En el catálogo de los deudores, tu eres el más moroso. Hay un expediente abierto contigo que necesito cerrar y aunque me pagues, siempre me quedarás debiendo el tiempo que perdí cobrándote y confiando en ti. Por fin se te vieron los hilos, las costuras, pensé que eras interesante pero resultaste interesado, pura escenografía, te hiciste pasar por amoroso, pero terminaste siendo el más grande moroso. Responsable soy por dejarte beber de mi corazón, te serviste dos platos llenos de gratitud y te fuiste sin dar las gracias, como aquel cliente avaro y desdichado que solo pide y nunca da. Un juego vil, maltrecho de índole ruin, que lastimoso y desventurado aquel pesetero escaso, que por mezquino y tacaño, arroja al fondo del mar aquello que erigió con ilusión la amistad.  
Hice un inventario exhaustivo de las deudas vitales, y me quedas a deber el esfuerzo, los pensamientos, los mensajes, las emociones y el tiempo que no supiste valorar... valor no es sinónimo de precio cabrón, el que le ve el precio al valor es desventurado, desdichado, convierte en una transacción lo que no se guarda en el banco, sino en el corazón. Primero paga y si quieres después te ofendes.   
Aprende de una vez que la palabra no depende de la oferta y la demanda, no es un valor subjetivo, no es cuantificable, no se ajusta al precio, la palabra no tiene volatilidad, no varía con el tiempo. Lo que tiene precio puede variar, pero lo que tiene valor jamás lo hará. Pero cómo puedo esperar que aprecies el valor de la amistad, si para ti lleva una etiqueta de pagar.
#danielhabif​ 
#Inquebrantables

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