César y la Mujer
()
Información de este libro electrónico
Carlos Pérez Pestana
Nació en 1946, es decir voy a cumplir 73 años. Quería estudiar Medicina, pero por motivos económicos, y porque le gustaba dibujar, a los 18 años entró en un estudio de Arquitectura. Los siguientes 45 años trabajó con arquitectos y en ingenierías como proyectista de ingeniería civil. Cuando se jubiló se graduó en Historia del Arte por la UAM. Actualmente estudia ruso y empezará el Grado de Historia en la misma UAM. Ha pintado algunos cuadros, dibujado bastante, escrito algunos poemas y ahora se ha puesto a narrar algunos hechos que sí quiere recordar, eso sí, un poco ampliados y retocados. Plantó algunos arbolitos, tuvo dos hijos y ahora ha escrito un libro. «Supongo que he cumplido», nos dice.
Relacionado con César y la Mujer
Títulos en esta serie (100)
SM@RT? Los más recientes e importantes descubrimientos científicos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEscamas de mujer en un mar de silencios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOre Mor el Imperio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHomo Ecosoficus Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRevelaciones de Inteligencia Espiritual TOMO II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna historia abominable Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSocialdemocracia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Por qué tú? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cada persona que conoces Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl hijo del barro Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ya no vuelan cometas en los Cerros del Viento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGalería de lo que creas que te haga sentir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía de Luna y Tango Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Ángel resplandeciente. Ese que al abrir sus ojos, perdió su luz Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl manifiesto Cóndor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDificultades de aprendizaje del cálculo aritmético Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Educación para el siglo XXI: Contextualizada y sin Frontera Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSueños de Algodón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVEIDA... Una brujita con corazón de farmacéutico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa voz de la sombra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesZanzíbar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa resignación de los cobardes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Timidez Enmudece en las Aulas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Amelia y el amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVietnam 50 años después Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEncuentros con el Ángel Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn mi mundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEstandarte Amatista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCandidez Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEllos simplemente me encontraron Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
Castidad: La reconciliación de los sentidos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCurvatura que cura la locura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSexo de cine: Visitaciones y goces de un peregrino Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAutobiografía de una pulga Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las honradas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl sueño gélido: Atempero Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPSIQUE - EL DESPERTAR SOMBRÍO Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesParentalia: Primer libro de recuerdos (1957) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas flores inevitables y otros relatos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl zorro de arriba y el zorro de abajo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Superluna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa venganza del cordero atado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Dos relatos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVidas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Pretoriano: Narrativa Espírita de la Antigua Roma Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRelatos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Pretoriano Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLilith Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMiseónica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVuelta y vuelta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi amor desgraciado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA vuela pluma: - Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo ser una máquina: Aventuras entre cíborgs, utopistas, hackers y futuristas intentando resolver el pequeño problema de la muerte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesKoumeterium Messolonghi Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn Altísimo Descontento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa sal de la vida: Y otros ensayos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Entre poemas y sábanas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos gozosos amores de Virginia Boinder y Pablo Céspedes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl sueño del tiempo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLiteratura universal Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Erótica para usted
Kamasutra (texto completo, con índice activo) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sexotástico - Historias de sexo: Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Vamos a tener sexo juntos - Historias de sexo: Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Te deseo tanto... Novela erótica Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Relatos eróticos y fantasías sexuales 2. Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Profesor Perverso y la alumna que no quiere reprobar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Le gusta ver como otro llena a su esposa de leche 3 Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Erótico y sexo - "Me encantan las historias eróticas": Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5A ella le encanta por atrás. Rico y Rapidito 2 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Salpícame: la guía completa al Squirting Calificación: 4 de 5 estrellas4/52 Enfermeras Calientes atienden a su Paciente. Relatos Eróticos Cortos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Primera vez por atrás en el aeropuerto con el amigo de mi papá. Señorita Traviesa 4. El Relato Erótico Corto y Caliente #50 de Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me encanta el sexo - mujeres hermosas y eroticas calientes: Kinky historias eróticas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La Latina Kama Sutra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poco Maids de Leche Coleccion Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El Cliente Quiere Leche. Lactancia Erótica 8 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Deseando por ti - Erotismo novela: Cuentos eróticos español sin censura historias eróticas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El bárbaro y las brujas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Abusada por el equipo (Humillación y fantasías de sexo realizadas en grupo) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tesoro Oculto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La primera vez de la niñera. Cuentos Cortos y Calientes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Deseo Prohibido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHombres duros y sexo duro - Romance gay: Historias-gay sin censura español Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Aventuras Eróticas de Alicia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Primera Vez Con Mi Jefe en La Montaña. Señorita Traviesa 2 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Alégrame la vista Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El juego Calificación: 3 de 5 estrellas3/5
Categorías relacionadas
Comentarios para César y la Mujer
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
César y la Mujer - Carlos Pérez Pestana
César y la Mujer
Carlos Pérez Pestana
Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).
© Carlos Pérez Pestana, 2019
Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras
Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com
www.universodeletras.com
Primera edición: 2019
ISBN: 9788417926885
ISBN eBook: 9788417927851
A Dori
A Belén in memoriam
«le coeur a ses raisons que
la raison ne connait point»
Blaise Pascal
«Yo, que jamás tuve otra religión
que un cuerpo de mujer…»
Joaquín Sabina
Introibo ad altare Mulieris
«Polvo seré, más polvo enamorado…»
F. de Quevedo
Testamento
Quisiera que cuando la Vieja Dama me sorprenda
en mi quehacer, paseando o en mi lecho,
todas aquellas a las que quise un día
acompañarais, quedas, el último latido de mi cuerpo.
Allí os tendré, fundida reunión de los anhelos
que acompañaron con su ser mi vida y mis recuerdos,
pues fueron vuestras almas las que hicieron
mi alma, arcilla modelada en vuestros pechos.
Algunas fuisteis mías, mi cuerpo se fundió con vuestros cuerpos.
Otras, las más, en mi vivir fuisteis tan sólo,
un sueño soñado entre otros sueños.
Pero a todas confieso que os debo la existencia;
lo que fui, lo que hice. Y el consuelo anudado por los tiempos,
del ser que ya sin ser, acabé siendo.
Quisiera que ese día, tal vez lejano,
en mis cenizas tristes dejarais vuestros besos;
pues polvo seré, más polvo enamorado
de la Mujer, de su Alma y de Su cuerpo.
Después, dejad tranquilo, al campo, el mínimo resto de mi cuerpo,
quizás de alguna lágrima mojado. Pues este es mi deseo:
que sirva de cuna a una amapola o, tal vez,
a vuestros sueños lo conduzca el viento.
(Octubre, 1993)
Prólogo
Los personajes que aparecen en esta narración casi en su totalidad pertenecen al mundo de la realidad y se corresponden, al menos en parte, con personas que son o fueron y muchos de los acontecimientos que se cuentan ocurrieron en realidad, adornados por alguna licencia literaria y algunos añadidos que pudieran redondear la narración. El autor ha cambiado los nombres y modificado los lugares o situaciones donde estos personajes amaron, fueron amados y fueron y se sintieron felices o desgraciados. Muchos de ellos existen o existieron, pero no como aquí son mostrados. No obstante, podrían ser reconocidos, tal vez, por otras personas que compartieron algo de sus vidas. A todos ellos mi gratitud y también a todos mi amor, por vivir un tiempo en mi vida y otro en mis sueños.
Por lo anteriormente expuesto, el autor debe confesar que algún episodio ha sido ampliado para dotar a la narración de una mayor redondez literaria. Pero totalmente surgidos de la imaginación de quien esto escribe, son muy pocos los que pueden leerse en este relato.
El narrador pide ser disculpado por ello.
1
César y el narrador
(Ya cercanos a la ancianidad, César y yo solemos reunirnos de cuando en cuando y hacer lo que la gente mayor hace en estos encuentros: hablar de achaques y contarse batallitas que no por sabidas no dejan de parecerles nuevas en cada ocasión.
Recuerdo una de ellas a la que César acostumbraba a volver alguna vez que otra y me resulta extraño que repitiese su sueño —así lo llamaré— sin apenas variaciones.
César, ateo convencido, me habla de lo que para él sería el Paraíso, una variante del egipcio de la antigüedad, pero con un cambio que el introduce para acomodarlo a su paso por el mundo y su relación con las mujeres, con la Mujer.
Para él, el Paraíso de los antiguos egipcios es más bien un telón de fondo para sus deseos, quizás, de alguna clase de trascendencia. Trataré de ser lo más fiel posible a sus ideas sobre el Más Allá.
Me dice que una vez pasados los inevitables pasos post mortem, el pesaje de su alma ante Osiris y haber resultado aquella más ligera que una pluma de la diosa Ptah, accedería a un jardín donde su alma se multiplicaría en múltiples almas, pero que ninguna dejaba de ser él mismo. Una especie de esquizofrenia mística. Y cada una de estas almas se reuniría con cada una de las almas de las mujeres que había amado o le habían amado. Y con cada una de ellas iniciaría una nueva vida paradisíaca y eterna, en las que el amor el afecto y, naturalmente, la sexualidad ocuparían la mayor parte del tiempo, ya que estas almas recobrarían la misma materialidad que tuvieron en su existencia terrenal.
De esta manera César declaraba su espíritu polígamo, pero ponía el acento en lo afectivo de su poliginia. Me decía:
—Mira, a todas las amé, no de la misma forma ni con la misma intensidad. Como bien sabes, Berta fue la sacerdotisa que me inició en el arte del amor, tanto en lo que tiene de sexo como de sentimientos. Pero sobre todo Lola, al dedicarme casi toda su vida se ha convertido en el eje principal, en el foco donde convergieron todos los reflejos de lo que a lo largo de mi vida he sentido… Pero con todas me gustaría pasar la eternidad en mi soñado e imposible Paraíso.
A continuación, César callaba y, alguna vez vi brillar sus ojos.
En ocasiones a César le daba por filosofar, decía:
—Las maldiciones que aquejan a la Humanidad son tres: las religiones que prometen Paraísos futuros e inexistentes, los nacionalismos, que separan a los humanos según su lugar de nacimiento y la monogamia, entendida cómo reproducción con un solo ejemplar de sexo diferente, es decir, monoginia o una sola mujer o monoandria o un solo varón. Estas tres aberraciones, en pugna con nuestra más antigua y profunda evolución, aherrojan a los individuos en cárceles que se oponen a sus más íntimos deseos. Naturalmente, estas artificiales y artificiosas leyes son violadas continuamente en las sociedades humanas, pero, desde la aparición del patriarcado… Ya lo sé, ya lo sé… —insistía— por razones económicas llevadas por Freud al ámbito de los psicológico, «principio de placer, principio de realidad», pero que no dejan de ser cadenas invisible que justifican nuestros sufrimientos.
Ahí, más o menos, detenía su discurso y me miraba como diciendo: «A que tengo razón» y continuaba:
—Todo mal de las humanas gentes radica en el sentido de la propiedad: del Más Allá, de la tierra y del sexo y el amor. Como si ello fuera posible en realidad; tan solo poseemos el presente y no del todo, lo que