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Maicro Machines
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Libro electrónico84 páginas42 minutos

Maicro Machines

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Maicro Machines nos ofrece una mirada fresca a las posibilidades sorpresivas del lenguaje literal y la autorreferencia; desde un jugador de futbol que se toma con total seriedad la orden del entrenador de cortar el balón, a un Alberto Llanes detenido por las acusaciones de sus propios personajes.Este minificcionario es una aventura por el mundo interior del autor, hilarante, pero a su vez reflexivo, donde las palabras se burlan de nuestras expectativas y crean formas insospechadas y originales de la comedia. (DIONISIO RUIZVISFOCRI CRUZ)

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 dic 2020
ISBN9781005920425
Maicro Machines

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    Maicro Machines - Alberto Llanes

    Maicro Machines nos ofrece una mirada fresca a las posibilidades sorpresivas del lenguaje literal y la autorreferencia; desde un jugador de futbol que se toma con total seriedad la orden del entrenador de cortar el balón, a un Alberto Llanes detenido por las acusaciones de sus propios personajes.

    Este minificcionario es una aventura por el mundo interior del autor, hilarante, pero a su vez reflexivo, donde las palabras se burlan de nuestras expectativas y crean formas insospechadas y originales de la comedia.

    DIONISIO RUIZVISFOCRI CRUZ

    Índice de contenido

    Portada

    Maicro Machines

    Sinopsis

    Microficcionario. A manera de prólogo

    Día de suerte

    ¡Ay, Jonás I!

    ¡Ay, Jonás II!

    ¡Jonás, la mujer y el gran pez III!

    Espectros

    Extravío

    Único testigo

    El erudito

    Dos verdugos y dos intrusos

    El gobierno del cambio

    A propósito de Tito I

    A propósito de Tito II

    Alarma

    ¡Olé mataora!

    Torero, torero, torero

    La maldición

    El deporte no es igual que por tevé

    Mal, muy mal estudiante

    Golpes de la vida

    El más grande

    Y de pronto...

    Vivillos desde chiquillos

    El aire de Geli

    El sabor de la Leila

    El día de Judas Temio

    El último adiós

    No le gustaban las matemáticas

    El perifonista

    Morir de amor

    El mejor partido

    Malos pasos

    Las cosas que se hacen en medio de la desesperación estando en una sala de espera de algún hospital

    El escriba o el eterno retorno

    El teatrero

    De futbol y cosas peores...

    Traviesas criaturas

    Las bodas de Fígaro

    Ni qué decir

    Quién es ese quijotillo

    Tras las rejas

    La gran fila

    Primera aparición

    Despertar siempre es…

    El suicidio parte dos

    Alcoholimán

    El momento de la terrible duda

    La vida es sueño

    Cuestión de escrúpulos I

    Cuestión de escrúpulos II

    Primerísima línea

    Baudelaire

    Minificción uno

    Minificción dos

    Gemelos

    Despreocupación

    El prologuista

    Perseguidor, perseguido

    Alberto Llanes

    Créditos

    Maicro Machines

    ALBERTO LLANES

    Dedicado a la pasión de escribir y para mi madre (†) que ya no

    alcanzó a leer este microficcionario, pero conoció el proceso de escritura

    La mujer que amé se ha convertido en fantasma,

    yo soy el lugar de sus apariciones

    JUAN JOSÉ ARREOLA

    Microficcionario

    (a manera de prólogo)

    El escritor le dedica un montón de tiempo (días, semanas, meses, tal vez años) a la escritura de su libro para que el lector lo lea de un sentón. Es lo que sucede con Maicro Machines. No sabemos el tiempo que le llevó a Alberto Llanes escribir cada de sus minificciones, pero de algo estamos seguros, tú las leerás en minutos, incluso en segundos.

    MELISSA AGUILAR

    Día de suerte

    Una vez, en alguna costa del mundo, se hallaba un humilde pescador. Dispuesto a sacar la mayor cantidad inició su jornada. Con una pequeña línea, un anzuelo que no prometía mucho y una mísera carnada, su labor se antojaba dura y lo fue. Serían las cuatro o cinco de la mañana cuando inició y a las diez no lograba pescar nada. Pasó un rato más y no, no picaba nada. A la una de la tarde su cubeta estaba vacía. Los demás trabajadores a esa hora, incluso más temprano, tenían las cajas llenas de fresco pescado y la de él, vacía; algunos se habían retirado comenzando a repartir. Se quedó en la tarde a la espera de algo y nada. Incluso en una balsa se adentró un poco más. Cuando estaba a punto de abandonar la tarea, y no sólo eso, sino el oficio de pescador de tantísimos años, ¡algo picó! Algo grande y fuerte

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