BOGOTÁ.— Desde que el profesor rural y dirigente sindical izquierdista Pedro Castillo se convirtió en presidente de Perú, en julio de 2021, la posibilidad de que acabara de manera anticipada su mandato de cinco años era un tema recurrente en los círculos políticos del país.
Su triunfo electoral se dio por un margen muy estrecho -apenas 0.25% por arriba de la derechista Keiko Fujimori-; tenía en contra a la mayoría del Congreso y medio país lo percibía como un comunista que buscaba estatizar sectores clave de la economía, como el minero.
Desde que Castillo tomó posesión, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador le brindó un firme apoyo político y asesoría económica y en el área social. En diciembre del año pasado viajó a Lima el secretario de Hacienda de México, Rogelio Ramírez de la O, al frente de una delegación que incluía a funcionarios de la Secretaría del Bienestar.
“Tenemos que ayudar a los pueblos hermanos, porque esto no es sólo apoyar al presidente surgido de un movimiento popular, que es un dirigente que orgullosamente nace en la zona serrana, viene de las comunidades pobres”, dijo López Obrador el 13