CONQUISTADORES
Los Reyes Católicos rompieron por completo en 1498 el monopolio concedido a Colón para acometer expediciones de descubrimiento y permitieron que cualquier súbdito de la corona pudiera explorar las tierras del Nuevo Mundo, previa concesión de una licencia otorgada por el reino de Castilla –que lo reconocía como adelantado, gobernador o capitán general, dependiendo del territorio a conquistar– y siempre que corriera con los gastos (el interesado debía reunir el dinero para la compra de los buques, el equipo para el viaje y la impedimenta militar y reclutar a los hombres necesarios) y entregara parte de los beneficios a la corona.
Así, desde principios del siglo XVI abundaron en el Nuevo Continente las expediciones militares cuyo tamaño no excedía de una o dos compañías formadas por voluntarios que, como señaló Hernán Cortés, eran “hombres de diversos oficios y pecados”. Procedían, en su mayoría, de las tierras de Andalucía, Extremadura y Castilla y en general pertenecían a todos los estratos sociales, con predominio de
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