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Defectuosa

La vida de una joven cambia para siempre cuando toma malas decisiones.

Un dinero inesperado como regalo de su cumpleaños número dieciocho, le da a Kara Butler la oportunidad de escapar de su miserable vida en casa y comenzar desde cero en algún otro sitio. Al azahar elige Bretherton, un pequeño y tranquilo pueblo a las orillas del mar, donde, por lo general no pasa nada. Pero, muy pronto su vida se ve enredada entre un compañero de trabajo con problemas mentales, un médico casado y manipulador y su agorafóbica esposa y de esta forma la vida de Kara está lista para cambiar para siempre. Obsesión, lujuria, traición y asesinato, te dejarán pensando quién es la víctima en realidad en esta fascinante historia, inspirada en una historia real.

Género: FICCIÓN / Suspenso

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento21 feb 2019
ISBN9781547573042
Defectuosa: CU@8
Autor

Cindy Vine

Born in Cape Town, South Africa, I have traveled to many different countries working as an international school teacher. Following a bout with breast cancer and being ripped off yet again, I wrote a self-help book called Fear, Phobias and frozen Feet, which deals with how to break the pattern of bad relationships in our lives. Last year, I self-published Stop the world, I need to pee! It's a fictional tale of how a headstrong woman manages to escape from an abusive husband. Currently, I am teaching at an international school in Tanzania. The Case of Billy B is my third book.

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    Defectuosa - Cindy Vine

    DEFECTUOSA

    Por Cindy Vine

    ––––––––

    Diseño de la portada por Cris Advincula

    TAMBIÉN POR CINDY VINE

    Stop the world, I need to pee!

    The Case of Billy B

    Not Telling

    The Great Mountain to Mountain Safari

    ESCRITO COMO CINDY VAN DEN HEUVEL

    Fear, Phobias and Frozen Feet

    www.cindyvine.com

    Descargo de Responsabilidad

    Todas las descripciones y personajes son completamente ficticios, y producto de mi imaginación.

    Este libro está dedicado a mi familia, que siempre me ofrece un inquebrantable apoyo.

    CAPÍTULO 1

    Había una pequeña nube esponjosa flotando justo sobre Table Mountain. No tenía ningún caso que estuviera ahí sola; no era lo suficientemente grande para formar el famoso mantel por el cual se conoce Table Mountain. Sólo estaba ahí, más bien como yo, pensó Kara, mientras veía por la ventana. Yo también estoy solamente aquí, sin ser parte de nada. Su padrastro había estado gritándole por casi veinte minutos sin parar. Kara se había ensimismado cuando él llegó a la ya conocida parte de que ella era muy floja hasta para respirar. ¡Eres tan floja, que necesitas un tanque de oxígeno para que respire por ti! había gritado. Kara decidió que ya no le importaba lo que él pensara. Nada de lo que hiciera lograría su aprobación, así que, por qué molestarse en hacer algo. Deseó que llegara una ráfaga de viento y la barriera y la llevara sobre las montañas, como la nube. Podría vagar alrededor en el claro cielo azul de Ciudad del Cabo y ver a todos correr alrededor, fingiendo estar ocupados, como lo hacía su mamá en la cocina. Kara sabía que su mama hacía rato que había preparado la cena, y los golpes de ollas en la cocina eran su forma de mantenerse alejada de él. Él era un tirano. Kara lo odiaba y estaba segura de que su mamá también lo odiaba. Se mantenía fuera de su camino, corriendo por todas partes como un ratón tímido; no había forma de que su mamá estuviera enamorada de alguien como él. ¿Quién escogería vivir siempre con miedo? ¡Por Dios santo! ¿Me estás oyendo? gritó, su boca se torció con una fea mueca.

    Por supuesto Pa. Kara dejó de mirar la nube por la ventana y fijó sus ojos verdes en él.

    Siempre te escucho, y lo sabes. Veamos, soy irresponsable, floja y... ¿dijiste defectuosa? Kara miró a su padrastro. Era un hombre atractivo con cabello rubio rizado, ojos azules, alto y musculoso, lo que prueba que las apariencias engañan. No era de extrañar que su madre se hubiera sentido atraída hacia él. Eso fue cuando su madre era vibrante y extrovertida, la vida y alma de la fiesta. Ahora no era más que un tapete con una expresión permanente de ciervo deslumbrado en la cara. Cuando Kara cumplió diecisiete años, juró que no sería como su madre. Ella se enfrentaría a él, se mantendría firme. Pero la verdad era que acababa de intercambiar el estar encogida de miedo por ensimismarse. ¿Había alguna diferencia entre ambas cosas?

    Cuando su padrastro se movió hacia su espacio personal, bloqueándole la vista de la nube sobre la montaña, Kara bajó la mirada hacia sus uñas. No importaba lo mucho que lo intentara, él jamás lograba quitar el sucio y negro aceite de debajo de sus uñas. Siempre había un poco que no se quitaba, incluso cuando se cepillaba las puntas de los dedos con el cepillo para uñas hasta que se ponían rojas. Era mecánico así que era parte del trabajo, pero eso no quitaba que fuera desagradable. Razón de más para despreciarlo. Kara no podía imaginar algo peor que esas manos, con esas uñas acariciando su cuerpo.

    Kara no tenía idea de qué había hecho mal esta vez. Tal vez él lo había mencionado, pero ella no lo escuchó. Su boca se movía como la de un presentador de noticias en la TV cuando lo pones en silencio. Movimiento sin sonido, bastante gracioso, en verdad. Kara sonrió ante ese pensamiento. Estaba tan lejos en su zona, que no lo vio venir. Su puño conectó con su

    pómulo y cayó de espaldas, golpeándose la cabeza con la mesa de centro. Con cuidado se tocó la mejilla, ya podía sentir que comenzaba a hincharse. Ninguna cantidad de maquillaje podría esconder ese moretón mañana en la escuela. Tal vez ahora si me escuches cuando hable, dijo en forma ofensiva. Considéralo como tu llamada de atención. Salió de la habitación dando fuertes pisotones y azotó la puerta detrás de sí. Unos minutos más tarde, Kara escuchó que arrancaba su motocicleta. Sabía que se iría al pub y bebería hasta perderse, y después uno de sus amigos lo llevaría a casa en la madrugada, hablando en voz alta, fingiendo que susurran, chocando con las cosas, despertando a los vecinos. No sabía cómo lo soportaba su madre, si fuera su esposo, ella ya lo hubiera corrido desde hacía mucho tiempo.

    Kara se levantó del suelo. No lloró. Ya nada de lo que él le hiciera podía hacerla llorar. Se le habían secado las lágrimas el día que cumplió dieciséis años, cuando él la golpeó enfrente de sus compañeros, en el estacionamiento de la escuela. Esa vez la había llamado defectuosa retrasada. Desde entonces, los otros chicos en la escuela se mantenían lejos de ella. Solitaria como una nube, pensó sombríamente. A nadie le gusta llevarse con alguien que lo está pasando mal. Es casi como si pensaran que algo de esa mala suerte se les podría pegar. Kara entró a la cocina, su madre la ignoró, estaba muy ocupada reacomodando la alacena que no necesitaba un reacomodo.

    ¿Lo oíste irse de nuevo? Kara se sentó en la banca de madera, cerca de la mesa de la cocina. Su madre sólo encogió los hombros, sin decir una palabra. Tampoco dejó de hacer el reacomodo innecesario de latas y botellas de las repisas. Su madre no podía verla a los ojos. Nunca salía en su defensa. Jamás. Esta vez me

    golpeó. Mira".  Kara señaló su mejilla hinchada. Su madre

    le echó una rápida mirada furtiva y miró hacia otro lado.

    Trabaja mucho, sólo está cansado. Ya deberías saber que debes mantenerte lejos de él cuando está cansado. Kara estaba cansada de que su madre siempre se pusiera de su lado.

    Te trata como a un tapete. ¿Por qué lo defiendes? Soy carne de tu carne. ¿Eso no significa nada? Kara podía sentir los ojos llenos de lágrimas. Él no podía hacerla llorar, pero el que su madre la evitara y su incapacidad para intervenir y proteger a su única hija siempre la hacía llorar. Su madre se giró para ver a Kara y frunció los labios.

    No seas tan irrespetuosa. Él paga la renta, trae pan y mantequilla a la mesa. Es un buen proveedor. Tú nunca aprendes. Mantente alejada cuando esté de malas. Para ahora ya conoces los signos. Haz como yo. La madre de Kara continuó apilando latas, una sobre otra.

    Kara no pudo evitarlo y pateó el piso con frustración. ¡Aargh, simplemente no puedo comunicarme contigo! ¿No puedes entender que sólo quiero ser normal? ¿Qué quiero tener una vida en familia normal?  ¡Extraño a mi papi, a mi verdadero papá! ¿Por qué tengo que decirle papi cuando ni siquiera es mi padre?

    Desgraciada pequeña perra, porque ahora yo soy tu papá. Kara no había oído que la motocicleta había regresado ni que su padrastro había entrado a la casa. Tu padre murió, supéralo. Él sólo te tuvo para tener algo por qué vivir, y sinceramente no vales la pena. ¡Eres un desperdicio de espacio, inútil, completamente inútil!. Y con eso Kara sintió cómo alguien la jalaba hacia atrás por su cola de caballo con tal fuerza que pensó que su cabeza se desprendería del cuello.

    ¡Mami! ¡Ayúdame! gritó con desesperación, pero su madre le dio la espalda, con los hombros encorvados como si cargara el peso del mundo sobre ellos y reanudó a reacomodar los víveres. ¡Bastardo! le gritó Kara a su padrastro, entonces cuando la arrastró del cabello, fuera de la cocina, su cabeza chocó con el poste de la puerta y todo se volvió negro.

    CAPÍTULO 2

    Kara despertó en su cama. No tenía idea de cómo había llegado hasta ahí, ni cuánto tiempo había estado inconsciente. Lo que sí sabía es que tenía un punzante dolor de cabeza. Hizo una mueca al sentir el gran huevo justo por encima de su oreja derecha. Al oír un sonido, levantó la vista para ver a su madre parada en con un paquete en las manos. "¿Estás bien? Ahora ya se fue al pub. Había dejado su cartera, por eso regresó. No deberías darle cuerda. Ya sabes cómo se pone". Como de costumbre, su madre estaba defendiendo su comportamiento, diciendo que los arrebatos violentos eran culpa de Kara

    ¿Por qué te quedas con él mami? ¿Cómo puedes soportar su abuso? No es amable contigo. ¿Por qué lo aguantas? Kara pensó que el huevo en su cabeza iba a explotar. Las punzadas eran como el tic tac de una bomba.

    La madre de Kara encogió los hombros, parecía totalmente abatida. ¿A dónde iría? ¿Quién me cuidaría? Él es todo lo que tengo.

    Kara podía sentir sus labios temblar de emoción.

    Me tienes a mí, Mami. Él no es todo lo que tienes.

    La madre de Kara dio un paso hacia adelante y le entregó el paquete que había traído. "Aquí tengo unos chícharos congelados para que te pongas en la cabeza. Lo siento, no tengo una bolsa de hielo adecuada, pero esto funcionará. Sostenlo contra ese chichón.  Kara tomó los chícharos congelados y los sostuvo contra su cabeza. El frío se sentía extraño contra su oreja.

    Ma, solo vámonos. Puedes conseguir un trabajo.

    ¿En dónde, Kara? ¿En dónde conseguiré un trabajo? Jamás he trabajado; tu papi me cuidaba. Y ahora él me cuida. Nunca he tenido que cuidar de mi misma. No sabría qué hacer. A veces Kara deseaba poder sacudir a su madre con algún tipo de acción. Era tan conformista, tan débil – incluso patética.

    Puedes aprender Ma. Todavía eres suficientemente joven como para desarrollar algunas habilidades y aprender a hacer un trabajo. No seas tan derrotista.

    Su madre sacudió la cabeza con tristeza. Puedo cocinar, puedo limpiar, puedo planchar. En este país tengo el color equivocado para que me paguen por ese tipo de trabajo. Kara se mordió el labio para detener una respuesta grosera. No tenía caso discutir esto con su madre, ni ninguna otra cosa, para el caso. Era sólo un ejercicio de frustración. Sin embargo, de cierta forma su madre estaba en lo cierto. En la década de 1980, Sudáfrica no era el mejor lugar para que una mujer blanca, sin educación e inexperta encontrara trabajo

    Entonces, ¿qué vamos a hacer, Ma? No puedo seguir así. Un día me va a matar. Kara podía sentir un poco de agua, del paquete de chícharos que se descongelaba, escurrirle por el cuello.

    ¡No seas ridícula! replicó su madre bruscamente. "¡Siempre eres tan dramática! Por supuesto que no te matará; no es tan estúpido. La gente se va a la cárcel por eso y él no está dispuesto a ir a la cárcel.

    Si quieres quedarte, es tu elección, pero yo me voy. No me quedaré para que me golpee de nuevo sólo porque está de mal humor. Kara suspiró con fuerza mientras se recostaba sobre su almohada. Era fácil decirlo,

    pero era difícil hacerlo. No tenía dinero, ¿cómo podría irse? Era una de esas ideas que suenan bien cuando las dices, pero que son casi imposibles de poner en práctica.

    Sólo quédate hasta finales de año, cuando termines la preparatoria. Entonces podrás conseguir un empleo o ir a la universidad. Y hacer una vida para ti. Su madre se sentó en el borde de la cama. Era lo más cerca que había estado por mucho tiempo. Normalmente, Kara sentía que su madre no podía soportar verla o estar cerca de ella.

    ¿Quién pagará la colegiatura de la Universidad? ¡Él no! Podría emplear el dinero para su bebida, se burló Kara. Debido a que su madre no trabajaba, estaban a sólo un paso de ser blancas pobres, el dinero siempre había sido un problema en su hogar de clase trabajadora.

    Podrías solicitar una beca, sugirió su madre.

    Las becas son para la gente inteligente, no para tontos como yo. Y uno tiene que integrarse a la enseñanza para obtener una beca y odio a los niños. Sentía como si tuviera en la cabeza a uno de los enanos de Blanca Nieves con un pico, picando en la galería de la mina, sólo que ella no tenía diamantes ni esmeraldas o lo que fuera que estuvieran buscando.

    ¡No eres tonta! Sólo eres... sólo... Kara podía ver que su madre trataba de elegir la palabra correcta.

    Kara entornó los ojos. Ma, sólo di lo que estás pensando. Floja. La palabra que estás buscando es floja. Puedes decirlo. Floja, incumplida, irresponsable. ¡Por una vez, sólo di lo que realmente quieres decir, cielos!

    Distraída, dijo la madre de Kara, con un toque de sonrisa. A veces Kara pensaba que su mamá

    nunca sonreía, porque alguien le había dicho que si sonreía su cara se quebraría.

    Kara hizo una mueca e hizo que el huevo en su cabeza punzara más. Me gusta leer, Ma, escapar de esta vida de mierda por unas horas al día, cuando puedo experimentar la vida de alguien más en un libro. ¿Qué hay de malo en eso? Pero no, tengo que regar el maldito jardín a las cinco en punto. ¿Puedo terminar de leer hasta el final del capítulo? ¡No, porque tengo un maldito bastardo sargento mayor dictando lo que debo hacer cada minuto del día­!

    Tiene buenas intenciones. Sólo está tratando de prepararte para la edad adulta. La próxima semana cumples dieciocho...

    ¿Edad adulta? interrumpió Kara. "¡Tienes que estar

    bromeando!  ¿Cómo puede un huevo en mi cabeza prepararme para la edad adulta? ¿Cómo me prepara para la edad adulta el que me jale del cabello, que me grite y que me golpee en la cara?"

    Kara no podía creer que su madre simplemente no lo entendiera.

    "¿Para qué tipo de edad adulta exactamente me está preparando?

    ¿Para ser la esposa de un cavernícola?"

    Kara, yo... Kara pudo ver que su madre no tenía palabras. ¿Cómo te fue hoy en la escuela? ¿Necesito escribir una nota diciendo que no pudiste hacer la tarea? Ella hace esto cada vez, pensó Kara, cambia de tema rápidamente.

    Kara cerró los ojos, cansada. No tenía caso discutir con su madre. No te molestes. No regresaré a la escuela hasta que los moretones y el chipote desaparezcan. Los chicos ya piensan que hay algo malo en mí. ¡Los odio, odio la escuela, lo odio a él y te odio! Kara se puso de costado, dándole la espalda a su madre y comenzó a sollozar en silencio. Todo era tan difícil

    Todo. Estos deberían haber sido los mejores años de su vida, debería haber tenido muchísimas amigas, incluso novios, pero, todo lo contrario, no tenía nada. Sin amigos, una marginada, una solitaria. Odiaba su vida.

    Puedo escribir una carta diciendo... que te tropezaste y caíste... o que... chocaste con la puerta, o algo.

    Eso ya es viejo, ma, dijo Kara entre sollozos, ya antes has usado todas esas excusas De todas formas los maestros no las creen. Puedo ver en sus caras que saben lo que está pasando, pero nadie quiere interferir. ¿No es genial? Y mi vida se rellena como resultado. Al menos, si fuera negra o de color podría irme y vivir en las calles y convertirme en una niña de la calle, pidiendo comida y oliendo pegamento. Entonces estaría lejos de él".

    La madre de Kara estaba sentada en silencio y Kara se giró de nuevo para verla. Después de un momento, su mami puso su mano sobre la de Kara. Finalmente dijo, Bien, Nunca te había dicho esto antes, incluso él no sabe de esto. Pero tu papá, tu verdadero papá, abrió un fondo para ti, el cual debía darte el día que cumplas dieciocho años. No es mucho, dijo apresurada, cuando vio a Kara abrir los ojos maravillada. Pero es suficiente para que puedas irte, compres un auto pequeño y comiences de nuevo en otro lugar".

    Kara se sentó en shock. ¿Su padre le había dejado algo de dinero? ¿Cuánto? preguntó, su voz se sentía atrapada en su garganta.

    R10 000. (diez mil rands) Suficiente para que comiences de nuevo, lejos de aquí. La madre de Kara miró sus manos. Era obvio que estaba muy nerviosa. No le vayas a decir; nos lo quitará.

    Kara rio, Sí, como no. No soy estúpida; ¿Por qué iría a decirle eso? ¡R10 000 era una fortuna ante sus ojos! ¡El maldito bastardo definitivamente trataría de quitárselo con sus dedos grasientos! Por suerte, como era mecánico la había enseñado a manejar, una de las pocas cosas buenas que había hecho en los cinco años que llevaba en sus vidas. Ella podría comprar un Mini o un Volkswagen Beetle de segunda mano. Uno que sea fácil de estacionar, sacar la licencia de conducir. Las cosas comenzaban a mejorar. ¿Cuándo puedes dármelo? Es decir, el dinero. Kara se chupó los labios, la libertad estaba a la vuelta de la esquina. Su mami estaba llena de sorpresas; ¿escondiendo ese dinero para que él no lo tomara?  Después de todo, tal vez sí tenía carácter.

    La madre metió la cabeza entre sus manos, Ay Dios, espero estar haciendo lo correcto. Si él me descubre... No necesitaba decir nada más; Kara sabía exactamente a lo que se refería. Su madre levantó la cabeza y miró a Kara. "Mañana.  Iremos al banco cuando él esté en el trabajo.

    Sacaré el dinero y te irás enseguida. De todos modos, no ibas a aprobar la escuela, al paso que vas, considerando todos los días que has faltado. Te daré una maleta y empacarás esta noche. Lo mejor es que hagamos esto rápido". Kara se dio cuenta, conmocionada, que esto era lo más que su madre había hablado con ella en los últimos cinco años, desde que ese bastardo había entrado a sus vidas; y que este momento era el momento que Kara se había sentido más cerca de su madre en mucho tiempo.

    ¿Y tú Mami? ¿Qué pasará contigo? Empezará a golpearte cuando se dé cuenta que su saco de boxeo se ha ido. Ven conmigo. Kara sostuvo la mano de su madre y pasó sus dedos por los callos.

    Su madre trabajaba duro, muy duro. El maldito bastardo

    no ayudaba a nada en la casa.

    Su madre sacudió la cabeza y Kara pudo ver que había lágrimas en sus ojos. "No, estaré bien. Sólo usa ese dinero sabiamente y ten éxito en la vida. Cuando tengas éxito, puedes venir a buscarme.

    Cuando su madre salió de la habitación, Kara bajó de la cama y se dirigió a su librero. En alguna parte, entre todos sus libros y revistas, sabía que tenía un viejo atlas escolar, de la primaria, el cual nunca devolvió a la escuela con los demás libros de texto. Lo había visto un día, que estaba buscando otra cosa. ¿Dónde estás...?, ¿Dónde estás? Dijo para sí misma. Ah aquí estamos; buen libro. Kara sonrió mientras alcanzaba el viejo atlas. Ahora, encontremos un destino". Con la página del mapa de Sud África abierta, Kara cerró los ojos

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