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Los mitos de los pueblos que habitaron el centro y el sur del continente americano antes de la llegada de los europeos son ricos en divinidades femeninas que presentaban esa doble naturaleza benévola y terrible. Cada una de las numerosas cosmogonías de los pueblos precolombinos es tan colosal y cautivadora que necesitaríamos el monográfico en su totalidad para siquiera acercarnos a su superficie. Ante la necesidad de economía narrativa, repasaremos algunas de sus deidades femeninas más sorprendentes:
En las mitologías azteca, chichimeca y pipil es la diosa de la muerte y la obsidiana. Patrona de los sacrificios y regidora del ParaísoTerrenal conocido comoTamoanchan, se la representa como un esqueleto de mujer, con piel extremadamente fina y oscura con alas de mariposa –y cuchillas– que en que pretendían evitar la puesta de sol y que se alimentaban de carne humana. Su leyenda comienza con su aparición en la tierra, invisible a ojos humanos gracias a la capa que porta. Tras obtener el mandato sobre los chichimecas, se convirtió en una deidad venerada a la vez que temida por sus guerreros. Considerada la patrona de la muerte y el inframundo, también fue venerada como Madre en la Guerra. En la cosmovisión mexica, es algo más que una deidad, pues en su figura se aúnan elementos de la vida, la muerte y la fertilidad.