AL MARGEN DE LAS CONTROVERSIAS Y LOS DEBATES HISTORIOGRÁFICOS ENTRE LAS DISTINTAS ESCUELAS QUE SE HAN CENTRADO EN EL ESTUDIO DE LA ORDEN, NO PODEMOS OBVIAR EL HALO DE MISTERIO QUE ENVUELVE LA APARICIÓN DEL TEMPLE EN JERUSALÉN. Nos cuesta trabajo creer que el único motivo por el que Balduino II les ofreció tal privilegio fue la necesidad de contar con un reducido grupo de hombres para defender un reino rodeado por un océano de musulmanes con ganas de cobrarse venganza por la reciente conquista de Jerusalén. Pudo haber algo más, eso es al menos lo piensan los autores más interesados con la historia, digamos heterodoxa, de la Orden templaria.
La clave para dar respuesta a este interrogante podría estar en la comprensión de una de las primeras actividades a las que se dedicaron los hombres de . Durante los primeros momentos de su existencia se les vio encerrados en la mezquita de Al-Aqsa, excavando una serie de túneles en las entrañas de la Colina del Templo, y todo ello sin una explicación aparentemente racional. El problema es que lo hicieron con tanto secretismo que no nos dejaron ni una sola pista para poder comprender el motivo de una actuación tan aparentemente ilógica. Los historiadores más académicos y ortodoxos llegaron a afirmar