Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Por Siempre Deseada. Libro 2 de la Serie Por Siempre: Por Siempre
Por Siempre Deseada. Libro 2 de la Serie Por Siempre: Por Siempre
Por Siempre Deseada. Libro 2 de la Serie Por Siempre: Por Siempre
Libro electrónico233 páginas3 horas

Por Siempre Deseada. Libro 2 de la Serie Por Siempre: Por Siempre

Calificación: 5 de 5 estrellas

5/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

La autora de best sellers del USA Today, Lexy Timms, te trae una hermosa historia de amor, llena de pasión y romance, que te hará rogar por el amor del Dr. Layton

“No hubo palabras. Si ella descubrió que lo había amado antes, también descubrió que para su corazón no existían los límites, después de todo”.

Él llegó a su jungla, ahora los papeles se han invertido y es el turno de ella para conquistar la jungla de Brant.

Los Ángeles es una ciudad intimidante, incluso para el viajero más experimentado. Para la Doctora Melanie Bell, después de varios años de vivir en las junglas de Belice, la Ciudad de Los Ángeles parece una creación del mismo diablo. Su nuevo novio, el Dr. Brant Layton, no es de gran ayuda ahora. Él está tan inmerso en su trabajo que una tiene que ser una celebridad para captar su atención. Y Mel no es una celebridad.

Ella, sin embargo, es una mujer con una misión. Cambiar la vida de una pequeña niña gravemente desfigurada, y de alguna manera incrementar el patrocinio para la clínica que se ha convertido en todo su mundo.

Debería ser fácil ¿no es así?

Los Ángeles es la ciudad en donde se supone que los sueños se convierten en realidad... excepto que a veces estos implican un precio terrible. ¿Estaría alguien dispuesto a sacrificar el amor por su carrera? ¿La integridad por la pasión? Las decisiones que Mel y Brant tomen a continuación impactarán cientos de vidas y eso podría costarles todo lo que tiene importancia para ellos.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento22 ago 2018
ISBN9781547540303
Por Siempre Deseada. Libro 2 de la Serie Por Siempre: Por Siempre
Autor

Lexy Timms

"Love should be something that lasts forever, not is lost forever."  Visit USA TODAY BESTSELLING AUTHOR, LEXY TIMMS https://www.facebook.com/SavingForever *Please feel free to connect with me and share your comments. I love connecting with my readers.* Sign up for news and updates and freebies - I like spoiling my readers! http://eepurl.com/9i0vD website: www.lexytimms.com Dealing in Antique Jewelry and hanging out with her awesome hubby and three kids, Lexy Timms loves writing in her free time.  MANAGING THE BOSSES is a bestselling 10-part series dipping into the lives of Alex Reid and Jamie Connors. Can a secretary really fall for her billionaire boss?

Autores relacionados

Relacionado con Por Siempre Deseada. Libro 2 de la Serie Por Siempre

Libros electrónicos relacionados

Romance contemporáneo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Por Siempre Deseada. Libro 2 de la Serie Por Siempre

Calificación: 5 de 5 estrellas
5/5

1 clasificación0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Por Siempre Deseada. Libro 2 de la Serie Por Siempre - Lexy Timms

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o introducida en un sistema de recuperación, ni transmitida, de ninguna forma ni por ningún medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otro) sin previa autorización por escrito tanto del propietario de los derechos de autor como del editor de este libro, mencionado anteriormente.

    Esta es una obra de ficción Los nombres, personajes, lugares, marcas, medios e incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan de manera ficticia. Cualquier parecido con alguna persona real, viva o muerta, eventos o lugares es mera coincidencia. El autor reconoce el estado de marca registrada y los propietarios de marca de varios productos mencionados en esta obra de ficción, que han sido utilizados sin permiso. La publicación/uso de estas marcas comerciales no está autorizada, asociada ni patrocinada por los propietarios de la marca comercial.

    Todos los derechos reservados.

    Copyright 2017 por Lexy Timms

    Diseño de la portada por: Book Cover by Design

    Ninguna parte de este libro puede ser utilizada o reproducida de ninguna manera sin un permiso por escrito, excepto en el caso de citas breves incorporadas en artículos y reseñas.

    C:\Users\Wanita\AppData\Local\Microsoft\Windows\INetCache\Content.Word\A Chance At Forever Series Poster.jpg

    Serie Por Siempre

    Por Siempre Perfecta

    Por Siempre Deseada

    Por Siempre Juntos

    ENCUENTRA MÁS DE LEXY TIMMS:

    Sitio Web: http://lexytimms.wix.com/savingforever

    Facebook: https://www.facebook.com/SavingForever

    Book Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=ABs_uaeEamo

    ¡Suscríbete a mi boletín para leer sobre nuevos lanzamientos, información y regalos!

    http://eepurl.com/9i0vD

    C:\Users\Wanita\AppData\Local\Microsoft\Windows\INetCache\Content.Word\2 Forever Desired Facebook Cover Art.jpg

    Por Siempre Deseada. Sinopsis #2

    No hubo palabras. Si ella descubrió que lo había amado antes, también descubrió que para su corazón no existían los límites, después de todo.

    Él llegó a su jungla, ahora los papeles se han invertido y es el turno de ella para conquistar la jungla de Brant.

    Los Ángeles es una ciudad intimidante, incluso para el viajero más experimentado. Para la Doctora Melanie Bell, después de varios años de vivir en las junglas de Belice, la Ciudad de Los Ángeles parece una creación del mismo diablo. Su nuevo novio, el Dr. Brant Layton, no es de gran ayuda ahora. Él está tan inmerso en su trabajo que una tiene que ser una celebridad para captar su atención. Y Mel no es una celebridad.

    Ella, sin embargo, es una mujer con una misión. Cambiar la vida de una pequeña niña gravemente desfigurada, y de alguna manera incrementar el patrocinio para la clínica que se ha convertido en todo su mundo.

    Debería ser fácil ¿no es así?

    Los Ángeles es la ciudad en donde se supone que los sueños se convierten en realidad... excepto que a veces estos implican un precio terrible. ¿Estaría alguien dispuesto a sacrificar el amor por su carrera? ¿La integridad por la pasión? Las decisiones que Mel y Brant tomen a continuación impactarán cientos de vidas y eso podría costarles todo lo que tiene importancia para ellos.

    Contenido

    Serie Por Siempre

    ENCUENTRA MÁS DE LEXY TIMMS:

    Por Siempre Deseada. Sinopsis #2

    Capitulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capitulo 19

    Capitulo 20

    Por Siempre Juntos. Sinopsis #3

    Más de Lexy Timms

    Descubre a Lexy Timms:

    Capítulo 1

    ¿Dra. Mel?

    ¿Porque se sacudía el mundo? No se supone que se debía sacudir. ¿Un terremoto acaso? No, no parecía ser el caso.

    ¿Dra. Mel?

    No...no era el mundo. Era su brazo. Alguien estaba sacudiendo su brazo.

    Con fuerza.

    Melissa Bell apartó su cabeza del asiento mojado. ¿Era saliva? ¿Había estado babeando? ¿Cuándo me quedé dormida? Se limpió la comisura de la boca, empapando la manga de su suéter en saliva y vergüenza. Sus ojos no deseaban abrirse, pero lo hicieron. De manera cruda y dolorosa. Todo estaba silencioso. Demasiado silencioso, ahora que su brazo no estaba siendo sacudido. Oh, maldita sea.

    El avión había aterrizado.

    ¿Debemos...? María no alcanzó a terminar la frase. Demasiado somnolienta para estar consciente del mundo, Mel se levantó y trató de concentrarse. El angelical rostro de María tomó forma. La niña lucía pálida, las vendas blancas sobresalían en un lado de su rostro.

    Hemos aterrizado, Doctora, dijo María, sus ojos miraron por la ventana como si no estuviera seguro de que el suelo todavía estaba allí y que estaban sobre él. Parecía estar sin aliento. Fue...aterrador.

    Aterrador. La niña había pasado por un verdadero infierno y ni siquiera se refirió al día que se llevó a su padre y su rostro como ‘aterrador’. Oh diablos, ¿por qué me habré quedado dormida? Oh, María. Mel se levantó de golpe y se inclinó hacia la niña, dándole un fuerte abrazo. Siento haberme quedado dormida. ¿Te asustaste?

    No como la primera vez. Pero era un avión más pequeño en... ¿Florida? Su voz sonaba amortiguada. Valiente, aunque sus esbeltos hombros aún temblaban.

    Bien hecho, Mel. Has hecho un buen trabajo y ahora has sumido a la pobre niña en un estado de completo terror.

    Mel respiró y asintió con la cabeza, Definitivamente bien despierta ahora. Decepcionarse de uno mismo sirve para sacudirse las telarañas. Colocó a la chica de nuevo en su asiento, ofreciéndole una sonrisa orgullosa junto con su asentimiento. Sí, eso fue en Florida. Al menos en esta ocasión, cuando salgamos del avión habremos llegado a nuestro destino, y no tendremos que abordar otro.

    María agachó su cabeza, su sonrisa era tímida. Quietud cohibida. Dra. Mel, creo que esa es una de esas...? Creo...como les dicen... Negó con la cabeza. "Azafata. Ella apuntó haca algún sitio más allá de la cabeza de Mel. Todos han salido excepto nosotros".

    Azafata. Su español era bueno, aunque esta vez no le había entendido. Pero tenía una sospecha furtiva. Efectivamente, todo un séquito de azafatas se movía en el pasillo, pareciendo que las dos pasajeras que provenían de Belice eran lo único que se interponía entre ellas y su noche libre. Mel se sonrojó y se puso en pie de un salto, buscando desesperadamente su maletín de noche en el compartimento superior y tomándolo por encima de su cabeza. Con dificultad. Guau, debo haberme quedado dormida un buen rato ... guau. Mira eso. Todo el mundo ya está fuera. Brindó una sonrisa brillante a los empleados uniformados, quienes observaban sin sonreír, y sin ofrecer ayuda precisamente.

    ", María asintió empáticamente. Las vendas en el lado izquierdo de su cara se habían aflojado y comenzaban a deslizarse. La dejaría dormir todo lo que pudiese, pero la... ¿azafata? Nos está viendo muy insistentemente".

    Aún estaban ahí. Mel buscó a tientas la bolsa entre los asientos, aun viendo estrellas. María se estiró a su lado, balanceándose sobre un pie para alcanzar su propia maleta antes de salir al pasillo, lista para irse. Mel resistió el impulso de disculparse ante la multitud que las miraba fijamente. ¿Estás lista entonces? ¿Lo llevas todo?

    María la miró por un momento. Doctora, Siempre he estado lista.

    Mel trató de sofocar su risa, con resultados mixtos. Vámonos, entonces. Caminó por las filas de asientos entre una sarta de miradas y juicios precipitados. De alguna manera, devolvió las sonrisas forzadas de la tripulación de vuelo que había pasado el viaje mirando las vendas sueltas de María con cierta aprensión. No de manera hostil exactamente, pero en este vuelo en particular no habían viajado con el personal más amistoso.

    Al igual que en Florida, era el ruido lo que asaltaba los sentidos una vez que uno salía del avión. En el LAX (Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. N. del T.) ella esperaba que sería tal vez un poco peor. Ambos eran aeropuertos enormes, después de todo.

    Ella podía manejar esto.

    Solo que resultó peor, mucho peor. Gente por todas partes: caminaban, cabalgaban, se detenían abruptamente y leían de nuevo el mismo pase de entrada que habían re-leído en las últimas tres puertas— las puertas en las que se habían detenido unos momentos antes. Todo con una especie de actividad vertiginosa que palpitaba con energía frenética, algo que extrañamente no habían experimentado en el otro extremo del país.

    El de Florida era un aeropuerto para vacacionistas que se dirigían a Walt Disney World. El LAX era una piscina llena de tiburones a punto de estallar en un frenesí de alimentación.

    Estaba lleno de carretillas, carros portaequipaje y sillas de ruedas, todos manejados por personas a las que les importaba poco el contenido bajo su cuidado. Incluso en la terminal, las bocinas sonaban mientras los carros portaequipaje y los carritos motorizados se abrían paso entre la multitud que se congregaba frente a cafeterías y tiendas de revistas, como ñus en un abrevadero. No es que en Belice hubiera ñus, pero la palabra de alguna manera se le había quedado grabada en su cabeza.

    Soy una doctora. Me gradué de la escuela de medicina, por Dios santo. He realizado estadías médicas en algunas de las peores áreas en las zonas de degradación urbana. Construí una clínica en plena jungla, he salvado vidas, vivido con serpientes, enfrentado a hombres peligrosos...Pero no puedo con el LAX.

    Eran pensamientos reconfortantes, pero estaba teniendo muchos problemas para creerlos.

    Finalmente se detuvieron en la explanada principal y giraron en un lento círculo, mirando hacia una multitud que no se quedaría quieta el tiempo suficiente para que encontrasen lo que estaban buscando. ¿Dónde está Brant?

    ¿Dra. Mel?

    Lo siento, María; No me fije que hablaba en voz alta. Busco a Brant. El Dr. Layton.

    ¿Hay algún problema? Los ojos de María se agrandaron en su pequeña cara, humedecida por lágrimas no derramadas.

    La pobrecita está aterrorizada. Relájate, Doc, y cuida a tu paciente. Mel enderezó sus hombros, agregando un poco de hierro a su espina dorsal. No cariño, no hay ningún problema. Es solo que ... solo..."

    De acuerdo, tal vez no era hierro. El hierro no se pandeaba tan rápido.

    ¿Tiene miedo de volver a verlo?

    Mel miró a María. Se suponía que las niñas no debían hacer declaraciones tan adultas. Nerviosa, se puso a ajustar las vendas de nuevo. Las había enderezado en la puerta de embarque, en el avión, en Florida... si era honesta, ella era probablemente la razón por la que se estaban escapando en primer lugar, demasiado reajuste.

    María era una niña muy bella, con ojos brillantes y amplios, sin malicia. De sonrisa fácil. Extremadamente educada y amable. La piel en el lado izquierdo de su cara estaba arruinada. La rugosidad y las cicatrices la habían dejado deformada. Irónicamente, fue su inocencia y belleza lo que la hizo perder todo esto cuando fue alcanzada por el incendio que su padre había iniciado en su casa. Ella había vuelto corriendo a la casa para salvarlo donde él yacía, desmayado en el sofá.

    No seas tontita. Mel se contuvo de acomodarle más las vendas. Estas no eran estrictamente necesarias; las heridas se habían curado lo mejor que habían podido, pero las vendas se mantenían en su lugar para la privacidad de la niña. Las cicatrices eran terribles y la gente se quedaba mirando menos las vendas. No estoy asustada en absoluto. Las manos de Mel se dirigieron a la blusa de María y continuaron ahí su trabajo.

    Dra. Mel. María la miró con recelo. No debe tener miedo. ¿Recuerda ese aterrizaje en Florida? Si pudo soportar eso sin miedo, entonces no tendrá miedo a nada.

    Mel rio y la abrazó. La sonrisa de mil vatios de María volvió a brillar. Supongo que tienes razón, dijo Mel, sintiendo que la tensión se aliviaba en sus propios hombros. Después de eso no podemos temer a nada nunca más, ¿verdad?

    No, dijo María. Y estaba dormida cuando aterrizamos aquí. Entonces, ¿por qué estás asustada?

    Mel miró a la niña. Ella tenía casi 13 años, ya no era una niña, pero tampoco una adulta. Por otro lado, Mel en realidad no tenía a nadie con quien hablar y eso estaba consumiéndola.

    Han pasado seis meses, María, ella dijo mientras la corriente de gente y equipaje se arremolinaba a su alrededor. "Se supone que solo serían seis semanas. ¿Y sí...y sí él cambió de parecer?"

    ¿Quiere decir si él cambió de parecer acerca de mí...? María rozó con sus dedos la mejilla vendada. ¿O usted? María tomó su mano.

    Mel apretó la mano ofrecida. No, María, él no va a cambiar de parecer acerca de trabajar contigo. Él nos dio su palabra, ¿no es así?

    ", él lo hizo. María miró a Mel a los ojos. Y él también le dio su palabra. ¿Por qué debería creer en ella si usted no lo hace?"

    Mel tomó una respiración profunda. Es difícil argumentar a eso. Está bien, está bien, dejaré de preocuparme. Pero recuerda, ¡todavía eres una niña! ¡A veces te olvidas de ello!

    María sonrió luminosamente Trataré de recordarlo. Frunció el ceño por un minuto. ¿Tal vez él está donde están las maletas? Dijiste que teníamos que recogerlas después de aterrizar.

    Mel miró las señales para orientarse. A la derecha. Tenían que ir ... a algún lugar ... a la derecha. Respiró hondamente y tomó la mano de María, no iba a perderla en la vastedad del aeropuerto. Sabes, dijo pensativamente mientras rodeaban a una familia de siete, con la apresurada madre cargando a los niños mientras el padre miraba alegremente a su teléfono celular, para ser una niña que jamás ha salido de su pueblo, sabes muchísimo sobre aeropuertos.

    Conozco la jungla, dijo María encogiéndose de hombros, para luego comenzar a caminar al lado de Mel.

    Capítulo 2

    Recogieron sus maletas. Todo estaba en su lugar. Se encontraban en el punto de reunión del LAX. Ella incluso había revisado dos veces este último detalle, esforzándose por maniobrar el ridículo smartphone que Doctors International le había proporcionado para el viaje, tratando de localizar su último email para asegurarse de que todo estaba correcto.

    Aún no había señal alguna de Brant.

    ¿Dra. Mel?

    ¿Sí, María?

    ¿No es esa usted? María señalaba a un individuo desaliñado con una camiseta que decía ‘Estoy con un y una flecha que apuntaba a su barbilla. Parecía tener unos veintitantos, y le recordó sus tiempos de la escuela de medicina, con ese típico aspecto desaseado producto de vivir de ramen por semanas y olvidarse de tomar una ducha. El sujeto sostenía un pedazo de cartón del tamaño de una caja de pizza con un ‘MEL BELL’ garabateado con marcador negro.

    Debes estar bromeando... Mel se acercó a él tan a regañadientes como si fuese a someterse a una operación sin Novocaína. ¿Está buscando a la Dra. Melissa Bell? Mel habría ahuyentado a un vendedor de drogas con esa voz.

    ¿Supongo ...? Miró el cartón, que en realidad era una caja de pizza reutilizada. Aparentemente no tenía la respuesta, por lo que se volvió hacia ella y se encogió de hombros con actitud desvalida. ¿Usted es Mel Bell? Al no obtener respuesta de ella, se encogió de hombros y trató de nuevo. ¿Es usted doctora?

    Lo soy.

    Genial. Su sonrisa se relajó. Se le ocurrió repentinamente que la marihuana era legal en California. estudió sus ojos mientras arrojaba la caja de pizza a un cesto de basura cercano y hablaba de nuevo. Entonces, sí, busco a la Doctora Bell.

    De acuerdo, entonces... Mel bajó el ritmo y habló con palabras más pequeñas, cada vez más incierta. Los ojos enrojecidos podrían deberse a la fatiga. No necesariamente significaban que estaba drogado. ¿Sabe quién lo envió aquí?

    ¡Si! El muchacho parecía encantado con la pregunta. Aparentemente era uno a la que podía responder. Sí, fue un médico—¡hey! ¡Igual que usted!

    ¿Y cuál es el nombre de ese médico? Mel echó un vistazo a su paciente. Los ojos de María estaban abiertos como platos.

    Uh... Sus ojos se dirigieron hacia la caja de pizza en el cesto que estaba junto a él. Si

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1