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El Gran P*ne De Connor Y Sus Aventuras Espaciales: Con La Participación De Un Planeta De Cyborgs Sexys
El Gran P*ne De Connor Y Sus Aventuras Espaciales: Con La Participación De Un Planeta De Cyborgs Sexys
El Gran P*ne De Connor Y Sus Aventuras Espaciales: Con La Participación De Un Planeta De Cyborgs Sexys
Libro electrónico110 páginas1 hora

El Gran P*ne De Connor Y Sus Aventuras Espaciales: Con La Participación De Un Planeta De Cyborgs Sexys

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Mientras espiaba a un grupo de sexys chicos cazadores de OVNIs, Connor, irónicamente, es cazado por alienígenas. Es abducido. Secuetrado del planeta para ser vendido como esclavo en los lejanos confines del universo. Durante este inesperado viaje fuera de la galaxia, Connor se da cuenta, para su muy grata sorpresa, que su p*ne tiene un poder. ¡Es una gran fuerza natural! Antes, en la Tierra, no era nada, sólo un p*ne normal. Nadie daba un peso por él en la Tierra. Sin embargo, en aquellas distantes fronteras, ¡su p*ne era mágico! Podía controlar mentes alienígenas. Aprovecharse de otras especies de extraterrestres, y más. ¿Pero será que era lo suficiente como para poder regresar a casa? ¿Será que al menos quería regresar?
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 jun 2020
ISBN9781071547243
El Gran P*ne De Connor Y Sus Aventuras Espaciales: Con La Participación De Un Planeta De Cyborgs Sexys

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    El Gran P*ne De Connor Y Sus Aventuras Espaciales - Perie Wolford

    Epílogo

    EL GRAN P*NE DE CONNOR Y SUS AVENTURAS ESPACIALES

    CON LA PARTICIPACIÓN DE UN PLANETA DE CYBORGS SEXYS

    1

    Perdón por mi gramática y puntuación, mejor dicho, por la ausencia de ellas. Estoy escribiendo esto en la pantalla de mi iPhone y me tiemblan las manos. La nave espacial entera está temblando.

    Supongo que podría haber esperado volver a la Tierra para escribir esto, pero me temo que se me escapará si no lo hago ahora. Necesito desahogarme, sacar esto de dentro de mi, escribirlo o algo así mientras está fresca la memoria. Se viene bastante, así que ¡prepárate! Además, ni siquiera estoy seguro de si volveré a la Tierra para escribir esto después, Las Memorias de un Viajero Estelar. Honestamente, no creo que mucha gente haya regresado de donde estoy ahora. ¡Dios! cuántas personas deben de estar ahí afuera, en algún lugar, en los ríos del universo, compañeros, perdidos en el espacio para siempre. ¡Rayos! Nunca lo había pensado de esa manera. ¡Ahora sí!

    ¿Por dónde comienzo? ¡Mierda!

    Todo comenzó un par de meses atrás cuando me topé con un grupo de cazadores de OVNIs en Facebook, o por lo menos así se hacían llamar. La verdad es que era un grupo de chicos muy guapos, y no mentiré, estaba buscando porno cuando los encontré. Igual, parecían cumplir los requisitos. También estaban los extraterrestres por lo que está claro que no dejaría de ser un nerd. Babeo por ese tipo de cosas. También babeo mucho por chicos guapos, la verdad.

    Soy un chico casero, no salgo mucho, no voy al gimnasio y no tengo Grindr, pero supongo que no soy feo. Simplemente no soy la representación de los estándares gays. También soy muy tímido con los chicos. Nunca tuve un círculo de amigos cuando era más joven, lo cual todos mis compañeros sí parecían tener. Mis amigos eran mis padres. Ellos eran biólogos. Viajábamos a muchas partes, Sudamérica, África, Indonesia, buscando insectos y cosas coloridas, serpientes, lagartijas. Tienes que tener cierta mentalidad para que te guste eso, lo admito, y mis padres la tenían. ¿Sabías que un gecko crestado puede saltar de tus manos e ir hasta el árbol más cercano tan rápido que ni siquiera tendrías tiempo de atraparlo? Es que también es tan pequeño que nunca sospecharías que tiene la fuerza para hacer eso. Es como si tuviera un resorte en la columna. ¡Fascinante! También le gustan las bananas. Bueno, estaba divagando, pero fue divertido. Luego mi mamá murió de cáncer cuando yo tenía dieciocho, y mi papá entró en depresión crónica por eso. No es que yo no me hubiese deprimido, pero supongo que yo no estaba en el mismo nivel que él, lo cual debe de haber sido un infierno, digo, tener que continuar la vida sin ella. Yo más o menos lo entiendo, pero al mismo tiempo no. Él se sentaba mucho en el sótano. Ahí era donde teníamos terrarios con todas nuestras mascotas, como lagartijas, serpientes y cosas así. A veces se encerraba allí por días, haciendo quien sabe qué, probablemente bebiendo hasta no poder más y cuidando de las serpientes al mismo tiempo. Alimentar serpientes no es muy trabajoso, literalmente comen casi que una vez por semana, así que su encierro era más que todo para ahogar sus penas en el alcohol. Yo intenté ser tan comprensivo como pude, equilibrando mis estudios y mis turnos en McDonald’s, pero aún así él parecía ignorarme por completo. Fue al psiquiatra una sola vez y ya no quiso ir más. Por cierto, me había tomado dos semanas persuadirlo para que fuera. Lo único que él quería era que mamá regresara, lo cual era imposible y él lo sabía. La segunda opción era irse con ella, adonde sea que haya ido. Una noche se emborrachó, y dejó que una mamba negra se escapase de su jaula, la cual, por si no sabías, es una de las serpientes más venenosas y mortales en el planeta Tierra, y por eso nunca te enfrentas a ella sólo, es demasiado peligroso y por eso se necesita un asistente. Él sabía eso. Pero simplemente la dejó morderlo, para morir, la verdad es que no hay otra explicación. Estaba muerto en 20 minutos, no tuvo escapatoria, y sinceramente no creo que haya querido escapar. Lo hizo a propósito. Él dejó que la mamba lo mordiera, es una salida medio cobarde, pero para la cual también se necesita mucho valor. Eso se lo reconozco. Yo no volví a casa hasta unas horas después. Él sabía que yo no estaría. Dejó una nota, pero nunca la leí. No me preguntes por qué. Por favor.

    La policía lo registró como un accidente, pero yo sabía que no era así. Mi papá siempre había sido muy cuidadoso con las serpientes. Él sabía demasiado bien como tratar con una mamba negra. De hecho, él me enseñó a hacerlo. Él simplemente quería estar con mamá. Espero que esté con ella. Mis padres siempre me dijeron que no había ningún problema con morir, que así eran las cosas en la naturaleza para todos. Yo veía animales muertos todo el tiempo. Veía a animales comerse a otros animales para sobrevivir, por deporte, o por estar aburridos. Pero es diferente cuando son personas las que tienen que morir. Simplemente está mal y es triste, mucho, la verdad, especialmente si esas personas son tu familia, tu única familia. Pero le prometí a mamá que iba a seguir con mi vida y lo hice, por ella.

    Vendí las serpientes, los insectos y los geckos, todos. Ahora tenía dinero pero no tenía amigos. Estaba totalmente solo en una casa grande.

    Tal vez ese era el motivo por el cual estaba pasando tanto tiempo en Internet, buscando amigos, bueno, eso y porno. Era casi casi un adicto al porno. Bueno, esos chicos cazadores de extraterrestres viajaban por todo el país, lo cual era algo con lo que me podía identificar, iban de estado en estado, tomando fotos y grabando videos, siguiendo avistamientos de OVNIs, publicándolos en redes sociales y en YouTube. No tenía idea de cómo sustentaban eso económicamente, pero era genial. Rápidamente me volví adicto a sus videos. Creo que ya puedes deducir que generalmente soy susceptible a las adicciones. Todos los días al salir del trabajo iba a comprar comida china para llevar y luego pasaba ocho horas seguidas viendo sus disparatadas locuras hasta las 04:00 a.m. cuando mis ojos ya estaban rojos y me picaban. Muchas veces me encontraba viendo repeticiones de sus viejos episodios también, como un lunático. Era lo único que quería. Era todo lo que me mantenía expectante, feliz. El resto de las cosas en mi vida eran igual que siempre, sin sal, rancias. Esos chicos en YouTube me estaban ayudando a darle sabor, todos los días.

    Por eso, empecé a seguirles en Internet, al principio de incógnito, utilizando cuentas falsas. YouTube, Twitter, Facebook, Instagram, Tumblr, de todo. Ah, claro, algunos de ellos publicaban videos en Tumblr también, videos explícitos, casi confidenciales. Igual, yo los encontraba. No me preguntes cómo. De hecho los descargué, para futuras referencias. No soy un pervertido, lo juro. Ellos eran seis: Damien, Josh, Richard, Scott, Terri y Gregory. En muy poco tiempo terminé siguiéndolos a todos en sus redes sociales con mis cuentas reales. Quería que ellos me vieran a mí, tal y como soy. Ninguno de ellos me siguió. Probablemente pensaron que yo era un acosador. O tal vez ni siquiera notaron mi existencia. Igual seguí dándole me gusta a sus publicaciones, a todas y cada una de ellas. Una vez Gregory también le dio me gusta a una de mis fotos en Instagram. Era un foto vieja, estaba de pie, usando un bañador en una playa, con el torso descubierto, la foto había sido tomada en una isla desierta en el Atlántico. Mi papá me la había tomado. Por eso me gustaba. Me gustaba muchísimo. Mi corazón se aceleró, me hiperventilé, grité y hasta solté unas

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