecidos a la humanidad en general, ya que existen nobles que llevan sus investiduras en el “Silencio del Alma”, sin que se les haya exteriorizado esta condición por medio de una consagración.

• Idioma: Español
• Editorial: Editorial Señora Porteña
• Fecha de lanzamiento: 15 oct 2020
• ISBN: 9789878390529

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Moscoso

PRESENTACIÓN

Baronía, de Rubén Cedeño, es un opúsculo que explica, al estilo del autor, la razón de la existencia y la filosofía de la Baronía, exponiendo la hermosa historia de San Remigio y el rey Clodoveo de Francia, quienes se cuentan entre sus forjadores. Esta obra es la continuidad de un escrito anterior denominado Orden de los Caballeros, que, al igual que la presente obra, se dedica a exaltar las órdenes de noble estirpe. Ambos escritos, además de estar dedicados a quienes llevan estos títulos, son ofrecidos a la humanidad en general, ya que existen nobles que llevan sus investiduras en el Silencio del Alma, sin que se les haya exteriorizado esta condición por medio de una consagración.

El príncipe conde Rubén Alberto de Gavaldá y Castro y el caballero Rubén Cedeño

DEDICATORIA

Doy comienzo a estas palabras por encargo exclusivo de su alteza real, don Rubén Alberto de Gavaldá y Castro, príncipe de Septimania y conde de Toulouse-Gévaudan, Esteve IV, a quien le dedico este escrito en el quincuagésimo aniversario de su natalicio. Asumo realizar esta obra responsablemente, con inmenso gusto y reverencia, ya que la empresa encomendada reboza de bondadosas intenciones, y puede ofrecer dignos frutos a la nobleza y a la raza humana en general.

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NOBLEZA

1. El poseer o ejercer un título de nobleza, aunque para el gobierno de muchos países no connote un privilegio –y mucho menos un poder político–, ante los ojos de Dios y del Alma de quien lo porta, puede tener una gran importancia, todo depende de cómo lo asuma el que lo posee o lo ejerce, sea como objeto de presunción o como privilegio interno.

2. Dentro de la nobleza y la realeza, el ejercicio de cada uno de los títulos, desde el punto de vista interno –desde el más básico, como puede ser el de Dama o Caballero, hasta el de rey o reina, príncipe o princesa–, es un sacramento y tiene correspondencia con un paso en la realización de la Divina Presencia de Dios. Dicho en otras palabras, puede ser considerado una especie de grado iniciático, porque está destinado a ser el desempeño de un cargo al servicio del género humano, dentro del Cuerpo de Dios. Por supuesto, depende del portador del título o la investidura, asumirlo de esta manera o no. Si lo asume, está logrando manifestar su Plan Divino de Perfección; si no lo hace, está perdiendo la oportunidad que le da la vida Divina de evolucionar en la noble tarea del Servicio Mundial.

3. Cada título nobiliario o de la realeza es un compromiso, una responsabilidad de la persona ante quien la inviste, ante Dios y todos los miembros de la raza humana.

4. Para cada uno de los diferentes reinos de la Tierra, los títulos nobiliarios y de la realeza pueden promediarse en siete; en ciertas ocasiones, en ocho. En algunos reinos puede haber más, en otros, menos, pero la diferencia entre unos y otros no es significativa.

5. Cada uno de estos títulos o cargos: caballero o dama, barón o baronesa, vizconde o vizcondesa, conde o condesa, marqués o marquesa, duque o duquesa, y hasta príncipe o princesa, rey o reina, representa la manifestación de uno de los Siete Aspectos de Dios.

6. Cada título o cargo dentro de la nobleza corresponde a un Aspecto de Dios por ejercer, si se lo tiene realizado, o por realizar, si no se lo tiene desarrollado. Dicho en otros términos, cada grado de nobleza o realeza es un peldaño de ascensión en la realización de Dios. De allí que siempre, desde la antigüedad más remota –sea en India, Egipto, China, Japón o Inglaterra–, se ha considerado que