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La prometida
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Libro electrónico81 páginas1 hora

La prometida

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Jhan Rober, un joven artista empírico, trata de salir de su pobreza para brindarle el mejor futuro a su madre y su futura esposa. Sus decisiones repercuten en su destino, despertando en el pueblo una serie de asesinatos donde al parecer el joven se ve implicado. El desenlace de esta historia lo llevará a descubrir horribles secretos que se ocultan en el pueblo durante muchos años. El misterio, el suspenso y la curiosidad son los protagonistas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 nov 2018
ISBN9788417467517
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    La prometida - Jhansir Jackson Páez Bloom

    Primera edición: noviembre de 2018

    © Grupo Editorial Insólitas

    © Jhansir Jackson Páez Bloom

    ISBN: 978-84-17467-50-0

    ISBN Digital: 978-84-17467-51-7

    Difundia Ediciones

    Monte Esquinza, 37

    28010 Madrid

    info@difundiaediciones.com

    www.difundiaediciones.com

    IMPRESO EN ESPAÑA - UNIÓN EUROPEA

    CAPÍTULO 1

    UNA VALIOSA OPORTUNIDAD

    Para Jhan Rober Sarmiento, sus perspectivas eran perfectas en sus pensamientos ya que era muy calculador. Tenía la capacidad artística de crear sus famosas obras que cambiaron su vida ruin.

    Rober, nació de una familia muy pobre, a duras penas obtuvo la educación primaria; pero su empírica destreza de manejar el pincel, demarcaba el destino de un gran artista.

    Su primera obra perfecta fue a la edad de quince años. Rober, pinto el rostro de «Jarindel Beltrán De Los Ríos» una joven de su misma edad a quien amaba y deseaba tener como esposa algún día ya que era un amor correspondido. Rober pintaba avisos publicitarios; aunque no le agradaba mucho. Ganaba algunos pesos para sobrevivir y ayudar a su madre ya, que su padre había fallecido de una enfermedad por el consumo excesivo del alcohol.

    Como un virus se difundió la fama en el pueblo sobre su habilidad. Muchos negocios lo solicitaban. Uno de ellos fue el negocio de don Pedro, quien tenía una tienda de víveres y licores. Le fascinaba ver a Rober pintar. Una tarde, al terminar su labor, sin haber notado que don Pedro lo observaba muy admirado por su trabajo Le dijo:

    —¡He… muchacho ven acércate hoy es tu día de suerte! — Rober, se le acerco muy extrañado ya que don Pedro era poco amigable con las personas del pueblo. Su modo de pensar se basaba en que tanta confianza terminaría en créditos y favores que destruirían su local.

    Con rostro amistoso le dijo:

    — ¡Escucha bien `jovencito! en las afueras del pueblo tomas el camino que conlleva a la alborada, estando allí, te recogerá un peón de la hacienda de los Rokefeleer ya sabrán que vas de parte mía ¡yo me las arreglaré para que llegues a tu lugar de destino, pero debes madrugar he!

    Rober, sin hacer preguntas dio las gracias a don Pedro y se marchó a casa. Día por medio, Rober visitaba a las ocho PM a su amada Jarindel, con el permiso que le otorgaron sus padres; sin embargo, el padre de Jarindel, Ernesto Beltrán Cortes no estaba muy de acuerdo con esta relación. Pensaba que Rober podía ser algo pasajero en la vida de su hija; pero en cuanto tenía la oportunidad de dialogar a solas con él, le abordaba con algunas expectaciones.

    — ¿Cómo ha pasado?

    — he. ¡Bueno no tan bien como usted! Don Ernesto.

    — ¡Mire! He… ¿Cómo fue que me dijo que se llama?

    —Rober, Jhan Rober Sarmiento ¡señor!

    — Rober, ¡No quiero ser tan repetitivo! Créame… que este tipo de situaciones me apenan demasiado; pero me preocupa mucho su nivel educativo. ¡Sé que eres un joven muy talentoso! Mi esposa y yo estamos muy sorprendidos con tus habilidades artísticas; pero si no estudias no te va alcanzar hijo!

    — Don Ernesto, sé que no le caigo en gracia ni si fuera el mejor docente del pueblo como lo es usted. Con el respeto que usted se merece amo a su hija por sobre toda las cosas. Mi madre enfermó después de la perdida de mi padre; ¡pero le juro que…! — En ese preciso momento el padre de Jarindel le interrumpe. — ¡Mire joven, mejor no jure nada! Cuando mi hija termine la secundaria ira a la universidad, y en cuanto se relacione con personas diferentes a usted, se» y tengo toda la madre de las certezas que así será. Cambiará de opinión respecto a usted jovencito.— Con estas palabras Ernesto guardo silencio al notar la presencia de su hija que se acercaba con una sonrisa amorosa a la pequeña reunión

    — ¿Qué comentan los hombres más tiernos de mi vida? ¡Tan solos, tan retirados!

    — he... nada importante hija cosas de hombres ¡o mejor dicho de hombre a niñito, recuerda hija no tardes hay que madrugar a la escuela!

    — ¡padre por favor! — Ernesto se retiró y Jarindel miro fijamente a los ojos de Rober. Con sus suaves manos la joven acaricio sus mejillas diciendo:

    —¡no le hagas caso amor, es un padre muy celoso !

    — Quizá él tenga razón; pero en cuanto tenga la oportunidad estudiare y te hare la mujer más feliz del mundo.

    —¡Ya me haces feliz Rober!— Siguieron dialogando con rumbo a la plaza del pueblo.

    A pesar que Rober, sentía discriminación por parte de Ernesto, tenía la capacidad intelectual de entender y aceptar con madures los golpes de la vida, sin afectarse sicológicamente. Esto no quiere decir que no sufría por sus adversidades. Tal vez en otros jóvenes la solución eran las drogas, el alcohol, mientras él se inspiraba por su progenitora, y su amada Jarindel.

    Sentados en la plaza del parque cerca de la capilla Rober, saco de su bolsillo un papel muy decorado y aromatizado de una extravagante fragancia masculina.

    —Te escribí un poema ¿Quieres escucharlo? — Ella sonrió y le dijo:

    — ¡Adelante mi inspirado Shakespeare colombiano!

    — ¡Porque tú me inspiras mi amada Jarindel!

    Porque tú eres el poder de todo lo que hago y lo que

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