Los rostros del cielo

Por Yvonne Armand Villa

Yvonne es una mujer apasionada por la vida. Inteligente y estudiosa. Todos los días me sorprende con algún nuevo conocimiento, me platica de algún curso que tomó o algún libro que acaba de leer. Su capacidad de integración haciendo asociaciones entre los diversos temas es impresionante. Comparte su sabiduría con todos los que la rodean de una manera creativa e interesante cautivando su atención. Le gusta mucho generar espacios que sean agradables para sus allegados. Se preocupa por todos los detalles. En esos espacios puede llevar a cabo su mejor talento: escuchar sin juicios y regresar lo que escucha de una manera entendible y amorosa. Usa su propia experiencia de vida para ser compasiva ante la adversidad de los otros, pudiendo ser muy empática. Ha buscado la manera de trascender su historia atreviéndose a explorar nuevas maneras de hacer las cosas, a pesar de ir a contracorriente. También es hábil con sus manos, con ellas lleva a cabo manualidades creativas que están por toda su casa. Ésa habilidad la ha llevado a incorporar el arte dentro de su trabajo terapéutico. A pesar de haberse caído muchísimas veces y de haber pasado épocas de profunda soledad nunca ha perdido de vista su objetivo de mejorar la vida de las familias como sustento del individuo y por lo tanto de las sociedades. Lo que más admiro de ella es la gran paz que transmite cuando estás a su lado, el amor y la ternura de su mirada.

• Idioma: Español
• Editorial: Difundia Ediciones
• Fecha de lanzamiento: 14 mar 2019
• ISBN: 9788417799205

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Morelos.

DEDICATORIA

A las mujeres.

A Carlos que ha caminado junto a mí

a través del espacio y del tiempo.

A Yvonne que me ha regalado miles de sonrisas, miles de

lágrimas, miles de abrazos e intensivas horas de reflexión.

A Carla que me ha acompañado

con tanto amor en todo este proceso.

A mis hermanos Alma, Lourdes y Héctor que fueron

tejiendo el entramado de mis primeros años de vida.

A mi papá por la vida, por su existencia,

por su compromiso, por su amor.

A mi mamá por ser lo que fue: mi gran maestra.

Fue un gran honor compartir la vida contigo, gracias.

AGRADECIMIENTOS

Todas y cada una de las personas que han acompañado mi caminar, ya sea por un minuto o por mis 55 años de vida, merecen mi reconocimiento y mi gratitud, pues han sido parte de los hilos con los que he ido tejiendo los distintos rostros de mi particular Cielo.

A todos y cada uno de mis ancestros, reconocidos o no reconocidos, cercanos o lejanos, incluidos o desheredados. A todos ellos les mando mi más profundo amor porque la suma de todos ha dado por resultado la riqueza de experiencias grabadas en cada célula de mi ser material a través del ADN.

Agradezco a todos mis maestros. A los formales porque tome alguna clase con ellos y me transmitieron su sabiduría. A todos los informales porque tocaron mi vida de alguna manera: a través de un libro, una plática, una mirada, compartiendo un salón o un paseo, degustando comidas, llorando, riendo a carcajadas, brindando, soñando, abrazando, creando, manifestando. A veces juzgando injustamente, a veces perdonando y perdonándonos.

A mis sobrinos Vicky y Celso, muchas gracias por haber llegado a mi vida. Me hicieron inmensamente feliz al permitirme cuidarlos y darles el gran amor que tenía guardado para ustedes. Sé que a veces no he sabido estar cerca, sobre todo ahora que ya están iniciando su vida adulta. Les pido perdón por todos los momentos en los que no he podido estar ahí. Quiero que recuerden que siempre, siempre, siempre contarán con mi apoyo y mi amor incondicional.

A mis suegros, Salvador y Margarita, muchas gracias por formar parte importante de mi vida, por enseñarme grandes lecciones de amor y de perdón. Gracias por haberle dado la vida a Carlos.

A mis cuñados, gracias por ser y estar, por todos los momentos juntos.

Adrián, Ma. Sophie, Jessy, Luis, gracias por su cariño.

A mis tíos Hugo y Lupona, los quiero muchísimo, siempre han estado cercanos a mi corazón. Gracias por acompañarme en esta aventura.

Lupita, Vero, Hugo y Héctor, gracias por haber compartido todos esos momentos que construyeron nuestra infancia y juventud.

Elvia, formas una parte esencial en mi vida. Llegaste a esta familia y has conquistado el corazón de todos. Siempre dispuesta a ayudar y apoyar en cualquier forma. Has sido nana de mis hijas y lo fuiste de mis perritas, has sido la mejor de las cuidadoras de mis padres, de mi hermano y de esa enorme casa. Dándonos siempre todo tu amor. Gracias por estar ahí, por dedicar tu vida a nosotros.

Diana Esther, coincidimos en esta búsqueda de nuevos paradigmas, en nuestro deseo de hacer las cosas de manera diferente, nos acompañamos en nuestras historias de vida queriendo entender la profundidad de ellas, nos hicimos cómplices de esos temas extraños haciéndonos amigas, hermanas del alma.

Vero, apareciste en mi vida de pronto y sin darme cuenta ya estabas instalada en mi corazón. Tu intensidad, tu pasión, movieron mi mundo llevándome a tomar las riendas de una historia que estaba como congelada en el tiempo.

Las tres juntas hemos creado un espacio de magia lleno de amor incondicional, un espacio en donde podemos ser vulnerables, donde podemos caernos, llorar, patalear, gritar y que nos ha demostrado que hacerlo así nos vuelve más poderosas. Nos recreamos y nos atrevemos a ir más allá de los límites de nuestra propia existencia. Mis queridas socias, brujas, magas, chamanas, gracias, infinitas gracias por todo. Las amo.

Myrthala, nuestra historia inicio en la Universidad, sin embargo fue hasta hace 4 años que realmente se empezó a consolidar. Gracias por tu compañía, apoyo y por estar dispuesta a crecer conmigo.

Luz, que rápido nos volvimos como hermanas, apenas 2 años de estar juntas y parece que ha sido toda la vida. Gracias infinitas por estar a mi lado, por escucharme y validarme. Gracias por la oportunidad de entrar a tu vida.

Ma. Luisa, no hay palabras para agradecer todos estos años de acompañamiento, de aventuras con nuestras hijas, de amistad incondicional. Te quiero mucho.

Mireya, tantas historias compartidas, tantas lágrimas juntas, tanto dolor incrustado en nuestro ser, tanto camino recorrido. Estás en mi corazón, siempre.

Rosalía, gracias por tu confianza, por tu fiel acompañamiento en mis locuras, por ser, por estar, por tu alegría, por tu amor.

Paola, Cristy y Amparo: ustedes han formado la parte más importante de mi proceso de crecimiento. Ustedes fueron mi primer grupo formal de escuela para padres hace ya 15 años. Me han hecho evolucionar y continuar siempre en la búsqueda de nuevas estrategias para estar mejor en comunidad. Las quiero con todo mi corazón y me siento muy orgullosa de haber sido su maestra y ahora su amiga.

Ave, un millón de gracias por atreverte a seguir tu misión en la vida. Por aparecer en mi cielo, por tu pasión, por ser artífice del inicio de mi propia aventura en este caminar. Gracias, gracias, gracias.

Paquita, Rosario, Conchita, Marisol, Elizabeth, Odette, Rita, Vicky, Lucy, Elisa, Aida, Cristy, Grace, Verana, Claudia, Ernesto, Gaby, Mónica, Diana I., Diana Luz, Rosa Elena, Maura, Adriana, Rocío, Juan, Paty, Alma, Paty, Alejandra, Alfonso, Bertha, Judith, July, Paty, Ma. Tony, Irene, Citlali, Eugenia, Odette, Luis Felipe, Claudia, Alicia, y Paty. Gracias, gracias, gracias, las amo con todo mi corazón.

Una mención especial a mi gran amiga Ana Lucía. Apareciste en mi vida en uno de los momentos más importantes para mí: el inicio de mi vida como esposa y después como madre. Yo no estaba en condiciones de llevar a cabo tan titánica tarea, me sentía absolutamente perdida. Gracias a ti que me sugeriste entrar primero a un proceso psicoterapeútico y después incorporarme a ese primer Diplomado en Orientación Familiar. Cambiaste mi vida por completo, fue un momento decisivo, transformador. Estoy cierta que lo habíamos pactado desde antes de llegar a esta encarnación. Gracias por haber sido mi faro de luz en tiempos de neblina profunda.

Y a ti que me estás leyendo:

LO SIENTO MUCHO por las memorias de dolor

que comparto contigo,

PERDÓNAME por unir mi camino al tuyo para sanar,

GRACIAS por estar ahí para mí,

TE AMO por ser quien eres.

«Honrar a los padres significa tomarlos tal como son, y honrar la vida significa tomarla y amarla tal como es: con el principio y el final, con la salud y la enfermedad, con la inocencia y la culpa.»

Bert Hellinger

ÍNDICE

DEDICATORIA

AGRADECIMIENTOS

PRÓLOGO

CAPÍTULO I MÚLTIPLES FACETAS

AMANECER DE UNA HISTORIA

TODOS LOS CIELOS

POR LA MAÑANA

SOL EN EL CENIT

EN EL ATARDECER

FIESTA NOCTURNA

LUZ Y OBSCURIDAD

ATRAPADA A MEDIA NOCHE

OTRO AMANECER PERFILÁNDOSE

CAPÍTULO II ARCOÍRIS

ROSA DERRAMANDO DULZURA

ROJO QUE ME APASIONA

BERMELLÓN MOSTRANDO REBELDÍA

NARANJA UN POCO OBSTINADO

ÁMBAR ENSEÑÁNDOME LA INQUIETUD

AMARILLO ANSIOSO POR SALIR

VERDE MIRANDO EMPÁTICO

CIAN SINTIÉNDOSE VULNERABLE

TURQUESA EN SU FACETA DE TERNURA

AZUL QUE ME PONE TRISTE

ÍNDIGO DANDO PASOS FIRMES

VIOLETA REGALÁNDOME SU VALENTÍA

PÚRPURA INVITÁNDOME A ASUMIR MI PODER

CAPÍTULO III FENÓMENOS METEOROLÓGICOS

RELÁMPAGOS Y TRUENOS

TORNADO EN MI INTERIOR

SEQUÍA EN LOS CORAZONES

TORMENTA ELÉCTRICA EN MI CUERPO

HELADAS QUE CONGELAN LOS HUESOS

TEMPESTAD QUE DESGARRA EL ALMA

DESPUÉS DE LA TORMENTA SALE EL SOL

VIENTOS QUE DEJAN HUELLAS PROFUNDAS

INUNDACIÓN DE EMOCIONES ENCONTRADAS

NIEVE INICIANDO EL PROCESO DE DESHIELO

CAPÍTULO IV DONDE BAILAN LAS CONSTELACIONES

ESTRELLA FUGAZ

MI SISTEMA SOLAR

ESTRELLAS LEJANAS

NEBULOSA EN VIRGO

CONSTELACIÓN DE LEO

NEBULOSA EN CÁNCER

UNA ESTRELLA SE ACOMODA

LLEGADA AL PLANETA TIERRA

GIGANTE ROJA EN SAGITARIO

CONSTELACIÓN DEL CAN MAYOR

ESTRELLAS QUE SE MIRAN POR PRIMERA VEZ

CAPÍTULO V ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

INMENSAS NUBES CUIDANDO NUESTRO CAMINAR

NUBES BLANCAS EN MI RECORRIDO

AROMA A LLUVIA RECIÉN CAÍDA

NUBARRÓN Y NUBECILLA

LA VÍA LÁCTEA SALUDANDO

CIELO AZUL DESDE MI VENTANA

COPOS DE ALGODÓN ABORREGADO

CIELO DESPEJADO Y HERMOSO CON TINTES DE TRISTEZA

CAPÍTULO VI LA HABITACIÓN DE DIOS

CIELO MÍSTICO

AURORA BOREAL

LA ESTRELLA DEL NORTE

CIELO Y TIERRA JUNTOS

LAS PUERTAS DEL PARAÍSO

EL CIELO Y YO, CARA A CARA

LA ESCALERA QUE LLEGA AL CIELO

RESTAURACIÓN: VOLVER A LA HABITACIÓN DE DIOS

EPÍLOGO

PRÓLOGO

Este libro fue escrito como parte del proyecto de ecofeminismo de la Lic. Ave María Panamá. Definimos ecofeminismo como la voz de la mujer a través de la historia. Es un proceso que me emociona mucho. Yo llevo ya varios años acompañando y escuchando a las mujeres en su transitar por la vida. Me doy cuenta de lo importante que resulta saber las historias de nuestras familias para podernos entender y trascender las memorias, para crecer y evolucionar con cimientos más firmes.

Es un proceso que requiere gran valentía. Atreverse a narrar nuestra historia, nuestra visión. Atreverse a hablar de lo profundo de nuestro dolor, de nuestro caminar en el sanar, de nuestro tránsito hacia el perdón y la reconciliación. Las narraciones pueden parecer muy duras y sin embargo sé que son de suma importancia para entendernos y transformarnos, creando así un mundo más amoroso. Estoy convencida que atravesando la obscuridad podemos llegar a la luz. Y no sólo eso, sino que es la obscuridad la que nos da el empuje para llegar a nuestra gran luz interior.

Es el momento. Se hace indispensable restaurarnos, regresar a ser esa maravillosa obra de arte que en realidad somos. Sacar a la luz toda la historia escondida, todas esas capas de mugre que se han ido acumulando por siglos de maltrato e inconsciencia. Como dice Margaret Ruby en su libro El ADN de la sanación: «Los secretos de familia, largamente guardados, escondidos en lo profundo de la memoria de nuestro ADN, nos influencian en formas de las que ni siquiera notamos.»

La voz de la mujer ha sido acallada por demasiado tiempo. Ya es hora de tener la versión femenina, de que nos leamos y conozcamos unas a otras, valorando nuestras experiencias, uniéndonos en una sororidad para vivir de una manera más armónica, equilibrando lo femenino y lo masculino. Es hora de escribir acerca de la profundidad de nuestras «políticamente incorrectas emociones».

Yo llevo muchos años escribiendo y en mí ha estado siempre la ilusión de publicar un libro. Me esfuerzo por hacerlo de una manera cada vez más cotidiana y más profesional. Sé que es uno de mis dones, que debo ponerlo al servicio de otros, pero hay algo que me ha detenido todos estos años y en realidad no sé qué es, acaso serán las memorias de otras mujeres castigadas por hacerlo. Mujeres hechas a un lado, mujeres desarraigadas de los lugares que les correspondían por derecho.

Hace alrededor de diez años motivé a mi marido para que escribiera un libro, ¡y lo hizo! En menos de un año ya lo tenía publicado. Le organicé la presentación del mismo. Recuerdo que al terminar ese evento, se acercó mi tía Lupona, hermana de mi mamá y me dijo: «para cuándo el tuyo hija, tu tío y yo estamos esperándolo». Mi tío ya falleció y se fue sin leerme.

Mi abuelo paterno fue periodista. Escribía mucho. También publicó un libro, del cual me enteré hace muy poco, trata acerca de la evolución de las tierras en el estado de Morelos. ¿Estaría orgulloso de mí o más bien decepcionado porque no me he atrevido?

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