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La migración asiática en el virreinato de la Nueva España:: un proceso de globalización (1565-1700)
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La migración asiática en el virreinato de la Nueva España:: un proceso de globalización (1565-1700)
Libro electrónico529 páginas11 horas

La migración asiática en el virreinato de la Nueva España:: un proceso de globalización (1565-1700)

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Miles de inmigrantes asiáticos, libres y esclavos, constituyeron un elemento esencial de la sociedad novohispana entre los años 1565 y 1700. Tras la conquista de las Filipinas 1565, la Corona española incorporó este archipiélago al virreinato de la Nueva España; al iniciarse la comunicación transpacífica entre estos territorios, surgió una continua
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 oct 2020
ISBN9786075642079
La migración asiática en el virreinato de la Nueva España:: un proceso de globalización (1565-1700)

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    La migración asiática en el virreinato de la Nueva España: - Déborah Oropeza

    constante.

    AGRADECIMIENTOS

    Agradezco sinceramente a los profesores y compañeros con quienes he tenido el privilegio de intercambiar ideas relacionadas con el tema de la migración asiática en el virreinato de la Nueva España, ideas que definitivamente han enriquecido esta investigación. Agradezco el apoyo que me han brindado de distintas maneras en la realización de este trabajo. Especialmente quisiera agradecer a la doctora Solange Alberro, al doctor Óscar Mazín, a la doctora Dorothy Tanck de Estrada, a la doctora Pilar Gonzalbo Aizpuru, al doctor Manuel Miño Grijalva, a la doctora María Fernanda García de los Arcos, a la doctora Lourdes de Ita Rubio, a la doctora Melba Falck Reyes, a la doctora Eva Alexandra Uchmany, a la doctora Paulina Machuca, al doctor Thomas Calvo, a la doctora Guadalupe Pinzón Ríos y al doctor Matthew Furlong.

    También quisiera agradecer a las siguientes instituciones y a su valioso personal, en donde he tenido la oportunidad de explorar interesantísimos documentos para la realización de esta investigación: el Archivo General de la Nación de México, el Archivo General de Indias, Sevilla, el Archivo Histórico del Municipio de Colima, la biblioteca de El Colegio de México, la biblioteca de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla, así como la Library of Congress, en Washington, D.C.

    INTRODUCCIÓN

    Cuando los obispos de Michoacán, Baltasar de Covarrubias y Francisco Aguiar y Seixas, reunieron información sobre esta diócesis de la Nueva España en el siglo XVII, descubrieron que la población asiática constituía un elemento importante y numeroso de esta sociedad: por lo menos 18% de los habitantes del pueblo de San Joseph Tecolapa, Colima, eran asiáticos, por ejemplo, así como 9% de la población de Petatlán, Zacatula. Asimismo, en la alcaldía de Acapulco en el mismo periodo se formó en el dinámico y cosmopolita puerto de Acapulco un barrio que llaman de los Chinos, y en el cercano pueblo de Coyuca también se estableció un barrio de los Chinos. De igual manera, en la Ciudad de México en el siglo XVII alguaciles chinos supervisaban por orden del virrey Luis de Velasco a una comunidad de chinos concentrada en el barrio indio de San Sebastián, y el barbero del virrey Sebastián de Toledo también afirmaba que los chinos tenían más de 100 negocios de barbería en la capital virreinal.¹ Estos pocos ejemplos reflejan el hecho de que los chinos, término que utilizó la sociedad novohispana de manera general para identificar a los inmigrantes asiáticos oriundos de diversas tierras asiáticas, constituyeron un elemento importante en el tejido de la compleja sociedad novohispana.

    Es así que al explorar numerosos documentos en diversos archivos encontramos dentro de la diversa sociedad novohispana, por ejemplo, a esclavas asiáticas de origen musulmán sirviendo en los conventos de la Ciudad de México; a cientos de chinos laborando intensamente en la edificación y navegación del puerto de Acapulco; a emisarios japoneses entrevistándose con los virreyes novohispanos; a una china produciendo en su hacienda de Colima, junto con cientos de nativos de Filipinas, nuevas bebidas asiáticas del cocotero; a un moro nativo de las Molucas defendiéndose ante la Inquisición en la Ciudad de México; a un estudiante japonés empeñado en seguir sus estudios de medicina en la Real Universidad, ante la oposición de los catedráticos; y a una esclava de Bengala quien valientemente consigue su libertad tras acudir a las autoridades novohispanas. La investigación que prosigue es su historia.

    Desde fechas tempranas la historia de la Nueva España comprendió una relación con Asia, especialmente con las islas Filipinas. Tras sólo tres años de conquistar Tenochtitlan, Hernán Cortés comunicó a Carlos I sus planes de enviar algunos navíos a la Especiaría (región de las islas Molucas), expresando posteriormente su disposición de conquistar personalmente aquellas tierras asiáticas.² Finalmente en 1527 Cortés, por orden de la Corona española, envió una expedición a cargo de Álvaro de Saavedra, la cual zarpó de Zihuatanejo en la costa novohispana del Pacífico con el importante cometido de encontrar tierras donde se produjeran especias, así como de hallar la ruta transpacífica de regreso a la Nueva España. Tras una larga travesía, el grupo de Saavedra logró alcanzar las islas Ladrones (Marianas), Mindanao (al sur del archipiélago filipino) y las Molucas; sin embargo, Saavedra fracasó en sus dos intentos por encontrar el camino de retorno a la Nueva España en los años 1528 y 1529.

    Para la Corona española, que buscaba afanosamente establecerse en Asia por intereses económicos, era imprescindible determinar la comunicación transpacífica entre alguno de sus territorios americanos y Asia, ya que debido a la división territorial determinada por el Tratado de Tordesillas en 1494, mientras que Portugal tendría acceso a Asia por la vía oriental, España tendría que establecer comunicación con Asia por la vía occidental.³

    Al igual que Cortés, Pedro de Alvarado, notable conquistador de México y de Guatemala, quiso continuar sus proezas de conquista en tierras asiáticas. Con tal fin se construyeron varios navíos en el puerto de Iztapa, Guatemala, y Alvarado organizó dos expediciones que partieron de la región en los años 1534 y 1540. Alvarado, sin embargo, no logró cumplir su sueño de alcanzar tierras asiáticas, pues la primera expedición solamente llegó al Perú y Alvarado falleció en 1541 en Nueva Galicia, donde la segunda expedición se detuvo para abastecerse.

    En 1542 el virrey novohispano Antonio de Mendoza, con elementos del proyecto de Alvarado, envió una expedición a Asia, la cual zarpó del puerto de la Navidad en la costa novohispana del Pacífico. Se encargó esta misión a Ruy López de Villalobos, quien debía establecer la importante ruta transpacífica de regreso a la Nueva España e investigar los recursos existentes en las islas de San Lázaro (nombre dado por Fernando de Magallanes a las futuras islas Filipinas). López de Villalobos logró llegar a Mindanao y avanzó hacia el norte a la isla de Leyte, a la cual denominó Filipina en honor del príncipe Felipe, el futuro rey Felipe II; sin embargo, la expedición de López de Villalobos, al igual que la de Saavedra, fracasó en sus dos intentos de retornar a la Nueva España.

    Sin desistir en este importante proyecto, Felipe II encomendó en 1559 al virrey novohispano Luis de Velasco organizar una nueva expedición para ocupar dichas islas. Se encargó esta misión a Miguel López de Legazpi, quien contó con la importante participación del piloto fray Andrés de Urdaneta, experimentado navegante en aguas asiáticas y americanas. La Corona subrayó nuevamente la urgencia de establecer la travesía de retorno a la Nueva España. También mandó a López de Legazpi tomar posesión de todas las islas descubiertas, convertir a los nativos y averiguar las oportunidades económicas y comerciales de la región. En noviembre de 1564 López de Legazpi y Urdaneta zarparon del puerto de la Navidad con un gran contingente de soldados, marineros y religiosos dispuestos a la conquista militar y espiritual. En febrero de 1565 la flota divisó el archipiélago, Legazpi se apoderó de Cebú en mayo y procedió a la conquista de otros territorios en el archipiélago; en 1571 los conquistadores finalmente fundaron Manila en la costa oeste de la isla de Luzón, esta ciudad sería la capital de las islas Filipinas que ahora formaban parte del amplio imperio español.

    Mientras López de Legazpi permaneció en el archipiélago en la tarea de colonización, otros miembros de la expedición lograron finalmente establecer la anhelada ruta transpacífica de retorno a la Nueva España que le permitiría a España controlar su territorio asiático. El patache San Lucas, conducido por el piloto Lope Martínez de Lagos, mulato de origen portugués, zarpó del archipiélago filipino en abril de 1565 y logró hábilmente cruzar el amplio océano Pacífico y arribar al puerto novohispano de la Navidad el 9 de agosto de dicho año, esta gran proeza marítima transpacífica le ganó al piloto mulato la admiración de las autoridades novohispanas. Asimismo, Andrés de Urdaneta partió de Cebú en el navío San Pedro en junio de 1565 y tras cruzar el vasto océano Pacífico ingresó al puerto de Acapulco el 8 de octubre del mismo año.⁶ De esta manera quedó finalmente establecida la ruta transpacífica que permitió la comunicación continua entre las islas Filipinas y la Nueva España por 250 años, es decir, de 1565 a 1815.

    Tras establecerse esta vital conexión, Felipe II determinó en 1574 que las islas Filipinas estarían bajo la autoridad del virrey novohispano y de la Audiencia de México. Después de hacer referencia a la expedición de López de Legazpi que salió del puerto novohispano, el monarca afirmó que:

    continuadamente se ha hecho desde la dicha Nueva España provisión de todo lo que ha sido necesario en las dichas islas y porque habiéndose de hacer lo mismo adelante es justo que el gobierno de ellas esté conjunto y dependiente del gobierno de la dicha Nueva España y que las apelaciones que se interpusieren de las causas y pleitos que se trataren ante nuestro gobernador de las dichas islas vengan a la nuestra audiencia real de la Ciudad de México de la dicha Nueva España según y de la misma forma que se hace lo que toca a la provincia de Yucatán…

    Las Filipinas, por lo tanto, debía estar subalternada al virrey de la Nueva España al igual que lo estaba Yucatán en las cosas de gobernación y en las de justicia….⁷ Es importante subrayar el hecho de que el virreinato de la Nueva España se convirtió de esta manera en una entidad tanto americana como asiática.

    Nueve años más tarde, en 1583, la Corona consideró necesario, debido a la gran distancia que separaba a los dos territorios establecer una Audiencia en Filipinas, de esta manera el archipiélago adquirió una mayor independencia gubernamental con respecto al centro del virreinato novohispano.⁸ Esta audiencia asiática se sumó a las audiencias americanas de Santo Domingo (1511), México (1527), Guatemala (1542) y Nueva Galicia (1547), ellas juntas conformaron, en estas fechas, el extenso y complejo virreinato de la Nueva España.⁹

    Cruzando el vasto océano Pacífico siguiendo la ruta establecida por la expedición de Urdaneta, cientos de navíos comunicaron continuamente entre los años 1565-1815 a las Filipinas con el centro del virreinato novohispano en el continente americano. Como resultado de la constante comunicación transpacífica surgieron importantes procesos económicos, culturales y migratorios que influyeron significativamente en el desarrollo de la sociedad novohispana. De manera específica, al poco tiempo de iniciarse la comunicación transpacífica, surgió a través de los navíos que partían de Filipinas una continua y compleja migración de asiáticos hacia el centro del virreinato. Esta migración transpacífica fue definitivamente un proceso importante en el desarrollo de la Nueva España, ya que los asiáticos claramente se integraron como un elemento esencial de la sociedad del centro del virreinato e influyeron notablemente en la formación de esta sociedad compleja. Los inmigrantes asiáticos, por lo tanto, se sumaron a una población ya heterogénea integrada por indios nativos, por europeos y por africanos; ellos, representantes de cuatro distantes continentes, constituyeron desde el siglo XVI la cosmopolita y compleja sociedad novohispana.

    Mapa 1. Virreinato de la Nueva España hacia 1600

    La historiografía relacionada con la Nueva España, sin embargo, sólo ha prestado una atención limitada al tema de la migración asiática en el virreinato novohispano, aunque en años recientes este tema ha despertado mayor interés entre los historiadores.

    Cuando iniciamos esta investigación existían pocas obras que trataran este tema y eran estudios breves o con un enfoque muy específico.¹⁰ Ha sido necesario en la historiografía, por lo tanto, un análisis integral y sistemático del importante proceso de la migración asiática en la Nueva España, con el fin de tener una visión más completa de la naturaleza y constitución de la sociedad novohispana en el centro del virreinato, pues si no se considera a la población asiática que se integró en esta sociedad nuestra visión de la Nueva España sería incompleta. Por este motivo abordamos esta investigación.

    Es importante subrayar que el establecimiento de la comunicación transpacífica continua entre la Nueva España y las Filipinas fue un proceso significativo no sólo en la formación y desarrollo del virreinato novohispano. El imperio español, tras establecerse esta comunicación, también extendería grandemente sus fronteras e influencia, ahora abarcaría territorios no sólo en Europa, África y América, sino también en Asia, y su presencia sería importante también en los mares que rodeaban y conectaban estos territorios. El establecimiento de la comunicación transpacífica entre la Nueva España y las Filipinas fue un proceso importante incluso a nivel mundial, pues esta comunicación fue un elemento clave en el proceso de globalización que se desarrolló en los siglos XV y XVI.

    Dennis Flynn y Arturo Giraldez argumentan que este proceso de globalización que surgió en los XV y XVI, comprendió el establecimiento de la comunicación regular y significativa entre los cuatro grandes continentes y los tres grandes océanos, es decir, África, Asia, Europa y América, y los océanos Índico, Atlántico y Pacífico.¹¹ Diversos avances en tecnología marítima fueron un factor importante en el surgimiento de la globalización en estos siglos pues permitieron el dominio de estos océanos.¹² Si bien los hábiles marineros chinos, árabes e indios en estas fechas ya atravesaban el océano Índico donde realizaban un nutrido comercio, los navíos de los ibéricos, incluidas las naos de Filipinas que conectaron a las Filipinas con la Nueva España desde el siglo XVI, desempeñaron un papel central en el proceso de globalización en estos siglos, pues lograron atravesar los vastos y desconocidos océanos Atlántico y Pacífico, así como conectar continentes hasta entonces apartados.

    El proceso de globalización se aceleró grandemente en los años 1492-1521. En 1492 España cruzó por primera vez el Atlántico y accidentalmente alcanzó el continente americano en su afán por llegar a Asia. Asimismo, en 1497 y 1498, Portugal logró circunnavegar África, atravesar el océano Índico y finalmente alcanzar la anhelada India. Dos años más tarde, Portugal atravesó también el océano Atlántico hacia el oeste y alcanzó la costa de Brasil. Otro paso importante en este proceso de globalización fue la expedición española de 1519-1521 que, después de cruzar el océano Atlántico y la punta sur de América, logró cruzar el gran océano Pacífico y alcanzar tierras asiáticas. En tan sólo 29 años, 1492-1521, por lo tanto, España y Portugal habían ampliado grandemente el horizonte del mundo conocido hasta entonces, pues habían logrado establecer comunicación con los cuatro grandes continentes a través de los tres grandes océanos. El año de 1565 marcó otro episodio importante en este proceso de globalización pues, a diferencia de Portugal, España no había logrado establecer una comunicación continua con Asia, proeza que España logró finalmente al establecerse la comunicación transpacífica mediante su virreinato novohispano.

    El proceso de globalización que surgió en los siglos XV y XVI no fue solamente un fenómeno geográfico, sino también económico, cultural y migratorio. En este sentido, Flynn y Giraldez afirman que el establecimiento de la comunicación transpacífica continua entre las Filipinas y la Nueva España, a partir de 1565, fue clave en el proceso de globalización no sólo a nivel geográfico sino también económico, ya que esta comunicación transpacífica permitió transportar un gran volumen de plata americana hacia Asia, en donde existía una gran demanda de este metal, así como trasladar las preciadas mercancías asiáticas hacia la Nueva España. El tráfico que surgió como resultado de este intercambio entre la Nueva España y Filipinas fue clave en el proceso de globalización, al dar inicio a un comercio global.¹³

    El proceso de globalización de los siglos XV y XVI también involucró nuevas migraciones transoceánicas que enlazaron a territorios y sociedades anteriormente apartadas, la migración transpacífica de asiáticos a la Nueva España fue parte de este proceso global. La expansión del dominio ibérico en estos siglos impulsó migraciones de exploradores, conquistadores, pobladores, comerciantes, misioneros y tripulantes, así como grandes tráficos de esclavos africanos y asiáticos. En el caso del imperio portugués, los lusitanos impulsaron nuevas migraciones transoceánicas en el océano Índico, que llegaron a extenderse desde África hasta el Mar de China. Dentro del imperio portugués también surgieron migraciones transatlánticas entre Brasil, por un lado, y, por el otro, Portugal, África y navíos procedentes de Asia. En el caso del imperio español, surgieron migraciones transatlánticas entre los virreinatos americanos, por un lado, y, por el otro, España y África. Dentro del imperio español también se desarrolló la importante migración transpacífica de asiáticos en el virreinato de la Nueva España.

    Es importante subrayar, por lo tanto, que desde sus inicios la sociedad novohispana fue un producto de este complejo proceso de globalización, pues desde los años 1521-1565 las nuevas comunicaciones transoceánicas ya introducían migrantes europeos, africanos y asiáticos a la población americana de la Nueva España.

    Con relación a la historiografía de la migración asiática en el virreinato de la Nueva España, las primeras obras que trataron este tema fueron escritas por algunos contemporáneos de estos inmigrantes. Varias obras literarias producidas en la Nueva España desde finales del siglo XVI tocaron de manera tangencial el tema de la migración asiática en el virreinato.¹⁴ Sin embargo, tres escritos publicados en Puebla en los años 1688-1692 se concentraron exclusivamente en la vida de una inmigrante asiática admirada por esta sociedad, se trata de Catarina de San Juan, conocida como la china poblana. La primera obra es el sermón pronunciado por el jesuita Francisco de Aguilera tras la muerte de Catarina, mientras que los otros escritos son las biografías redactadas por dos de sus confesores, el jesuita Alonso Ramos y el clérigo secular José del Castillo Graxeda quienes convivieron con Catarina por varios años.¹⁵ En estas obras los religiosos ofrecen valiosa información sobre el trasfondo asiático de Catarina, pero, sobre todo, acerca de su vida cotidiana y espiritual en la sociedad poblana del siglo XVII; gracias a estas obras la vida de Catarina es una de las más documentadas entre los inmigrantes asiáticos. En las últimas décadas varios estudiosos se han interesado también en la vida de esta notable inmigrante asiática, entre ellos Francisco de la Maza (1971), Gauvin Alexander Bailey (1997), Agustín Grajales Porras (1998) y Olimpia García Aguilar (2007).

    Un par de siglos más tarde, en 1879, Ángel Núñez Ortega publicó la Noticia histórica sobre las relaciones políticas y comerciales habidas entre México y el Japón durante el siglo xvii, donde hizo referencia a la pequeña migración de japoneses en la Nueva España que surgió en la década de 1610 como resultado del interés de Japón y la Nueva España por establecer lazos diplomáticos y comerciales. Esta reducida migración transpacífica, que no fue parte de la migración asiática regular originada en Filipinas, también ha sido examinada por Zelia Nuttall (1906), Lothar Knauth (1972), Josef Franz Schütte (1980) y María Elena Ota Mishima (1988).

    Por otro lado, en 1942 Homer H. Dubs y Robert S. Smith publicaron un breve artículo con el título de Chinese in Mexico City in 1635 en el que afirmaron, tras analizar documentos del cabildo de la Ciudad de México, que existía una población asiática en la capital de la Nueva España en el siglo XVII y que algunos de ellos laboraban como barberos.

    El autor Pablo Guzmán-Rivas en sus dos trabajos producidos en 1960 (su tesis doctoral Reciprocal Geographic Influences of the Trans-Pacific Galleon Trade y el artículo Geographic Influences of the Galleon Trade on New Spain) examinó varios aspectos de la comunicación transpacífica entre Filipinas y la Nueva España, entre ellos la migración asiática. Guzmán-Rivas identificó algunas categorías de inmigrantes asiáticos, analizó su procedencia, su asentamiento en la costa novohispana del Pacífico, así como su influencia en algunos elementos de la cultura novohispana. Aunque las obras de Guzmán-Rivas son una importante contribución a la historiografía de la comunicación transpacífica, su análisis de la migración asiática en la Nueva España es de carácter general y breve.

    En un interesante artículo publicado en 1983 con el título de Japoneses en Guadalajara: ‘Blancos de Honor’ durante el seiscientos mexicano, Thomas Calvo analizó la integración social y económica de un pequeño grupo de japoneses dentro de la sociedad neogallega del siglo XVII, con base en documentos ubicados principalmente en archivos de Guadalajara, como el Archivo de Instrumentos Públicos y el Archivo del Sagrario Metropolitano. Unos años más tarde, Virginia González Claverán examinó en el artículo Un documento colonial sobre esclavos asiáticos (1989) una iniciativa de la Audiencia de Nueva Galicia emitida en la segunda mitad del siglo XVII que buscaba liberar a los esclavos asiáticos en la Nueva España, esclavos que formaron parte de la migración transpacífica.

    Por otro lado, Eiji Fuchigami escribió un breve trabajo con el título de Indios chinos en Colima, siglo XVI y XVII el cual, aunque nunca fue publicado, constituye una valiosa aportación a la historiografía pues representa un esfuerzo por rastrear individualmente, en documentos de archivos, a inmigrantes asiáticos establecidos en Colima; Fuchigami analizó específicamente el papel de estos inmigrantes en la producción del cocotero. De manera similar, Adolfo Gómez Amador en su tesis doctoral La palma de cocos en la arquitectura de la Mar del Sur (2000) dedicó un apartado a analizar la migración asiática dentro de la sociedad colimense del siglo XVII, con base en diversos documentos del Archivo Histórico del Municipio de Colima.

    En la última década ha surgido mayor interés por el tema de la migración asiática en el virreinato novohispano y algunos historiadores han escrito obras caracterizadas por un análisis más profundo de esta cuestión, que constituyen contribuciones importantes a la historiografía; algunos de los temas contemplados en estas obras coinciden con los de nuestra propia investigación. Desde 2009, Paulina Machuca ha publicado varios trabajos importantes en los que, al explorar archivos como el Archivo Histórico del Municipio de Colima y el Archivo Histórico del Estado de Colima, ha analizado la migración asiática de los XVI y XVII en la región de la costa del Pacífico, especialmente en Colima. Machuca ha explorado principalmente el proceso de integración social de estos inmigrantes, así como el papel central que desempeñaron en la producción del cocotero, en especial el aguardiente asiático de cocos.¹⁶

    En 2011 nosotros publicamos el artículo La esclavitud asiática en el virreinato de la Nueva España, 1565-1673, en el que analizamos la naturaleza y evolución de esta migración forzada. Específicamente consideramos la legislación que debía regular esta migración de esclavos asiáticos, los diversos motivos por los que eran trasladados a la Nueva España, la magnitud de la migración esclava, la diversidad de su procedencia, así como el tipo de labor que realizaban en la Nueva España. Para efectuar este análisis consultamos diversos documentos del Archivo General de Indias, del Archivo General de la Nación, así como la legislación referente a la esclavitud asiática contenida en la Recopilación de las Indias, la Política Indiana y el Archivo Portuguez-Oriental.¹⁷

    Asimismo, en 2014 Tatiana Seijas publicó el libro Asian Slaves in Colonial Mexico: from Chinos to Indians, basado en su tesis doctoral Transpacific Servitude: The Asian Slaves of Mexico, 1580-1700. Como el título lo indica, Seijas también explora la esclavitud asiática en la Nueva España en los años 1580-1700; específicamente analiza el tráfico de esclavos asiáticos en Manila, la legislación relacionada con el tráfico transpacífico de esclavos asiáticos, así como la experiencia de estos esclavos en la Ciudad de México. La contribución de Seijas es importante porque su investigación se basa principalmente en numerosos documentos notariales del Archivo General de Notarías de la Ciudad de México que no habían sido explorados con anterioridad, esto le permitió un análisis detallado de la experiencia de los esclavos asiáticos en la Ciudad de México.

    De la misma manera, Matthew Furlong concluyó su tesis doctoral Peasants, Servants and Sojourners: Itinerant Asians in Colonial New Spain, 1571-1720 en 2014. Una de las principales aportaciones de Furlong, en la primera parte de su obra, es el análisis de la sociedad en la región central de la isla de Luzón, Filipinas, de donde procedían muchos de los inmigrantes asiáticos de la Nueva España. En la segunda parte examina la migración asiática en la costa novohispana del Pacífico y la región central de la Nueva España en los años 1571-1720, de modo especial los procesos de formación de su identidad social y su experiencia en al ámbito laboral. Otra aportación de Furlong es la investigación que realizó en archivos locales como el Archivo Histórico del Municipio de Pátzcuaro y el Archivo Histórico de la Casa de Morelos, cuya documentación no había sido consultada antes con relación al tema de la migración asiática.

    Asimismo, Rubén Carrillo concluyó su tesis doctoral Asian Cultural and Migration Flows in Mexico in the Early Stages of Globalization (1565-1816) en 2015, en ella aborda temas nuevos que amplían nuestra visión de la migración asiática en la Nueva España. Uno de los principales es la experiencia de la migración asiática en la ciudad de Puebla en los años 1591-1803, Carrillo analiza específicamente elementos como la magnitud de la población asiática en esa ciudad, su distribución, y la ocupación laboral de los asiáticos libres y esclavos. Para realizar esta investigación, Carrillo explora, entre otros documentos, actas de cabildo y registros parroquiales y notariales de la ciudad de Puebla, ubicados en el Archivo General Municipal de Puebla, el Archivo General de Notarías del Estado de Puebla y el Archivo General de la Nación de México. Otra de las aportaciones de la obra de Carrillo es la exploración de distintos factores que pudieron ocasionar el descenso de la población asiática en la Nueva España en el siglo XVIII.¹⁸

    El motivo por el que decidimos hace unos años iniciar la investigación sobre la migración asiática en la Nueva España, como ya mencionamos, es porque ha sido necesaria en la historiografía una investigación amplia y sistemática que explique integralmente el proceso de la migración asiática en el virreinato novohispano, pues si no se considera a la población asiática que integró a la sociedad novohispana, nuestra visión de la Nueva España es incompleta. Con este fin, hemos explorado principalmente en el Archivo General de la Nación de México, el Archivo Histórico del Municipio de Colima y el Archivo General de Indias en Sevilla, cientos de expedientes relacionados con esta migración asiática, los cuales nos han permitido —entre otras cosas— identificar individualmente por nombre a 928 asiáticos en la Nueva España con el propósito de reconstruir detalladamente la historia de esta importante e interesante migración.

    Con este fin, hemos organizado esta obra en seis capítulos. En el primero, Las islas Filipinas: una sociedad compleja, analizamos la sociedad de las islas Filipinas tras la conquista española con el propósito de conocer el trasfondo de la migración asiática que partía de las Filipinas hacia la Nueva España,¹⁹ prestando especial atención a las causas que impulsaron esta migración. Este análisis lo basamos en el modelo colonial que, según Patricio Hidalgo Nuchera, caracterizó a Filipinas: la superposición de dos mundos: Manila y el galeón, por una parte, y el interior filipino por otro.²⁰ Exploramos, por lo tanto, el desarrollo de Manila en estos años como un importante centro de comercio asiático y transpacífico, así como las diversas migraciones libres y esclavas que la convirtieron en una ciudad cosmopolita. Por otro lado, examinamos la organización de la población nativa bajo el dominio español en el interior filipino del archipiélago, incluyendo la relación de esta organización con la comunicación transpacífica. Debido al hecho de que los esclavos asiáticos conformaron un alto porcentaje de la migración transpacífica en la Nueva España, en este capítulo también examinamos detalladamente el tema de la esclavitud en Filipinas, tanto de la población nativa como el tráfico de esclavos que se extendió a Filipinas desde distintas regiones de Asia.

    Para la realización de este capítulo analizamos varias crónicas escritas en los XVI y XVII por autores laicos y clérigos en las que describen la naturaleza de la sociedad filipina con la que convivieron, tanto la sociedad nativa como la resultante del proceso de colonización española en el archipiélago. En el Archivo General de la Nación (ramos Real Fisco de la Inquisición, Civil, Inquisición, Jesuitas e Historia) y en el Archivo General de Indias (sección Filipinas) también consultamos varios documentos relacionados, entre otros temas, con la esclavitud en las Filipinas así como con las habilidades navales de los nativos de Filipinas; éstos desempeñarían un papel central en la construcción y la tripulación de las naos que realizaban la travesía transpacífica en la Nueva España. Estos dos grupos, los esclavos y los tripulantes, serían los principales inmigrantes asiáticos en el centro del virreinato novohispano. Asimismo, analizamos la legislación publicada en la Recopilación de las Indias, la Política Indiana y el Archivo Portuguez-Oriental referente a la esclavitud de la población nativa de Filipinas y al tráfico de esclavos que se extendió a Filipinas desde distintos territorios asiáticos. También examinamos obras recientes de autores como Patricio Hidalgo Nuchera, William Henry Scott, John Leddy Phelan, Carmen Yuste y María Fernanda García de los Arcos quienes analizan el proceso de colonización de Filipinas, el comercio asiático y transpacífico desarrollado en Filipinas, y los grupos inmigrantes en el archipiélago, entre otros temas.

    En el segundo capítulo La organización de la comunicación transpacífica y la migración libre de ‘chinos’ al puerto de Acapulco, analizamos la organización de la comunicación transpacífica entre la Nueva España y las islas Filipinas iniciada en la década de 1590 por las autoridades reales y virreinales, incluyendo las regulaciones referentes a los galeones y a la administración del puerto de Acapulco, en donde se fundaron en esta época varias instituciones reales para organizar la comunicación transpacífica. En este capítulo examinamos también las características de la migración libre de miles de asiáticos que ingresaron a la Nueva España en los años 1565-1700, incluyendo los distintos grupos que conformaron esta migración, su frecuencia y magnitud, la diversa procedencia de los inmigrantes y las causas de esta migración libre. Asimismo, exploramos las diversas labores realizadas por cientos de asiáticos libres en el puerto de Acapulco, quienes contribuyeron de manera muy significativa al desarrollo de este puerto. Por último, analizamos también el uso que se dio en la Nueva España a los términos chino e indio chino para identificar de manera general a los inmigrantes asiáticos.

    En la realización de este capítulo utilizamos principalmente la información de las cuentas de la Caja de Real Hacienda de Acapulco, establecida por la Corona en 1590. Dichas cuentas, ubicadas en el Archivo General de Indias (sección Contaduría 897-907), son fundamentales en nuestra investigación pues —entre otros asuntos— registran el ingreso de los distintos grupos de chinos o inmigrantes asiáticos al puerto de Acapulco, la entrada y salida de los galeones, describen las diversas labores de los chinos en el puerto, e incluyen correspondencia de las autoridades relacionada con la organización de la comunicación transpacífica. El análisis de las cuentas de la Caja de Real Hacienda de Acapulco es una de las contribuciones más importantes de esta investigación, toda vez que no habían sido utilizadas anteriormente para analizar la migración asiática en el puerto de Acapulco, por lo que se desconocía información fundamental sobre la migración asiática en la Nueva España.

    Si bien la comunicación transpacífica perduró hasta 1815, nuestra investigación se concentra en el periodo 1565-1700. Por un lado, en el siglo XVIII se suscitaron varios cambios dentro del imperio español, algunos como resultado de las Reformas Borbónicas, que afectaron o pudieron afectar los patrones de la migración asiática en la Nueva España, de modo que se debe considerar un contexto diferente al analizar la migración en el siglo XVIII; en el capítulo cinco mencionamos algunos factores que deben tomarse en cuenta al analizar la migración asiática en ese siglo. Por otro lado, desde el punto de vista metodológico, el rastrear individualmente a cientos o miles de inmigrantes en un periodo de 115 años (1700-1815) en distintos archivos, y reconstruir su historia, es una investigación que requiere una gran inversión de tiempo. Éste es un segundo episodio de la migración transpacífica que queda pendiente.

    Al poco tiempo de iniciarse la comunicación transpacífica surgió también una migración procedente de Filipinas de miles de esclavos hacia la Nueva España. En el capítulo tres, La migración esclava de ‘chinos’ al puerto de Acapulco, analizamos la naturaleza y evolución de esta migración forzada. Específicamente, consideramos los decretos reales que debían regular esta migración de esclavos asiáticos, los diversos motivos por los que los esclavos eran trasladados a la Nueva España, la magnitud de la migración esclava, el género y edad de los esclavos, así como la diversidad de su procedencia; en este sentido, los esclavos que transportaban los galeones a Acapulco provenían no sólo de Filipinas, sino de una amplia región que abarca las costas del océano Índico y del Mar de China, en donde los portugueses realizaban un nutrido comercio así como un tráfico de esclavos que se extendía a Manila.

    Las cuentas de la Caja de Real Hacienda de Acapulco registran la entrada de los esclavos asiáticos o chinos a este puerto, por lo que también han sido una fuente elemental para el análisis de esta migración. Con relación a los decretos reales que debían regular esta migración esclava consultamos la Recopilación de las Indias. Asimismo, se revisaron varios documentos del Archivo General de la Nación (ramos Historia, Jesuitas, Tierras, Inquisición, Real Fisco de la Inquisición y Civil) y del Archivo General de Indias (sección México) que describen la experiencia individual de algunos esclavos chinos que formaron parte de esta migración transpacífica.

    Por otro lado, cientos de chinos se asentaron en la costa novohispana del Pacífico, específicamente en las alcaldías de Colima, Motines, Zacatula y Acapulco (más allá del puerto), donde conformaron un porcentaje considerable de la población e influyeron significativamente en la sociedad, cultura y economía de esta región. En el cuarto capítulo, La inmigración de ‘chinos’ en las alcaldías de Colima, Motines, Zacatula y Acapulco, examinamos el proceso de integración social y económica de los chinos o asiáticos en estas alcaldías. Analizamos de manera especial el papel central que desempeñaron los chinos en la producción del cocotero, palma de la región Asia-Pacífico; sin embargo, también exploramos otro tipo de labores que realizaban en estas localidades. Como parte del proceso de integración social en esta región costera exploramos, asimismo, la integración de los chinos en diversas comunidades de población (haciendas, pueblos de indios, barrios de chinos, etc.), las características de la endogamia y exogamia de la población china, el éxito socioeconómico de algunos de ellos, el idioma utilizado por los chinos en esta sociedad multilingüe, así como sus experiencias frente al catolicismo.

    En este análisis utilizamos los informes reunidos por el obispo Francisco de Rivera en la década de 1630 y el censo de 1680-1683 ordenado por el obispo Francisco de Aguiar y Seixas, documentos relacionados con la diócesis de Michoacán. Estos documentos contienen importante información demográfica, económica y religiosa de la sociedad de esta diócesis, incluida la población de chinos. Consultamos, asimismo, varios documentos del Archivo Histórico del Municipio de Colima y del ramo Tierras del Archivo General de la Nación relacionados con la labor fundamental de los chinos en las huertas y haciendas de palmas de coco en estas alcaldías.

    La capital del virreinato de la Nueva España fue un foco de inmigración asiática en el lapso 1565-1700, al igual que las alcaldías de la costa novohispana del Pacífico, de manera que estas zonas fueron de las regiones más cosmopolitas dentro del gran imperio español. En el quinto capítulo, La inmigración de ‘chinos’ en la Ciudad de México, analizamos los diversos motivos por los que los chinos se trasladaban continuamente a la Ciudad de México tras su arribo al puerto de Acapulco. Principalmente, examinamos de forma detallada su proceso de integración social y económica en la compleja sociedad de la capital virreinal. En este sentido, analizamos específicamente la identidad social de los chinos dentro de esta sociedad tan diversa, según se revela en su lugar de residencia y en su posición frente a la legislación y a las instituciones civiles y eclesiásticas. En este capítulo se abordan, asimismo, las diversas actividades laborales que realizaban los chinos libres y los esclavos en la Ciudad de México; además examinamos detalladamente en esta sección el importante proceso de emancipación de los esclavos chinos que ocurrió en la segunda mitad del siglo XVII en la Nueva España. También en este capítulo se explora el proceso de aculturación de los chinos dentro de la compleja sociedad de la capital novohispana, considerando los elementos del idioma, la alfabetización, la escolaridad y la religión. Aunque el enfoque principal del quinto capítulo es la Ciudad de México, hemos incluido información relacionada con los chinos que habitaban en otras regiones del virreinato, así como en la capital del virreinato del Perú,

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