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Noah (Serie 5Th Street)
Noah (Serie 5Th Street)
Noah (Serie 5Th Street)
Libro electrónico379 páginas5 horas

Noah (Serie 5Th Street)

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Información de este libro electrónico

Verónica Cruz ha vivido un infierno. Después de haberse desconectado del mundo hace dos años para estar al lado de su madre que estaba muriendo, ella se quedó sola, desempleada, con sobrepeso y sintiéndose una década más vieja que sus veintiocho años. Cuando su mejor amiga la obliga a ir al gimnasio local para aplacar su depresión y rejuvenecer su vida, ella conoce a Noah. Asignado a Verónica para que perdiera peso, Noah es todo lo que esperaba que fuera un joven entrenador – perfectamente definido, colaborador y motivador. Agregado a eso, él es increíblemente sexy. Él es todo lo que ella buscaba en un hombre. Lo que menos esperaba era que él se enamorara de ella, pero sucedió. Solo hay un pequeño detalle: Noah es ocho años menor que ella.
Noah Quintanilla tiene su ojo puesto en llevar una vida de boxeador. De baja por un par de meses debido a una herida, su pago como chico de mantenimiento en el gimnasio 5th Street no cubrían sus gastos. Finalmente le dan la oportunidad de ser entrenador. ¿El problema? Entrenara a una mujer fuera de forma con un pase de una semana gratis. Aceptando el reto, Noah tropieza con una de las mejores amistes que ha tenido en su vida y antes de darse cuenta, ya estaba enamorado. Pero Verónica insiste en que la diferencia de edad es demasiada. Su platónica relación significa tener que verla salir con otros hombres – algo que podría volverlo loco. Creyendo que él es el hombre para ella, Noah se propone a demostrar que la edad es solo una ilusión y hay más cosas para el que solo un número.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 mar 2020
ISBN9781071533697
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    Vista previa del libro

    Noah (Serie 5Th Street) - Elizabeth Reyes

    autora

    NOAH

    5th Street 5

    Elizabeth Reyes

    Esto va dedicado a mi esposo Mark quien creció en la calle 5ta. ¡Gracias por todas las locuras, la diversión y las encantadoras historias que hemos compartido a lo largo de estos años!

    Índice

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Capítulo 25

    Capítulo 26

    Capítulo 27

    Capítulo 28

    Epilogo

    Siguiente en la serie 5th Street

    Agradecimientos

    Sobre la escritora

    Capítulo 1

    La noche en la que Verónica Cruz rezo por su madre que estaba a punto de morir, no imagino que su madre no despertaría la mañana siguiente, no podía imaginarlo. Su madre murió mientras dormía, en la casa en la que Verónica  estaría destinada a pasar sola el resto de su vida.

    Esto fue hace seis meses. Desde entonces la perdida existencia de Verónica consiste en despertar en una casa silenciosa y vagar sin sentido de la cama al sofá que está en la habitación contigua hasta la mesa de la cocina, hasta que llega la hora de gatear a la cama y repetir la rutina.

    Su madre había dejado una herencia sustanciosa con una cláusula que no le permitía vender la casa. La casa había estado en la familia durante muchas generaciones y ahí se quedaría al menos cien años más o hasta que la familia se quedara sin herederos. A menos de que ella viviera cien años esto sucedería muy pronto ya que tener hijos requería de compañía masculina y conocer a un hombre requería de salir de la casa por algo más que ir a la tienda por comida. Sin embargo ella le había prometido a su madre que no vendería la casa.

    Desde que era una niña la casa que ahora estaba totalmente pagada era de ellas sin ningún impedimento, la familia más cercana que tenía era una tía de la que su madre había hablado una par de veces. Verónica nunca conoció a su padre por lo tanto no sabía si tenía familiares cercanos por parte de su padre.

    A los veintiocho años Verónica se sentía como una solterona. Claro muchos la considerarían joven para ser solterona, pero los años lidiando con la enfermedad y ahora muerte de su madre le habían afectado en muchos sentidos. Cuando Verónica se enteró del cáncer y del poco tiempo que le quedaba a su madre, ella lo dejo todo. Pidió la baja de su trabajo como directora de recursos humanos del colegio local (el cual amaba) para cuidar a su madre tiempo completo. Su vida social se volvió inexistente por más de dos años.

    Para cuando su madre murió Verónica había aumentado cuarenta libras y no tenía energías para regresar al mundo real. No quería volver al trabajo devastada y fuera de forma. De ninguna manera volvería. Sintiéndose diez años más vieja y con un sobrepeso que nunca en la vida había alcanzado. La muerte de su madre no solo había acabado con su físico, también se había llevado su espíritu. Ya no era la radiante mujer llena de metas y ambiciones que una vez fue.

    Perder a su madre de esa manera. Verla marchitarse sin esperanzas, con mucho dolor y sin poder ayudarla la había marcado de por vida. Estaba enfadada con Dios y no veía razón para volver a ser un ciudadano que contribuía con la sociedad. ¿Qué tiene de bueno serlo si de todos modos todo se va?

    El sonido de la puerta saco a Verónica de sus sombríos pensamientos. Como sabia de quien se trataba rodo los ojos, levantándose del sofá para abrir la puerta.

    Su mejor amiga Nellie esbozo una gran sonrisa tan pronto Verónica abrió la puerta. Adivina que nos conseguí ella sostuvo algo que parecían boletos para algo.

    Ya te lo dije Dijo Verónica volviendo a su lugar favorito en el sofá. No iré al cine ni a un concierto o a ningún evento que consista en estar rodeada de gente. Soy una vaca Nellie. Ni siquiera tengo ropa que me quede bien

    ¿Tienes sudaderas?

    "Es lo todo que tengo ella estiro la tela de la malla que llevaba puesta. No he comprado nada más en meses. Es lo único en lo que puedo meter mi gordo trasero y me rehúso a ir de compras con esta patética talla.

    Entonces eso es perfecto dijo Nellie porque estos son pases de una semana para el gimnasio que está sobre la calle 5ta

    Verónica quedo atónita ¿Un gimnasio? ni siquiera sabía que había un gimnasio en la calle 5ta.

    Si, un gimnasio. Levántate que nos vamos Nellie la tomo por la mano y tiro de ella. Estoy cansada de que utilices tu peso como excusa para esconderte del mundo, iremos juntas

    Verónica gruño y se levantó del sofá. No sabía que había un gimnasio en la calle 5ta ¿Estas segura? Ella le quito los pases a Nellie. Se veían improvisados (impresos en tinta común y hasta mal recortados) ¿De dónde sacaste esto?

    "Ni te imaginas. Sabía que no querrías ir al concurrido gimnasio del centro comercial lleno de toda esa gente con la cual estas tan negada a rodearte. Ella llevo a Verónica a la puerta principal. Este es un pequeño gimnasio de la comunidad, pero aun así son tan geniales que dan pases gratis de una semana. Iremos una semana y luego, depende de cómo te sientas podremos inscribirnos para seguir."

    Verónica trato de protestar porque no tenía una bolsa para el gimnasio, pero como de costumbre, Nellie estaba un paso delante de ella. Tengo todo lo que necesitamos en el auto. Solo toma tus llaves y tu cartera, sin excusas

    Por meses, Nellie había hecho su mejor esfuerzo por sacar a Verónica de su depresión y Verónica detestaba sonar desagradecida. Ella seriamente dudaba en hacer un salto sin terminar cayendo de rodillas, pero ella animaría a su amiga esta vez. La verdad era que ella necesitaba perder  peso.

    Una vez en camino, Nellie le conto sobre el gimnasio. Su esposo ahora era miembro del gran gimnasio del centro comercial, pero entreno kickboxing una vez en el gimnasio 5th Street. Él dijo que era lo suficientemente pequeño como para que no se abrumara. Grandioso. Nellie le había contado a su esposo cuan patética y ermitaña se había vuelto. Así que cuando el chico fuera del supermercado me entrego los pases, pensé que sería perfecto.

    Verónica no parecía estar tan emocionada como Nellie, a pesar de que sospechaba que estaba actuando un poco. Ellas eran amigas desde la infancia y ella había intentado de todo para animar a Verónica después de que su madre murió. Una de las cosas que Verónica sabia sobre Nellie era que odiaba hacer ejercicios. Así que como siempre, este era un acto desinteresado de su parte, todo por tratar de sacar a Verónica de la cueva a la que ella llamaba casa. Esta era una de las razones que hacía que Verónica amara y apreciara a su mejor amiga cada vez más.

    Cuando llegaron, estaban sorprendidas de ver que no habían otras mujeres. Verónica  miro con curiosidad los pases que tenía en la mano. ¿Estas segura de que este no es  un gimnasio solo de hombres?

    Nellie no se veía muy segura pero rápidamente negó. Eso no tiene sentido. Yo nunca he oído de un gimnasio solo de hombres

    Yo sí

    "¿Por qué el chico me daría los pases si es un gimnasio sola de hombres?

    Verónica miro a su alrededor. Lo que era seguro es que daba lastima comparado con gimnasio del centro comercial. Para principiantes, el lugar estaba urgido de un trabajo de pintura. Había un par de caminadoras y escaladoras a un extremo del gimnasio. Cuatro bancos para pesas y pesas en el otro extremo, una maquina giratoria, muchas bolsas de boxeo y un gran ring de boxeo en medio del gimnasio. Este era definitivamente un gimnasio de boxeadores.

    Ella siguió a Nellie hacia un hombre que tenía un portapapeles, parado cerca de las bolsas de boxeo y le enseño los pases. Estamos aquí por la semana de entrenamiento gratis.

    Él era un hombre mayor que ellas con la cabeza llena de cabellos grises. Él las observo y sonrió. ¿Ustedes han entrenado antes?

    Verónica intento contraer su abdomen y pararse recta. Ella estaba en el equipo de tenis de la universidad, lo que parecía una eternidad atrás. Y antes de que su madre enfermara, ella solía ir a jugar junto a otros colegas con frecuencia. Ahora ella tenía miedo de lo que un pequeño entrenamiento le haría.

    No, no realmente, pero aquí estamos para empezar. Nellie dijo, su barbilla en alto.

    El hombre miro hacia una puerta abierta donde unos chicos asomaron su cabeza, viendo a su dirección. Tan pronto como los descubrieron estos metieron su cabeza. Verónica podía escucharlos riendo. Fantástico. Ya las estaban molestando y ni siquiera habían comenzado a mover su grasa. Esto iba a ser peor de lo que imaginaba. Verónica intercambio miradas con Nellie antes de que ambas voltearan hacia el hombre frente a ellas.

    El hombre se inclinó en una caja junto a él y tomo dos portapapeles con unas pequeñas planillas de ingreso en ellas. "Lean y firmen esto. Déjenme ver qué puedo hacer. Él camino hacia la misma puerta donde estaban los chicos que estaban riendo.

    Verónica tiro del brazo de Nellie. Ella ya había empezado a leer lo que parecía ser un contrato. No creo que esta sea una buena idea después de todo.

    Basta, el tono en que Nellie hablo fue duro. Vamos a hacer esto por al menos una semana. No puedes quedarte encerrada en esa casa para siempre, Roni. No lo voy a permitir.

    La idea de tener a uno de esos chicos, los cuales obviamente ya las estaban ridiculizando, parado frente a ella, entrenándola mientras ella casi se desmayaba por hacer un par de sentadillas estaba empezando a darle pánico. Tal vez tu y yo simplemente podemos caminar en las noches, tu sabes, en el parque. Podemos hacer nuestra propia rutina de entrenamiento.

    Nellie enarco una ceja. No, no escaparas de esto. Sera solo una semana. Después decidiremos que hacer. Pero por ahora haremos esto.

    Verónica suspiro derrotada. Nellie no iba a ceder. Verónica sabía cómo era ella una vez que algo entraba a su mente. Tan pronto como ella termino de firmar el acuerdo, vio a dos chicos más entrar a la habitación a la que entro el hombre con el que habían hablado, luego escucharon más risas. Su estómago se encogió un poco más. Sabía que haber dejado la comodidad de su hogar había sido un error.

    ~*~

    Empeñado en convencer a Jack de que estaba listo para ser entrenador, Noah entró a la oficina del gimnasio con un propósito. Tan pronto como Gio y el entraron, los chicos empezaron a reír. Noah frunció el ceño. ¿Qué es tan gracioso?

    Ninguno de ellos dijo nada. Abel sonrió saliendo de la oficina. Héctor con dificultad contuvo la risa. Jack era el único que no estaba riendo. El sostuvo el portapapeles y se lo dio a Noah. "¿Tú quieres entrenar, Quintanilla? Hoy es tu día de suerte. Tengo dos afuera que vinieron con el pase de una semana libre. Tienes una semana para probarme que puedes hacerlo

    A Noah le costaba créelo. Por casi un año, él había tratado de convencer a Jack de que él podía entrenar como los entrenadores a los que Jack meticulosamente escogía. Primero Jack le dijo que le daría una oportunidad cuando el cumpliera diecinueve años; luego cuando cumplió diecinueve hace casi un año, él le dio una excusa tras otra. Jack lo había contratado hace años para hacer el mantenimiento. El salario no era muy bueno pero podía hacer ejercicios y entrenar con otros boxeadores gratis. A cambio les hacía mantenimiento a los equipos, ayudaba con la limpieza del lugar, ponía a lavar y secar las toallas y limpiaba las máquinas de ejercicio (no había que ser un genio para hacerlo)

    Luego de observar a varios entrenadores durante años, sabía que él también podía hacerlo y la paga era mucho mejor que la de chico de mantenimiento. Desde que se lesiono el hombro y tuvo que dejar el boxeo para guardar reposo por casi tres meses, convertirse en profesional o semi-profesional, se había alargado aún más, puesto que tenía el potencial de hacer dinero con sus peleas. El necesitaba el dinero ya.

    Noah dejo su bolsa del gimnasio en el suelo y miro el portapapeles, aun sonriendo, era la planilla de entrenamiento ordinario.

    Son principiantes. Dijo Jack. Así que no será mucho trabajo para ti.

    ¿Entrenaran boxeo? Noah miro hacia Héctor, que tenía su puño en la boca suprimiendo una sonrisa. ¿Qué sucede contigo?

    Nada. Apenas logro decir antes de salir rápidamente de la oficina

    Gio salió del baño. Había entrado tan pronto como llego y se había perdido de todo lo ocurrido. ¿Listo para entrenar? Pregunto.

    Nah, Noah sonrió, acercándole el portapapeles a Gio. Hoy seré entrenador

    Gio alzo las cejas. ¿En serio?

    Están esperando, Dijo Jack. Deberías ir para allá.

    Noah le giño el ojo a Gio, quien se veía sorprendido pero a pesar de eso reía. Si alguien sabia cuanto deseaba Noah ascender a entrenador era Gio. No solo sabía cuánto lo deseaba, sino que sabía cuánto necesitaba el ascenso. Desde que Noah cumplió dieciocho años él les estaba pagando a sus padres adoptivos para poder quedarse con ellos. Ellos insistían en que no debía pagarles, pero el sentía que era lo correcto.

    Cuando Noah cumplo dieciocho años el estado dejo de pagarle a sus padres por mantenerlo, y con otros cuatro hijos adoptivos y dos propios, él sabía que ellos necesitaban el dinero. Incluso se mudó al garaje para hacerle espacio a un nuevo hijo que tomaron en adopción cuando dejaron de recibir compensaciones por él, pero lo que él realmente quería era tener un lugar propio. Esto no iba a pasar con el salario que ganaba por el mantenimiento.

    El gimnasio estaba tan lleno como siempre, y en la noche cuando llego había notado dos mujeres, lo cual era extraño. A pesar de que no era un gimnasio solo de hombres, era mejor conocido como un gimnasio de boxeo. Las mujeres acudían muy pocas veces, pero la mayoría de las veces iban por otros motivos (ellas iban solo a mirar). La mayoría de las mujeres, igual que la mayoría de las chicas con las que había salido preferían el lujoso gimnasio del centro comercial.

    Cuando salió de la oficina, miro a su alrededor, buscando a quienes debía entrenar. Vio un par de chicos que no reconoció golpeando una bolsa. Al estar en el gimnasio casi todos los días, el conocía a casi todos los miembros, así que supuso que eran esos chicos a los que entrenaría. Volviendo a la oficina, pregunto, ¿Son los dos chicos que están golpeando las bolsas?

    No, dijo Jack, saliendo de la oficina y parándose junto a él. Ellas son a quienes vas a entrenar." Dijo señalando a las dos mujeres que había visto cuando llego.

    De pronto, Noah entendió por qué los chicos estaban riéndose. El volteo hacia Jack, preguntándole si se trataba de un mal chiste, Jack subió los hombros. Ellas están aquí para ser entrenadas, así que ve y entrénalas.

    ¿Para boxear?

    Noah conocía chicas que boxeaban, pero estas dos mujeres no se veían nada en forma  para boxear. Ni siquiera estaban vestidas adecuadamente. Sudaderas grandes y pantalones de chándal a juego no encajaban en el ring.

    No lo sé, ellas no dijeron, ve y averígualo.

    Noah miro a Jack. Si esto era para Jack el concepto de chiste, no era nada bueno.

    ¿Qué? Jack pregunto. Realmente estaba pensando en darte una oportunidad como entrenador esta semana. Casualmente estas dos llegaron hoy y no tengo a nadie más disponible. Son mujeres, ¿qué tiene de malo?  Él se burló. Incluso podrías llegar a anotar.

    Noah no dejaba de verlo. Ha, ha. Se ven tan viejas como para estar casadas desde hace años. Probablemente están aquí para perder peso debido a su ultimo hijo.

    Finalmente quitando la mirada de Jack, miro hacia la mujer que estaba incómodamente parada en la puerta. La más pesada parecía estar acortando el camino hacia la puerta.

    Date prisa, antes de que se arrepientan.

    Resignado, se alejó de Jack y fue hacia las dos mujeres. Mientras más se acercaba, notaba a la más pequeña con una gran sonrisa tímida, mientras que la más pesada de ellas estaba parada al lado de la otra un poco rígida, tratando de esconder su nerviosismo. Noah acerco su mano a la más tímida de ellas. Hola, soy Noah. Escuche que estaban aquí para entrenar.

    Ella estrecho su mano. Me llamo Nellie, dijo y  volteo hacia su amiga. ella es mi amiga Ron... Se detuvo cuando su amiga le lanzo una mirada. Uhm, Verónica.

    Verónica sostuvo su mano apenas viéndolo a los ojos antes de desviar la mirada a otro lado.

    Queremos ponernos en forma. No hemos entrenado en mucho tiempo, así que tendrás que ir despacio con nosotras. Dijo Nellie entregándole los portapapeles con los contratos firmados.

    Noah los tomo riendo. No será gran cosa. El noto que los grandes ojos de Verónica se abrían más, pero el no dijo nada a cambio. Si esta era su oportunidad de demostrarle a Jack de lo que era capaz, aceptaría a estas mujeres totalmente fuera de forma y las entrenaría, aunque fuera poco seria una gran proeza. Puede que tome más de una semana pero los retos de Jack son más que razonables. No solo eso, él es conocido por extender el periodo gratis un par de semanas si se lo piden amablemente.

    Ambas lo vieron y luego intercambiaron miradas. Nellie encogió los hombros. Para mi suena bien.

    Perfecto. Él sonrió, tratando de sonar más seguro de lo que se sentía. Vamos a empezar, síganme.

    El comenzó llenando los formularios de entrenamientos, escribiendo sus nombres sobre cada formulario. Cuando llegaron a la balanza, él se volteo a mirar y se encontró con una sorprendida Nellie y una Verónica casi pálida. ¿Hay algún problema?

    "¿Nos vas a pesar? Pregunto Nellie que, hasta ahora parecía ser la única que hablaba.

    Pues, sí. ¿Cómo sabremos si al final de la semana han bajado de peso sin ates pesarlas?

    Verónica negó enérgicamente, pero al final hablo. No quiero pesarme, ¿está bien Noah?

    No fue hasta ese momento que Noah noto que era la primera vez que la escuchaba hablar. Su voz era profunda, ronca y un poco firme. Él sonrió, notando otra cosa de ella por primera vez. Incluso aunque era casi del mismo peso que Nellie, era de todo menos tímida. No solo porque fuera más pesada. Sus pobladas cejas enarcadas aparentaban seguridad, casi demasiada seguridad. Aunque para el momento, él estaba seguro de que sus cejas enarcadas no tenían nada que ver con seguridad. Ella estaba evitando ser pesada, eso no iba a suceder. Si él iba a entrenarlas tenía que hacerlo bien.

    En realidad, no está bien Verónica. Es parte del entrenamiento. Tengo que llevar registro de tu progreso.

    Ella cruzo sus brazos sobre su pecho, cambiando de posición e increíblemente subiendo más sus cejas. No subiré a esa balanza.

    Hay por Dios, Roni, dijo Nellie, quitándose sus zapatos. ¿Cuál es el problema? Yo iré primero."

    Roni? Noah ignoro el nombre, pero se burló de la exasperada expresión de Verónica. El dio un paso a la balanza para ajustarla y apunto el peso de Nellie. Justo lo que pensó considerando su tamaño, ciento treinta y nueve. Oh por Dios, he perdido algunas libras. Ella se volvió hacia Noah, su sonrisa desapareció al ver que él no estaba sorprendido. Si, sé que debo perder aún más.

    Es bueno que estés acá. Dijo Noah colocando de nuevo la balanza en cero, volteo a ver a Verónica. Tu turno.

    No me subiré a esa cosa.

    Mira. El bajo el portapapeles hasta su pierna. "Yo podría fácilmente imaginar cuál es tu peso solo de verte. ¿Por qué no colocamos el número exacto?

    Porque no me subiré a esa balanza, así que adivina lo que tú quieras.

    Noah miro obstinado a sus labios, ahora fuertemente apretados. Está bien, uno ochenta.

    Su mandíbula callo por un momento y pareció escandalizarse, pero rápidamente se compuso.

    ¿Ustedes dos saben hacer estiramiento, no? Nellie asintió, Verónica ni siquiera lo miro. Fantástico. Comiencen a estirar de pie. Iré por algunas colchonetas para que puedan estirar en el suelo."

    Él miro de nuevo a Verónica, quien obviamente seguía abrumada por su predicción de peso. Ella debía estar agradecida, él había sido amable al respecto. A pesar de que había dicho uno sesenta, había escrito uno ochenta y cinco. De camino al cuarto de equipos para sacar algunas colchonetas, maldijo por lo bajo a Jack. Esta iba a ser una muy larga semana de mierda.

    Capítulo 2

    Tan pronto como Noah estuvo fuera de vista, Verónica salto a la balanza. ¡Cómo se atrevía! Ella nunca en su vida había estado siquiera cerca de uno ochenta y cinco. Ella quedo boca abierta cuando al pasar los uno ochenta y cinco tuvo que seguir ajustando el peso. Finalmente se detuvo en uno ochenta y siete. Llevando la mano a su boca, sintió un nudo formarse en su garganta y luego volvió la balanza a cero antes de que Nellie pudiera mirar cuanto pesaba.

    ¿Acertó? Nellie debió haberse fijado en que estaba al borde de las lágrimas porque añadió, bueno por eso estamos acá, ¿no?

    En ese momento, Verónica sintió que iba a vomitar. Ella no podía creer que se había dejado engordar tanto ¡en solo dos años! Por favor, Nellie, ¿podemos irnos?

    No. Nellie se paró frente a ella y tomo sus manos. No dejare que tengas más razones para estar deprimida y apartarte del mundo. Si tener sobrepeso es la razón por la cual estas deprimida, entonces este es el lugar exacto donde pertenecemos.

    Donde pertenecemos. Verónica debía reír. ¿Qué haría sin Nellie? Tu ni siquiera necesitas perder peso. Ella sorbió por la nariz, inclinándose para tomar una botella de agua de la pequeña bolsa de gimnasio que Nellie había traído. Lo único que había allí eran dos botellas de agua pequeña, la cartera de Nellie y su inhalador.

    ¡Claro que necesito perder peso! ¡Incluso a pesar de que baje algunas libras, sigo estando sobre mi peso ideal! ¿Acaso no te diste cuanta de cómo me vio cuando dije que había perdido algunas libras? Como si estuviera pensando ‘¡pues, pierde algunas más!’

    Verónica casi se ahoga. Estoy segura de que hoy perderás todo el peso que necesites perder. Es probable que sea peso líquido.  Ella tomo un trago de agua y luego volteo a ver a Nellie. ¿Tu asma volvió?

    Nellie se encogió de hombros. No realmente, pero como tenía mucho tiempo sin hacer ejercicios, es mejor prevenir que lamentar.

    Verónica frunció el ceño, recordando que en el pasado hubo momentos en los que Nellie tuvo que estar hospitalizada debido a su asma. Con el rabillo del ojo, noto que Noah ya estaba de vuelta y se supone que ellas debían estar estirando. Lo más cerca que estuvieron del estiramiento fue cuando Verónica se inclinó por la botella de agua.

    Aquí viene. Dijo Nellie, separando sus pies e intentando tocar el piso con sus manos. Entonces, ¿qué piensas de nuestro entrenador?

    Verónica la vio desde donde estaba agachada. ¿Ah?

    ¡Me refiero a que es sexy! Nellie susurro a medida de que Noah se acercaba

    Nellie, es un niño.

    Antes de llegar a ellas, Noah dejo caer las colchonetas y se fue. Nellie y Verónica lo vieron desde atrás. Su camisa sin mangas no dejaba nada a la imaginación, no había un musculo perfectamente definido que no pudieras ver. Y él tenía varios. Típico aspecto de chico entrenado, ni un poco de grasa en él y bastante de todo tonificado.

    "Ay, por favor, ¿dónde está tu sentido de libertad? Soy una mujer casada y estoy disfrutando de la vista. ¿A quién le importa si él es joven? No hay nada de malo con fantasear, además ¿A cuántos niños haz visto con un cuerpo así? Él debe tener al menos veintitrés, veinticuatro años."

    ¿Veinticuatro? No hay forma de que tenga veinticuatro. Verónica dijo, agachándose de nuevo. Solo lo dices porque él es muy grande, él tiene una cara de bebe.

    "Una de las mandíbulas más fuertes que he visto en un bebe. Nellie rio. Y ¿le has echado un vistazo a esos labios? Mmmm, mmm. Me refiero a labios mordibles."

    Verónica tuvo que reír esta vez. ¿Puedes parar? El chico no debe tener más de veintiuno y estoy exagerando Ella había estado lo suficientemente rodeada de estudiantes cuando trabajaba en el colegio como para adivinar sus edades con bastante precisión.

    Entonces preguntémosle.

    ¡No! Verónica se paró. ¡Ni te atrevas!

    Nellie rio. ¿Por qué no?

    Porque no nos incumbe. Mejor no lo hagas.

    Nellie negó con la cabeza aun riendo. Está bien, está bien. Ya no eres divertida. La antigua Roni estuviera filtreando con él.

    Verónica rodo los ojos, bajando para un último estiramiento. Si, pues la vieja yo no pesaba ¡ciento ochenta y siete jodidas libras! Ella gruño, molesta con ella misma. ¿Cómo pudo permitirse llegar hasta allí? Había ganado más de las cuarenta libras que había pensado.

    Nellie tenía razón sobre una cosa: ella casi había olvidado como filtrear con alguien. Pero se equivocaba en otra cosa: no había forma siquiera de pensar en salir con alguien mucho menor que ella. Era bastante difícil encontrar a alguien maduro de su edad, ella ciertamente no iba a intentarlo con los más jóvenes.

    Noah tiro una colchoneta frente a cada una de ellas y luego una frente a él. Ok señoritas. Tomen asiento.

    Después de solo diez minutos de calentamiento, Verónica ya estaba sudando. ¡Sudando! Y ni siquiera habían comenzado el entrenamiento. Esto era humillante, una vez terminaron con el calentamiento suficiente para satisfacer a Noah, el las coloco en la caminadora. Lo que él llamaba calentamiento ya tenía a Verónica empapada a los pocos minutos.

    Así que cuando terminaron el calentamiento, antes del verdadero entrenamiento (Dios Santo, esto iba a matarla) el hablo con ellas acerca de su plan de entrenamiento. Como verónica necesitaba perder mucho más peso que Nellie, sus ejercicios debían ser un poco diferentes, lo cual era traducido para verónica como que el la haría entrenar hasta que llorara. Oh si, ella vendría por más de esa mierda. Si ella lograba salir viva esa noche, Nellie con mucha suerte la tendría para hacer esas caminatas al parque de las que habían hablado más temprano, no tendría la misma suerte al tráela de vuelta a ese lugar.

    Una vez que el verdadero entrenamiento comenzó, Verónica realmente sentía que quería vomitar. Ahora se arrepentía de usar una sudadera, se estaba rostizando pero quitársela y mostrar la franela que probablemente estaba pegada a su sudoroso cuerpo no era una opción. Así como ella podía ver cada marca de su definido cuerpo, seguramente el vería cada rollo en el de ella. No gracias, ella se desmayaría del calor antes de que eso sucediera.

    Afortunadamente, a Noah lo habían llamado de la oficina porque tenía una llamada telefónica. Él se disculpó pero les indico que continuaran. A ustedes les quedan diez minutos más de todos modos. Volveré antes de eso, mantengan el ritmo. Él le levanto una ceja a Verónica y ella casi gruño en respuesta.

    Tan pronto como estuvo fuera del rango de visión, Nellie y ella disminuyeron el paso hasta casi gatear. Las botellas de agua que Nellie había empacado se habían terminado y ahora sus bocas estaban secas y pidiendo un poco más. A penas Nellie bajo de su caminadora busco la bolsa de gimnasio, sacando su inhalador. Después de dos toques, volvió a la máquina.

    No puedo, Verónica comenzó a decir pero apenas podía hablar, Creo... Te dejare... Hablar... Meterme aquí.

    A Nellie le estaba costando lo mismo respirar. ¿Pero no estas emocionada? Ella paro para recuperar el aliento. Vas a perder mucho peso.

    Dos ruidosas explosiones llamaron su atención hacia la puerta de la oficina, donde estaba Noah parado con el teléfono en su oreja. Su mano estaba en la pared que aparentemente había golpeado, su expresión era amenazadora pero al mismo tiempo jodidamente sexy. Se sorprendió de que en un momento como ese, ella estuviera pensando de esa manera.

    El señalo enérgicamente Retomen el paso. Nellie y Verónica se quejaron y ajustaron la velocidad de sus caminadoras, pero Verónica no volvió a la velocidad a la que estaba antes de que él se fuera, ella no podía. Ella estaba lista para caer.

    Media hora después y después de uno de los entrenamientos más dolorosos que ella había podido resistir, Nellie y Verónica se sentaron en el suelo con sus espaldas contra la pared mientras Noah les entregaba una sugerencia de dieta. Nellie tomo un par de toques más de su inhalador, agitándolo después de cada toque. Ahora no es obligatorio que sigan esta dieta en particular, pero les sugiero que lo hagan si quieren obtener mejores resultados y perder peso lo más rápido posible.

    Verónica observaba a lo que Nellie llamaba sus mordibles labios mientras que hablaba y debía admitir que eran los más mordibles que había encontrado. Que mal que no volviera a verlos nunca más, porque si él creía que volvería por más de esa tortura mañana estaba loco. Por suerte estaba segura de que después del entrenamiento de hoy, Nellie tampoco estaría muy ansiosa por

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