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Falsificaciones, derechos y protestas: Aproximaciones a la China contemporánea
Falsificaciones, derechos y protestas: Aproximaciones a la China contemporánea
Falsificaciones, derechos y protestas: Aproximaciones a la China contemporánea
Libro electrónico188 páginas2 horas

Falsificaciones, derechos y protestas: Aproximaciones a la China contemporánea

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Se trata de cuatro ensayos resultado del trabajo etnográfico de la autora en comunidades rurales de China en los que desentraña las costumbres y las aspiraciones de los pobladores, y explora tanto la actualidad del campo como su contraste con la realidad de las zonas urbanas, lo que pone de manifiesto las diferencias -económicas, políticas, culturales e ideológicas- en los profundos cambios sociales que, a comienzos del siglo XXI, está experimentando esa nación.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 jul 2015
ISBN9786071630926
Falsificaciones, derechos y protestas: Aproximaciones a la China contemporánea

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    Falsificaciones, derechos y protestas - Susanne Brandtstädter

    Procedencia de los textos:

    El capítulo 1 fue publicado originalmente como Counterpolitics of Liberation in Contemporary China: Corruption, Law, and Popular Religion, Ethnos: Journal of Anthropology, vol. 78, núm. 3, pp. 328-351. Se reimprime con autorización de Taylor & Francis Ltd.

    © 2013, Taylor & Francis Ltd

    http://www.tandfonline.com

    El capítulo 2, inédito, es publicado con el permiso de Susanne Brandtstädter.

    El capítulo 3 fue publicado originalmente como Fakes: Fraud, Value Anxiety and the Politics of Sincerity, en K. Sykes (ed.), Ethnographies of Moral Reasoning: Living Paradoxes of a Global Age, Palgrave Macmillan, Nueva York, 2009, pp. 139-160.

    © 2009, Palgrave Macmillan

    El capítulo 4 fue publicado originalmente como The law cuts both ways: rural legal activism and citizenship struggles in neosocialist China, Economy and Society, vol. 40, núm. 2, pp. 266-288. Se reimprime con autorización de Taylor & Francis Ltd.

    © 2011, Taylor & Francis Ltd

    http://www.tandfonline.com

    Susanne Brandtstädter
    FALSIFICACIONES, DERECHOS
    Y PROTESTAS
    UMBRALES

    UMBRALES

    Colección dirigida por

    Fernando Escalante Gonzalbo y Claudio Lomnitz

    Sucede con frecuencia que lo mejor, lo más original e interesante de lo que se escribe en otros idiomas tarda mucho en traducirse al español. O no se traduce nunca. Y desde luego sucede con lo mejor y lo más original que se ha escrito en las ciencias sociales de los últimos veinte o treinta años. Y eso hace que la discusión pública en los países de habla española termine dándose en los términos que eran habituales en el resto del mundo hace dos o tres décadas. La colección Umbrales tiene el propósito de comenzar a llenar esa laguna, y presentar en español una muestra significativa del trabajo de los académicos más notables de los últimos tiempos en antropología, sociología, ciencia política, historia, estudios culturales, estudios de género…

    Susanne Brandtstädter

    FALSIFICACIONES,

    DERECHOS Y PROTESTAS

    Aproximaciones a la China contemporánea

    Prólogo

    GUILLERMO NUGENT HERRERA

    Traducción

    LAURA LECUONA

    Primera edición, 2015

    Primera edición electrónica, 2015

    Diseño de interiores y portada: Paola Álvarez Baldit

    D. R. © 2015, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.

    Empresa certificada ISO 9001:2008

    Comentarios:

    editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. (55) 5227-4672

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-3092-6 (ePub)

    Hecho en México - Made in Mexico

    ÍNDICE

    Prólogo, Guillermo Nugent

    1. Contrapolítica de la liberación en la China contemporánea

    Introducción

    Ley, moral y corrupción

    Ni tradicional ni civil: los templos, la recolectivización de la propiedad y los nuevos públicos

    La contrapolítica de la liberación y nuevos sujetos cívicos en la China rural

    Conclusión

    2. El rebelde como embustero y las ironías de la resistencia en la China contemporánea

    Líderes de la tribu de los denunciantes

    Reflejar la propaganda estatal: la ironía como arma

    Expertos del teatro político

    ¿Héroes o villanos? El rebelde como embustero

    Conclusión o epílogo

    3. Falsificaciones: el fraude, la preocupación por los valores y la política de la sinceridad

    Sobre la contradicción y las postrimerías de la revolución maoísta

    El nuevo antagonismo entre los campesinos y el progreso

    Rehacer personas valiosas mediante la sinceridad: campesinos, locales y ética situada en Fujian y Shandong

    4. La ley es un arma de doble filo: activismo jurídico rural y luchas ciudadanas en la China neosocialista

    Introducción

    Incidentes colectivos: luchas territoriales como lucha ciudadana en la China rural

    Guiones culturales y activismo jurídico: una nueva política de liberación

    Más allá de la ciudadanía escindida: hacerse de una voz en la esfera pública de un activista

    Bibliografía

    PRÓLOGO

    La imagen de China en los medios de comunicación y debates públicos ha tenido momentos como oleadas, en los cuales se presenta un solo aspecto de su realidad: a veces solamente política; otras, como ahora, solamente económica.

    En los años sesenta y buena parte de los setenta tuvo lugar la hipertrofia política de la Revolución cultural. Entonces se decía que la política estaba al mando de la economía, pero lo cierto es que nadie discutía los aspectos económicos. Más que la imagen de una locomotora conduciendo los vagones de la economía, la política era como un globo aerostático flotando por encima del suelo de las realidades económicas. Luego los asuntos de China se invirtieron de una manera simétrica. Ahora es la economía lo que define el perfil y el peso de China en el mundo: la política de la gente en movimiento prácticamente ha desaparecido. Es como si la locomotora política se hubiera transformado en esos trenes automatizados que ya no necesitan conductor.

    En el presente, China o, como se suele decir, la economía china, está a punto de convertirse en la de mayor volumen a escala global. Un cuarto de siglo con un crecimiento económico sostenido a un ritmo sin paralelo en tiempos recientes. El nombre del país asiático aparece con más frecuencia en las secciones de economía de los medios de comunicación. Sin embargo, aparte de los eventos protocolares del Partido Comunista Chino para designar nuevas autoridades, alguna que otra disputa en la cúpula dirigente y protestas oficiales contra el dalái lama, muy poco se sabe de su política nacional.

    Estas maneras tan unilaterales de entender la realidad china ya no pueden tener la excusa de la cerrazón política o la incomunicación del país —sin dejar de anotar que el gobierno chino es el que más ha ganado terreno en los procedimientos de censura en internet—; la dificultad parece estar en otra parte: la singular yuxtaposición de una economía capitalista a un aparato político diseñado para un modelo socialista fuertemente centralizado parece haber alejado a China de la dimensión de lo pensable. La pregunta básica es ¿qué sucede cuando confluyen un afán industrializador implacable por la vía del mercado, una estructura política rígida, tanto en la anterior denostación del capitalismo como en el actual entusiasmo por la industrialización, y una población que en sus dos terceras partes continúa siendo rural y acostumbrada a la exaltación del campesino como el sujeto político central del maoísmo?

    Los trabajos de Susanne Brandtstädter son una invitación a adentrarnos en los conflictos y desplazamientos que tienen lugar en algunas partes del escenario chino. Por su formación como antropóloga, se cuida en grado sumo de caer en la generalización de un mundo tan inmenso como el de China. Su narración remite a lugares específicos, entrevistas puntuales y abiertas con ciudadanos. El resultado es un material que nos sitúa en una dimensión de la actualidad china a escala humana, por así decir. Explora comunidades e individuos con intereses, costumbres, aspiraciones y un sentido de la consistencia moral cuyas acciones resultan comprensibles para cualquiera en cualquier parte del mundo.

    Durante mucho tiempo la cultura —cuando el término era usado para aludir a las diferencias de estilos y costumbres en los pueblos— fue una especie de eufemismo para aludir a lo incomprensible, incluso aberrante, y sobre todo a la condición de intraducibilidad de ciertas instituciones. Una especie de condescendiente relativismo para todas aquellas colectividades que no asumían la peculiaridad occidental y moderna de una tajante separación entre naturaleza y cultura.

    El clima en los debates de las ciencias sociales, y en la esfera pública en general, afortunadamente está cambiando. Hay una mayor disposición a reconocer una suerte de racionalidad intrínseca en las acciones humanas, asumir que simplemente no es viable una comunidad en que todos estén equivocados en todo momento.

    Esas atmósferas intelectuales de incuestionado predominio de la creencia moderna, según la cual de una parte estaba la lógica —el adjetivo occidental era una redundancia— y de otro las cosmovisiones, me atrevo a afirmar, están en una saludable retirada.

    La creencia moderna antes mencionada era aplicable a China tanto como civilización y como Estado. El epítome de lo que podemos llamar lo totalmente diferente o incomprensible, aunado al hecho de tener una población inmensa, el país con la mayor población. De ahí se desprende que, como es diferente, sus características sociales deben ser también únicas en el sentido de intraducibles, y además, como son tantos millones, no tiene sentido ocuparse de acciones individuales. Los ensayos de Brandtstädter están escritos directamente a contracorriente de este esquematismo.

    De entre los muchos aspectos novedosos, me interesa destacar una estrategia político-cultural que consiste en moverse dentro de las reglas de juego establecidas para desarrollar un papel crítico, y recurrir a prácticas tradicionales, especialmente religiosas, para reforzar, de manera paradójica, procesos de modernización con autonomía respecto de los aparatos del Estado.

    El trasfondo está marcado por un extendido conflicto que consiste en la apropiación de tierras pertenecientes a campesinos en beneficio de la industrialización de las ciudades. La peculiaridad china está dada por una distinción muy clara entre programa económico y aparato político. Mientras el primero promueve una incesante industrialización, el segundo mantiene la institucionalidad del papel rector del Partido Comunista Chino.

    La economía cambia mucho, pero la fachada política parece no modificarse. En la sociedad parece estar ocurriendo lo mismo pero en un sentido inverso. Los activistas legales, especie de abogados descalzos, también se basan en la institucionalidad existente para crear espacios de autonomía ante las transformaciones económicas del Estado, a lo que la autora llama neosocialismo.

    Nos encontramos entonces ante un escenario donde aparecen grupos de estudio en organizaciones de base, que ya no se reúnen en torno al libro rojo de Mao como en los años de la Revolución cultural. Ahora se trata del estudio de los códigos y de las leyes, que son memorizados con el fervor de antaño —pareciera decirnos la autora—, pero esta vez con la finalidad de cuestionar la legalidad de las decisiones de los funcionarios respecto del uso de tierras de los campesinos.

    Los trabajos de Brandtstädter muestran que aparece en la escena un nuevo tipo de personaje o, si se quiere, una forma de carácter nueva. Éste es uno de los aspectos más llamativos y enriquecedores de esta publicación.

    Puede resultar engañosa la figura del círculo de estudios de textos legales como si fuera un simple cambio de contenidos respecto de las publicaciones maoístas. A diferencia de los círculos de estudio de la Revolución cultural —que en gran medida fueron instrumentos de fanatismo y destrucción, en especial de instituciones educativas, cuando había que buscar y destruir al enemigo en los ámbitos más cercanos y familiares—, los grupos de estudio de los textos legales se mueven en un terreno que bien puede llamarse de disputa por la racionalidad. En efecto, los funcionarios públicos, acostumbrados a la obediencia ciega de órdenes, al momento de incorporar tierras agrícolas a la industrialización urbana, se encuentran con una resistencia argumentada a favor de los intereses campesinos. En cierta forma, éste fue un proceso que deja también entrever la difusión de la alfabetización. Se trata entonces de una disputa en torno al manejo de los textos escritos, las leyes, además de la defensa de intereses ligados a las condiciones de vida.

    Para un público latinoamericano, este aspecto es particularmente novedoso, pues generalmente el conocimiento de los textos legales ha sido un recurso de doctores y licenciados para perpetuar la condición subordinada o tutelada de quienes viven en el mundo del trabajo manual.

    A veces, los procesos más renovadores y creativos no aparecen como la última novedad o el más reciente invento; por el contrario, pueden estar envueltos en prácticas o textos que no tienen nada de ruptura vanguardista y que son la mejor respuesta a los desafíos del presente. Se trata de un cambio mayor de los tiempos que vivimos y que aparecen en muy distintos escenarios. China fue durante los años sesenta la expresión del fervor político más extremo y sirvió como inspiración para la aparición de grupos maoístas en distintos lugares del mundo: en otras partes de Asia, en Europa y en América Latina. Hoy, ese fervor radical ha cambiado de manera considerable. Principalmente en los grupos fundamentalistas religiosos, y en particular los islámicos. Pero se omite con frecuencia destacar una diferencia radical con esos fundamentalismos: el ánimo restaurador que guía a estos últimos, el regreso a los orígenes, un potente ánimo regresivo.

    En los trabajos de Brandtstädter aparece una composición muy singular de elementos: la descripción de nuevas identidades que se forman a partir de tradiciones políticas y religiosas. En el primer caso son los ecos de un sentido de compromiso político; aunque los turbulentos sesenta chinos fueron bien poco sixties, es muy revelador que uno de los activistas legales tenga en una tarjeta de presentación, como equivalente de profesión o título y junto a su nombre, campesino de la RPC. Aunado a ello también aparece un renacimiento de los cultos religiosos tradicionales, que en el lenguaje oficial se les llama superstición. Pero la religión en China —que constituye un trasfondo por completo ajeno a los monoteísmos del Mediterráneo— se convierte en una forma eficaz y alternativa de la gestión de fondos comunales; es decir, se recupera en cierta forma el sentido del activismo político de los tiempos de Mao. La autora destaca que en las casas de esos activistas es imprescindible un busto del líder chino; cobran fuerza los cultos tradicionales y todo ello en un escenario que no está marcado por una suerte de nostalgia beligerante. Nos encontramos con nuevos tipos de personajes, de temperamentos, de estrategias para hacer frente a los términos del ejercicio del poder en el acelerado proceso de industrialización de las ciudades chinas.

    Entre los rasgos que llaman la atención está un marcado sentido de la ironía, producto de un genuino sentido de superioridad moral y política. Aunque la correlación de fuerzas pueda ser desfavorable, hay un claro sentimiento de autoridad,

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