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Más allá del principio del placer
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Más allá del principio del placer

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Más allá del principio de placer fue escrito por Freud entre marzo y mayo de 1919, más tarde modificada y publicada en 1920. Se la conoce como el "gran giro" de la década de 1920, pues constituye un reordenamiento teórico fundamental de su teoría. En él el autor, aunque ya había llamado la atención sobre la compulsión de repetición como fenómeno clínico, le atribuye aquí las características de una pulsión. Asimismo, plantea por primera vez la nueva dicotomía entre Eros y las pulsiones de muerte y presenta indicios del nuevo cuadro estructural de la mente que dominará todos sus escritos posteriores. Finalmente, hace su primera aparición explícita el problema de la destructividad, cada vez más prominente en sus obras teóricas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 jul 2020
ISBN9788446049869
Autor

Sigmund Freud

Sigmund Freud (1856-1939) was the Austrian founder of psychoanalysis, a method for psychological therapy and a theory of human nature. His conception of the unconscious, of the relevance of dreams, and of the role played by our drives for pleasure and aggression as well as his trenchant critique of culture shape our self-understanding to this day.

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    Más allá del principio del placer - Sigmund Freud

    Akal / Básica de Bolsillo / 357

    Sigmund Freud

    Más allá del principio del placer

    Traducción: Joaquín Chamorro Mielke

    Más allá del principio de placer es un ensayo escrito por Sigmund Freud entre marzo y mayo de 1919, que más tarde modificó, publicándolo un año después. Se le conoce co­mo el «gran giro» de la década de 1920, pues constituye un reordenamiento teórico fundamental de su teoría psicoanalítica. En él el autor, aunque ya había llamado la atención sobre la compulsión de repetición como fenómeno clínico, le atribuye aquí las características de una pulsión. Asimismo, plantea por primera vez la nueva dicotomía entre Eros, las pulsiones de vida, y Tánatos, las pulsiones de muerte, y presenta indicios del nuevo cuadro estructural de la mente que dominará todos sus escritos metapsicológicos posteriores. Finalmente, hace su primera aparición explícita el problema de la destructividad, cada vez más prominente en sus obras teóricas.

    Maqueta de portada

    Sergio Ramírez

    Diseño de cubierta

    RAG

    Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

    Nota editorial:

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    Nota a la edición digital:

    Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

    Título original

    Jenseits des Lustprinzips

    © Ediciones Akal, S. A., 2020

    Sector Foresta, 1

    28760 Tres Cantos

    Madrid - España

    Tel.: 918 061 996

    Fax: 918 044 028

    www.akal.com

    ISBN: 978-84-460-4986-9

    Sigmund Freud hacia 1921, retratado por Max Halberstadt.

    Más allá del principio del placer

    I

    En la teoría psicoanalítica damos por sentado que el curso de los procesos anímicos es regulado automáticamente por el principio del placer; esto es, creemos que en todos los casos dicho curso tiene su origen en una tensión displacentera, y luego toma una dirección cuyo resultado final coincide con una disminución de esa tensión, es decir, con una evitación del displacer o una producción de placer. Cuando consideramos los procesos anímicos por nosotros estudiados en relación con ese curso, introducimos en nuestro trabajo el punto de vista económico. Pensamos que una exposición que, además de los aspectos tópico y dinámico, trate de considerar este aspecto económico, es la más completa que podemos concebir por el momento, y merece distinguirse con el nombre de exposición metapsicológica.

    No tiene para nosotros interés alguno indagar hasta qué punto nos aproximamos o adherimos con nuestra tesis del principio del placer a un determinado sistema filosófico históricamente definido. Hemos llegado a tales supuestos especulativos desde nuestro empeño por describir y dar cuenta de hechos que cotidianamente observamos en nuestro campo. Ni la prioridad ni la originalidad se cuentan entre los objetivos que se ha propuesto el trabajo psicoanalítico, y las impresiones en que se sustenta la formulación de este principio son tan obvias que difícilmente pueden pasar inadvertidas. En cambio, estaríamos dispuestos a agradecer una teoría filosófica o psicológica que supiera aclararnos los significados de las sensaciones de placer y displacer, tan imperativas para nosotros. Por desgracia, nada aprovechable se nos ofrece en este respecto. Es el ámbito más oscuro e inaccesible de la vida anímica, y, como no podemos evitar tocarlo, creo que la hipótesis más laxa será la mejor. Nos hemos resuelto a relacionar placer y displacer con la cantidad de excitación –no ligada a factor alguno determinado– presente en la vida anímica, de tal manera que el displacer corresponda a un incremento, y el placer a una disminución de tal cantidad. No pensamos con ello en una relación simple entre la intensidad de las sensaciones y las transformaciones a las que son atribuidas; menos aún –como enseñan todas las experiencias de la psicofisiología– en una proporcionalidad directa; probablemente, el factor decisivo respecto a la sensación sea la medida del incremento o la disminución en el tiempo. Es posible que la experimentación pueda aclarar algo a este respecto, mas para nosotros los analistas no es recomendable adentrarnos más en estos problemas mientras no puedan guiarnos observaciones muy precisas.

    Sin embargo, no puede sernos indiferente ver que un investigador tan penetrante como G. T. Fechner[1] haya sustentado sobre el placer y el displacer una concepción coincidente en lo esencial con la que nos ha impuesto el trabajo psicoanalítico. Fechner expone esta concepción en su opúsculo de 1873 titulado Algunas ideas sobre la historia de la creación y evolución de los organismos (sección XI, nota adicional, p. 94), y reza así:

    Por cuanto los impulsos conscientes siempre se hallan relacionados con el placer o el displacer, puede suponerse a estos en una relación psicofísica con estados de estabilidad o inestabilidad; y sobre esto puede fundarse la hipótesis, que más adelante desarrollaré detalladamente, según la cual todo movimiento psicofísico que traspasa el umbral de la conciencia se halla tanto más revestido de placer cuanto más se aproxima, a partir de cierto límite, a la completa estabilidad, o de displacer cuanto más se aleja de esa estabilidad a partir de otro límite distinto, existiendo entre ambos límites, que han de caracterizarse como umbrales cualitativos del placer y el displacer, cierto margen de indiferencia estética…

    Los hechos que nos movieron a creer que el principio del placer rige la vida anímica encuentran también su expresión en la hipótesis de que el aparato anímico se afana por mantener lo más baja posible, o al menos constante, la cantidad de excitación en él presente. Esto viene a decir lo mismo, solo que de una manera distinta, pues si la labor del aparato anímico trata de mantener baja la cantidad de excitación, todo cuanto sea capaz de incrementarla se sentirá como disfuncional, es decir, displacentero. El principio del placer se deriva del principio de constancia; en realidad, el principio de constancia se dedujo de los hechos

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