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Chile 1971: El primer año de gobierno de la Unidad Popular
Chile 1971: El primer año de gobierno de la Unidad Popular
Chile 1971: El primer año de gobierno de la Unidad Popular
Libro electrónico286 páginas4 horas

Chile 1971: El primer año de gobierno de la Unidad Popular

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Chile 1971. El primer año de gobierno de la Unidad Popular, es el segundo volumen de la serie MEMORIA A CUARENTA AÑOS. Dieciocho autores, doce de ellos actores directos, dan cuenta del acelerado pulso que muestra la sociedad chilena tras la elección de 1970. Algo más que una mecánica adaptación social y política al primer año de un nuevo gobierno. Un sentimiento de ‘fiesta’ trasunta 1971, reivindicado y criticado a la vez. Un año en que no se trataba, solamente, de cambiar un presidente. El año en que Salvador Allende y la Unidad Popular debían ‘poner manos a la obra’. Y así fue.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 nov 2019
ISBN9789569320484
Chile 1971: El primer año de gobierno de la Unidad Popular

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    Chile 1971 - Pedro Milos

    MEMORIA A 40 AÑOS

    CHILE 1971

    EL PRIMER AÑO DE GOBIERNO

    DE LA UNIDAD POPULAR

    Memoria a 40 años

    Chile 1971

    El primer año de Gobierno de la Unidad Popular

    Pedro Milos

    Editor

    Ediciones Universidad Alberto Hurtado

    Alameda 1869– Santiago de Chile

    mgarciam@uahurtado.cl – 56-02-28897726

    www.uahurtado.cl

    Impreso en Santiago de Chile

    Octubre de 2013

    ISBN libro impreso: 978-956-9320-48-4

    ISBN libro digital: 978-956-9320-51-4

    Registro de propiedad intelectual Nº 234079

    Impreso por C y C impresores

    Dirección Colección de Historia

    Marcos Fernández Labbé

    Dirección editorial

    Alejandra Stevenson Valdés

    Editora ejecutiva

    Beatriz García-Huidobro

    Diseño de portada y diagramación interior

    Francisca Toral

    Producción Seminario Chile 1971: Cindy Iriarte y Cristina Quezada R.

    Transcripciones: Juan Domingo Navarrete y Cindy Iriarte

    Edición transcripciones: Javiera Letelier C.

    Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.

    MEMORIA A 40 AÑOS

    CHILE 1971

    EL PRIMER AÑO DE GOBIERNO

    DE LA UNIDAD POPULAR

    Pedro Milos

    Editor

    Autores

    Isabel Torres

    Rolando Álvarez

    Pedro Milos

    Juan Carlos Concha

    Patricio Hevia

    Carlos Molina

    Hugo Fazio

    Óscar Guillermo Garretón

    Gustavo Miranda

    César Albornoz

    Juan Pablo González

    Jorge Echenique

    Sergio Gómez

    Alfredo Joignant

    Eduardo Contreras

    Esteban Tomic

    Pedro Felipe Ramírez

    Andrés Pascal Allende

    ÍNDICE

    PRESENTACIÓN

    INTRODUCCIÓN

    Pedro Milos

    MESA 1: SISTEMA POLÍTICO Y VÍA CHILENA AL SOCIALISMO

    Isabel Torres D

    Rolando Álvarez

    Pedro Milos

    MESA 2: DERECHOS SOCIALES Y SALUD PÚBLICA

    Juan Carlos Concha

    Patricio Hevia

    Carlos Molina

    MESA 3: CONTEXTO ECONÓMICO,

    NACIONALIZACIÓN DEL COBRE Y CREACIÓN DEL A.P.S

    Hugo Fazio

    Óscar Guillermo Garretón

    MESA 4: SOCIEDAD Y NUEVA CULTURA

    Gustavo Miranda

    César Albornoz

    Juan Pablo González

    MESA 5: MUNDO RURAL Y PROFUNDIZACIÓN

    DE LA REFORMA AGRARIA

    Jorge Echenique

    Sergio Gómez

    MESA DE CIERRE: CHILE 1971

    Alfredo Joignant

    Eduardo Contreras

    Esteban Tomic

    Pedro Felipe Ramírez

    Andrés Pascal Allende

    LOS AUTORES

    DOCUMENTO

    Primer Mensaje al Congreso Pleno del Presidente Salvador Allende, mayo de 1971

    PRESENTACIÓN

    MEMORIA A 40 AÑOS es un proyecto que se inició en 2010 con el Seminario Chile 1970, realizado con ocasión de los cuarenta años de la elección del Presidente Allende. De ahí en adelante, año a año, se fue siguiendo el desarrollo histórico de la experiencia de la Unidad Popular hasta su término en septiembre 1973. Esta ‘saga’ finalizó este año 2013 con el Seminario Chile 1973 y en total convocó a alrededor de sesenta personas, la mayoría de ellas actores o testigos directos de esos años, más algunos académicos. Los registros transcritos de esta rememoración colectiva dan lugar a cuatro volúmenes que hoy ven la luz pública, buscando constituirse tanto en testimonios de una memoria como en fuentes posibles para una nueva historia de este periodo. Este volumen es uno de ellos.

    MEMORIA A 40 AÑOS responde a una hipótesis respecto del recuerdo que existe sobre este convulsionado período y sobre la relación entre memoria e historia. Tenemos la impresión de que en general cuando se menciona a la Unidad Popular o se habla de Salvador Allende, nuestra memoria colectiva activa distintos focos aglutinadores de recuerdos. Al menos cuatro. En primer lugar, se activa el recuerdo del proceso de esos tres años que corresponden al Gobierno de la Unidad Popular, haciendo de ellos un todo sin distinciones. Un segundo foco —tal vez el más recurrente— se relaciona específicamente con el golpe de Estado de 1973, asociando el recuerdo de la Unidad Popular y de Salvador Allende a ese acontecimiento, con la enorme carga emotiva y política que tiene para nuestro país. En tercer lugar, ese recuerdo se asocia a la vivencia de la dictadura, ya que buena parte de la experiencia autoritaria se vincula con lo sucedido en nuestro país a partir de 1970. Por último, una cuarta evocación está relacionada con el discurso y la vivencia democrática de los últimos veinte años, uno de cuyos pilares fue ‘recuperar’ la democracia que se había extinguido el año 1973.

    En cualquiera de los cuatro casos mencionados, la memoria se muestra reticente a recordar de manera pormenorizada o ‘reconstructivamente’ aquello que, en términos más estrictamente históricos, representaron la Unidad Popular y la figura de Salvador Allende. Y es comprensible y saludable que así sea porque no está en la naturaleza de la memoria ese tipo de reconstrucción ‘racional’ o pretendidamente objetiva. En efecto, la memoria entendida como práctica social a través de la cual los sujetos, individual o colectivamente, construyen sentidos respecto del pasado, opera de manera distinta a la historia. No es raro, entonces, que la memoria evoque distintos sentidos o construya significados diferentes para un mismo proceso. Sin embargo, en este caso, al hacerlo —y del modo como lo hemos caracterizado— creemos que como sociedad estamos retrasando una comprensión más ‘empática’ o comprensiva de este período tan gravitante en nuestras vidas personales como también en su dimensión colectiva.

    MEMORIA A 40 AÑOS ha querido aportar, entonces, una práctica conmemorativa diferente. Busca potenciar la relación entre memoria e historia, por la vía de la interpelación de la memoria desde interrogantes propias de la historiografía: proponiendo un andamiaje temático y un marco temporal que ayuden a situar los recuerdos de un modo más cercano a los acontecimientos y a las fases del proceso. De allí el corte, por cierto arbitrario, entre cada año, progresivamente, y la identificación de temas que para cada uno de esos años se supone significativos.

    Un intento por reconstituir el ritmo y la cadencia del proceso, del modo lo más cercano posible a cómo lo vivieron los actores, o sea intentando no considerar el futuro de los hechos ni las consecuencias de sus propias acciones. Así, quienes fueron invitados a participar de este proyecto debieron realizar un ejercicio especial y, en cierto modo, artificial: recordar su experiencia en un año específico, sin olvidar que, en ese momento, no sabían lo que vendría después.

    MEMORIA A 40 AÑOS, sin embargo, reconoce y asume otro sesgo: es una iniciativa que no ha buscado representatividad o ecuanimidad alguna en el sentido de convocar a partidarios y/o detractores de la Unidad Popular. Por el contrario, creemos haber invitado a actores que, de distintos modos y en distintas circunstancias, estuvieron comprometidos con el proceso que se buscaba rememorar. La mayoría de ellos con responsabilidades políticas, técnicas o sociales en esos años, próximas al gobierno o bien con posiciones relativamente afines o cercanas. Con una sola excepción: en cada una de las mesas en que se discutió el contexto político, se invitó a un dirigente o militante democratacristiano activo en la época. En el caso de los académicos o analistas, en cambio, se invitó a quienes hubiesen realizado trabajos sobre los temas en discusión. Las razones de estas opciones son múltiples; tal vez la principal de ellas sea la dificultad de crear condiciones para un diálogo efectivo entre memorias tan disímiles y polémicas. Este es solo un primer paso.

    MEMORIA A 40 AÑOS, cuatro volúmenes que contienen huellas de un pasado reciente, que cambió la línea de las vidas de millones de chilenos y chilenas. Una serie de testimonios que busca evitar que la brutalidad y el dramatismo del golpe de Estado de 1973 ensombrezcan el recuerdo y determinen el análisis del tiempo que lo precedió. Un conjunto de ‘fuentes’ que va más allá de esa fecha símbolo y que remonta su historia.

    Memoria a 40 AÑOS, es también la publicación que inaugura la nueva serie de Documentos para la Historia del Chile Contemporáneo de la Colección Historia de la Universidad Alberto Hurtado, espacio editorial para la difusión de fuentes históricas que aporten a la comprensión de nuestro presente.

    DEPARTAMENTO DE HISTORIA

    FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES

    UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO

    INTRODUCCIÓN

    Pedro Milos

    Había pasado un año desde el primer encuentro de reflexión sobre los ‘cuarenta años’ de la elección del Presidente Allende, en septiembre de 1970, y había pasado también ‘un año’ de su Gobierno, en términos históricos, si lo hubiésemos estado siguiendo ‘en tiempo real’. Fue en ese momento, noviembre de 2011, cuando el Departamento de Historia de la Universidad Alberto Hurtado organizó el Seminario Chile 1971. Se trataba del segundo evento de una serie de cuatro, que había comenzado un año antes y que terminaría en 2013. La lógica de la pregunta central del Seminario se mantuvo, respecto del anterior: ¿Podremos, cuarenta después, recordar y desentrañar las claves de comprensión específicas que nos aporta el año 1971, respecto de un proceso complejo como lo fue la experiencia de la Unidad Popular? Y su sentido también: responder positivamente esa interrogante permitiría ‘resistir’ el peso interpretativo que tiene el golpe de Estado, como momento terminal, respecto del proceso y sus hitos previos. De esta pregunta y sus respuestas damos cuenta en esta publicación¹.

    1971, desde el punto de vista político, estuvo marcado por los resultados de las elecciones municipales del mes de abril: entonces la Democracia Cristiana, si bien baja su desempeño respecto de las municipales anteriores, confirma su carácter de partido mayoritario, al tiempo que los partidos de la Unidad Popular se empinan por sobre el 50 por ciento de los votos, aumentando notablemente el porcentaje obtenido en la elección presidencial. Preludio de una encrucijada en que la DC deberá optar entre la colaboración y la oposición. En ese contexto, el asesinato del ex ministro Edmundo Pérez Zujovic, en el mes de junio, será gravitante. Por su parte, Allende, en su discurso del 21 de mayo, había desplegado ya su original estrategia, conocida como la ‘vía chilena al socialismo’.

    1971, en el plano económico, muestra indicadores más que auspiciosos durante buena parte del año: el empleo mejora a la par que los salarios, aumenta la producción y todo ello eleva el consumo, principalmente de los sectores populares. Es el año en que se plantan dos banderas fundamentales para sustentar los planes económicos del gobierno: la Nacionalización del Cobre y la constitución del Área de Propiedad Social de la economía.

    1971 es también el año en que se profundizan los cambios en el mundo rural, a través de una renovada y más profunda Reforma Agraria, de importancia no solo económica sino también política y social. Los planes, programas y políticas sociales, de carácter público, anunciados en el programa de la Unidad Popular, comienzan a materializarse en distintas áreas, todas de gran sensibilidad e impacto. Los cambios llegan al mundo del trabajo y al modo como se gestiona la salud y se protege a la infancia; los planes de vivienda se extienden, terremoto de por medio; el debate se anuncia en el campo de la educación.

    Porque se creía que aquella vez no se trataba, simplemente, de ‘cambiar un Presidente’, 1971 es también el año en que se busca avanzar en un gran proyecto de cambio cultural, que hiciera posible forjar un ‘hombre nuevo’, creador no solo de una nueva economía y una nueva sociedad sino también de nuevas expresiones artísticas y culturales. La ‘quinta rueda’…

    Chile 1971. El primer año de gobierno de la Unidad Popular, es el segundo volumen de la serie MEMORIA A 40 AÑOS. Dieciocho autores, doce de ellos actores directos de procesos vividos durante ese año, en distintas áreas y responsabilidades, aportan a la comprensión de los principales hitos que marcaron el primer año de gobierno de la Unidad Popular. Un año en que la sociedad chilena, entre impactada y ‘expectada’, permite que los distintos actores busquen, encuentren y desplieguen sus posiciones; un clima muy diferente al que se vivirá más adelante, pasado el primer año, cuando la confrontación se instale.

    Desde un punto de vista analítico, la historiadora Isabel Torres y los historiadores Rolando Álvarez y Pedro Milos aportan antecedentes respecto de la Democracia Cristiana y el Partido Comunista, dos actores políticos claves para el proceso, y respecto de la estrategia política impulsada por Salvador Allende. Isabel Torres reconstruye la trama de relaciones internas de la DC, que se tensan a propósito de la candidatura de Radomiro Tomic a la elección de 1970 y del posterior triunfo de Allende; una trama que seguirá presente durante buena parte del año 1971 y que ayuda a comprender las relaciones entre la Democracia Cristiana y la UP ese primer año. Rolando Álvarez, por su parte, nos habla desde la subjetividad de la militancia comunista, desde la identidad, cultura y tradiciones del PC para, desde allí, explicar por qué ese primer año de gobierno popular fue vivido como un año de fiesta, de certezas, de materialización del optimismo histórico de la izquierda. Pedro Milos, finalmente, propone un balance de 1971 a la luz de los cinco puntos esenciales de la vía chilena al socialismo: el principio de legalidad, el desarrollo institucional, las libertades políticas, la violencia, y el logro de las libertades sociales, teniendo como base los discursos del Presidente Allende, del 21 de mayo y del 4 de noviembre de ese año.

    Las realizaciones del primer año involucraron casi todos los ámbitos de la vida social, entre ellos uno tan fundamental como la salud pública. Los testimonios de Juan Carlos Concha, Patricio Hevia y Carlos Molina, tres actores relevantes de las políticas de salud durante 1971, constituyen, sin duda, un privilegio. Para Juan Carlos Concha, el programa que aseguraba medio litro de leche diaria para niños, jóvenes, embarazadas y nodrizas, que comenzó a implementarse el 4 de enero de 1971 y del cual era responsable, permitió disminuir –en seis meses– de un 60 a un 12 por ciento los lactantes hospitalizados que presentaban algún grado de desnutrición. Uno entre otros muchos resultados alcanzados durante ese año en que él fue nombrado Ministro de Salud en el mes de agosto. Entre ellos, el desarrollo de novedosos e importantes programas materno-infantiles, que estuvieron a cargo de Patricio Hevia, quien en su presentación destaca tres aspectos claves de la política de salud durante 1971: la salud materno-infantil y de bienestar familiar; el programa nacional de leche; y la participación ciudadana comunitaria, a través de los Consejos Locales de Salud. Carlos Molina, Subsecretario de Salud ese año, junto con recordar la epopeya de importar 36 millones de kilos de leche en solo sesenta días, destaca el cambio histórico que se produce en la conceptualización del proceso salud-enfermedad, al ser ligada indisolublemente a las condiciones de vida de la población.

    El Vicepresidente del Banco Central y el Subsecretario de Economía en 1971, son quienes nos hablan sobre la nacionalización del cobre, la creación del Área de Propiedad Social y la situación económica de ese año: Hugo Fazio y Óscar Guillermo Garretón, respectivamente. Como miembro del Tribunal Constitucional del Cobre en la época, Hugo Fazio da cuenta del proceso a través del cual el Estado chileno, inspirado en la ‘doctrina Allende’ nacionalizó el cobre sin pago de indemnizaciones; así también relata qué medios se utilizaron para la estatización de la banca nacional y extranjera, ante la imposibilidad de legislar al respecto. Óscar Guillermo Garretón, por su parte, señala que durante 1971 se avanzó en los principales objetivos económicos, como lo eran profundizar la Reforma Agraria y aumentar el poder económico del Estado: el sueño revolucionario pareció posible y exitoso. Sin embargo, las consecuencias de esos avances no se harían esperar, entre ellas las presiones norteamericanas traducidas en el no otorgamiento de nuevos créditos. Entre las muchas ‘lecciones’ que Garretón extrae de esos años, destaca una: mientras más radicales sean los cambios, más amplias son las mayorías que se requieren.

    El campo de la cultura, particularmente el de la música, forma parte también del proceso de cambios que se vive durante el primer año de gobierno de la Unidad Popular. Las presentaciones de Gustavo Miranda, César Albornoz y Juan Pablo González dan cuenta de ello, tomando como referencia común la realidad de la llamada Nueva Canción Chilena. En el caso de Miranda, para analizarla en relación a la cultura juvenil de la época, a través de la revista El Musiquero, para mostrar, por ejemplo, cómo sus portadas representaron el proceso político que se estaba viviendo. César Albornoz –entre otras cosas– nos revela que en enero de 1971 se establece que el 25 por ciento de la música que emiten las radios debe ser ‘música nacional’ y el 15 por ciento ‘música chilena’; que dentro de los diez temas más escuchados del año figuraron Ni chicha, ni limoná, de Víctor Jara; La batea de Quilapayún y Con brotes de mi siembra, de Jorge Yáñez y Los Moros; que en Viña triunfaron Bigote Arrocet y Nino Bravo; y que, sin embargo, para la Nueva Canción Chilena, el año 1971 no fue particularmente importante. Para Juan Pablo González 1971, en cambio, fue el año en que vivimos la utopía porque los sueños se empezaban a materializar; un año marcado por tres ejes que él denomina la industria nos pertenece; el folclore tiene su lugar; y Violeta Parra es la madre del canto popular chileno.

    La profundización de la Reforma Agraria es, junto a la Nacionalización del Cobre, uno de los procesos que más marca el año 1971, tal como lo exponen Jorge Echenique y Sergio Gómez, quienes estuvieron en la primera línea de los equipos políticotécnicos de la época. Una Reforma Agraria que, según nos recuerda Jorge Echenique, contó con apoyo mayoritario a nivel legislativo y que, a partir de ese año, se centra en tres focos: término al latifundio, reorganización del área reformada y construcción de una alianza campesino-proletaria. Todo ello, sin embargo, con una agricultura desafiada a satisfacer un consumo creciente, justo en el momento en que experimenta una transformación estructural de esa magnitud. Sergio Gómez profundiza en la organización campesina, particularmente en las características y dificultades de los Consejos Campesinos, y en los modelos de organización del sector reformado en su tránsito desde los asentamientos a los Centros de Reforma Agraria. A juicio de Echenique, el cambio en las reglas del juego, en 1971, reforzó las dudas de los agricultores respecto de la Reforma Agraria en curso.

    La reflexión política sobre este agitado año 1971 está a cargo de Eduardo Contreras, Alfredo Joignant, Esteban Tomic, Pedro Felipe Ramírez y Andrés Pascal Allende, cada uno de ellos desde su particular posición política en la época –socialista, comunista, democratacristiano, izquierda cristiana y mirista, respectivamente–. Para Alfredo Joignant, 1971 forma ya parte de lo que él llama la crónica anunciada del golpe de Estado, que habría comenzado a escribirse el mismo día en que Allende triunfa en las urnas; y destaca el proceso de radicalización que comienza a observarse desde mediados del año y que incluía a su querido Partido Socialista. Eduardo Contreras, joven alcalde comunista de Chillán en ese momento, destaca ocho acontecimientos que a su juicio marcaron 1971; incluyendo, aparte de los más conocidos, la positiva redistribución del ingreso nacional, así como el negativo rol que habría jugado la ultraizquierda. La mirada de Esteban Tomic está marcada por la rica experiencia de colaboración y respeto que él vivió siendo parte de la embajada de Chile en Alemania, ese año 1971, y su falta de correlato con lo que ocurría en Chile; la Unidad Popular no asumió su condición de ‘tercio’ no mayoritario y desperdició la oportunidad de haber estrechado lazos con una DC que compartía aspectos importantes de su programa: la ‘fiesta’ se convirtió así, a su juicio, en ‘farra’. Para Pedro Felipe Ramírez, en cambio, 1971 es el año en que su grupo deja la DC para migrar hacia la UP, bajo el nombre de Izquierda Cristiana; se consagraba así la imposibilidad de haber llegado, en algún momento, a la alianza entre ambas fuerzas para constituir una ‘unidad popular’ a nivel social y político. Para el MIR, a cuya dirección nacional pertenecía Andrés Pascal Allende, 1971 era parte de un período prerrevolucionario, donde no existía aún una correlación de fuerzas suficiente para lograr el cambio revolucionario. Pascal sostiene que el MIR apoyaba las reformas y el horizonte socialista, pero no compartía la idea de alcanzar el poder gradualmente y por la vía institucional. Se pregunta también por qué, quienes creían en esa vía, no aprovecharon el buen resultado electoral de abril de 1971 para convocar a un plebiscito y realizar los cambios institucionales que se requerían.

    Chile 1971. El primer año de gobierno de la Unidad Popular, segundo volumen de la serie MEMORIA A 40 AÑOS, es un buen registro del acelerado pulso que comienza a mostrar la sociedad chilena tras la elección presidencial de 1970. En ello hay, ciertamente, factores que responden a las acciones que emprende la Unidad Popular una vez alcanzado el gobierno y que ya comentaremos; pero hay también una marea de fondo. Con cualquier alternativa que se hubiese impuesto tras la elección de septiembre de 1970 –triunfo de Tomic, triunfo de Alessandri, opción del Congreso por Alessandri siendo segunda mayoría, golpe de Estado como resultado del secuestro del general Schneider u otra que se pudiese imaginar– el resultado hubiera sido una ‘aceleración de la historia’ del país, a partir de ese momento. En este sentido, 1971 es algo más que un mecánico reordenamiento de la política y de la sociedad como reacción al modo como la Unidad Popular enfrentó su primer año de gobierno. Así lo demuestra una serie de procesos que se viven durante 1971.

    Para la derecha, 1971 está marcado no solo por la derrota de su candidato en septiembre, sino fundamentalmente por su

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