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GuíaBurros Aprende a gestionar tu estrés: Y aumenta tu bienestar
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Libro electrónico126 páginas1 hora

GuíaBurros Aprende a gestionar tu estrés: Y aumenta tu bienestar

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Todos aspiramos a la felicidad. Es la gran meta del ser humano, y a simple vista parece que la felicidad no debería ser tan imposible de conseguir, pero la felicidad se nos sigue escapando, cuanto más la perseguimos, más se aleja de nosotros, y es que quizá la clave sea que no tenemos que correr detrás de ella. Tenemos en nosotros el mejor recurso para ser lo más felices posible. Podemos venir al mundo con limitaciones, pero estamos llenos de posibilidades. De una u otra forma podemos ser excelentes.
IdiomaEspañol
EditorialEditatum
Fecha de lanzamiento1 sept 2020
ISBN9788418121838
GuíaBurros Aprende a gestionar tu estrés: Y aumenta tu bienestar

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    GuíaBurros Aprende a gestionar tu estrés - Lola López

    Aprende a gestionar el estrés

    Lola lópez

    Agradecimientos

    Dedico este libro a mi madre, que aunque ya se ha ido nos sigue cuidando y protegiendo allá donde esté.

    También se lo dedico a todas las víctimas de la pandemia del coronavirus y a sus familias.

    Mi agradecimiento y reconocimiento a todos aquellos que se dedican, interesan, trabajan o solidarizan en favor del ser humano, su cuidado, progreso y dignidad. Especialmente a todas las personas que en situación de crisis se dejan la piel por cuidarnos y protegernos.

    Os doy también las gracias a quienes, por cuya generosidad y entrega, existe una mejora de las relaciones humanas, mayor empatía y compasión en el mundo.

    Sobre la autora

    Lola López es licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Psicología empresarial.

    Es profesora de mindfulness (MBSR) por las Universidades de Massachusetts y Brown y máster en Recursos Humanos por el Instituto de Empresa (IE). También es experta en psicodinámica de grupos para empresas además de diplomada en Psicología de las Organizaciones y en Psicología Positiva.

    Es socia-directora de Mindfulness Empresas Madrid, donde imparte programas de formación de mindfulness para distintas empresas privadas e institucionales.

    También es psicóloga-directora de Psicología y mindfulnessdonde trabaja en colaboración con distintas instituciones formativas. Ha desarrollado su labor profesional durante veinticinco años como psicóloga y responsable de selección en el Instituto de Empresa Business School (IE).

    Autora de los libros Mindfulness para empresas. La excelencia empieza en ti y GuíaBurros: Mindfulness. Programa de reducción del estrés .

    Seguidora de Jon Kabat Zinn, se ha formado en el MBSR (Mindfulness Based in Stress Reduction), por el Center of Mindfulness, Health, Care and Society de la Universidad de Massachusetts y por la Universidad de Brown.

    1. Introducción

    En el mundo occidental civilizado donde nos ha tocado vivir a muchos, existen oportunidades, comodidades, facilidades y muchas cosas buenas que podemos disfrutar, y a las que podemos aspirar.

    Hoy en día no nos enfrentamos a ninguna guerra como las de siglos pasados, existe mayor democratización y hay un nivel de bienestar más extendido en proporción a otras épocas. Aun así, nos falta algo siempre. Lo peor es que no nos damos cuenta de esto, y de que lo que tenemos también podría acabar, pues aunque tenemos razones para la esperanza, el mundo está sometido a cambios constantes que, sin preverlo, nos podrían perjudicar gravemente de la noche a la mañana.

    Las personas que vivimos en los países desarrollados tenemos acceso a un montón de condiciones que nos hacen la vida más fácil, como agua, luz, casa, alimentos, sanidad, educación… Se puede decir que quitando las crisis económicas y humanas que aún azotan a algunos países, el mundo parece ahora más favorable, pues no hemos tenido que vivir, por ejemplo, una guerra mundial, donde morían y sufrían cientos de miles de personas, ni otras muchas penalidades que, por desgracia, aún se viven en algunos países más subdesarrollados o que están hoy día en guerra.

    El bienestar que alcancemos en distintos periodos de nuestra vida, en la esfera personal y social, va a depender mucho de lo que nos queramos y cuidemos. Nadie mejor que tú para proveerte de todo el cuidado y respeto que necesitas. Porque el amor con mayúsculas empieza por uno mismo.

    Tenemos en nosotros el mejor recurso para ser lo más felices posible, para aumentar nuestro bienestar. Algunas herramientas de que disponemos nos vienen dadas al nacer y por la herencia genética de nuestros antepasados; otras muchas las aprendemos y desarrollamos. Porque a pesar de lo malo que nos toque vivir a cada uno, podemos aprender a querernos y autocuidarnos.

    No debemos olvidar que en nosotros mismos tenemos a nuestro mejor amigo. Cuando nos enfrentamos a lo que la vida nos va deparando, nos necesitamos. Aunque no podemos vivir sin los demás, tampoco podemos dejar caer la responsabilidad en otros cuando se trata de nuestro propio bienestar.

    Además de la carga genética que ciertamente determina nuestra forma de ser, nuestra tendencia al positivismo o la negatividad, nuestra fuerza o nuestro carácter, hay una serie de premisas importantes que debemos tener en cuenta, para entendernos, defendernos de las amenazas externas y autocuidarnos, y estas dependen de nosotros en mucha más medida que el factor genético. Aunque hayamos nacido con la peor de las probabilidades, con la pésima de las versiones, podemos cambiarlo si nos lo proponemos. ¿Cómo? En primer lugar, creyendo en nosotros mismos y confiando.

    Una consideración que debemos tener presente es que pasamos la vida persiguiendo el bienestar a través de cosas materiales, de reconocimiento. Y esto está bien y nos es necesario, por supuesto, pero, ¿hasta qué punto?

    Necesitamos sentirnos seguros, protegidos, importantes para los demás, y emprendemos un viaje en el mundo como luchadores, combatiendo en mil campos de batalla que requieren nuestro esfuerzo sin desfallecer.

    Nos convertimos en guerreros con el principal objetivo de acumular, de ser reconocidos, de tener un estatus. Nos comparamos con otros, rivalizamos, envidiamos lo que otros tienen, perseguimos sin descanso algo que apenas nos da tiempo de plantearnos, si eso es verdaderamente lo que tenemos que perseguir, y sin darnos cuenta de que puede ser solo lo que nos marca la sociedad en que vivimos. Muchas veces, siguiendo estas pautas, ni siquiera nos paramos a pensar lo que verdaderamente queremos nosotros.

    Entramos forzada o libremente en esa espiral que se mueve muy rápido. Tanto, que ni siquiera nos da tiempo a ver, pues es una vorágine que nos transporta de un lado a otro deprisa, deprisa, sin que seamos conscientes de ello.

    Nuestras relaciones con otras personas nos hacen pasar por episodios de sufrimiento, y vivimos cosas en nuestra piel, o en la piel de otros (como las desgracias de nuestros seres queridos), para las que supuestamente nunca nos hemos preparado.

    Pero todo esto existe en la vida de cada uno diferente a la del otro, pero muy parecida en su esencia. Tal vez se trate de que el problema a resolver no está fuera. Tal vez sea que hay que cambiar la forma de mirar las cosas.

    Se trata de saber que, a pesar de las desgracias que nos toca vivir o del sufrimiento personal que sintamos, ya tenemos la posibilidad de ser más felices, siendo los mejores aliados de nosotros mismos. Si nos tendemos la mano, sabremos que este pacto será el más fructífero de por vida.

    Mirar hacia adentro, no hacia afuera, hacia lo que somos realmente, es hacia lo que debemos orientar nuestro camino, y en él lo más importante es todo aquello que no se puede medir, ni comparar, ni comprar, ni lograr objetivamente a ojos de otros. Aceptar la vida, pero sobre todo aceptarnos sin reservas, ya que el mayor reconocimiento al que podemos aspirar es el de ser los mejores ante nuestros ojos.

    Tenemos todo lo que necesitamos. Es algo con lo que nacemos. Podemos venir al mundo con limitaciones, pero estamos llenos de posibilidades. De una u otra forma podemos ser excelentes.

    Lo que pensamos realmente es lo que guía nuestros pasos. Porque es nuestra visión de las cosas lo que nos da el poder para disfrutar del mundo y salir de las dificultades. Por desgracia tenemos una forma muy sesgada de ver las cosas, y mirando hacia afuera, tratando de que la armadura de guerra no se nos caiga, dejamos de saber que en la desnudez está la conquista y el descubrimiento de lo que somos. De lo que

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