Poco tiempo atrás, hacia el año 2018, la problemática sobre la migración irregular en México y en los países vecinos estaba concentrada en y desde el norte de Centroamérica, de manera notoria. Si el tema surgía en alguna instancia gubernamental o incluso en medios de comunicación la referencia habitual eran los flujos centroamericanos con todas sus formas, en diferentes circunstancias de su movilidad o a propósito de eventos trágicos. Después, al tema se fueron agregando otras nacionalidades como la haitiana o la cubana, pero no mucho más. La cuestión era esencialmente centroamericana.
En ese contexto,