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Sonora: Problemas de ayer y hoy, desafíos y soluciones
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Libro electrónico362 páginas4 horas

Sonora: Problemas de ayer y hoy, desafíos y soluciones

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Sonora se ha incorporado a la economía global con la orientación de una parte importante de su actividad hacia los mercados internacionales. El empleo generado por las inversiones extranjeras y los encadenamientos que el sector externo ha establecido hacia el resto de la economía no bastan para satisfacer las necesidades de la población sonorense.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 feb 2020
Sonora: Problemas de ayer y hoy, desafíos y soluciones

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    Sonora - Gabriela Grijalva Monteverde

    Página legal

    ISBN: 978-607-8576-13-5 (Epub)

    El Colegio de Sonora

    Doctora Gabriela Grijalva Monteverde

    Rectora

    Doctora Esther Padilla Calderón

    Directora de Publicaciones no Periódicas

    Licenciada Inés Martínez de Castro N.

    Jefa del Departamento de Difusión Cultural

    ISBN: 978-607-8480-86-9

    Primera edición, D.R. © 2017

    El Colegio de Sonora

    Obregón 54, Centro

    Hermosillo, Sonora, México

    C. P. 83000

    http://www.colson.edu.mx

    publicaciones@colson.edu.mx

    Edición en formato digital:

    Ave Editorial (www.aveeditorial.com)

    Hecho en México / Made in Mexico

    Presentación

    En las últimas cuatro décadas, Sonora, al igual que el resto de las entidades de la frontera norte de México, ha sido testigo y partícipe de intensas transformaciones económicas, derivadas de la aceleración de los procesos de globalización, en los que la apertura comercial, la relevancia del capital financiero y la desregulación del mismo han observado niveles crecientes. Al mismo tiempo, se han diseñado variedad de productos y servicios con ciclos cada vez menores para cubrir nichos de mercado más segmentados, lo cual ha incrementado los niveles de incertidumbre e inestabilidad económicas.

    En estos años, la entidad se ha incorporado a la economía global de diversas formas, entre las que destacan: la orientación hacia el mercado exterior de la producción de su sector primario, central en la vocación productiva sonorense; la aceptación de segmentos de la producción manufacturera, principalmente de ensamble, que habría de desconcentrarse geográficamente desde los países desarrollados en la constitución de cadenas globales de producción, que dieron origen a lo que actualmente se conocen como maquiladoras; y la recepción de inversión nacional y extranjera para la explotación de minerales, principal, pero no exclusivamente, cobre y oro que, con la aplicación de nuevas tecnologías, habrían de permitir la extracción de las riquezas minerales de las entrañas sonorenses para convertir nuevamente este sector industrial, después de casi medio siglo, en generador de valor de primer orden.

    No obstante que la orientación de una parte importante de la economía sonorense hacia los mercados internacionales se constituyó en el motor, los beneficios no han sido los proyectados: el empleo generado directamente por las inversiones extranjeras atraídas, y los encadenamientos que el sector externo ha establecido hacia el resto de la economía, no han sido lo suficientemente intensivos como para ocupar la abundante oferta de trabajo, derivada del bono demográfico experimentado las últimas décadas en Sonora. Lo anterior se debe a que la inversión y el empleo no avanzan en la misma dirección, como es el caso en la minería moderna y la agricultura de exportación, y a que los sectores atraídos desplazaron o absorbieron empresas locales, como fue el caso de algunas ramas manufactureras. Lo que es un hecho es que las empresas de este sector externo han adquirido un poder económico y no económico, con el que presionan e inducen la creación de políticas gubernamentales en su favor, entre las que destaca la preeminencia que han adquirido los intereses empresariales sobre los de otros actores, principalmente los trabajadores y sus organizaciones de representación, de manera que los riesgos derivados de la competencia a escala global —inestabilidad en la demanda y exigencia de bajos costos—, parecen haber sido trasladados a las y los trabajadores.

    En el ámbito político, las últimas cuatro décadas han sido determinantes para lo que se ha denominado la transición democrática. En este periodo, las elecciones locales en Sonora pasaron de una etapa de hegemonía partidista a otra de pluralidad y, finalmente, a la alternancia en el Poder Ejecutivo, con lo que, a decir de Juan Poom Medina, uno de los autores de este libro, puede decirse que la política electoral de Sonora ha cumplido con algunos requisitos que los procesos de democratización demandan. Por una parte, tener elecciones competitivas con varias alternativas políticas y, por la otra, que la alternancia electoral sea parte de un proceso institucionalizado vía resultados electorales.

    En forma similar a lo ocurrido en el ámbito federal, la pluralidad electoral que genera competencia política y gobiernos de diferentes partidos ha impactado en las formas que asume la gestión pública y la participación ciudadana, que se ha procurado nuevas reglas para normar las relaciones entre gobiernos y gobernados, con avances particulares en los temas de acceso a la información pública y la reforma administrativa.

    Pero, también en forma similar al ámbito federal, la experiencia sonorense ha mostrado que ni pluralidad ni alternancia son garantías de incremento en la confianza ciudadana hacia las instituciones políticas, mucho menos de ejercicio sano del poder u honesto de los recursos. Por el contrario, en la alternancia política en la gubernatura de Sonora (con la primera administración no emanada del pri en el periodo 2009-2015 y después con el regreso de este último a la gubernatura), los temas de la rendición de cuentas y el combate a la corrupción, incluido el uso indebido del poder por parte de servidores públicos, han adquirido interés creciente en la sociedad sonorense.

    El presente libro se propone contribuir a la reflexión informada sobre diversos aspectos del devenir económico y político de Sonora en las últimas cuatro décadas y promover la acción asertiva y estratégica, para lo cual se elaboran diagnósticos documentados de los que se desprenden propuestas de índole diversa. El hilo conductor de los diferentes capítulos que conforman este volumen, cuatro de corte económico y cuatro de corte político y social, es presentar una visión de distintos aspectos de la realidad en que vivimos, identificando sus problemáticas y población más afectada o vulnerable, y conminar a la acción en consecuencia de los diversos actores involucrados.

    En el primer capítulo, titulado Reconfiguración económica sectorial y geográfica en los albores del siglo xxi: repensando el desarrollo y la planeación regional en Sonora, Liz Ileana Rodríguez Gámez y Blanca Esthela Lara Enríquez se adhieren a la idea de la necesidad del retorno del Estado como actor central de los procesos de desarrollo, en contrapartida al recorrido neoliberal de las últimas décadas, en las que la desregulación, liberalización y privatización cobraron relevancia central en las políticas económicas en detrimento del avance de la equidad y la justicia distributiva. Las autoras rescatan las herramientas de la geografía económica para analizar la actual estrategia de desarrollo en la entidad y, a partir de ahí, proponer algunas líneas para la acción gubernamental.

    En su diagnóstico del devenir económico en la entidad en las últimas tres décadas, Rodríguez y Lara identifican tres problemas centrales: inestabilidad del crecimiento, bajo desempeño económico y dependencia excesiva del mercado internacional, recientemente, por medio de actividades extractivistas. En el ámbito regional-municipal plantean que se vive, particularmente en los últimos 15 años, otra etapa en la reconfiguración sectorial-espacial de la economía sonorense, en la cual la dinámica del sector minero ha marcado el desempeño y la geografía económica completa del estado. Al perfilar una estrategia regional de desarrollo, enfatizan que concepción e ideas del desarrollo, planeación y visión de largo plazo resultan cruciales para los resultados esperados por la sociedad y la legitimación de las acciones de gobierno, por lo que proponen y elaboran elementos para el gobierno estatal en dos ejes esenciales: 1) pensar en una regionalización basada en las complementariedades regionales, identificando vocaciones productivas y restando prioridad a las contigüidades territoriales, y 2) reconocer y distribuir los roles del sector público, privado y social en la base territorial de los procesos de desarrollo.

    En el segundo capítulo, Escaso y precario. El empleo en Sonora en el siglo xxi, Gabriela Grijalva Monteverde y Óscar Alejandro Sánchez Parra analizan la evolución del empleo entre el 2006 y 2016 a partir de los microdatos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (enoe-inegi), vinculando la trayectoria observada por la ocupación de hombres y mujeres con las políticas económicas y de empleo, aplicadas en el país y la entidad.

    Grijalva y Sánchez encuentran que la participación de las mujeres en los mercados laborales ha seguido aumentando en los últimos diez años, principalmente la de aquellas que se encuentran en plena edad reproductiva, en tanto que los hombres de todos los grupos de edad vieron disminuidos o sin cambios significativos sus niveles de ocupación; entre los jóvenes destaca el aumento de la desocupación, y entre los más adultos, el de la no actividad económica. Los autores cuestionan el costo social y humano en una entidad que no ha modificado sustancialmente su organización social y estereotipos sobre lo que deben hacer hombres y mujeres.

    Muestran también que el empleo propiamente dicho ha sido escaso, abundando la desocupación y la subocupación, y que la precariedad laboral¹ se incrementó en los últimos diez años. Los autores observan que a esta precariedad extendida no escapan ni quienes tienen más estudios, ni quienes trabajan jornadas completas o ampliadas; que no es producto sólo de actividades de baja escala desarrolladas por cuenta propia o en el interior de los hogares, sino que se generan también en empresas y negocios de la iniciativa privada, muchos de ellos muy productivos y pertenecientes a los denominados sectores modernos de la economía, y que las ramas económicas promovidas y favorecidas en la entidad en las últimas décadas (a saber, las actividades agropecuarias orientadas al mercado exterior, la industria manufacturera de exportación y la minería) han contribuido a la extensión de los malos empleos en Sonora.

    Para Grijalva y Sánchez, estos resultados muestran el fracaso de las políticas económicas y políticas públicas que influyen en los mercados laborales, y concluyen que urge cambiar el rumbo de las mismas para poner en el centro de los objetivos de las políticas públicas el bienestar de la población a través de la calidad en el empleo, en lo que el concepto de trabajo decente de la Organización Internacional del Trabajo (oit) puede usarse como guía orientadora.

    Agua y fomento industrial. Dos caras del proceso de desarrollo en Sonora en el siglo xx es el título de nuestro tercer capítulo, en el que Lorenia Velázquez Contreras y Alejandro Mungaray Lagarda se proponen poner en la mesa de la discusión la relación entre las políticas que han promovido la transformación económica en la entidad, mediante el desarrollo de la industria manufacturera y sus impactos en el medio ambiente, particularmente en el uso y distribución del recurso acuífero.

    Velázquez y Mungaray señalan que el auge maquilador de las últimas tres décadas del siglo xx, originado como resultado de las políticas de ajuste estructural y de tránsito hacia un nuevo estilo de desarrollo abierto al capital y al comercio internacional, proporcionó a la industria sonorense un papel central en la economía; asociado a ello se derivó un cambio en el uso del agua, pues la industria habría de multiplicar su consumo en casi 800 por ciento en apenas 30 años. El impulso industrial trajo aparejado también un crecimiento de los núcleos urbanos que ocasionó un incremento sustancial de la demanda de servicios públicos, principalmente el abastecimiento de agua y servicios de sanidad, como el drenaje y la recolección de basura. De esta forma, las políticas económicas que orientaron la industrialización de la entidad han tenido importantes consecuencias para el medio ambiente, particularmente para el consumo y usos del agua, y en una región semiárida como Sonora, lo cual es un aspecto de primordial importancia.

    Los autores señalan que, si bien se continuará buscando atraer inversiones productivas de otras latitudes ante el desafío del crecimiento económico y la necesidad de generar empleo para la población de Sonora, es necesario evaluar las externalidades que las plantas industriales pueden generar, pues, de lo contrario, se ofrece una serie de incentivos que exceden las posibilidades viables para una ciudad. Por ello es necesario identificar las principales actividades industriales usuarias de agua, para reconocer su importancia, considerada como factor de la producción, y por lo tanto, como generadora de valor. Con la información analizada en este trabajo, puede pensarse que las industrias que se han establecido en las principales ciudades de Sonora para detonar la actividad manufacturera en términos de generación de valor y empleo, podrían ser aquellas que ahora buscan no sólo reducir sus costos laborales, sino también la reducción de los costos ambientales que estaban generando en sus países de origen.

    En el cuarto capítulo de esta obra, Historia económica: políticas de desarrollo, problemas y desafíos pendientes para el caso de Sonora, Ana Isabel Grijalva Díaz contribuye, desde la perspectiva histórica, a brindar su visión acerca del devenir económico de la entidad. El objetivo principal de este trabajo es exponer las principales problemáticas que se han abordado desde la historia económica para Sonora y su relación con la región noroeste y el país en su conjunto, así como su evolución y temáticas pendientes, y muestra cómo, desde esta disciplina, se explora el significado de los acontecimientos económicos —ciclos de auge y crisis o movimientos estacionales— para reconstruir e interpretar la vida de la sociedad en determinados contextos y épocas.

    Grijalva documenta, a través de autores y fuentes de datos, cómo los estudios de la historia sobre la actividad económica de Sonora han hecho aportaciones sobre las distintas etapas de la minería, el papel del ferrocarril, la relación de la inmigración con la formación de empresarios en la región, familias empresariales y sus redes, conformación de empresas manufactureras y mercantiles, instituciones financieras, y el desarrollo de regiones productivas con base en el sector agrícola. En su narrativa, podemos encontrar importantes conexiones con las discusiones sobre la realidad económica actual de la entidad y sus relaciones con las políticas económicas diseñadas desde el centro del país y con los mercados internacionales. En estas conexiones podemos destacar el análisis de los vínculos que, desde siglos atrás, mantienen tanto la economía nacional como la del noroeste con el exterior y, por ende, sobre los aprendizajes de las formas en que éstas se han fundamentado en varias épocas en elementos exógenos para la capitalización interna: la inversión extranjera como motor para los sistemas de extracción (de recursos naturales en la minería y el sector agropecuario desde el siglo xix; y de trabajo en las industrias manufactureras desde la segunda mitad del siglo xx, habría que agregar) y el mercado externo para la colocación de la producción.

    En la parte final del trabajo se ubican algunos vacíos sobre actividades y fenómenos económicos actuales que no han recibido suficiente atención desde la investigación histórica y que, de acuerdo con Grijalva, es necesario llenar para entender con más precisión su presente, entre los que destacan los usos y costos económicos del agua, el papel de los pequeños comercios de las colonias (changarros), el estudio del ganado caballar, lanar y porcino, y las transformaciones de las regiones de áreas verdes en áreas de vivienda y de producción industrial.

    La contribución de Juan Poom Medina, Los ciclos electorales en Sonora: desafíos y alternativas, abre la que podría considerarse segunda parte de este libro. En este trabajo se elabora una propuesta analítica para dar significado a los resultados electorales obtenidos en las últimas cuatro décadas por los principales partidos políticos, en los ámbitos del Poder Ejecutivo y Legislativo de la entidad, a partir de la cual se plantean los desafíos que enfrenta Sonora en el terreno electoral, y se derivan las que podrían ser las principales vías de avance.

    Partiendo de la caracterización que Giovanni Sartori hiciera del sistema de partidos políticos en México, a mediados de los años setenta del siglo pasado, al que calificó de hegemónico pragmático, por la capacidad del pri para mantener el poder durante décadas, Poom analiza los procesos y resultados electorales de Sonora (gubernatura, presidencias municipales y diputaciones locales), y propone que los mismos pueden ubicarse en tres periodos. El primero, que denomina de deshegemonización, incluye las elecciones de 1979, en las que, por primera vez, el pan obtiene cuatro diputaciones locales hasta antes de las de 1997, periodo en el que el pri continúa ganando la gubernatura y la mayor parte de las presidencias municipales y diputaciones, pero con una disminución en sus márgenes. El segundo, al que llama de pluralidad política, abarca las elecciones comprendidas desde 1997 —en las que tanto el pan como el prd obtienen un número importante de escaños, y el pri pierde por primera vez la mayoría en el Congreso local—, hasta antes de las elecciones de 2009; en este periodo se instala la pluralidad en Congreso y ayuntamientos, con tres contendientes en la primera parte del periodo, que derivó en bipartidismo pri-pan en la segunda parte, y aunque el pri mantuvo la gubernatura en las dos elecciones, sus márgenes de triunfo se estrecharon hasta el uno por ciento en el 2003. El tercero, de alternancia electoral, incluye las elecciones de 2009, en las que el pri pierde por primera vez la gubernatura en manos del pan, hasta la del 2015, en la que el pri gana nuevamente la gubernatura.

    En su ejercicio analítico, Poom no desestima las coyunturas políticas ni el talante individual de los principales actores de cada elección; pero tampoco pierde de vista el diseño institucional que las ha regido, ni los resultados generales de los gobiernos que han generado. Concluye en la necesidad de repensar las reglas del juego electoral y de gobierno para construir una entidad más moderna, en la que impere la calidad de la democracia, el estado de derecho y el funcionamiento eficaz y responsable de los distintos poderes.

    Integridad pública. Propuesta de agenda para una política pública estatal, de Víctor S. Peña y Marisol Bárbara Calzada Torres, constituye el capítulo seis de este volumen. En este trabajo, Peña y Calzada contextualizan las vivencias derivadas de la alternancia política en la gubernatura de Sonora con las experiencias en el ámbito federal a partir del año 2000, y destacan cómo la alternancia ha puesto de manifiesto la insuficiencia de los canales anteriores para la comunicación entre gobierno y sociedad, y ha intentado reelaborar nuevas reglas para recomponer la relación entre actores, fuerzas, intereses, agendas, en la que han sido centrales los temas de trasparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción, sin que por ello se haya dado cumplimiento a las expectativas de la sociedad. Sobre estos temas, los autores nos presentan los resultados de las mediciones que realizan diversos organismos e instituciones académicas en forma comparativa para las entidades, y muestran aspectos específicos en los que Sonora observa importantes áreas de oportunidad.

    Para enfrentar el desencanto social, nos dicen Peña y Calzada, los gobiernos requieren reforzar sus espacios de legitimidad y, para ello, proponen trabajar el concepto de integridad pública que, junto con Aulich, Wettenhall y Evans, entienden como cualidad y consecuencia de la interacción positiva entre la competencia administrativa, la transparencia y rendición de cuentas, y una práctica constante de vigilancia contra la corrupción. En su propuesta, la integridad pública no es un asunto exclusivo del diseño gubernamental y su ejercicio, sino que requiere de la exigencia y el involucramiento activo de las y los gobernados, pues se destaca que la integridad es probable cuando se construye un gobierno que se apoya en la transparencia informativa para rendir cuentas frente a una ciudadanía que se asume como corresponsable mediante su participación. Igualmente es destacable su señalamiento de que, si bien debe enarbolarse y promoverse desde quien ejerce el liderazgo, la integridad pública no se reduce a una cualidad personal del liderazgo, sino que es útil a la sociedad sólo cuando involucra a la mayor parte de quienes participan en el gobierno, esto es, cuando se construye una red de integridad.

    Ante el diagnóstico planteado para Sonora, los autores avanzan en la definición de una propuesta de integridad como política pública, apoyada en los siguientes ejes de actuación: 1) una gestión gubernamental inteligente; 2) un sector ciudadano involucrado, y 3) la ética observable y verificable del servidor público. Cómo entender, articular e implementar cada uno de estos ejes es materia sustantiva de la tercera parte del capítulo.

    En la séptima colaboración de esta obra, La cruzada de los niños. Migración de retorno en el noroeste de México: desafíos escolares en educación básica, Gloria Ciria Valdéz Gardea expone la problemática escolar que enfrentan, en Sonora, niñas, niños y adolescentes nacidos o criados en Estados Unidos, hijos de padres mexicanos migrantes que han regresado voluntaria o involuntariamente a México, ante el endurecimiento de las condiciones de vida y de las políticas inmigrantes en aquel país.

    Para Valdéz, la información empírica recogida a lo largo de los años indica que Sonora no es una entidad que participa en el fenómeno de la migración internacional sólo como espacio para el tránsito de migrantes provenientes del sur del país y de más allá de la frontera sur. Valdéz observa que la población originaria de esta entidad mantiene flujos migratorios importantes con

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