Eclo vital de cada especie se caracteriza por su duración potencial y por el número, extensión y características de sus etapas de desarrollo, madurez y envejecimiento. El ciclo vital es el marco que define y permite comprender la biología de una especie, muy especialmente en el caso de la nuestra, Homo sapiens. La evolución de las especies se debe al cambio de sus ciclos vitales a lo largo del tiempo, como propuso el biólogo estadounidense John Tyler Bonner (1920-2019) en su libro Size and cycle, publicado en 1965. Su propuesta central fue que los organismos no somos simplemente «adultos», sino que somos ciclos vitales sobre los que ha actuado la selección natural. Nos diferenciamos de nuestros parientes primates más cercanos (las dos especies de chimpancés, Pan troglodytes y Pan paniscus) en apenas un 1 % de nuestros genomas: lo que nos hace genuinamente humanos no es esa pequeña diferencia genómica, sino la distinta expresión a lo largo de nuestro ciclo vital de genes que son comunes. El ciclo vital de cada especie es la expresión de una trayectoria adaptativa destinada a distribuir recursos y energía, siempre limitados, para crecer, reproducirse y mantenerse vivo. Se comprende bien si comparamos las estrategias vitales de un pequeño topillo campesino y de un elefante africano: en los años que precisa una elefanta para ser madre por primera vez (a los 13 años), habrán nacido cerca de 80 generaciones de topillos, lo que supone en torno a 1030 nuevos miembros de esta especie frente a un único elefante. Decimos que los topillos viven muy «rápidamente» y los elefantes muy «lentamente».
Lo importante no es el tamaño cerebral absoluto de una especie, sino el tamaño real en comparación con el que debería tener acorde a su tamaño corporal
lo que permite explicar el