Norvando

Por Armando Cedillo Estrada

Quien es Norvando?
Es un ser de apariencia apacible, sonriente,
que a pesar de sufrir en cuestin de amores no
pierde su sonrisa, siempre est presente, en
l hay un magnetismo que atrae las miradas,
camina con entusiasmo, con ganas de vivir,
se apropia fcilmente de la confianza de los
dems sus palabras parecen sinceras sin dejar
lugar a las dudas, es firme en su modo de
actuar.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 22 oct 2013
• ISBN: 9781463367817

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Copyright © 2013 por Armando Cedillo Estrada.

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Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Fecha de revisión: 17/10/2013

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CONTENTS

INTRODUCCIÓN

CAPITULO I

CAPITULO II

CAPITULO III

CAPITULO IV

CAPITULO V

CAPITULO VI

CAPITULO VII

CAPITULO VIII

LA GRANJA DE NICOLÁS COBILOTIS

INTRODUCCIÓN

¿Quien es Norvando?

Es un ser de apariencia apacible, sonriente, que a pesar de sufrir en cuestión de amores no pierde su sonrisa, siempre está presente, en él hay un magnetismo que atrae las miradas, camina con entusiasmo, con ganas de vivir, se apropia fácilmente de la confianza de los demás sus palabras parecen sinceras sin dejar lugar a las dudas, es firme en su modo de actuar.

Quizás esto se deba a su modo de pensar, el pensar bien nunca criticar ni hablar mal de nadie, jamás juzgar la conducta de los demás, pues cada quien es responsable de sus actos, y tampoco se quejaba, con nadie, cuando le iba mal solo alzaba la vista al cielo tratando de comprender lo que había pasado, ¿porqué ese resultado? Si él había dado todo lo bueno de sí mismo, con sencillez confiado en recibir tal y como lo había dado, sin esperar traición alguna, se quedaba algunos días con sus pensamientos en blanco, esperando encontrar alguna explicación a lo que le ocurría, buscaba encontrar el error, pero siempre con una sonrisa.

A veces para apaciguar su mente caminaba horas y horas, por las veredas del espeso bosque que había por el lado norte de la ciudad, llenando sus pulmones del aire perfumado que flotaba en el ambiente, escuchando el viento pasar por las copas de los árboles y los agradables trinos de las aves que buscaban una pareja con quien compartir sus cálidos nidos.

En otras ocasiones dejaba vagar su mente, caminando por los museos y parques de la ciudad, siempre reflexivo, siempre con una sonrisa a flor de piel y a la menor oportunidad.

Trataba de mantener siempre pensamientos agradables en estas visitas, pensaba que si mantenía los resentimientos en su corazón, estos lo iban a amargar y al final lo hundirían en un profundo pozo de desesperación y rencor del cuál ya nunca podría salir.

Pero también sabía que no era posible ser por siempre sumiso con la vida, y aceptar lo que esta le mandara, sentía una necesidad muy grande de revelarse, de protestar ante sus designios y ser libre de algo que no comprendía, de una especie de atadura invisible que lo inmovilizaba y controlaba a su libre capricho.

Y por fin después de varios reveses, se decidió, se reveló y se liberó, fue entonces cuando la suerte le cambió.

Le halló el juego a la vida, supo como jugar, pegar y papachar, sin mezclar los sentimientos, cuando era tiempo de amar, amaba cuando era tiempo de pegar, golpeaba y a veces mataba, cuando era tiempo de terminar una relación, se alejaba, tan feliz como cuando empezó, sin resentimientos, culpas ni rencores, le conoció el juego al amor y ya no se quiso entregar, le resultó fácil seducir a las mujeres, conocía sus puntos débiles y se divertía haciéndolo, se robó muchos corazones y después, solo los desechó sin sentir ningún remordimiento que desestabilizara su conciencia, a la que sentía tranquila sin que nada la perturbara, porque al fin la justicia era justa con él, y él, solo era un instrumento de la justicia.

CAPITULO I

Es una ciudad creciente, llena de vitalidad desde que amanece hasta que anochece y aun por la madrugada su actividad no se detiene, siempre hay un gran movimiento, principalmente en su zona de teatros, restaurantes y bares la vida es agitada, de mucho dinamismo, con todas las ventajas y desventajas, con sus alegrías y sin sabores, características de esta humanidad.

Y en las zonas de habitación, un aparente sosiego, que consuela al corazón. Es una ciudad llena de secretos, pero, ¿Cuántos secretos guarda esta urbe, en crecimiento? ¡Santa y pecadora! Gozos, tristezas, amores legales y furtivos, sueños e ilusiones por realizar, nacimientos y muertes. ¿Acaso habrá algún lugar en el mundo sin secretos?

Dicen que el tiempo todo lo borra, pero siempre quedan huellas imposibles de olvidar, dejando un sendero de recuerdos de diversas formas y colores, según fueron nuestros actos que, por el universo apaciblemente vagando van, esperando el momento apropiado, preciso e inevitable del final, ya que al aproximarse el ocaso de la vida, esos recuerdos que estaban latentes de nuestras acciones buenas y malas, a nuestra mente vuelven a entrar, para anidar en nuestro corazón y la balanza de la vida… con justicia vienen a equilibrar.

Padre, quiero confesarme, siento que me muero… por eso lo mandé traer…ayúdeme…ahora si tengo miedo de morir… pero, también de vivir…

Ave María purísima…

Sin pecado concebido…

Habla hijo, dime tus pecados, te escucho…

Por favor quiero que escuche la causa de mis pecados, yo he sido una persona con muy mala suerte en el amor, la vida me ha puesto pruebas muy duras que fueron aniquilando mi fe y mi confianza, de verdad que yo quería amar bien y ser amado también, pero las penalidades en el amor endurecieron mis sentimientos, hasta hacerlos como el acero, fríos e impenetrables, yo no fui culpable de lo que después, con el tiempo sucedió, le aseguro padre, que yo insistí en amar limpiamente, entregando mi corazón sin ninguna condición, entregué lo más puro de mis sentimientos, una y otra vez, hasta que ya no fue posible aguantar más, y mi nobleza se derrumbó, y lloré, lloré mucho padre, no se imagina como, ni cuanto…

Norvando, era un rico empresario de esta creciente ciudad, que lo había visto crecer, en ella había nacido, solo que en un humilde barrio y lleno de carencias, pero con el amor de sus padres, que para él no fue suficiente. Su espíritu aventurero continuamente le pedía más, saber cosas siempre