ENTREVISTA
ADOLFO BLANCO
Pese a su aspecto discreto, su tono afable y su cercanía es uno de los productores más relevantes de nuestro país. Un incondicional del celuloide que respira por sus lecturas. Antes de hacerse cargo de los cines Verdi su trayectoria profesional comenzó dentro de editoriales como Bertelsmann o Salvat. Tras su paso por Filmax puso en pie la productora y distribuidora A Contacorriente Films, a la que debemos más de cuatrocientas películas y un festival de Cine, el de Barcelona-Sant Jordi, centrado en el hermanamiento entre cine y literatura. Nadie como Adolfo Blanco para hacer latir esos dos corazones a un mismo compás. Del papel a la pantalla este hombre proyecta puro mainstream, pero siempre a contracorriente. ¿Por qué? Porque defender hoy el buen cine, como la lectura, es un acto de resistencia.
> Aunque vivía en Madrid, su Cinema Paradiso particular sucedía en Aranda de Duero. ¿Recuerda la primera película que le deslumbró? ¿Y su primer libro?
Empezaré por el libro , de Enid Blyton. Luego vino el gran Guillermo. Shakespeare y Cervantes tardaron años en interesarme. En cuanto al cine, cierto, mis recuerdos cinéfilos más tempranos me llevan a mis veranos en Aranda, viendo todas las películas que «echaban» en el cine de mi familia. Fue aquí donde vi la que más me marcó, a los once, de Arthur Penn. Me impresionó mucho descubrir la maldad de la gente cuando actúa colectivamente, diluyéndose la responsabilidad individual.
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