El huerto ecológico en macetas: Manual completo para horticultores urbanos
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Los autores de esta obra, expertos horticultores ecológicos, resolverán todas tus dudas a medida que aprendas a cultivar tus propias hortalizas durante todo el año.
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El huerto ecológico en macetas - Hortensia Lemaitre
El huerto ecológico en macetas
RBA INTEGRAL
HORTENSIA LEMAÎTRE
JOSÉ T. GÁLLEGO
EL HUERTO ECOLÓGICO EN MACETAS
Manual completo para horticultores urbanos
NOTA IMPORTANTE: En ocasiones las opiniones sostenidas en los libros de integral pueden diferir de las de la medicina oficialmente aceptada. La intención es facilitar información y presentar alternativas, hoy disponibles, que ayuden al lector a valorar y decidir responsablemente sobre su propia salud, y en caso de enfermedad, a establecer un diálogo con su médico o especialista. Este libro no pretende, en ningún caso, ser un sustituto de la consulta médica personal.
Aunque se considera que los consejos e informaciones son exactos y ciertos en el momento de su publicación, ni los autores ni el editor pueden aceptar ninguna responsabilidad legal por cualquier error u omisión que se haya podido producir.
©-Hortensia Lemaître y José T. Gállego, 2011, 2012.
©-de esta edición: RBA Libros S.A., 2012.
Diagonal, 189 – 08018 Barcelona.
rbalibros.com
Ilustraciones: Jugo.
Fotografías: stock.xchng.
Tercera edición en esta colección: abril de 2014.
RBA INTEGRAL
REF: OEBO228
ISBN: 9788415541561
Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).
Todos los derechos reservados.
A Lea,
nuestra hija,
que siempre nos
enseña algo.
Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín, ya no os faltará de nada.
Marco Tulio Cicerón
Contenido
Introducción
La organización del huerto
La orientación del huerto
Acceso fácil
Aprovecha el espacio
Contenedores para hortalizas
Lo más importante: la tierra
Macetas y recipientes
Mesas de cultivo
Tierras y sustratos
El alimento de la planta
Materiales para sustratos
Las herramientas
Antes de empezar
Fertilizantes y abonos
¿Qué comen las plantas?
Los abonos
El riego
¿Cuánto hay que regar?
Plantel o semillas
¿Plantamos semillas o planteles?
Cada hortaliza en su temporada
Una estación para cada planta
Cómo se cultiva cada tipo de hortaliza
Cada hortaliza a su manera
Frecuencia de recolección
Combinaciones de hortalizas en una misma maceta
La combinación de diferentes especies o el arte de cultivar en espacios pequeños
Plagas
Las 4 fases de la lucha contra las plagas
Cómo combatirlas
Hongos
Remedios ecológicos
Asegúrate de no usar tóxicos
Productos naturales
Insecticidas caseros
Preparados vegetales curativos
Refuerza las defensas de tu huerto
Tipos de preparados vegetales
Plantas medicinales para el huerto
La luna y las plantas
El astro aliado del horticultor
En cada fase su tarea
¿Cómo actuar ante un problema?
Las hortalizas una a una
Plantas de hoja
Acelga
Apio
Coles
Escarola
Espinaca
Lechuga
Puerro
Plantas de flor
Alcachofa
Girasol
Plantas de raíz
Ajos
Cebollas
Chirivías
Nabos
Patatas
Rabanitos
Remolacha
Zanahoria
Plantas de fruto
Berenjena
Calabacín
Calabaza
Fresas
Maíz
Melón
Pepino
Pimiento
Sandía
Tomate
Leguminosas
Guisantes
Habas
Judías
Plantas aromáticas
El huerto medicinal
Árboles frutales
El rey del huerto
Mi primer huerto
¿Por dónde empiezo?
Mi primer huerto: paso a paso
Mi primer huerto en la ventana
Glosario
Introducción
Meter las manos en la tierra es ciertamente terapéutico. Tal vez nos haga revivir alguna de nuestras primeras experiencias, cuando descubríamos el mundo tocándolo todo, o quizás afloran memorias ancestrales de la especie, de cuando los seres humanos escarbábamos la tierra en busca de raíces o sembrábamos las primeras semillas con reverencia religiosa, maravillados ante la magia de nuestro mayor descubrimiento: ¡Podemos cultivar plantas!
Porque fue la agricultura la que permitió al hombre asentarse todo el año en el mismo lugar y acumular alimentos en las épocas de clima más favorable para poder sobrevivir sin pasar hambre durante los meses de invierno.
Gracias a la agricultura, por primera vez se dispuso de excedentes de comida y algunos miembros de la comunidad no tuvieron que dedicarse a buscar sus propios alimentos. Liberados de las tareas más básicas tuvieron tiempo para estudiar o desarrollar labores especializadas. Las grandes civilizaciones de la historia, la vida urbana, el progreso científico y el arte existen gracias a que aprendimos a cultivar.
Y cultivando hemos pasado la mayor parte los últimos diez mil años. Desde el Neolítico hasta hace menos de un siglo la inmensa mayoría de las personas vivían en el campo y se dedicaban a la agricultura y la ganadería. Pero todo cambió cuando empezaron a trasladarse a las ciudades. Por primera vez en la historia, los niños crecen sin ver huertos, animales ni demasiados árboles. Edificios, aceras y mucho asfalto sustituyeron a campos, ríos y bosques. Colonizamos, talamos, explotamos, asfaltamos y construimos sin parar, como un gran virus que se extiende por el territorio matándolo todo.
Así estamos ahora, pero hace tiempo que empezamos a darnos cuenta de que este rumbo no lleva a buen puerto, que debemos cambiar nuestra forma de vivir en el planeta o las cosas se van a poner muy feas para nosotros. Por fortuna, la conciencia del problema se extiende y ese es el principio de la solución. El que entiende lo que pasa puede actuar en consecuencia.
Escribir este manual es nuestra forma personal de actuar contra el problema, la tuya podría ser cultivar un huerto urbano en macetas porque…
…es divertido
En un mundo urbano completamente alejado del campo, las hortalizas resultan más exóticas que muchas plantas ornamentales importadas de lejanos países. Comer un tomate cultivado en el balcón con nuestras propias manos casi parece cosa de magia, acostumbrados como estamos a comprarlos en bandejas de supermercado. Descubrir la flor de la cebolla o asistir al fantástico crecimiento de los rabanitos puede ser tan fascinante como una orquídea tropical.
Mientras que el jardín decorativo solo nos permite relacionarnos con una cualidad de la naturaleza, la belleza, el huerto, en cambio, nos hace meter las manos en la tierra, tocar las plantas, preocuparnos por ellas, observar la interacción de las distintas especies, distinguir las plagas de los insectos beneficiosos. Esas abejas que hasta ahora solo nos asustaban se convierten en aliadas necesarias en la polinización. Las lombrices se ven con otros ojos cuando están trabajando en nuestro huerto, fertilizando y aireando la tierra.
…es relajante
Después de un día de trabajo, atascos, preocupaciones y prisas, dedicar veinte minutos a regar el huerto en macetas, quitar alguna mala hierba y recoger unas cuantas verduras para la cena no solo no es un fastidio sino que se convierte en un gran placer, un momento de tranquilidad y sosiego donde reconectar con los ritmos naturales, mucho más pausados y saludables que el estrés urbano.
… es ecológico
Sembrando un huerto se cultiva la conciencia ambiental. El huerto es vida, vida que se transforma, que crece y alimenta a otra vida. El horticultor cuida de un pequeño ecosistema, no lo domina pues no puede obligar a crecer a la lechuga, solo puede ayudarla, intentar que tenga las condiciones más favorables para que haga lo que su naturaleza le manda. Los huertos urbanos son rincones amables donde la naturaleza tiene su espacio, lugares donde la ciudad resulta menos inhóspita, menos gris. Las moles de hormigón de los edificios parecen más vivibles cuando sus terrazas están salpicadas de brotes y frutos, y la poca fauna que aún vive en las ciudades encuentra algunos oasis donde refugiarse.
…proporciona alimentos saludables
El objetivo de la agricultura ecológica es producir alimentos de la máxima calidad nutritiva, respetando los ciclos naturales y buscando mantener una buena relación con el entorno sin usar productos químicos tóxicos que dañan el ecosistema y envenenan lentamente a las personas. Las frutas y verduras recién cosechadas son más nutritivas y no necesitan conservantes para aguantar en buenas condiciones porque se van a consumir inmediatamente.
….recupera el sabor de las verduras
Cuando la gente prueba nuestras verduras ecológicas siempre hay alguna persona mayor que nos cuenta que «estas sí saben como las de antes». Y es que las cultivamos como se ha hecho toda la vida, abonándolas con estiércol y otros fertilizantes naturales y cosechándolas en su justo punto de madurez. Las verduras «industriales», las que compramos normalmente en el supermercado, se abonan químicamente, se fuerzan a crecer a gran velocidad y se cosechan antes de que maduren completamente para que resistan mejor el transporte. No es extraño que las que cultivamos nosotros tengan mejor sabor.
…es bueno para niños y mayores
¿Qué mejor forma para conseguir que los niños coman frutas y verduras que hacer que las cultiven ellos mismos? Después de esperar pacientemente durante meses hasta cosechar un tomate o un pimiento, seguro que no se niegan a probarlo. Si lo han sembrado con sus propias manos, ¿cómo no les va a gustar? Muchas personas, cuando se jubilan tras toda una vida trabajando, se encuentran sin nada que hacer y se vuelven muy sedentarias, lo que repercute en su salud. Cultivar un pequeño huerto, especialmente si es en macetas, es una actividad suave que se puede hacer hasta muy avanzada edad y que brinda deliciosas satisfacciones.
Sea cual sea tu razón, te deseamos mucho éxito en esta aventura que aquí comienza.
La organización del huerto
•¿Qué planto si mi terraza tiene poco sol?
•¿Cuánto peso aguanta mi balcón?
•Trucos para aprovechar el espacio y aumentar la producción.
La orientación del huerto
En una terraza o balcón se puede cultivar cualquier hortaliza, pero hay que tener en cuenta que, según las características de nuestro espacio, unas pueden crecer mejor que otras.
El huerto necesita mucho sol, es el elemento básico, sin él no hay crecimiento. La terraza mejor orientada es la que mira al sur, mientras que la menos favorable mira al norte. En cualquier caso, dado que la mayoría de los futuros horticultores no pueden elegir, deben adaptarse a las características de su terraza o balcón sembrando las hortalizas que mejor se den en esas condiciones concretas.
▮Cómo conseguir más luz
En algunos casos se puede aumentar la cantidad de luz que reciben las plantas pintando de blanco las paredes de la terraza para aumentar la reflexión de la luz o, incluso, colocando espejos para tener sol durante más horas al día. Conviene dejar los rincones más sombríos para herramientas y aprovechar los soleados para las plantas que más lo necesiten.
•HORTALIZAS MÁS ADECUADAS PARA TERRAZAS Y BALCONES CON POCAS HORAS DE SOL
Las hortalizas que mejor sobreviven en terrazas con pocas horas de sol suelen ser las de hoja y las de raíz: espinaca, apio, col, coliflor, coles de Bruselas, lechuga, nabo, puerro, rábano, acelga, escarola, habas, guisantes, fresas y muchas aromáticas como perejil, cilantro, menta y orégano.
•HORTALIZAS MÁS ADECUADAS PARA TERRAZAS CON MUCHO SOL
Los frutos, especialmente los tomates y los pimientos, así como los frutales.
▮Cuidado con el calor excesivo
En las terrazas más calurosas, la temperatura puede ser excesiva en pleno verano; se puede reducir la intensidad del sol instalando una malla de sombra por encima de las plantas. Estas mallas de material plástico bloquean un porcentaje determinado de los rayos solares, dejando pasar el resto. Una malla del 30% de sombra ayuda a reducir la traspiración de las plantas dejando pasar luz solar suficiente como para que crezcan sanas y vigorosas. Las mallas de sombra son útiles en verano cuando hay luz solar de sobra, pero en los meses invernales su uso es contraproducente, pues no permiten que los débiles rayos de sol lleguen a las hojas ni calienten las raíces.
TRUCO DECORATIVO
Otra manera de conseguir sombra es instalar pérgolas con plantas trepadoras como los jazmines o las parras, que además de refrescar nuestro huerto en verano contribuirán a embellecer nuestro balcón o terraza.
Acceso fácil
Un huerto requiere cuidados frecuentes: hay que regar y abonar a menudo, eliminar las malas hierbas y sembrar nuevas hortalizas para ocupar los espacios que dejan libres las plantas cosechadas, revisar en busca de plagas, etc. Cuando el horticultor puede acceder fácilmente al huerto y trabaja con comodidad, tiende a prestarle más atención y a cuidarlo mejor. En general, cuanto más a menudo se visita el huerto, mejor resultado se suele obtener.
▮El agua
La terraza debería tener un grifo a mano y un desagüe para no mojar a los vecinos de abajo. Si no disponemos de ello, siempre podemos utilizar regaderas y procurar que las macetas tengan platos de recogida de agua debajo, para que el agua no se derrame. Una terraza demasiado atestada de plantas, sin un sistema de riego cómodo y con macetas demasiado pequeñas que hay que regar dos veces al día, acaba siendo una tortura para quien la cuida. En cambio, una mesa de cultivo bien montada, con un sistema automático de riego y espacio para moverse a su alrededor se mantiene en perfectas condiciones dedicándole quince minutos al día.
¡OJO CON EL PESO!
Es importante asegurarse de que el balcón o la terraza aguanten el peso de las macetas, la tierra y el agua de riego. Normalmente los balcones suelen estar diseñados para aguantar 200 kilos por metro cuadrado. En las terrazas grandes es difícil superar la sobrecarga segura, pero en los balcones más pequeños hay que tener cuidado, especialmente si el peso se sitúa junto a las barandillas, en la parte del balcón más alejada del edificio, donde la tensión es mayor.
Las jardineras de piedra y las macetas de barro son especialmente pesadas. Si hay dudas sobre la resistencia del balcón es mejor usar macetas de plástico o madera, que son más ligeras. Las mesas de cultivo, aunque suelen ser grandes, usan generalmente materiales bastante ligeros y poca profundidad de sustrato, por lo que no pesan demasiado. Si se recoge el agua de lluvia y se almacena en la terraza hay que tener especial cuidado. El agua es muy pesada, y en un metro cuadrado, con apenas 20 cm de profundidad de agua, se alcanzan los 200 kilos de sobrecarga máxima.
Aprovecha el espacio
La principal limitación de los huertos urbanos suele ser el espacio, salvo que se disponga de una gran azotea. La mayoría de las personas que viven en la ciudad solo cuentan con un balcón o una pequeña terraza. Para lograr la máxima producción de hortalizas conviene aprovechar bien el lugar y, si el balcón es muy pequeño, dejar de cultivar las verduras de crecimiento más lento o que requieren más espacio.
Si tu balcón es pequeño ten en cuenta lo siguiente:
•Los rabanitos tardan un mes en crecer.
•Las lechugas, acelgas, coles y guisantes tardan unos dos meses.
•Los tomates, pimientos y berenjenas necesitan al menos tres meses para comenzar a producir.
•Las cebollas secas tardan casi cinco meses, pero las que se consumen en fresco están listas a partir de los dos meses y medio.
▮Combinación de hortalizas en una misma maceta
En mesas de cultivo, jardineras y grandes macetones se pueden cultivar al mismo tiempo distintas hortalizas para ahorrar espacio, aunque se debe evitar mezclar variedades que compitan por los mismos nutrientes. Si clasificamos las hortalizas en función de la parte que se consume, habría que combinar plantas de raíz, hoja, fruto y flor, ya que cada necesitan nutrientes distintos y no compiten demasiado. Lo que hay que evitar es sembrar juntas dos verduras del mismo tipo. Debes recordar que:
COMBINACIONES EN UNA MISMA MACETA
En una misma maceta podemos combinar una planta de raíz (rabanitos, zarahorias…), una planta de hoja (espinaca, acelga), una de fruto (tomates, berenjenas…) y una de flor (col o coliflor).
No podemos combinar en una misma maceta dos plantas del mismo tipo; nunca plantes dos plantas de hoja en la misma maceta (por ejemplo, espinacas y acelgas); tampoco combines dos plantas de raíz (rabanitos y zanahorias) ni dos plantas de fruto (por ejemplo, tomates y berenjenas) o dos de flor (col y coliflor).
▮Combina plantas de crecimiento lento con las de crecimiento rápido
Entre las verduras de crecimiento lento como las coles se pueden sembrar plantas rápidas como lechugas o rabanitos, que aprovechan los espacios libres mientras las coles van creciendo. Cada vez que se coseche una planta se vuelve a sembrar una nueva en el hueco que ha quedado, de ese modo la terraza puede proporcionar verduras continuamente.
▮Aprovecha las paredes y barandillas
Las paredes pueden albergar plantas. Hay macetas especiales para colgar en la pared o del techo y con un poco de imaginación se pueden inventar cosas nuevas. Por ejemplo, un horticultor encontró varios canalones, de esos que recogen el agua de los tejados, y los fijó a la pared a distintas alturas teniendo en cuenta que quedaran con una ligera inclinación para que escurriera