EL MENSAJE SECRETO DE LOS AKU-AKU
terrizamos en Isla de Pascua como elefante en cacharrería, deseosos de contemplar los moáis, los ahus, la aldea ceremonial de Orongo, la cantera del volcán Ranu Raraku –donde se construían las estatuas monolíticas– y otros, una serie de normas de conducta tradicionales que es necesario que todos cumplan para mantener el orden social. Después de ganarnos la confianza de varios pascuenses, al principio muy tímidamente, pero con el paso de los días de forma mucho más explícita, nos explicaron que desde hacía años la isla estaba sufriendo una auténtica oleada de ataques de los Aku-Aku. Nos confesaron que esa violencia desatada por parte de los espíritus guardianes de Pascua se debía al «desembarco» de la vida moderna y las costumbres occidentales, que impedían a la inmensa mayoría de los rapanuis el cumplimiento del , esas normas de conducta tradicionales. Y después de tal revelación, todos, absolutamente todos nuestros informantes, empezaban a hablar con enorme nostalgia sobre cómo era el día a día en la isla antes de que la población abrazara las costumbres occidentales. En esos días descubrí que, al igual que sucede con otros pueblos nativos que son invadidos por unas costumbres que no les pertenecen, en Pascua existía un grave problema de alcoholismo. En el fondo, los ataques de los Aku-Aku no son más que un síntoma de una realidad muy cruda: la sustitución de una cosmogonía –que implica una forma de vida– por otra foránea que todo el mundo se ve obligado a aceptar, pero únicamente por las circunstancias.
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