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Segunda persona
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Libro electrónico53 páginas35 minutos

Segunda persona

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Colección de historias que van de los entornos urbanos a los rurales. Con humor, exploran desde la particular forma de ser de las damas de sociedad, hasta las charlas hipotéticas de las estatuas de los santos en las iglesias de pueblo. Sin duda es un libro que divierte y enseña.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 ago 2019
Segunda persona
Autor

Isabel Burgos

Isabel Burgos es actriz, directora, escritora y entrenadora de actores, y no-actores, en técnicas teatrales. En 2010, publicó su primer libro de cuentos, Segunda persona. Ha participado en las antologías Tiempo al tiempo, 9 nuevos cuentistas panameños, Escenarios y provocaciones: mujeres cuentistas de Panamá y México, Resonancias y Puente levadizo. Sus cuentos han sido publicados en las Revistas Maga, El Guayacán, Panorama de las Américas y La Balandra. En 2014, ganó el Premio Literario Ricardo Miró, sección teatro, por su obra Tránsito.

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    Segunda persona - Isabel Burgos

    persona)

    Carabé

    Carabé se para en la cubierta del barco y mira hacia el horizonte. Atrás quedan la playa, la selva, el caserío. Su amado pueblo arde. Toda su gente ha muerto, incluyendo a su padre, su madre y sus pequeños hermanos. Sus cuerpos yacen en medio del incendio, esperando la llegada de los espíritus ancestrales para que los ayuden a cruzar al más allá. La terrible espada de los conquistadores ha arrasado con todo y Carabé es la única sobreviviente. Ahora inicia un viaje en barco, hacia tierras incógnitas, con aterradores compañeros de travesía que la miran con deseo y se ríen de sus esfuerzos por mantenerlos a distancia.

    —Sí, ya leí eso, pero entonces, ¿cuál es mi motivación?

    El acting coach es muy buen actor. Solo que es muy buen actor y muy feo. Por eso trabaja de acting coach. Utiliza toda su sabiduría actoral para hacerse el comprensivo.

    —sa es tu motivación, Corazón. Lo que te acabo de leer. Eres la única de tu especie, estás sola y te enfrentas a un universo totalmente desconocido.

    Corazón se levanta y mira a través de la ventana de su camerino rodante. Trata de imaginar lo que pudo sentir Carabé.

    Infructuosamente, por supuesto.  

    —¿Crees que le debo pedir a la peluquera que me suelte un poco las trencitas? — Se mira en el espejo con

    desaprobación—. Este vestuario me hace ver gorda, me voy a quejar con el dire.

    —¿Estás segura, Muñeca? Debe tener tantas cosas en la cabeza... Mira, mejor concéntrate en lo que estamos trabajando porque, si logras un trabajo profundo y convincente, nadie se va a fijar en tus llantitas.

    Muñeca abre los ojos y la boca, incrédula de lo que oye. El coach trató de recoger la lengua pero esta adquirió vida propia, la desgraciada. Muñeca sale ofendidísima y el coach se queda rumiando la manera de conseguir que esa niña tan linda, pero tan tonta, pueda sentir algo un milímetro bajo su epidermis. Dios le da pan al que no tiene dientes. Él se rasca la cabeza. Recuerda que siempre fue buena imitando.

    Es de noche en la cubierta del barco. El contramaestre ha tratado de que Carabé baje a las bodegas. Ahí le han arreglado un lugar donde dormir. Ella se niega y en cuanto intentan forzarla, patea y araña como un gato montés. El capitán ha ordenado que la dejen en paz. Carabé, encadenada al pie del mástil mayor, contempla la posibilidad de lanzarse al agua y hundirse en el suave sueño de los que duermen junto a las algas.

    —¿Cómo así, coach? No entiendo nada, estoy desesperada y ya vamos a empezar a filmar.

                  —Carabé piensa en suicidarse, Caramelo, en suicidarse.

    —Oh, my God! —Caramelo mueve los labios sin emitir sonido—Dramática, la Carabé... 

    El coach también considera por breves instantes el suicidio. Pero ve, por la ventana, su salvación.

    Carabé ha

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