El asesino del pentagrama

Por Luis Molina Aguirre

El inspector de policía Alfonso Revuelta se ve inmerso, durante su viaje de novios a bordo del transatlántico Gran Tritón, en una investigación que le llevará a buscar por todo el barco a un asesino en serie despiadado que no tiene inconveniente alguno en matar, de la manera más cruel imaginable, con tal de alcanzar su objetivo. Este no será otro que sembrar de cadáveres el crucero con el fin de convocar, en su enajenada imaginación, al mismísimo Satanás. Diferentes personajes irán pasando por el escrupuloso estudio e interrogatorio del perspicaz inspector, lo que le irá acercando poco a poco a la verdad y al criminal.
Tras cada crimen, el asesino del pentagrama, dejará una cruel firma que llevará al inspector a descubrir secretos sobre sí mismo que, quizá, hubiesen debido permanecer ocultos.

• Idioma: Español
• Editorial: Luis Molina Aguirre
• Fecha de lanzamiento: 19 sept 2016
• ISBN: 9781370709786

Luis Molina Aguirre

Luis Molina nació en Madrid en el mes de junio de 1974. Cursó estudios de delineación, posteriormente de informática y Derecho. Fue militar profesional, escolta privado y desempeñó distintas funciones en el terreno de la seguridad que le llevó a viajar por toda España.En la actualidad compatibiliza su labor de escritor con la de consultor/analista informático, además de colaborar en el periódico masbrunete.es y en otros diarios digitales. Está casado y tiene un hijo.Su primer acercamiento al mundo de las letras fue a los catorce años escribiendo un relato corto llamado "Viaje al año 2999". Desde entonces diversos poemas, novelas, ensayos y varias decenas de relatos cortos han visto la luz, entre ellos destacan:- Relatos cortos: "Añoranza"; "Sin inspiración"; "Último viaje"; "Hacia Sant Michael"; "Desayuno amargo"...- Una antología poética, "Vivir soñando".- Antologías de relatos, "Réquiem por un misterio" y "Cuarenta y un relatos de terror y misterio".- Novelas: "El asesino del pentagrama", "El tesoro visigodo", "Juego de dioses y peones" y "La capital del crimen".https://www.facebook.com/infoLuisMolina/

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El asesino del pentagrama

Luis Molina Aguirre

© Luis Molina Aguirre, 2017-2021

© El asesino del pentagrama

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A Rodrigo, mi hijo, que con su maravillosa locura infantil me hace ver lo desagradable que puede ser, en ocasiones, estar cuerdo.

Índice

Introducción

Permítame el amable lector una más que breve introducción, tan breve como la misma novela que ahora tiene en sus manos.

Ésta, pretende ser una novela negra cuyo inicio es directo, el desarrollo incierto y el desenlace o final inesperado. Ésa al menos ha sido mi intención. Por si alguien se pregunta el porqué de lo sucinto de esta obra, la respuesta es bien simple: he procurado por todos los medios disfrutar escribiéndola y así lograr que el intrépido lector la disfrutase también, para ello he optado por la escritura que yo llamo directa. Esto es, directo al grano, sin ambages, sin andarse por las ramas con descripciones innecesarias.

En cierta ocasión, hace ya muchos años, leí, en la introducción que hacía John D. McDonald de un libro de Stephen King, lo siguiente:

«Sabe, siempre he deseado escribir.»

Antes, yo trataba de ser amable.

Ahora contesto con la misma regocijada excitación:

«Sabe, siempre he deseado ser neurocirujano.»

Me miran con perplejidad. No importa. Últimamente circula por el mundo mucha gente perpleja.

Si quieres escribir, escribes.

Sólo escribiendo se aprende a escribir. Y ése, en cambio, no es un buen sistema para enfrentarse a la neurocirugía.

JOHN D. MACDONALD

Y ciertamente es así, "Sólo escribiendo se aprende a escribir". He escrito esta novela sin temores, sin prejuicios, sin dogmas o estructuras prefabricadas, he escrito para disfrutar y hacer disfrutar y, en fin, esto es lo que ha salido. Que usted lo disfrute.

Para mi gran asombro, descubrí un día que no era la concepción médica del sueño, sino la popular, medio arraigada aún en la superstición, la más cercana a la verdad. Tales conclusiones sobre los sueños fueron el resultado de aplicar a ellos un nuevo método de investigación psicológica que me había prestado excelentes servicios en la solución de las fobias, obsesiones y delirios, y que desde entonces había sido aceptado con el nombre de psicoanálisis por toda una escuela de investigadores.

La interpretación de los sueños

(Sigmundo Freud)

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción; y el

mayor bien es pequeño; que

toda la vida es sueño, y los

sueños, sueños son.

La vida es sueño

(Pedro Calderón de la Barca)

I

Encuentro con la muerte

De algún modo, no sabía muy bien cómo, Alfonso había llegado a esa habitación infecta y ahora se hallaba de rodillas sobre el cadáver aún caliente de una joven que, tras la negra sangre, posiblemente fuese bella o cuando menos de facciones armoniosas y agradables. Sus ojos azules, se hallaban grotescamente abiertos en un rictus eterno de horror, mostrando el mismo que debió sentir al comprender que la vida se le iba a manos de un extraño. La boca, ligeramente abierta, parecía querer expulsar un grito contenido que se había quedado atrapado en los mismos pulmones a causa de la brutal muerte. La maraña de pelo rubio teñido, se encontraba amalgamado por la sangre que ya comenzaba a coagularse en él y que lo apelmazaba por momentos, especialmente allí donde había sido golpeado el cráneo. Su cuello era largo como el de un cisne, pero lo afeaba notablemente el tajo que iba de lado a lado en forma de maligna boca sonriente y del que aún salía un hilo de sangre que se dirigía a ambos lados de éste, cayendo sobre la barata alfombra beis del suelo en la que se encontraba el cuerpo semidesnudo de cintura para arriba. A su lado, mordazmente insinuante, se hallaba tirado el homicida cuchillo de matarife que mantenía su hoja manchada del viscoso líquido encargado de transportar el oxígeno a todas las células del cuerpo de la muchacha y que le había sido arrebatado. Alfonso apartó los ojos de éste y los dirigió a los senos de la joven desconocida. Estos eran firmes, algo pequeños, pero con unas pecas al inicio del escote que resultaban sugerentes. Por lo demás, el cuerpo se hallaba inmaculado y Alfonso pensó que si no tuviese la sangre y el tajo del cuello ni el golpe de la cabeza y los ojos permaneciesen cerrados, podría parecer perfectamente que sólo dormía la muchacha —¡Qué estupidez! Si no tuviese todo esto, estaría viva –. Se dijo confuso por su extraño pensamiento.

Cercano al cuchillo hallábase una hoja de papel salpicada de sangre, Alfonso la cogió y por alguna extraña razón le resultó familiar:

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Alfonso reconoció el pasaje como parte de El paraíso perdido de John Milton, pero era algo más, era como si ese mismo papel ya lo hubiese visto antes de estar manchado de sangre. Debajo del pasaje encontrábase una lista de demonios sacada probablemente del mismo libro:

-Satán, el primero. Caudillo y señor del infierno.

-Belcebú el segundo y mano derecha de Satán.

-Moloc, rey horrible, manchado con la sangre de los sacrificios humanos.

-Chamós, obsceno numen de los hijos de Moab.

-Astoret, a quien los Fenicios llaman Astarté reina del cielo.

-Tamuz, cuya herida, que se renueva anualmente, congrega en el Líbano a las jóvenes sirias.

-Dagón, monstruo marino que tiene de hombre la mitad superior del cuerpo y de pescado la inferior.

-Rimmón También éste fue osado contra la casa de Dios.

-Baal y Ascaro, varón el primero y la segunda hembra.

-Isis y su séquito de monstruos y supersticiones.

-Belial. Nunca cayó del cielo espíritu más impuro ni más torpemente inclinado al vicio por el vicio mismo.

-Azazel, gran querubín.

-Múlciber arquitecto infernal.

-Mammón el menos altivo de los espíritus caídos del cielo. Con impías manos arrancaron a su madre las entrañas para apoderarse de tesoros que valdría más estuviesen para siempre ocultos.

Todo aquello le recordaba algo, pero no era capaz de situarlo en su cabeza. Se metió el