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Alimentación sostenible y retos del sistema agroalimentario
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Alimentación sostenible y retos del sistema agroalimentario

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El campo mexicano atraviesa una larga crisis que ya tiene una duración de más de medio siglo. Si bien esta crisis ha tenido sus altibajos, en términos generales ha sido caracterizada por la interrelación de problemas ecológicos, económicos, políticos y sociales, involucrando un gran número de diferentes actores sociales, quienes además actúan a nivel regional, estatal nacional e internacional. En otras palabras, la crisis rural se tiene que considerar como multi-dimensional, multi-actor y multi-escala.
Por ende, lo anterior indica que la crisis rural tiene una alta complejidad, afectando no solamente a las familias campesinas e indígenas que directamente manejan la enorme riqueza biológica que posee México, sino también afectando a la creciente población urbana que depende sus alimentos de la producción agropecuaria y forestal del campo. Además, se observa una creciente globalización del sistema agroalimentario mexicano que ha llevado a una pérdida de la seguridad alimentaria, no solamente en términos cuantitativos, sino también en términos cualitativos. Además de la pérdida de la soberanía alimentaria, permite empoderar a las empresas agroalimentarios internacionales incrementando su control sobre los diferentes eslabones de la cadena productiva.
La problemática aquí descrita desafía a políticos y científicos, quienes desde su propio quehacer cotidiano, impulsan el desarrollo sustentable, con el fin de recuperar la seguridad y soberanía alimentaria de nuestro país, incluyendo la recuperación del control sobre los sistemas agroalimentarios mexicanos.
Los trabajos que se publican en esta obra, pretenden contribuir a la solución de los problemas económicos, ecológicos, políticos y sociales del campo mexicano. Por su parte, los miembros de la Red de Investigación Socioeconómica en Hortalizas, Frutas y Flores (RISHORT), desde 1997 participan cada uno desde su campo disciplinar con investigación de alta calidad con el fin de entender la complejidad de la crisis rural, quienes aportan de esa manera, elementos sustantivos que permiten diseñar e implementar nuevos e innovadores esquemas de desarrollo sustentable.
Desde su fundación, la RISHORT ha publicado varios libros relacionados, siendo las hortalizas, frutas y flores el tema central de la red y contextualizando el sector agropecuario en los diferentes momentos o etapas políticos que han afectado al campo mexicano.
El presente libro titulado Alimentación sostenible y retos del sistema agroalimentario, retoma varios de los trabajos presentados en el XI Reunión de RISHORT, con el objetivo de: "Contribuir y analizar los avances de investigaciones relacionadas al sistema agroalimentario en México, discutir la problemática de la producción e inserción a los mercados globales y aportar soluciones a los desafíos que enfrenta la agricultura mexicana", y de esa manera, aportar con nuevos conocimientos al entendimiento del campo mexicano y los nuevos procesos sociales y económicos que lo afectan.
IdiomaEspañol
EditorialPágina Seis
Fecha de lanzamiento15 ago 2018
ISBN9786079442811
Alimentación sostenible y retos del sistema agroalimentario

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    Vista previa del libro

    Alimentación sostenible y retos del sistema agroalimentario - Imelda Rosana Cih Dzul

    Mexico

    Presentación

    El campo mexicano atraviesa una larga crisis que ya tiene una duración de más de medio siglo. Si bien esta crisis ha tenido sus altibajos, en términos generales ha sido caracterizada por la interrelación de problemas ecológicos, económicos, políticos y sociales, involucrando un gran número de diferentes actores sociales, quienes además actúan a nivel regional, estatal nacional e internacional. En otras palabras, la crisis rural se tiene que considerar como multi-dimensional, multi-actor y multi-escala.

    Por ende, lo anterior indica que la crisis rural tiene una alta complejidad, afectando no solamente a las familias campesinas e indígenas que directamente manejan la enorme riqueza biológica que posee México, sino también afectando a la creciente población urbana que depende sus alimentos de la producción agropecuaria y forestal del campo. Además, se observa una creciente globalización del sistema agroalimentario mexicano que ha llevado a una pérdida de la seguridad alimentaria, no solamente en términos cuantitativos, sino también en términos cualitativos. Además de la pérdida de la soberanía alimentaria, permite empoderar a las empresas agroalimentarios internacionales incrementando su control sobre los diferentes eslabones de la cadena productiva.

    La problemática aquí descrita desafía a políticos y científicos, quienes desde su propio quehacer cotidiano, impulsan el desarrollo sustentable, con el fin de recuperar la seguridad y soberanía alimentaria de nuestro país, incluyendo la recuperación del control sobre los sistemas agroalimentarios mexicanos.

    Los trabajos que se publican en esta obra, pretenden contribuir a la solución de los problemas económicos, ecológicos, políticos y sociales del campo mexicano. Por su parte, los miembros de la Red de Investigación Socioeconómica en Hortalizas, Frutas y Flores (RISHORT), desde 1997 participan cada uno desde su campo disciplinar con investigación de alta calidad con el fin de entender la complejidad de la crisis rural, quienes aportan de esa manera, elementos sustantivos que permiten diseñar e implementar nuevos e innovadores esquemas de desarrollo sustentable.

    Desde su fundación, la RISHORT ha publicado varios libros relacionados, siendo las hortalizas, frutas y flores el tema central de la red y contextualizando el sector agropecuario en los diferentes momentos o etapas políticos que han afectado al campo mexicano.

    El presente libro titulado Alimentación sostenible y retos del sistema agroalimentario, retoma varios de los trabajos presentados en el XI Reunión de RISHORT, con el objetivo de: Contribuir y analizar los avances de investigaciones relacionadas al sistema agroalimentario en México, discutir la problemática de la producción e inserción a los mercados globales y aportar soluciones a los desafíos que enfrenta la agricultura mexicana, y de esa manera, aportar con nuevos conocimientos al entendimiento del campo mexicano y los nuevos procesos sociales y económicos que lo afectan.

    Los capítulos que conforman este libro se agrupan según cuatro temas, siendo:

    1. Políticas publicas, economía, consumo y comercio agroalimentario,

    2. Agricultura en pequeña escala, agricultura sostenible y/o orgánica,

    3. Agricultura protegida, frutas y hortalizas y

    4. La ganadería y sus retos para la sostenibilidad.

    Dentro de estos grandes temas, el lector/la lectora encontrará una gran variedad de temas en diferentes territorios de la República mexicana y del extranjero.

    En su conjunto, el libro que tiene en su mano representa una valiosa aportación a los estudios rurales mexicanos, no solamente por ofrecer un mayor entendimiento de la complejidad rural, sino también por los esfuerzos para contribuir a la transformación sustentable del campo en México.

    Peter R.W. Gerritsen

    POLÍTICAS PÚBLICAS, ECONOMÍA, CONSUMO Y COMERCIO AGROALIMENTARIO

    La agricultura y las mujeres rurales: decisiones y estrategias productivas en el municipio de El Limón, Jalisco, Occidente de México

    Patricia Beas Roque¹, Peter R. W. Gerritsen², Arturo Moreno Hernández³

    Resumen

    En México, la participación de las mujeres rurales en la toma de decisiones de las estrategias emprendidas por unidades de producción familiar, es muy importante. Sin embargo, esto no se refleja en las estadísticas gubernamentales, a pesar de que hay un creciente número de familias campesinas encabezadas únicamente por ellas. Por ende, es necesario contar con una mejor comprensión de su papel en la agricultura. Este estudio describe y analiza los factores internos y externos que influyen en estas estrategias productivas en comunidades rurales del municipio de El Limón, Jalisco, a partir de un enfoque cualitativo y cuantitativo, mediante entrevistas con informantes clave y estudios de caso. Nuestros resultados indican que los factores internos de más importancia son: estilo de vida, conocimiento transgeneracional, ciclo vital familiar, patrones de herencia y negociación intrafamiliar; mientras que los factores externos son principalmente, el mercado y las relaciones comunitarias. De nuestro estudio podemos concluir, que ellas siguen estrategias productivas diversas y heterogéneas, pues enfrentan restricciones de carácter institucional, comunitario y familiar. Son atravesadas simultáneamente por su condición femenina y por la falta de apoyo del Estado a la actividad agropecuaria, no obstante que contribuyen a la soberanía alimentaria de sus comunidades. Faltan políticas públicas que faciliten la transmisión de sus conocimientos, que visibilicen sus aportaciones y que consideren los casos de aprovechamiento de recursos naturales que se encuentran fuera de los esquemas formales de propiedad, como el caso de las mujeres recolectoras.

    Palabras clave: feminización de la agricultura, rural, género, sistemas de producción

    Introducción

    El análisis de los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA), realizada en México en el año 2014, conllevan a considerar la posibilidad de un proceso de feminización en las actividades agropecuarias de nuestro país. Entre 2012 y 2014, el número de mujeres productoras en esta encuesta incrementó del 13.5% al 15.1%, la mayoría se encontraba entre los 46 y 75 años de edad. Por otra parte, la mano de obra femenina no remunerada se incrementó del 27.1% al 31.1% (INEGI, 2014).

    Se conoce como feminización de la agricultura a la mayor participación de las mujeres en actividades agropecuarias que socialmente han sido asignadas a los hombres. Puede presentarse de varias formas siendo dos las principales. La primera ocurre cuando más de ellas se incorporan mediante el empleo de su mano de obra; la segunda, cuando su función principal radica en la toma de decisiones, es decir, como productoras independientes (De Brauw et al., 2013; De Schutter, 2013). Los resultados de la ENA, sugieren la existencia de un proceso de feminización de ambos tipos. Las contribuciones de estas mujeres, no sólo se presentan en el ámbito de lo económico, sino también en el bienestar social de sus grupos domésticos, pues éstos son su principal motivación para asumir responsabilidades en los aspectos productivo y laboral (Zapata-Martelo y Suárez-San Román, 2012). En algunos estudios, se asocia la feminización de la agricultura a la intensificación de la migración nacional e internacional (Zapata-Martelo y Suárez-San Román, 2012), y se explica que la ausencia masculina ocasionada por la migración favorece la incorporación de las mujeres en las actividades agropecuarias. Sin embargo, en el presente estudio consideramos que esta feminización también puede ser resultado de la dinámica de las relaciones intrafamiliares y qué además, ésta influye en la configuración de las estrategias productivas.

    Las mujeres rurales ejercen un papel clave en la transformación de sus comunidades y del medio ambiente en el que habitan, pues ellas participan en la formación de las siguientes generaciones y reproducen formas de manejo de los recursos naturales. Sin embargo, su participación en las unidades de producción familiares (UPF), se desarrolla bajo un contexto complejo, en donde múltiples factores influyen en las dinámicas internas de cooperación y de conflicto de los grupos domésticos. Es interesante analizar entonces, qué aspectos de la sociedad rural pueden haber cambiado, para dar paso a que ellas se involucren en el proceso de toma de decisiones, así como las estrategias a las que recurren para aprovechar los medios de producción en tareas y responsabilidades que tradicionalmente les han sido asignadas a los hombres. Un mejor conocimiento acerca de su incursión en el aprovechamiento de los recursos naturales, así como de la problemática socioeconómica que enfrentan, facilitaría el diseño de políticas públicas más adecuadas para este sector de la población.

    Con base en lo anterior, presentamos los resultados de un estudio que realizamos sobre la feminización de la agricultura en el sur del estado de Jalisco. El objetivo consistió en determinar y analizar los factores que propician la participación de las mujeres rurales en el proceso de toma de decisiones de las unidades de producción familiar e identificar las estrategias productivas que implementan.

    Enfocándonos en el municipio de El Limón, Jalisco

    Este estudio se realizó en el municipio de El Limón, Jalisco, que se localiza en el Occidente de México (Figura 1), entre los paralelos 19°47’ y 19°56’ de latitud norte; los meridianos 104°01’ y 104°12’ de longitud oeste y altitud entre 800 y 1,800 msnm y cuenta con una superficie de 114 km². Forma parte de la región hidrológica Armería-Coahuayana; el 35.43% de su suelo, se destina a la agricultura. En 2010, la población de este municipio era de 5,499 habitantes de los cuales el 49.95% son mujeres.

    Figura 1. Ubicación del municipio de El Limón Jalisco, México

    Fuente: elaboración propia con base en INEGI (2015)

    Al analizar la proporción de población total femenina en cada censo, entre 1970 a 2010, se encontró que ésta representa alrededor del 50% de la población total. Pero una revisión por grupo de edad, en los mismos censos, revela que es mayor la proporción de población femenina entre los 20 y 49 años de edad, con excepción del censo del 2010, y esta proporción disminuye a partir de los 60 años de edad (Figura 2). Debido a que la información estadística sobre mortalidad no refleja una cantidad elevada de muertes entre los 0 y 19 años de edad (INEGI, 1990), es posible que la población masculina haya estado emigrando a partir de los 19 años y que debido a esto exista mayor proporción de población femenina entre los 20 y 49 años de edad.

    Figura 2. Proporción de mujeres en la población de El Limón entre 1970 y 2010

    Fuente: INEGI (1970, 1980, 1990, 2000, 2010)

    El estado de Jalisco, al cual pertenece este municipio, se caracteriza por tradicionalmente tener un flujo migratorio hacia los EEUU. Entre 2001 y 2004, más del 50% de los residentes mexicanos, provenían de zonas rurales y de ciudades pequeñas o medianas de Jalisco (IIEG, 2008; Rojas, 2009). De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONAPO), y las dos mediciones realizadas sobre la intensidad migratoria México-EEUU (2000 y 2010), esta información es relevante para entender los cambios que enfrenta la población de El Limón (Cuadros 1 y 2).

    Cuadro 1. Intensidad migratoria México-EEUU de El Limón Jalisco

    Fuente: CONAPO (2000, 2010)

    Como puede observarse, este municipio contó con un intenso flujo migratorio México-EEUU hasta el año 2000. Considerando que esta medición comprende una temporalidad de residencia en EEUU desde 1995, coincide con la etapa de legalización y migración clandestina que inició a partir de 1987 con la instrumentación de la Inmigration Reform and Control Act (IRCA), que permitió la legalización masiva de indocumentados (Rojas, 2009). Posteriormente, en el año 2002, el gobierno de EEUU inició con una política de tolerancia cero en la frontera con México y reforzó la política de criminalización de la migración irregular, lo que se intensificó a partir de la crisis económica estadounidense de 2008 y los ataques del 11 de septiembre de 2011. Lo anterior pudo haber repercutido en que el flujo de intensidad migratoria de El Limón diminuyera en 2010.

    Asimismo, el análisis de indicadores sociodemográficos, reflejan cambios en las familias rurales que habitan en este municipio. En El cuadro 2, se observa una importante disminución de la población total y de su participación en actividades agropecuarias como su principal actividad económica, además de la disminución en la fecundidad y el incremento en la población femenina ocupada y del número de hogares con liderazgo femenino (INEGI, 1970, 2010).

    Cuadro 2. Cambios sociodeomográficos de El Limón entre 1970 y 2010

    Además de un incremento en el indicador de la jefatura femenina, también hay cambios en las relaciones conyugales. Por ejemplo, en el mismo periodo, 1970 a 2010, las uniones libres y los divorcios se triplicaron, y las separaciones se elevaron a más del doble. Mientras que en 1990, las mujeres se divorciaban a partir de los 50 años; en el año 2010, se divorciaban a partir de los 20 años (INEGI, 1970, 1990, 2010). Adicionalmente, de acuerdo con el Censo Agrario del año 2007, el 25% de los sujetos con derechos parcelarios de este municipio, son mujeres, en su mayoría con edad de 45 años de edad en adelante (INEGI, 2007). De tal forma que, el fenómeno migratorio internacional, los cambios en las relaciones conyugales y la existencia de mujeres con derechos ejidales en este municipio, indican que el papel de las mujeres rurales es clave tanto el ámbito social como en el productivo, motivo por el cual seleccionamos a El Limón para realizar esta investigación. A continuación presentamos nociones teóricas que ayuden a identificar los factores que propician la participación de las mujeres rurales en la toma de decisiones agropecuaria, y para determinar cómo son sus estrategias productivas.

    Hacia un marco interpretativo de la feminización de la agricultura

    Aunque la mayoría de los estudios señalan que la feminización de la agricultura se asocia con la migración masculina, es posible que ésta también se surja cuando hay presencia de hombres en las unidades de producción familiares (UPF), de ahí que exista la necesidad de contar con un modelo de análisis más amplio.

    De manera general, en las UPF se conforman de lazos familiares y de parentesco y funcionan a partir de la actividad complementaria de sus integrantes para cubrir las necesidades productivas y reproductivas de la misma, la cual es distribuida en razón del género y la edad de los individuos que la componen (Bonfil, 1996). De acuerdo con Barlett (1980), los hogares tienen necesidades y metas como la seguridad alimentaria, educación y otros aspectos de su estilo de vida que requieren satisfacer, y éstas son determinantes en sus decisiones. Además los miembros comparten el acceso a recursos como la tierra, el agua, mano de obra e información para tales propósitos. En este punto, se establece un vínculo entre las necesidades del núcleo familiar y la unidad de producción familiar.

    Se considera que el análisis de los factores internos y externos que intervienen en la dinámica de las unidades de producción familiares (UPF), puede contribuir a determinar las causas que propician una mayor participación de las mujeres rurales en la toma de decisiones agropecuarias.

    Los factores internos se agruparon en cuatro categorías: formales, poder y control, ciclo vital familiar y sistema de producción. A continuación se detalla la composición de las categorías.

    a) Factores formales: se refiere a factores relacionados con aspectos jurídicos, a partir de ellos se generan derechos y responsabilidades reconocidos a través de disposiciones legales que el Estado ha dispuesto para que éstos sean respetados por los ciudadanos. De tal forma, que estos factores influyen en los procesos de toma de decisiones, tanto en las relacionadas con lo familiar, así como con lo económico: la relación conyugal, los patrones de herencia y la forma de propiedad de la tierra.

    b) Poder y control: son factores en que la diferencia sexual es un criterio importante en el establecimiento de las normas sociales entre los géneros: división del trabajo, distribución del tiempo, reproducción, acceso a recursos naturales, negociación y estilo de vida.

    c) Ciclo vital familiar (CVF): se refiere a las etapas por las que transita un núcleo familiar, en donde se presentan crisis en el paso de una etapa a la otra y se incrementa el grado de complejidad de la problemática que enfrentan sus integrantes, lo cual requiere de una capacidad de adaptación de sus miembros para conservar las relaciones de apoyo entre ellos (De la Revilla y Fleitas, 2003). Las tres etapas que se consideran como las más influyentes para efecto de este estudio son: consolidación, expansión y contracción.

    d) Sistema de producción: el análisis de factores del sistema de producción, puede ayudar a entender cuál es el papel de las mujeres en el proceso de toma de decisiones. Además, facilita la comprensión de las estrategias productivas que las mujeres generan en dichos sistemas. Los factores son: toma de decisiones, diversificación, prácticas sustentables, pluriactividad, conocimiento y estrategia financiera.

    Los factores externos se agruparon en tres categorías: institucional, interfamiliar y comunitaria. A continuación se detalla su composición:

    a) Institucional: son factores que vinculan a las UPF con instituciones del sector agropecuario: interacción con organizaciones del sector agropecuario, interacción con políticas y programas gubernamentales y mercado.

    b) Interfamiliar: debido a que el modelo tradicional de la familia rural mexicana se ha caracterizado en algunas regiones del país por su cultura patriarcal (Arias, 2013), se consideró la inclusión de factores relacionados con el ámbito interfamiliar que permitieran identificar la existencia de normas de parentesco y el posible control que pudiera ejercer el jefe de familia (Almeida, 2009). Son aquellos que intervienen en prácticas de apoyo entre núcleos familiares: cooperación para el trabajo reproductivo, sistemas de reciprocidad y acceso a recursos interfamiliares.

    c) Comunitario: se refiere a los factores que pueden propiciar mecanismos de apoyo entre los miembros de una comunidad y que pueden influir en la toma de decisiones al interior de las UPF: relaciones comunitarias y tendencias sociales.

    Cabe mencionar que, no se descarta una interacción entre los factores externos e internos (Cuadro 3). Por ejemplo, la interacción de los productores agropecuarios con las políticas y programas de apoyo al campo (factor externo) puede relacionarse las demandas del mercado agropecuario (otro factor externo).

    Cuadro 3. Interacción entre factores de las UPF feminizadas

    Fuente: con base en Barlett (1980), Apollin y Eberhart (1999), Moser (1993), Geilfus (2000), De la Revilla y Fleitas (2003), Velázquez (2003), Gerritsen (2010), Lahoz (2011) y Vértiz (2014)

    En este contexto, las mujeres rurales que participan en la toma de decisiones de las UPF, configuran estrategias productivas para mejorar el bienestar de los miembros de sus grupos familiares, las cuales se relacionan con las expectativas de vida a las cuales se aspira, tanto de forma individual, como de grupo familiar.

    Mujeres rurales y estrategias productivas

    Las estrategias productivas pueden definirse como una serie de decisiones sobre el proceso productivo (Mizrahi, 1987), el cual tiene como finalidad satisfacer las necesidades básicas, en este caso, de las UPF. De acuerdo con Apollin y Eberhart (1999) y Geilfus (2000), estas estrategias se pueden analizar considerando los siguientes aspectos:

    a) Análisis del riesgo: se refiere a las elecciones que se toman para reducir del riesgo económico, por ejemplo, el empleo de paquetes tecnológicos. Los productores desarrollan criterios para el análisis del costo beneficio y el mercado al que se dirigen.

    b) Estrategia financiera: se refiere a la eleccción entre capitalizar o descapitalizar los medios de producción, así como la forma en que se puede acceder a financiamiento.

    La incursión de las mujeres en la toma de decisiones agropecuarias despierta el interés sobre las estrategias productivas en las que ellas se apoyan para satisfacer las necesidades de sus hogares, pero a la vez, reconociendo los factores internos y externos de las UPF que propician su feminización (Figura 3).

    Figura 3. Factores de las UPF y su relación con las estrategias productivas

    El contexto en el cual las UPF configuran sus estrategias productivas, es muy complejo, ya que sus miembros, no sólo experimentan estos factores de forma aislada, sino también el resultado de sus interacciones. Son tantos los factores que pueden intervenir, así como el número de sus interacciones, que esto conlleva a la diversidad y heterogeneidad de estrategias productivas entre UPF, aún dentro de una misma comunidad rural. A continuación se describe la metodología empleada en este estudio.

    Diseño del estudio

    Este estudio consideró a las unidades de producción familiares feminizadas como unidades de análisis. Se emplearon técnicas, tanto cualitativas coo cuantitativas, que permitieran obtener un conocimiento más profundo sobre el tema y mayor acercamiento a los participantes de la investigación, éstas se describen a continuación:

    a. Informantes clave: se seleccionaron informantes clave considerando su conocimiento del tema, la disponibilidad de participar en el estudio y la función que desempeñan en la comunidad. Mediante la aplicación de entrevistas semiestructuradas se conoció más sobre el contexto institucional, histórico y agropecuario que rodea a las mujeres del área de estudio que participan en la toma de decisiones de las UPF. Además, estos informantes proporcionaron información sobre casos que podrían participar en el estudio. Esta etapa del trabajo de campo se desarrolló en el periodo del 10 al 19 de junio de 2015.

    b. Transecto: se realizó un transecto por medio de la red de caminos principal que une a las localidades con mayor población del municipio de El Limón: San Buenaventura, El Palmar de San Antonio, San Miguel Hidalgo, San Juan de Amula, La Ciénega y la cabecera municipal (Figura 4). En cada localidad, se preguntó a personas que caminaban por las vialidades si conocían a mujeres de su comunidad que estuvieran a cargo de parcelas, ganado o sobre mujeres que se dedicaran a recolectar nopales del cerro (Opuntia fuliginosa), pitayas (Stenocereus queretaroensis), es decir, recursos no maderables para su venta. La información que nos proporcionaron fue registrada en una bitácora. En algunos casos fueron contactadas en el mismo transecto; en otros casos, se les contactó en una segunda visita a las localidades. Este transecto se realizó el día 16 de junio de 2015.

    Figura 4. Transecto para identificación de los estudios de caso

    Fuente: elaboración propia con base en INEGI (2015)

    c. Estudios de caso: como resultado de las entrevistas con informantes clave, se identificaron 16 posibles casos de mujeres que toman decisiones en sus unidades de producción familiar; mientras que en el transecto, 6 posibles casos. En una entrevista preliminar, de estos 22 casos, sólo 17 correspondieron a mujeres que toman decisiones en sus unidades de producción familiar, pero sólo 12 de ellas tuvieron disponibilidad para participar en este estudio (Cuadro 4). En cada caso se obtuvieron relatos de vida e información para caracterizar sus estrategias productivas.

    Cuadro 4. Detección de los casos de estudio

    Se programó un itinerario de entrevistas iniciando por las localidades más lejanas hasta llegar a la cabecera municipal; los días se acordaron con las personas con base en su disponibilidad de tiempo, esta etapa del trabajo de campo se comprendió en el periodo del 22 de junio al 14 de agosto de 2015. Asimismo, se aseguró la confidencialidad de la información y su uso exclusivo con fines académicos a todos los participantes del estudio. Sólo se empleó la grabación de las entrevistas cuando las personas entrevistadas mostraron su disponibilidad para hacerlo, siendo un total de nueve casos de doce. En el resto se recurrió a la redacción de notas de campo. Se tomaron fotografías del área de estudio, de parcelas y áreas de aprovechamiento sólo en donde fue autorizado por las personas entrevistadas.

    Durante el trabajo de campo, el traslado a las comunidades fue en vehículo institucional y se mostró a las personas entrevistadas un oficio de presentación para acreditar los propósitos académicos con los que se realizaron las visitas. Se les entregó una copia fotostática a quienes así lo solicitaron. La información obtenida fue transcrita en un procesador de textos para su análisis posterior en el software Atlas.ti. Se clasificó el texto de acuerdo a los factores principales que se describieron anteriormente, con el propósito de verificar aquellos que no se hayan considerado en dicho modelo. Posteriormente, se realizó una matriz de ausencia-presencia por caso para facilitar el conteo de los factores internos y externos que influyeron en la feminización de las UPF. Se calculó en términos de porcentaje el peso de los factores influyentes por grupo de factores internos (formales, poder y control, ciclo vital familiar y sistema de producción) y por factores externos (institucional, interfamiliar y comunitario), se integró la información en un cuadro comparativo por caso; finalmente, se detectaron perfiles de casos en donde la influencia de ciertos factores fuera similar.

    Para la descripción de las estrategias productivas, se realizó un análisis comparativo por caso, considerando los aspectos de decisión analizados en párrafos anteriores y se integraron perfiles de productoras por tipo de estrategia productiva.

    Resultados y discusión

    Las mujeres rurales que participaron en el estudio, provienen de familias tradicionales campesinas, por lo que se caracterizan por la influencia del conocimiento transgeneracional con el sentimiento de apego al campo. A pesar de que estas mujeres rurales pudieran cambiar de actividad económica, ellas decidieron continuar con su vocación agropecuaria. A través de sus relatos de vida, se puede comprender no sólo la situación actual, sino también los cambios que dieron paso a la feminización de las UPF. La migración, impulsada por la crisis económica de la agricultura, está relacionada en este cambio, pues al migrar tanto hombres como mujeres a EEUU, también se generó una crisis de los cuidados, pues la población de las localidades envejeció, mientras que los más jóvenes emigraron. Las mujeres rurales que permanecieron en la comunidad cuidaron a los niños y adultos mayores. Es posible que los titulares de las parcelas que envejecían, cambiaran la estrategia de sucesión en la que se privilegiaba a los hijos varones, por la de ceder los derechos a la persona que asumiera sus cuidados en la vejez; dicha tarea ha sido asignada socialmente a las hijas, por lo que a pesar de que estuviesen solteras, casadas o viudas, se ganaron el derecho en su papel de haber cumplido como buenas hijas.

    De los doce casos analizados, se observa que ocho de las mujeres son personas de la tercera edad (Figura 4), mientras que de cuatro mujeres que se ubican entre los 40 y 49 años, tres de ellas recolectoras y sólo una es ejidataria.

    Figura 4. Distribución de la edad de las mujeres entrevistadas

    Sin embargo, en siete casos, ellas se incorporaron en la toma de decisiones agropecuarias antes de los cuarenta años de edad (Cuadro 5).

    Cuadro 5. Circunstancias de incorporación en la toma de decisiones de las UPF

    *Se refiere a la edad en que las mujeres se incorporaron en la UPF como tomadoras de decisiones. En algunos casos, las mujeres entrevistadas no recordaron este dato con exactitud, la edad se calculó con base en etapas o hechos significativos para ellas.

    En siete de doce casos, las mujeres se apoyan en la participación masculina bajo una variedad de formas, las cuales no son únicamente familiares o interfamiliares (Cuadro 6).

    Cuadro 6. Hombres que participan en la toma de decisiones de las UPF feminizadas

    Nota: en los casos del hermano y de los hijos, se trata de familiares en edad adulta.

    En los cinco casos restantes, las mujeres no se apoyan en ningún hombre para la toma de decisiones (tres casos de mujeres con relación conyugal y dos casos sin relación conyugal). Esta situación torna más compleja a la feminización de las UPF, pues a la vez que se diversifican las formas de participación masculina, también se configuran diferentes arreglos en el control de la toma decisiones clave al interior de las unidades de producción familiar. En algunos estudios sobre feminización de la agricultura, se considera que las mujeres acceden a la toma de decisiones agrícolas sólo en ausencia de los hombres (De Schutter, 2013; Tamang et al., 2014), lo que llevaría a pensar que la unidad de producción familiar estaría feminizada sólo bajo una hipótesis de ausencia masculina; sin embargo, estos resultados revelan que no necesariamente es así, pues se encontraron tres casos de mujeres con pareja conyugal que no se apoyan en hombres para la toma de decisiones agropecuarias. Con relación a los acuerdos que tienen lugar entre hombres y mujeres, puede existir casos en los que uno de los miembros tendrán más autoridad sobre los otros, allí es en donde operan variables como el género, la clase, la posición jerárquica en la familia, la titularidad de los medios de producción o el tipo de relación entre los decisores.

    Respecto a los factores que explican la feminización de las UPF, en el análisis de cada matriz de presencia-ausencia por caso, se identificaron los factores internos con mayor presencia. En los factores internos fueron: el estilo de vida, el conocimiento (sobretodo el transgeneracional), el ciclo vital familiar (CVF), los patrones de herencia; mientras que los externos fueron: el mercado y las relaciones comunitarias. Posteriormente, se calculó el porcentaje por grupo de factores con mayor influencia (Cuadro 7).

    Cuadro 7. Factores que propician la feminización en términos de porcentaje

    De acuerdo con El cuadro anterior, se destaca que los factores que corresponden a las relaciones interfamiliares, tienen muy poca influencia en las UPF analizadas, pues cada grupo doméstico opera de manera aislada sus propias estrategias productivas. A partir el cálculo porcentual por grupo de factores, se observaron cinco perfiles de feminización de las UPF, es decir, de la combinación de factores que inciden para que ésta suceda (Figura 5).

    Figura 5. Perfiles de feminización de las UPF con base en los factores que la propician

    A continuación, se describen los perfiles de feminización encontrados a partir de los factores más influyentes en los casos.

    1. Perfil centrado en la negociación intrafamiliar: se presenta cuando las relaciones de género respecto a las actividades agropecuarias tienen mayor influencia, por ejemplo, el grupo de factores más influyente fue el de poder y control, en donde destacan el estilo de vida y los procesos de negociación al interior de los grupos domésticos. La tenencia de la tierra es un elemento que favorece la posición de autoridad de estas mujeres, en la mayoría de los casos se tuvo acceso a ella por medio de los patrones de herencia.

    2. Perfil de estilo de vida independiente: las relaciones intradomésticas no tienen influencia sobre el proceso de toma de decisiones o cuando éstas no existen, por lo que las mujeres pueden enfocarse sólo en la relación mercado-sistema de producción. Las relaciones externas a la UPF o al grupo doméstico se generan alrededor de la actividad productiva que además representa un estilo de vida, por ejemplo, la pertenencia a un grupo de personas que se dedican a la misma actividad o la mayor interacción con programas gubernamentales como estrategia financiera. En el sistema de producción, el conocimiento es el factor más importante, ya sea que se trate del conocimiento transgeneracional, del aprendido a prueba y error o del que se comparte entre productores.

    3. Perfil enfocado en transferencias gubernamentales: las mujeres que toman las decisiones clave del sistema de producción cuentan con derechos parcelarios pero a su vez son personas de edad avanzada y que en este momento tienen un estilo de vida ligeramente menos relacionado con la actividad del campo, lo anterior no significa que tengan menos apego al campo, sino que su contexto familiar y personal no les permite dedicarse por completo a la actividad agropecuaria. Por lo tanto, en este perfil convergen tres factores: la etapa de contracción del ciclo de vida familiar, el estilo de vida y la interacción con programas y políticas públicas. La etapa de contracción familiar limita el potencial del sistema de producción, pues no cuentan con apoyo de mano de obra familiar como en otros casos, tampoco con el capital para contratar mano de obra externa. Por otra parte, su interacción con las políticas y programas gubernamentales de apoyo al campo, son aprovechados como una estrategia de fnanciamiento.

    4. Perfil de interacción reducida: mujeres en edad avanzada que tienen derechos parcelarios, pero carecen de familiares o relaciones cercanas que puedan apoyarlas en las actividades agropecuarias, por ejemplo, llegan a hacerlo sólo por medio de la contratación de un mozo. El factor determinante es la etapa de contracción del CVF, pero acompañada de la reducida o ausente existencia de relaciones intrafamiliares. Estas mujeres se ven en la necesidad de adecuar sus decisiones a lo que ellas puedan hacer con base en sus limitaciones físicas.

    5. Perfil centrado en las habilidades individuales: son casos de mujeres sin derechos parcelarios, que se apoyan en el empleo de sus habilidades individuales, las cuales son resultado del conocimiento transgeneracional y que además recurren a la pluriactividad para lograr reunir los recursos económicos suficientes para satisfacer necesidades básicas de sus grupos domésticos; y que además, las relaciones comunitarias son de mucha importancia para la construcción de redes de apoyo. La presencia de una relación conyugal puede favorecerles en el acceso a recursos intrafamiliares o interfamiliares, pero también puede requerir de ajustes en la división del trabajo familiar, por lo que los procesos de negociación son muy importantes en este caso. Por otra parte, se observa más resistencia hacia el modelo de vida familiar patriarcal, pues en sus relatos de vida se observa que prefieren el bienestar personal o del grupo doméstico sobre la conservación de una relación conyugal no conveniente, de ahí que el estado civil más recurrente sea el divorcio o la unión libre. Cabe señalar que los tres casos de este perfil se refiere a mujeres rurales que se dedican a la recolección de recursos no maderables.

    Una vez que se identificaron los factores que propician la feminización de las UPF, y que se distinguieron diferentes perfiles de feminización respecto a la presencia de estos factores, se analizó la información relacionada con las estrategias productivas que generan. Aunque éstas son muy heterogéneas, pudieron identificarse tres básicas:

    1. Agricultura tradicional. En estos casos, combinan el cultivo de maíz forrajero (Zea mays) o algún pasto con la crianza de animales como vacas (Bos Taurus) o borregos (Ovis aries), de tal forma que el sistema aporta una buena parte de sus propios insumos. Emplean mano de obra propia, familiar y contratada, la tercera sólo cuando es necesario, pues incrementa los costos de producción. Recurren a la aplicación de agroquímicos para fertilizar la tierra o manejar plagas. Diversifican los productos que ofrecen al mercado, cuyo alcance es local y regional. Una buena parte de los ingresos que generan son reinvertidos en los medios de producción, esto se refleja en que cuentan con al menos dos parcelas, las cuales tienen un propósito estratégico en el sistema (en una cosechan el alimento para el ganado y en la otra se resguarda al ganado). No producen a partir de lo que el mercado demanda, sino a de lo que saben hacer y de sus recursos disponibles, sin embargo, los precios de la carne en el mercado ponen en riesgo la intensificación de sus sistemas, pues tales esfuerzos en capital y mano de obra podrían no reflejarse en el valor agregado por hectárea cuando los precios bajan.

    2. Monocultivo. Se refiere a UPF feminizadas que producen monocultivos, emplean paquetes tecnológicos con alta dependencia a insumos externos a sus sistemas. Si tienen acceso a la red de canales para riego, cultivan caña de azúcar (Saccharum officinarum), pero si dependen del temporal, cultivan maíz, únicamente en uno de los casos se observó la combinación de cítricos y tamarindo con caña de azúcar, pero la entrevistada señaló que en el futuro tomará sus decisiones en lo que sea más fácil de producir y de vender, específicamente en el cultivo de caña de azúcar. Utilizan muy poca mano de obra y están dispuestos a realizar altas inversiones de capital cuando la venta del producto es segura. En algunos casos, prefieren arrendar la parcela o contratar a un mozo para que se encargue de las decisiones técnicas del cultivo, con ello reducen su grado de involucramiento, esto se debe a las limitaciones físicas, ya que su edad avanzada no les permite tanta movilidad o esfuerzo corporal. El mercado y el abastecimiento de agua determina el cultivo que seleccionan, sólo en el caso de la combinación de cítricos con caña de azúcar se considera la calidad del suelo.

    3. Recolección de productos no maderables. Tienen una oferta diversificada a partir del temporal. En su traspatio reproducen algunas especies que extraen de las áreas de libre acceso. No sufren con la demanda del mercado, porque los recursos no maderables que recolectan son valorados por la población local, por lo general no necesitan salir de sus localidades para vender estos productos. Emplean solamente la mano de obra propia y recurren a técnicas tradicionales de recolección aprendidas en sus familias de origen. A diferencia del resto, las mujeres recolectoras dependen de los recursos de libre acceso como criterio clave de riesgo. Ellas comparan la remuneración laboral con el beneficio de la recolección para tomar sus decisiones produtivas, pues cuentan con muy poca mano de obra familiar. Si no cuentan con acceso a una parcela, son más susceptibles a recurrir a la pluriactividad.

    En El cuadro 8, se comparan los perfiles de las UPF feminizadas con las estrategias productivas de las UPF. En cada celda se señala el número de UPF por perfil de feminización y tipo de estrategia productiva, asimismo, se enlistan aspectos que tienen en común las mujeres que fueron entrevistadas y que toman decisiones en estas unidades de producción. De esta forma, se identificó la importancia de tres aspectos en particular en la forma en que se relaciona cada perfil con el tipo de estrategia productiva: la edad de la mujer, la disponibilidad de mano de obra familiar o la capacidad de las mujeres para contratar mano de obra remunerada y la tenencia de la tierra.

    Cuadro 8. Casos por perfil de feminización y estrategias productivas con aspectos clave

    Nota: el número entre paréntesis se refiere al número de casos por perfil y estrategia productiva.

    De esta forma, aunque las mujeres rurales deben realizar un gran esfuerzo de negociación, si éstas cuentan con derechos parcelarios, el cual puede reflejarse en un sistema de producción más diversificado. De otra forma, ellas deben suplir las relaciones familiares por mano de obra remunerada, por lo que tienden a elegir la producción de monocultivos. En los casos en que no se tiene parcela pero se tiene conocimiento en el uso y manejo de recursos naturales, la opción es la recolección de recursos no maderables y la pluriactividad.

    Finalmente, las mujeres rurales que participaron en este estudio, perciben que la problemática del sector agropecuario les afecta a los productores en general, sin distinguir su condición de género.

    Conclusión

    A partir del análisis de los factores que propician la feminización de las UPF respecto a la toma de decisiones agropecuarias por parte de las mujeres rurales, de las estrategias productivas que generan y su relación con dichos factores, y de sus relatos de vida, se concluye que, dicha feminización surge en el contexto en que se articulan la pérdida de valor económico la actividad agropecuaria en pequeña escala, la migración masiva de hombres y mujeres hacia los EEUU y la crisis de los cuidados. Sin embargo, la ausencia masculina no es el único determinante de tal feminización, pues identificamos casos en que las mujeres recurren a la incorporación de otras relaciones masculinas como una forma de continuar con su actividad productiva. Los factores internos a las UPF que propician esta feminización son el estilo de vida, el conocimiento transgeneracional, el ciclo vital familiar, los patrones de herencia y la negociación entre los miembros del grupo doméstico, mientras que los factores externos de influencia son el mercado y las relaciones comunitarias. La diferencia en importancia de estos factores entre los casos, nos llevó a identificar cinco perfiles de feminización de la agricultura.

    Se identificaron tres tipos de estrategias productivas: agricultura tradicional, monocutivos y recolección de productos no maderables. Al relacionar los perfiles de feminización con estas estrategias, se detectaron tres aspectos clave: la edad de mujer, la disponibilidad de mano de obra familiar o la capacidad para contratar mano de obra remunerada y la tenencia de la tierra.

    A partir de nuestros resultados, recomendamos la generación de políticas públicas dirigidas a estas mujeres, que faciliten su actividad productiva ante la falta de mano de obra familiar disponible; pero también dirigidas a las mujeres recolectoras, quienes a falta de derechos parcelarios, se ven en la necesidad de recurrir a otro tipo de actividades en las cuales su conocimiento es desaprovechado. El rescate de sus saberes tradicionales debe ser un elemento clave a considerar en estas políticas, especialmente, en la conservación del material genético local, en las prácticas de manejo campesino y en las formas de solidaridad campesina que se han perdido con el paso del tiempo, ya que sus aportaciones pueden ayudar a las nuevas generaciones con vocación agropecuaria.

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    ¹ Centro Universitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara, estudiante del Doctorado en Biosistemática, Ecología y Manejo de Recursos Naturales y Agrícolas, beaspati@gmail.com

    ² Centro Universitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara, Profesor Investigador del Departamento de Ecología y Recursos Naturales, petergerritsen@cucsur.udg.mx

    ³ Centro Universitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara, Profesor Investigador del Departamento de Producción Agrícola, amoreno@cucsur.udg.mx

    Reestructuración agroproductiva en Jalisco: el caso de los productos de alto valor agregado

    Luz Orieta Rodríguez González⁴, Víctor Castillo Girón⁵, Suhey Ayala Ramírez⁶

    Resumen

    La idea según la cual el libre mercado y el régimen de propiedad privada conducen a mayor eficiencia de la economía en general, es una tesis clásica en la literatura desde finales del siglo XVII. Si bien esa postura permea gran parte de las políticas públicas implementadas en México, en la praxis la mayoría de esas políticas se han enfocado al fortalecimiento de los sectores secundario y terciario, especialmente en el ámbito urbano, dejando de lado el desarrollo del sector primario. Aunque el desarrollo de las actividades primarias no es exclusivo del ámbito rural, la mayoría tienen ocurrencia allí y, por tanto, durante los últimos años han modificado su identidad en consonancia con las reconfiguraciones económicas, sociales, ambientales y político-institucionales. Jalisco no ha sido la excepción. A raíz de las nuevas dinámicas económicas, algunas de sus regiones han tenido que reestructurarse agroproductivamente para responder a las tendencias globales. El objetivo de esta investigación es analizar las recientes dinámicas agroproductivas, particularmente las caracterizadas por la adopción de nuevos productos, incluyendo los principales factores asociadas a las mismas. Los datos provienen de estadísticas del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) y para su estudio calculamos un indicador de Valoración Económica. Resaltamos que mientras en algunas regiones la actividad agropecuaria se ha reestructurado hacia productos agrícolas de mayor valor agregado, en otras han persistido condiciones marginales de cambio.

    Palabras clave: reestructuración agroproductiva, valor agregado, valoración económica.

    Introducción

    La naturaleza compleja del sector primario y del funcionamiento de cada uno de sus componentes es inherente a la dinámica de todos los sectores de la sociedad. En México, esa complejidad se ha incrementado sustancialmente a partir de las políticas del denominado modelo neoliberal, aplicadas desde la década de los años ochenta, particularmente las reformas al artículo 27 constitucional; la desregulación del Estado de las actividades de producción acopio y distribución de alimentos; la apertura al comercio internacional y; la mayor participación de la inversión privada nacional y extranjera (Romero y Chias, 2000; Ruiz, 2005; Hewitt, 2007; Escalante y Catalán, 2008; C. de Grammont, 2010; Ortega, León y Ramírez, 2010).

    En el caso concreto de la producción agropecuaria, esas políticas trastocaron la estructura de las diferentes actividades y, en consecuencia, las condiciones productivas y organizativas de las unidades productivas. La superficie agrícola total del país se ha venido reduciendo paulatinamente, particularmente en áreas de temporal, toda vez que los productores de esta superficie agrícola han venido abandonado las actividades agrícolas y buscado nuevas estrategias de subsistencia como el trabajo no agrícola, sobre todo en el sector informal, y una mayor migración hacia las zonas urbanas del país y de Estados Unidos (Escalante y Catalán, 2008).

    Bajo este contexto, la política neoliberal, los productos de alto valor agregado orientados a la exportación, como son las frutas, hortalizas, ornamentales y algunos industriales, han tenido una mayor dinámica de crecimiento, al tiempo que los productos básicos como maíz, soya, trigo y frijol, registran un descenso tanto en producción como en superficie (Ortega, León y Ramírez, 2010; Escalante y Catalán, 2008), lo que deriva en un creciente incremento de

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