Un retorno a la salud ancestral a través del movimiento

Por Ogues Carusso Nicolás

¿Cómo nos movemos? ¿Cómo supimos movernos? ¿Podremos volver a movernos como lo hicimos? Estas preguntas se entretejen en Un retorno a la salud ancestral a través del movimiento con reflexiones sobre el conocimiento, la ciencia, la historia, la anatomía, la economía, la alimentación, la filosofía… No hay recetas, no es un manual. Es un manifiesto personal, surgido de las reflexiones del autor y del intercambio con sus referentes, que busca y merece ser compartido.

Nicolás Ogues Carusso nació el 29 de diciembre de 1986 en Montevideo, Uruguay. Vivió la mayor parte de su niñez en la Ciudad de la Costa, en contacto con la naturaleza. Pasó por diversas áreas de estudio y laborales —desde la informática y la apicultura hasta la gastronomía—, antes de acercarse a la musculación y el levantamiento de pesas e iniciar un camino en las ciencias del ejercicio físico y la biología humana que lo llevó a crear y dirigir el sistema de entrenamiento integral NOHMS y a posicionarse como referente regional en entrenamiento personal con enfoque holístico.

Se tituló como técnico en Fitness (Instituto Universitario ACJ), técnico en Wellness y Gimnasia Terapéutica con los fisioterapeutas Álvaro Castro y Santiago Turiele (Fisio & Deporte Uruguay) y entrenador de Físicoculturismo, Fitness y Bodyfitness (Escuela Nacional de Entrenadores). Está certificado como Functional Range Conditioning Mobility Specialist en Estados Unidos, en el marco del exitoso modelo de entrenamiento Functional Range Systems liderado por el doctor Andreo Spina. Desde hace diez años, mantiene un proceso de formación permanente con el profesor Mario Di Santo (Córdoba, Argentina). Cursó algunos años la Licenciatura en Fisioterapia (EUTM-UDELAR) y es estudiante de grado e investigador de la Licenciatura en Biología Humana (UDELAR).

• Idioma: Español
• Editorial: Nicolás Ogues Carusso
• Fecha de lanzamiento: 18 jun 2020
• ISBN: 9789974747173

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autor

Prólogo

Gran honor me cabe por la confianza para redactar estas palabras introductorias al libro de mi querido amigo y hermano Nico Ogues. Tuvimos la posibilidad de compartir clases e ideas y, en virtud del acercamiento, lecturas y construcciones. Nos recomendamos libros y Nico me regaló varios. Nuestra amistad es un tesoro y, aun a la distancia, se retroalimenta y crece. Muy probablemente las primeras ideas de este libro hayan tenido su génesis en las conversaciones que tuvimos al conocernos. Es por ello que la alegría es grande al ver esta obra y la profundidad de sus postulados.

¿Hubo algo así como una «salud ancestral»? Más del 95 % de la historia del hombre ha sido Edad de Piedra. Entendemos que el genoma humano no ha cambiado sustancialmente e, inexorablemente, en algo describe y despliega la naturaleza humana. Define, quizás, nuestra naturaleza biológica y esta es, sin dudas, una suerte de normativa. Nos enseña cómo vivir. Obviamente, para aquel que se moleste en averiguar de qué se trataba. En este caso, cómo movernos. La historia evolutiva es algo más que mera y aburrida descripción escolar. Es pedagógica en sí misma. Un mensaje, y no tan oculto, intenta transmitirnos. Rescatar esa valiosa referencia, no muchas veces advertida por la mayoría, ha sido el cometido de Nicolás Ogues. Y lo hace con maestría.

Los modos de moverse del hombre en la Edad de Piedra no fueron pobres, ni únicos ni repetitivos. Es imposible delinear un modelo motor ancestral no alternativo. Sin embargo, un rasgo en común posiblemente los conecta. No empleaban series, ni repeticiones ni pausas y mucho menos evaluaban expresiones máximas para luego estimar porcentajes. El hombre en la Edad de Piedra no entrenaba, al menos de la manera en la que deportistas y no deportistas entrenan hoy. No lo necesitaba. Y un rasgo común regía su motricidad: la incertidumbre. El nunca saber qué podía llegar a suceder. Otro aspecto es la imposibilidad de libre albedrío: no quedaba otra que moverse para sobrevivir. Es quizás esto lo que más complica la adherencia al movimiento espontáneo en la actualidad. Eventualmente otros rasgos comunes podamos discutir, pero sobre bases no muy precisas: no sabemos, por ejemplo, la proporción de fuerza y resistencia a los desplazamientos que caracterizaba su motricidad.

Posiblemente sea este libro un manual de «antientrenamiento». Y, precisamente por ello, tan acertado. Al menos, creo respetuosamente, es un cuestionamiento lícito. Me gusta. Estoy de acuerdo con la propuesta. Creo que por ahí va la cuestión. Quizás también explique tantos fracasos en procesos. No sé. Algo me dice que por aquí va la cosa. Su lectura alimenta el espíritu crítico. El hombre en la actualidad no sufre las necesidades del hombre de la Edad de Piedra. Se le sumaron, verbigracia, otros problemas. Pero tiene en su genoma el «antientrenamiento» y en la obstinación por entrenarlo a contrapelo de la historia evolutiva es que, muy posiblemente, fallemos. Debemos construir nuevos modos, o quizás descubrirlos. Nico propone este último camino. Vale la pena. Un fraterno abrazo mi querido amigo y espero que no sea el último.

Profesor Mario Di Santo

Córdoba, Argentina

Introducción

Este manifiesto personal en plena posmodernidad, desde y a través del kali yuga que vamos atravesando, no se reduce a un producido y decorado tutorial o listado de ejercicios físicos que se podría encontrar en línea en diez segundos. Mucho menos, a los consejos ya devenidos en cliché sobre «cómo debes comer, cómo debes moverte, cómo debes vivir».

Son estas palabras engendradas desde un hondo filosofar de quien escribe, inspirado en una inmensa cantidad de maestros y nutrido de la fuerza más pura y sabia que ha kinetizado y reintegrado mi ser y mi estar en la vida, la fuerza del amor de mis más queridos.

Para los buscadores, caminantes en vigilia que vienen buscando hace ya tanto que no se aprecia en consciencia, y para los iniciáticos, en su inquietud como derviches de la verdad.

Gracias.

Nicolás Ogues

9 de marzo de 2019, Montevideo, Uruguay

I. Resumen de noticias

Y la medicina tendrá que convertirse un día, entonces, en