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Principio del cuerpo, final del mar
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Paul Celan escribió: "Asequible, próxima y sin perderse entre las pérdidas, solamente una cosa perdura: la lengua". Desde los inicios de su obra poética, en el seno de una familia campesina en su Siria natal, hasta convertirse en uno de los poetas árabes más interesantes y originales del panorama actual, Ahmad Saïd Esber –más conocido por su pseudónimo Adonis- no se ha permitido perder su lengua. A pesar de los exilios y las guerras, continúa escribiendo en árabe y desde el árabe y con una cuidada revisión de Clara Janés, es como Vaso Roto ha publicado al castellano Principio del cuerpo, final del mar.
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Principio del cuerpo, final del mar - Adonis
TALISMÁN
Proemio
*Cuando el infierno le es mentado, él no habla más que del opuesto: el paraíso.
Ilumina el dicho de sus ancestros: «La belleza del opuesto revela la belleza del que es su opuesto».
1.Transmitido por Said al-Ta’i: «Se me dijo que el Dios altísimo, al crear el paraíso, le ordenó: Vístete
, y se vistió. Luego ordenó: Habla
, y habló. Entonces, concluyó: Bienaventurado aquél que me complace
».
2.Preguntaron al Profeta, la paz y el saludo de Dios lo acompañen:
-«¿Duermen los moradores del Paraíso?»
Y respondióles:
-«El sueño es el hermano de la muerte; los moradores del Paraíso no duermen».
3.Un hadiz cuenta que un hombre le preguntó al Profeta, la paz y el saludo de Dios lo acompañen:
-Mensajero de Dios, soy un hombre al que le gustan los caballos. ¿Hay caballos en el paraíso?
Y respondióle:
-Sí, ¡por quien tiene mi alma en su mano! En el paraíso montarás a lomos de la imaginación.
4.Cuenta un dicho que una mujer tenía escrito en el pecho:
«Tú eres mi amor y yo, el tuyo,
contigo muere mi alma».
Y eso, para celebrar al hombre que espera.
5.Uno preguntó por el significado de la aleya: {Harán una labor fructífera}.¹
-¿Cuál será su labor?
Respondiósele:
-Desflorar vírgenes es menester deleitoso, no hay en ello sombra de mácula.
6.Un dicho: «Los moradores del Paraíso son reyes».
Sí, parece que nunca madurará el tiempo cuya cosecha espera, pero él se mantendrá fiel a la hermosa carga que la vida le ha encomendado: colocar cada día la cabeza del Paraíso en el seno de la vida.
¹ [Corán, 36:55]
COMPENDIO PARA ELLAS
álif
Su vida empezó como un fuego singular
y nunca tendrán par sus cenizas.
b
Su amor es el pasado
que sólo dialoga con el futuro.
c
La luz tembló en las paredes de su casa
al chocar conmigo:
en realidad,
no es el alma, es el cuerpo el que recuerda.
d
Amor:
pecho abierto,
que habla un lenguaje olvidado.
e
Amor:
esclavitud que se vierte libre
por jarros eternos.
f
El alba adorna su cuerpo
y su cuerpo adorna la noche.
g
Su aroma es la puntuación
del libro de su cuerpo.
h
¡Son muchos los cadáveres que sus sueños velaron!
¡Aún los velan!
i
De acuerdo, como quieras,
coronaré la cima de tu quimera
para disfrutar de la sublime realidad.
j
No son los brazos,
no son los pasos,
es su cuerpo el que abre el horizonte.
k
Amor:
planeta que implora
espacio.
l
De su lecho de amor
nació el mundo que odia.
m
Estás celosa del ocaso,
¿tal vez porque es la almohada del sol?
n
Le gusta bailar
mientras canta.
Mundo, tienes pies de sal
en una pista de espuma.
ñ
El amor sólo sabe
amar
ahogado
en el océano del cuerpo,
en su lago de lágrimas.
o
El cuerpo de ella no deja
de cambiar sus límites y ampliarlos.
p
«Sal de los libros»:
le dijo ella a su amiga,
y comenzó a elogiar la pluma, la tinta y la escritura.
q
Ella:
su cuerpo es una cuestión de astronomía,
no de biología.
r
Una vez, al verla mirarse en el espejo, se preguntó:
¿en qué se diferencian?
s
Se niega a recibir al hombre
que ama en la tierra,
si no entra por
la puerta del cielo.
t
Ella se preguntaba hablando del amor:
¿cómo pesar la nada
que lo dice todo?
u
Ella nació en la encrucijada
donde se unen la mente, el corazón y la fantasía,
y presume de estar perdida.
v
Los dados del amor son
su única certeza.
x
Laila, amada por la locura,
donó su nombre a la noche.
¿Dónde estará la luz capaz de apagarla?
y
Su cabeza son lluvias y tormentas,
su cuerpo son mares sedientos.
z
A tus pies descansa el número trece del zodiaco
de las constelaciones invisibles de tu cuerpo
que el deseo unge
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