El Esquizonte
Por Felipe A. Matti
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Un sucesor de "Elementos de un vitalismo elemental" en donde se busca otra aproximación al desarrollo del contenido del primer libro. Una introducción que se dedica a comentar más claramente lo que el vitalismo propone en la forma dada en su predecesor; para luego dar con la obra de teatro El Esquizonte, donde una mente divisora y frágil busca hacerse de la verdad y hablar consigo misma; en el devenir de la obra Hombre no tendrá opción y deberá cometer actos con graves consecuencias para sí como para el mundo que lo circunda.
Felipe A. Matti
Philosophy student at U.C.A (Pontificia Universidad Católica Argentina). Right now: Pannaturalist, Vitalist and believer in God but nontheless in the importance of the seek of truth. Mission: Merge Philosophy and Literature, create a friendly environment where people can philosophically inquire its beliefs and surroundings, and to avoid any sort of difficult terminology and language where only someone who is guided and knowledgeable of the subject's terms could understand. We are here to think and be thought, hence we are always trying to uncarry that burden which is to face the question "How important are we? And why am I here? What is nature, how dominant am I in this realm, in this reality?". Things like this, are what befuddles the human being since he was asked "So, how was your day?".
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El Esquizonte - Felipe A. Matti
Introducción
"My body feels cold in color: nose red, knuckles blue"
Peter Hammill.
Cuando me propuse explicar aquello que aquejaba mi mente hace al rededor de un año, lo cual ya había comenzado a gestarse se podría decir que unos años antes de aquél momento, opté por un método no tan convencional. El escrito estaba principalmente destinado para mis amigos, de hecho el borrador (unas doce páginas) fue leído ni bien lo imprimí por primera vez por dos amistades muy grandes frente a mí en el centro de estudiantes de la facultad de filosofía y letras.
Su primera impresión había sido extraña, por un lado una de las personas que lo había leído se resignó de inmediato al reconocer el método geométrico de tintes espinocísticos y me devolvió la impresión prácticamente intacta; lo cual ameritó a que me explicase y repasase el escrito con mucho detenimiento y resolviendo las objeciones que ella me presentaba. La otra persona (una de las mentes más brillantes que hasta el día de hoy he conocido), habido conocedor del sistema geométrico y la filosofía analítica, sucumbió ante la desazón cuando reconoció que estaba siendo tan preciso y milimétrico en mi exposición que debía leerlo con mayor detenimiento. Sin embargo, persistí en la exposición de mi pensamiento bajo aquél método; únicamente dediqué un breve prólogo para comentar el camino de mi discurrir que llegó a tal modo de entender la realidad como también un brevísimo anexo en el cual expuse más amenamente y con ejemplos más amables lo que había querido proponer en el escrito en sí.
Pero no hice otra cosa que pecar de ignorante y soberbio, pronto recapacité y ensayé otros métodos para exponer mi pensamiento tales como la poesía, el diálogo, el ensayo o el teatro; incluso cuentos cortos o pequeñas gacetillas han sido bosquejadas junto con algunos escolios que han quedado inconclusos en mis apuntes. El estilo es también una aproximación, es de hecho, la principal instancia que ataca o recibe al lector y le muestra unos aposentos cómodos y acogedores u hostiles y ásperos, por qué no también cínicos. Por lo que con recaudo me anticipo a quienquiera que goce de tiempo libre y este encarecidamente leyendo estas páginas a propósito de su aburrimiento y le suplico encarecidamente que no deje a un lado cualquier otro escrito que tenga mi nombre y que lo lea al menos de la misma forma que lee estas palabras. No suelo escribir extensivamente, justamente evito a toda cosa distenderme puesto que el divague pronto ataca mi espíritu y pasionalmente comienza a dispararse hacia cualquier lado sin terminar por concretar las ideas, lo cual me asusta en cierta medida ya que quiero ser lo más claro y ameno posible.
Retomando. Elementos de un Vitalismo Trascendental
me trajo mayores problemas que soluciones. Con timidez comencé a repartir el escrito ya terminado a varias personas, entre ellas filósofos de profesión que realmente dieron su mirada crítica al asunto. Mi mayor peripecia fue el omitir algo que hasta el momento de concluir aquél escrito me parecía una obviedad y sin embargo no lo es. Al darle la característica de Trascendental se estipuló que quería proponer: 1) Una visión kantiana al vitalismo, es decir, justificar al impulso vital como si fuese algo analítico, o mejor, puro y sin necesidad de sensibilidad ó 2) Una visión medieval/aristotélica de una trascendencia distal o eficiente en las cosas. Quisiera ya decir de una vez por todas que en primera instancia se me perdone por generar tales confusiones al pequeño puñado de personas que me han leído bajo esos ojos; no se trata de ninguna de las dos cosas. Segundo, debo aclarar acerca del punto 1) que aquello no se podría dar, puesto que el impulso