Si hubiera que rescatar del baúl del pasado a un personaje que representara el destino del ser humano en cualquier época, sin duda resultaría un acierto escoger como prototipo al templario. Ayudó a otros a llegar a la cumbre y fue obligado a tocar fondo. La Historia es maestra de la vida y, como tal, podemos asumir más de una enseñanza si ponemos en el centro de la mirada al «pobre caballero de Cristo» que, doscientos años después, finalizó su ciclo transitando de santo a hereje, por no poder ni querer el rey de Francia, Felipe IV el Hermoso, devolver la deuda contraída por su abuelo, san Luis, salvado de la Séptima Cruzada por el ejército de los templarios.
AVENTURA TREPIDANTE
Estos leales jinetes supieron gestar un proyecto inteligente en el momento adecuado. Desde 1095, Europa era escenario