Estrategias de los Triunfadores que nunca se rinden

Por Rolando José Olivo

Analizar las estrategias de los triunfadores que nunca se rinden obliga a comprender la compleja naturaleza humana y vislumbrar por qué los seres humanos tienden hacia la inconformidad e insatisfacción, siendo una fuente inagotable de anhelos, aspiraciones, deseos y necesidades. Por una parte, los increíbles seres humanos cuentan con capacidades, destrezas y habilidades extraordinarias, y por la otra, también son propensos a sufrir por sus cualidades adversas y no poder reaccionar adecuadamente ante los eventos adversos y los fracasos. Incluso, muchos triunfadores se percatan de la naturaleza humana y acerca de las duras realidades de la vida, empleando las siguientes estrategias:

1. Perseverar de acuerdo a la realidad de la vida.
2. Asumir riesgos considerables pero “razonables”.
3. Plantearse diversos escenarios.
4. Conocer bien a las personas.
5. Manejar óptimamente al capital humano.
6. Rescatar la esencia de las necesidades fundamentales.
7. Identificar los principales intereses de las partes.
8. Pensar en el largo plazo.
9. Explotar las capacidades y las oportunidades.
10. Buscar el significado de la vida.

• Idioma: Español
• Editorial: Rolando José Olivo
• Fecha de lanzamiento: 16 oct 2018
• ISBN: 9780463817100

Rolando José Olivo

[e-mail] Instagram: @rolandojolivo Systems Engineer with 3 postgraduate degrees: Master's Degree in Applied Economics, Diploma in General Management and Specialization in Management of Social Programs (Summa Cum Laude). Work experience in companies in the oil sector, occupying these positions: Planning and Logistics Manager, Project Coordinator, Financial Advisor and Consultant. Consultant in the economic and financial area. Writer of books on economics, management, self-help, novels and Christianity, among others.

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I. INTRODUCCIÓN

Simplemente, si nos rendimos perdemos todas las posibilidades de satisfacer nuestras necesidades y cumplir con nuestras aspiraciones, dejando a un lado la esperanza, la fe y el optimismo, y acabando con las probabilidades de ser exitosos, triunfadores o vencedores.

Existen diferencias notables entre el éxito, el triunfo y la victoria (a pesar que comúnmente estos términos se usan sin diferenciarlos). Por una parte, el triunfo es el resultado de muchos éxitos, mientras que la victoria es una impresionante consecuencia de innumerables triunfos.

Cumplir diariamente con las obligaciones, de una manera eficaz y eficiente, es ser exitoso, superar las expectativas es triunfar, y dejar una huella en la sociedad constituye la victoria.

En ese sentido, día a día, logramos muchas metas y objetivos personales-profesionales, siendo exitosos. Cuando alcanzamos resultados sensacionales triunfamos, y al ir más allá, creando o reforzando una imagen conocida ampliamente, logramos la victoria.

Paradójicamente, las estrategias de los triunfadores son similares a las de los vencedores e incluso hay triunfadores que son parecidos a los vencedores, pero pocas personas los conocen.

Tener éxito, triunfar o vencer no es una cuestión de suerte, más bien esto es el producto intangible de una combinación de actitudes y capacidades, orientadas a aprovechar las oportunidades y salir adelante. Los triunfadores y los vencedores se percatan de esta realidad, no se rinden y continúan aplicando sus estrategias, durante toda la vida.

Además, no sabemos con certeza:

¿De dónde venimos?

¿Quiénes somos?

¿Por qué nacimos?

¿Por qué vivimos?

¿Hacia dónde vamos?

¿Cuál es nuestro destino?

Tampoco sabemos exactamente qué es un ser humano. Ni podemos explicar por qué somos los únicos seres vivos que pueden razonar y percatarse de los enigmas existenciales (a diferencia de las especies animales).

De la misma manera, poseemos una gran cantidad de necesidades, las cuales incluyen: comer, beber, dormir, respirar, descansar, contar con una buena salud, vivir en un sitio cómodo, trabajar, tener bienes materiales, formar una familia, pertenecer a organizaciones, tener una nacionalidad, cumplir con nuestros objetivos personales y profesionales, hacer las cosas lo mejor posible, destacarnos, ser reconocidos por nuestros méritos, servir a la sociedad y a Dios, vivir bien y aprovechar nuestro inmenso potencial, procurando ser exitosos, triunfadores o victoriosos.

Dentro de nuestra propia racionalidad están inmersos deseos inagotables de ser exitosos, triunfadores o victoriosos, lo cual conduce a un ciclo inagotable de necesidad-logro-necesidad. Así cumplamos con nuestros principales objetivos personales y profesionales, siempre habrán más y más anhelos, aspiraciones, caprichos, deseos y necesidades.

Por una parte, contamos con cualidades extraordinarias para destacarnos en la vida y cumplir con una gran cantidad de metas y objetivos, buscando tanto nuestro bienestar como la consecución de la felicidad. Y por la otra, también tenemos cualidades adversas que propician el dolor y el sufrimiento, al no enfrentar adecuadamente los eventos fatales y no poder cumplir con nuestras expectativas.

Ahora bien, la esencia humana es sumamente compleja. A grandes rasgos, en nuestra búsqueda incesante de respuestas existenciales y de satisfacción de necesidades (tanto del día a día, como de aquellas planteadas a largo plazo), demostramos que como seres humanos somos: excepcionales, ambiciosos, insatisfechos, egoístas, espirituales-religiosos y curiosos, siendo más que todo parte de un misterio existencial (el cual incluye la búsqueda del significado de la vida).

Además, muchos triunfadores y vencedores se percatan de la dura realidad de la vida (realmente ésta es difícil, no hay garantías de triunfar, los éxitos, triunfos y victorias no acaban con las adversidades, la naturaleza humana es sumamente compleja, es muy difícil motivar y lograr la aceptación de los demás, el pensamiento postmoderno ha sustituido al idealista-religioso, y todo es cuestión de intereses).

Por esto, orientan sus estrategias de acuerdo a las exigencias ajenas y las circunstancias. Incluso, el caso de Job es un excelente ejemplo de un triunfador y vencedor que no se rindió, enfrentando las peores adversidades y superando todas las expectativas.

Finalmente, a pesar que la vida es fascinante, compleja y se encuentra repleta de sorpresas y tampoco existe una receta de estrategias infalibles para triunfar, muchos triunfadores emplean ciertas estrategias (perseverar de acuerdo a la realidad de la vida, asumir riesgos considerables pero razonables, plantearse diversos escenarios, conocer bien a las personas, manejar óptimamente al capital humano, rescatar la esencia de las necesidades fundamentales, identificar los principales intereses de las partes, pensar en el largo plazo, explotar las capacidades y las oportunidades, y descubrir el significado de la vida), que los ayudan en la consecución de sus logros, constituyendo las mismas la gran diferencia entre el fracaso y el triunfo.

II. LA DEFINICIÓN DE UN SER HUMANO

Todavía no sabemos qué es un ser humano. A pesar que en distintas épocas, los filósofos se han formulado esta pregunta, a la fecha, no se ha podido construir una definición precisa, debido a que cualquiera se queda corta, limitada, restringida e incompleta. Incluso, si tratamos de dilucidar esta interrogante (considerando diversas características, ciertos razonamientos y comportamientos) no vamos a lograr este objetivo, porque esta concepción es holística y sinergética: el todo supera a las partes, y siempre habrán más y más cualidades que distinguirán al extraordinario ser humano.

Por una parte, el ser humano es excepcional, supera ampliamente a los demás seres vivos, es creativo, curioso, emocional, evaluador, hábil, imaginativo, innovador, inteligente, persistente, razonador y cuenta con una conciencia que distingue el bien y el mal. También se destaca por su altruismo, generosidad, amor e increíbles habilidades para motivarse, ser resiliente e incluso vencer circunstancias adversas. Realmente, la capacidad cognitiva o la gran diferencia entre el ser humano y las demás especies[1] constituye un gran misterio.

Igualmente, el homo sapiens es propenso a analizar los hechos, buscarle un significado a su existencia, y trascender, pensando en el futuro, la muerte y el destino.

Por eso, desde hace siglos, el ser humano se ha planteado diversas preguntas (¿Existe Dios?, ¿Cómo se creó el universo?, ¿Cuál es el origen de la vida y del ser humano?, ¿Qué hay después de la muerte?, ¿Por qué existe el tiempo?, ¿Cuál es el destino de la humanidad?, ¿Existe una lucha entre el bien y el mal?, ¿Por qué hay tanto sufrimiento