Yo, charnego: Memoria personal de la emigración a Cataluña
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Javier López Menacho
Javier López Menacho (Jerez de la Frontera, 1982) es escritor, docente y especialista en comunicación digital. Ha publicado los ensayos La farsa de las startups (2019), Yo, charnego (2020) y La generación Like (2021), además de la novela El profeta (2019), el libro de relatos Hijos del Sur (2016), el libro de divulgación SOS, 25 casos para superar una crisis de reputación digital (2018) y el cuento Juan sin miedo (2016). Ha colaborado en publicaciones como La voz del sur, La Marea, CTXT, Secretolivo, Qué leer y en otros relacionados con las nuevas tecnologías como Marketing4eCommerce, Revista Byte TI o Beers&Politics. Estudió un máster en creación literaria por la Universitat Pompeu Fabra y es profesor colaborador de la Universitat de Barcelona en su Máster DCEI-UAB y del Máster en Reputación e Intangibles Empresariales en la Era Digital de la Universidad Complutense de Madrid. Algunas de sus obras han sido traducidas al griego y el alemán.
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Yo, charnego - Javier López Menacho
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UNA PIZCA DE HISTORIA
La palabra charnego no tiene una etimología clara. El término se ramifica si nos remontamos a su origen. Por si fuera poco, existe disparidad de criterios a la hora de usar la palabra en la actualidad, lo que da lugar a múltiples interpretaciones, muchas veces fuera de la norma. Hay personas que solo consideran charnego al que vino a trabajar a Cataluña hace décadas; otras creen que solo lo son los hijos de los charnegos de entonces (y son, por tanto, una especie condenada a extinguirse), y hay quienes consideran que cualquiera que venga a trabajar y se afinque en el extrarradio ya tiene la condición de charnega. De hecho, algunas definiciones en diccionarios así lo consideran.
Según la RAE, charnego es un adjetivo despectivo que refiere al inmigrante en Cataluña que procede de una región española de habla no catalana. Y concreta que la palabra charnego procede del catalán xarnego, que, a su vez, deriva de la palabra castellana lucharniego, cuyo significado es perro adiestrado para cazar de noche
.
Muchas personas consideran que ha sido la falta de pedigrí de estos cánidos lo que explica el uso de charnego, pues extrapola su uso a los catalanes que no son de pura cepa o a las personas que emigraron años atrás y se encuentran integradas en la sociedad catalana.
El etimologista Joan Coromines alude a la aparición del término lucharniego en un texto de 1490, asegurando que es el resultado de una disimilación de nocherniego
o nocharniego
(que sale de noche)¹.
Según diccionari.cat, el diccionario catalán que se sitúa en primer lugar en los buscadores, xarnego
tiene tres significados:
Hijo de una persona catalana y otra no catalana, especialmente francesa.
Persona de lengua castellana residente en Cataluña y no adaptada lingüísticamente al país.
Sabueso (gos coniller).
La Gran Enciclopèdia Catalana tiene, quizás, la definición mejor construida:
Designación de carácter ofensivo aplicada a personas inmigrantes en Cataluña desde otras zonas de España, o bien a personas nativas de Cataluña hijas de uno o de ambos progenitores procedentes de estos lugares y que tienen el castellano como lengua exclusiva o prácticamente exclusiva.
A esta referencia lingüística principal se suele añadir a menudo una connotación de extracto social bajo. […] En estas lenguas, la palabra xarnego fue aplicada genéricamente a animales (especialmente los perros, pero también a pájaros) y también a personas mestizas, forasteras y marginales. El uso más específico de la palabra para designar al hijo de una persona catalana y no catalana es detectado ya en el siglo XVI, refiriéndose especialmente a los hijos de padres franceses u occitanos. En su acepción más reciente, corresponde a las grandes oleadas inmigratorias del siglo XX de castellanohablantes en Cataluña. Actualmente, el uso de esta palabra es considerado éticamente reprobable.
Otros diccionarios de lengua castellana, como el de Espasa Calpe o el María Moliner, señalan que es un inmigrante de otra región española de habla no catalana, pero solo el segundo especifica la connotación despectiva.
La palabra charnego trasciende en su origen las fronteras nacionales, emparentándose también con el gascón —dialecto hablado en la Gascuña, región histórica del sureste francés—, donde charnégo adquiría connotaciones negativas, pues aludía a alguien mestizo, bastardo o forastero no adaptado al país
.
Esa conexión entre Francia y Cataluña es fundamental para entender su cariz despectivo.
En un artículo en 2006 en el diario Expansión, su director adjunto, Martí Saballs, aludía al uso social originario de la palabra: A principios de siglo XVII, Catalunya recibió una importante oleada migratoria procedente de Francia. Los franceses, pobres y desolados, se situaron en los peores barrios de las poblaciones catalanas. La palabra ‘charnego’ empezó a usarse para describir a los catalanes de origen francés
².
La misma condición de charneguidad que se asocia a los franceses del XVI y del XVII, la heredaron las personas que llegaron a Cataluña procedentes de Andalucía, Extremadura y Murcia durante el siglo XX, en dos oleadas diferentes: a principios de la década de 1920 y de 1950. Sendas muchedumbres se movilizaban debido a un motivo universal, el más importante más allá de las guerras, que ha influido en el desplazamiento de personas a partir del siglo XX: la búsqueda de