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La colonización militar y el conflicto colombo-peruano Movilizacion nacional en la guerra contra el Perú (1932)
La colonización militar y el conflicto colombo-peruano Movilizacion nacional en la guerra contra el Perú (1932)
La colonización militar y el conflicto colombo-peruano Movilizacion nacional en la guerra contra el Perú (1932)
Libro electrónico252 páginas2 horas

La colonización militar y el conflicto colombo-peruano Movilizacion nacional en la guerra contra el Perú (1932)

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El 1 de septiembre de 1932 tropas y civiles peruanos invadieron el puerto colombiano de Leticia y desataron un conflicto armado internacional. Sobre estos fundamentos este libro permite eslabonar acciones que señalaron la positividad que tuvo la colonización militar emprendida a partir de 1930 y su incidencia en las acciones de combate que generaron el conflicto con la invasión del puerto amazónico de Leticia, por parte del Perú.
Bien lo registra el autor, en el Capítulo IV: "Al estallar el conflicto, las cinco colonias militares constituyeron los puntos de apoyo fundamentales para las tropas que llegaron del interior del país y que integraron el Destacamento Militar del Putumayo que le dio el triunfo a Colombia en Güepí".
Tomados en conjunto estos temas, podemos deducir por ello que la colonización militar significó en esencia la colombianización de una serie de comunidades indígenas diseminadas en las zonas selváticas del sur del país e ignoradas por el propio Estado, lo cual permitió agregar un nuevo espacio geopolítica a los destinos de la patria.
Igualmente, que en mucha parte ello contribuyó a orientar el éxito final de las misiones militares adelantadas en un teatro de operaciones, ciertamente inhóspito y totalmente conocido y dominado por el invasor desde años atrás.
Analizado a fondo permite, por lo mismo, escudriñar la realidad acusadora de una abulia oficial, desde aquellos años que tanto pesaron sobre el destino de la patria debido al abandono de los territorios limítrofes que dio lugar a los apetitos expansionistas de países vecinos con grave mengua de la heredad recibida de nuestros libertadores, a través de acuerdos internacionales que mutilaron significativamente el entorno territorial y la superficie global de nuestra geografía.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 abr 2019
ISBN9780463427194
La colonización militar y el conflicto colombo-peruano Movilizacion nacional en la guerra contra el Perú (1932)
Autor

Alfonso Pinzón Forero

Alfonso Pinzón Forero, fue un oficial del arma de caballería del Ejército colombiano, egresado con el grado de subteniente de las armas de combate de la Escuela Militar de Cadetes en 1928 y retirado por voluntad propia a finales de 1945 en el grado de teniente coronel, distinguido como uno de los más brillantes comandantes de tropas y estudiosos oficiales de la época.Autor de varios articulos técnicos del arma de caballería y ya en el retiro, autor de otros escritos de opinión acerca de la dinámica socio-política del país. Su obra cumbre es el libro titulado La colonización militar y el conflicto colombo-peruano, en el cual relata la evolución del Ejército colombiano, los niveles de preparación para movilizar tropas y al país en general con ocasión de una agresión armada exterior y la comprensión de la dirigencia política del país de estos temas.

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    La colonización militar y el conflicto colombo-peruano Movilizacion nacional en la guerra contra el Perú (1932) - Alfonso Pinzón Forero

    La colonización militar y el conflicto colombo peruano

    Teniente coronel Alfonso Pinzón Forero

    Ediciones LAVP

    www.luisvillamarin.com

    Cel 9082624010

    New York City, USA

    ISBN: 9780463427194

    Smashwords Inc.

    Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio sea mecánico, foto-químico, electrónico, magnético, electro-óptico, por reprografía, fotocopia, video, audio, o por cualquier otro medio sin el permiso previo por escrito otorgado por la editorial.

    La colonización militar y el conflicto colombo peruano

    Prólogo

    Introducción

    Inicia la colonización militar

    Organización de las colonias militares

    Viaje a Manaos e Iquitos

    Enrique Olaya Herrera

    General Luis Acevedo Torres

    Oficio del ministerio de Guerra

    El Ejército de Colombia

    Visita al Perú

    Canje de territorios

    Teniente coronel Alfonso Pinzón Forero

    Del Destacamento del Putumayo

    Del grupo de colonización, Amazonas, Caquetá y Putumayo

    Organización de la comisaría del Amazonas.

    Llegan comunicaciones del nuevo gobierno

    Comunicación terrestre entre Leticia y La Victoria

    Llegan los primeros refuerzos

    Regresa el general Acevedo a Caucaya

    Llegan los cañoneros

    Repliegue de las tropas en la guarnición de Leticia

    Resultados de la colonización militar

    Se designa nuevo jefe de fronteras

    Los peruanos se toman Leticia

    Cambio de comando

    General Roberto D. Rico

    Movilización y concentración de tropas

    Concentración de tropas

    Acción diplomática

    Primeros encuentros con el enemigo

    Apresto para el combate

    Posición peruana

    General José Dolores Solano

    Ataque a Güepí

    Ataque a la guarnición de Güepí

    Proclama

    Anécdotas

    General Alfredo Vásquez Cobo

    General Efraím Rojas Acevedo

    Preparación del ataque a Puerto Arturo

    Reunión de comandantes de destacamentos con Minguerra

    Análisis general de las fuerzas militares colombianas

    Plan de operaciones de Colombia

    Plan de operaciones del Perú

    Orden de Operaciones

    Destacamento del Amazonas

    Líneas de comunicación con el teatro de operaciones

    Coronel Herberth Boy

    Cese de hostilidades con base en el Convenio de Ginebra

    Conclusiones

    Anexos

    Tratado de límites y navegación Fluvial entre Colombia y Perú

    Acta tripartita de límites Colombia-Brasil-Perú

    Actas y notas especiales

    Recomendaciones de la Sociedad de Naciones

    Protocolo de amistad y cooperación colombo-peruana

    Bibliografía

    Prólogo

    En gesto de gallarda deferencia que compromete por anticipado nuestra sincera gratitud, el señor teniente coronel (r) Alfonso Pinzón Forero, distinguido oficial de caballería de nuestro Ejército, ha tenido a bien dispensarnos el encargo de escribir esta nota preliminar, a fin de presentar su importante estudio sobre La Colonización Militar y el Conflicto Colombo-Peruano

    Obra, por demás interesante, ésta que recoge episodios que demandaron titánicos esfuerzos para lograr sacar avante dos empeños concurrentes de nuestra propia historia nacional, bien merece nuestro aplauso a su gestor como artífice y protagonista de estas tareas. Tiene, por ello mismo, este trabajo el valor excepcional de ser escrito por quien compartió estas experiencias con todos sus complejos compromisos.

    De ignorancia supina estos hechos, para la inmensa mayoría de compatriotas incluidas muchas generaciones militares, su compendio representa valioso aporte histórico para rescatar la validez de una causa que tuvo la grandeza de convocar la participación entera del pueblo colombiano, a fin de superar una situación que comprometía la propia soberanía nacional.

    Sobre estos fundamentos el nuevo libro que hoy se ofrece a los lectores, permite eslabonar acciones que señalaron la positividad que tuvo la colonización militar emprendida a partir de 1930 y su incidencia en las acciones de combate que generaron el conflicto con la invasión del puerto amazónico de Leticia, por parte del Perú.

    Bien lo registra el propio autor, en el Capítulo IV de su libro, donde señala lo siguiente: Al estallar el conflicto, las cinco colonias militares constituyeron los puntos de apoyo fundamentales para las tropas que llegaron del interior del país y que integraron el gran Destacamento Militar del Putumayo que le dio el triunfo a Colombia en Güepí.

    Tomados en conjunto estos 2 temas, podemos deducir por ello que la colonización militar significó en esencia la colombianización de una serie de comunidades indígenas diseminadas en las zonas selváticas del sur del país e ignoradas por el propio Estado, lo cual permitió agregar un nuevo espacio geopolítica a los destinos de la patria.

    Igualmente, que en mucha parte ello contribuyó a orientar el éxito final de las misiones militares adelantadas en un teatro de operaciones, ciertamente inhóspito y totalmente conocido y dominado por el invasor desde años atrás.

    Analizado a fondo permite, por lo mismo, escudriñar la realidad acusadora de una abulia oficial, desde aquellos años que tanto pesaron sobre el destino de la patria debido al abandono de los territorios limítrofes que dio lugar a los apetitos expansionistas de países vecinos con grave mengua de la heredad recibida de nuestros libertadores, a través de acuerdos internacionales que mutilaron significativamente el entorno territorial y la superficie global de nuestra geografía.

    En este sentido y haciendo remembranza de acciones que contrastaron con la despreocupación de los gobiernos, cabe anotar que desde finales del siglo XIX un pionero de aventuras, oriundo de Santa Rosa de Viterbo, se anticipó a esa empresa buscando incorporar a la vida colombiana aquellas regiones desconocidas del sur del país, con base en un empeño colonizador fallido, infortunadamente, por las dificultades de todo orden en su contra.

    Señalamos con esto la experiencia vivida por el general y presidente de Colombia Rafael Reyes y que fue recogida en sus memorias, publicadas por el Fondo Cultural Cafetero en 1986, en las cuales al referirse a la exploración de los ríos Putumayo y Amazonas y a las empresas de quina y caucho en la Región Amazónica, entre los años 1874 a 1884, registra un desconocimiento vergonzoso, al anotar:

    En Pasto no se conocía de la región que queda al oriente sino hasta Mocoa y de allí en adelante el vulgo, ignorante de la geografía, creía que quedaba Portugal; confundían este país con el de Brasil. Pobladas esas selvas de monstruos y de terribles fieras, algo así como en lo desconocido y fantástico debió ser para la humanidad los mares y las regiones que Colón descubrió.

    Su empeño de 10 años dejó en todo caso, la primera constancia de presencia colombiana en aquellas regiones con la fundación del Puerto La Sofía sobre el río Putumayo. Después vino de nuevo el olvido de estas promisorias comarcas.

    La firma del Tratado de Límites Salomón-Lozano en 1922, su delimitación cumplida en 1929 y la tarea de colonización entre los años 1930 a 1932 al mando del general Luis Acevedo, llevaron a comprometer en decidido empeño a nuestro Ejército, bajo rectos principios de disciplina y amor patrio, para lograr aquellos asentamientos de colonos procedentes del Huila y de Nariño, que habrían de soportar el apoyo a las tropas destacadas, con motivo del conflicto que nos ocupa.

    Capítulos ciertamente interesantes los primeros del libro, permiten a su autor relatar, con realismo y buen estilo literario, los esfuerzos demandados para la instalación de los iniciales polos de atracción y desarrollo que permitieron la incorporación de colombianos sobre estas regiones, nuevamente olvidadas años más tarde y no incorporadas aún al patrimonio nacional, pese a las dolorosos realidades vividas.

    La patriótica y solitaria presencia militar, después, sobre los ríos Caquetá y Putumayo, en puestos atendidos hasta hace años por el Ejército y alrededor de los cuales se agrupaban colonos pobres sin apoyo oficial distinto al escaso que éstos pudieran ofrecerle, nos hace evocar nostálgicos aquellos tiempos en que iniciada nuestra carrera militar fuimos destacados al puesto avanzado de Puerto Boy sobre el río Caquetá, a raíz del asilo que buscó el líder político peruano Víctor Raúl Haya De La Torre en nuestra Embajada en Lima y que hizo temer una posible nueva incursión peruana sobre nuestros territorios del sur. Reforzamos entonces dicho puesto militar para misiones de comunicación por tierra con Mondar en el río Putumayo.

    Puestos levantados posteriormente por el Ejército quedaron en manos de la Armada Nacional, la cual los redujo al actual de Puerto Leguízamo sobre el río limítrofe como punto intermedio del alto y bajo Putumayo, para la vigilancia de la frontera.

    Tal el desenlace de los juiciosos relatos del señor teniente coronel (r) Alfonso Pinzón Forero En cuanto se refieren a la colonización militar cumplida en aquellos años y que pese a nuevos empeños que buscaron revivirla, a través de la Escuela Militar de Colonización de La Tagua en 19 75, no prosperó como se esperaba.

    En relación, ahora, con el tema estrictamente militar y que corre analizado en detalle en los capítulos V a X del libro, consigna el autor la cruda realidad que confirma el grado de precariedad de nuestras instituciones castrenses al inicio del conflicto pero, asimismo, exalta ese espíritu patriótico del pueblo colombiano y esa responsabilidad y visión estratégica y táctica de los jefes que debieron asumir la organización y mando de los destacamentos del Putumayo y Amazonas, creados bajo urgencia para sortear un conflicto inesperado, que demandó ingentes gastos al gobierno y nuevos sacrificios a las Fuerzas Militares.

    Desde las primeras órdenes impartidas el 3 de septiembre de 1932 en Caucaya por el entonces coronel Luis Acevedo, que había cumplido cabalmente sus misiones como Jefe de Colonización y Fronteras, hasta la firma del Tratado de Paz de Ginebra el 25 de mayo de 1933, se conjugaron 3 factores determinantes que pusieron en evidencia la realidad histórica que obligó a comprometer la movilización entera de la nación, a fin de que la guerra fuese la continuación de la política por otros medios, según lo señalara el tratadista alemán. Ellos fueron: gobierno, pueblo y nacionalismo.

    Correspondió en este caso al doctor Enrique Olaya Herrera, como presidente de la república, afrontar el reto sorpresivo y para ello supo convocar la conciencia de su pueblo que sin reparo alguno ofreció su apoyo incondicional y la entrega de sus propias joyas y anillos matrimoniales para captar recursos que permitieran el debido equipamiento militar, como en efecto fue logrado, honrando así una tradición nacionalista, pacífica pero no ajena a la contundente reacción, cuando ello se impone.

    Por paradojas que el destino inexorable suele imponer a los hombres y a los pueblos, el Estadista de los años 1930 a 1934, fue el mismo joven abogado de la primera década del siglo que combatió vehementemente al presidente Rafael Reyes, aquel famoso explorador de 1874-84 en esas mismas zonas que ahora constituían el teatro de operaciones de Colombia.

    Complementó la tarea del gobierno una acción diplomática serena y sabiamente conducida ante la Liga de Naciones existente entonces, por el doctor Eduardo Santos, luego presidente de Colombia, a cuya acertada diligencia se logró la firma del tratado de paz que puso término al conflicto.

    Como militar, el autor de este estudio deja notarse como versado verdadero en las doctrinas de su profesión, con análisis juiciosos y serenos sobre cada uno de los temas de la Movilización y Concentración de las tropas; ... Primeros encuentros con el enemigo; ... Aprestos para el combate; … Ataque a Güepí donde aplica con rigor principios tácticos y establece el balance preciso de los ejércitos comprometidos, complementándolo con los relacionados con el ataque a Puerto Arturo donde señala con criterio exacto el poder de las fuerzas colombianas y los planes de operaciones de Colombia y del Perú, con la emisión de órdenes precisas que no pudieron ser ejecutadas por el destacamento del Amazonas, en virtud de la suspensión de hostilidades decretada por el presidente de la república el 24 de mayo de 1933, a escasos días del ataque ya planeado en todos sus detalles contra el puerto citado, ubicado en el teatro de operaciones nororiental del departamento peruano de Loreto y que, quizá, hubiera significado un nuevo triunfo colombiano, dado el ardor que impulsaba a la acción, a las tropas colombianas... Ello evitó más sangre entre pueblos hermanos, de origen histórico común y destino solidario.

    Destaca, a la vez, la toma incruenta y victoriosa de Tarapacá por el destacamento conducido por el general Alfredo Vásquez Cobo, el 14 de febrero de 1933.

    Nuestro pueblo, de nuevo, hizo gala de sus conocidas virtudes y pujanza. Bien lo recoge el autor al señalar:

    Ante la sorpresa del asalto de los peruanos a Leticia, que no era el primero sino el tercero en cien años contra nuestra soberanía patria, como nos lo recuerdan Tarqui y La Pedrera y ahora el trapecio amazónico, el pueblo colombiano se levantó como un solo hombre herido y ofendido en su dignidad nacionalista, depuso las diferencias políticas que enfrentaban a los dos partidos tradicionales, rodeó al presidente de la república y se alistó a combatir al invasor.

    Ese pueblo, precisamente, integró los cuadros y las tropas combatientes dejando nueva muestra de su temple y arrojo temerario con sacrificios, aceptados por indispensables, como fueron los casos protagonizados por el joven soldado huilense Cándido Leguizamo y el nariñense Juan Solarte, cuyo holocausto de leyenda al rendir sus vidas para evitar la muerte de sus compañeros, selló acciones inolvidables de valor y heroísmo sin par.

    En este nuevo encargo nuestra nación no fue inferior a las imposiciones de una guerra inesperada, pese a los factores iniciales en su contra y que muy acertadamente sintetiza el autor al afirmar: "Al iniciar el conflicto, el Perú contaba con fuerzas militares bien organizadas, adiestradas y dotadas. El ejército peruano disponía de efectivos que duplicaban el pie de fuerza del colombiano.

    Contaba la Armada con cuerpo de oficiales y clases bien preparadas... La Fuerza Aérea con varios años de antigüedad, con buenas dotaciones de aviones, aunque no muy numerosos. El cuerpo de oficiales eficientemente preparados. Igualmente, consigna: Nuestro país con su actitud resuelta, obtuvo la reconquista del Trapecio Amazónico y el Puerto de Leticia", confirmando con ello el triunfo obtenido.

    Las conclusiones de este estudio, compiladas en el capítulo X de la obra, recogen apreciaciones para tomarse en cuenta por su alcance socio-económico y por su concepción estratégica militar que, ojalá, sean valoradas y justipreciadas cabalmente por quienes al leer este libro piensen en el porvenir de Colombia.

    Una nota penosa, no obstante, consigna una ingrata referencia que confunde, al señalarse: La mayoría de combatientes y oficiales que participaron en el conflicto con el Perú, hicieron su tránsito a la eternidad. Los pocos sobrevivientes de esa campaña, aún esperan una modesta recompensa que, por indiferencia inconcebible, hasta la fecha se les ha negado...

    A ello sólo nos atrevemos a decir que esa ha sido la vía dolorosa que infortunadamente han tenido que transitar aquellos héroes ignorados de nuestras propias causas, en una dimensión de olvido e indiferencia que a todos nos condena, por esa muestra de ingratitud hacia los hombres de armas cuando cesa el peligro.

    Cierra esta interesante narración histórica una serie de transcripciones muy valiosas, relacionadas con los siguientes temas: Tratado de límites y libre navegación fluvial entre Colombia y el Perú. Acta Tripartita sobre límites y navegación entre Colombia, Perú y Brasil. Actas y notas especiales. Recomendaciones de la Sociedad de las Naciones en el conflicto entre Colombia y el Perú. Protocolo de amistad y cooperación entre la República de Colombia y la República del Perú y actas adicional y de canje respectivas.

    Nosotros, favorecidos con el honroso encargo de hacer esta presentación terminamos nuestro comentario rindiendo un tributo de admiración y elogios a su autor y un conmovido homenaje a la memoria de esos veteranos que han traspuesto los límites terrenos y de quienes viven todavía el recuerdo de una hazaña poco conocida y, menos aún, valorada y compensada como correspondía en justicia.

    Invitamos, por último a recorrer las páginas de este nuevo libro a fin de recibir una lección de historia de Colombia, escrita por quien la vivió plenamente y hoy la entrega al juicio de sus lectores.

    Brigadier General José Jaime Rodríguez R

    Introducción

    Con especial complacencia dedico la presente reseña histórica, al pueblo de Colombia, a las Fuerzas Armadas de la república y a mis compañeros de promoción que contribuyeron con su juventud y coraje en la defensa de la soberanía patria, durante el conflicto internacional de 1932-1933.

    El trabajo que a continuación se publica es fruto de las observaciones y experiencias obtenidas por el suscrito, en su condición de oficial del Grupo de Colonización Militar en los territorios del Amazonas, Caquetá y Putumayo, como teniente ayudante del general Luis Acevedo, Jefe de Fronteras del Sur, y como oficial del Destacamento Militar del Putumayo, al frente del comando de los buques Waina-Capac y Sinchirroca, durante el conflicto colombo-peruano.

    Me he propuesto narrar los hechos principales atinentes a las dos actividades fundamentales desarrolladas en las fronteras del sur:

    —La colonización militar y el conflicto con el Perú, en forma concisa, siguiendo un orden cronológico de los acontecimientos ocurridos, a fin de dar a nuestros compatriotas una información clara y sintética de la emergencia delicada que tuvo que afrontar nuestro país, como consecuencia del desconocimiento del tratado de límites

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