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La Aventura de un Multimillonario
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Libro electrónico241 páginas7 horas

La Aventura de un Multimillonario

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Información de este libro electrónico

Este libro tiene de todo acción, romance y aventura. Tiene que ver con la corrupción en los gobiernos y como el amor puede vencer todo.

IdiomaEspañol
EditorialJulie Farrell
Fecha de lanzamiento15 ago 2018
ISBN9781547535613
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    La Aventura de un Multimillonario - Julie Farrell

    The Billionaire’s Affair by Julie Farrell      

    La Aventura de un Multimillonario por Julie Farrell

    Todos los derechos reservados. Este libro o cualquier porción del mismo no puede ser reproducido o usado en ninguna manera alguna  sin el consentimiento escrito del editor excepto por el uso de breves citas  en una reseña del libro. Fuentes usadas con el permiso de Microsoft.

    Derechos de autor © 2015 por Julie Farrell

    Billionaire Tycoons, billionaire brothers, billionaire bachelors...

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    Capítulo Uno

    Tratando de ignorar sus agitados nervios, Sarah se apresuró por los pasillos del hotel para investigar el sonido de una mujer gritando – que ella había escuchado mientras hacía sus chequeos nocturnos. Era misteriosamente tranquilo acá arriba, y este espléndido vestíbulo de repente parecía desalentador, pero Sarah se arrastró hacia la habitación donde el chillido había venido – empujándose hacia delante a pesar del peligro potencial. La robusta puerta dorada de la Suite Mayfair estaba entreabierta, así que la empujó y  se asomó en la oscuridad. La gran suite estaba tenuamente iluminado, lo que significaba que todo lo que ella podía ver fueron las formas borrosas de la cama tamaño gigante, los sofás masivos, y el mueble de caoba antiguo. Ella se presionó a sí misma para  entrar.

    Vamos, Sarah, aquí va nada...

    Ella se detuvo. La voz de un hombre susurraba en un tono agresivo a la vuelta de la esquina, y Sarah se preguntó si ella debía llamar a la policía. Pero ¿qué les diría ella? ¿Alguien susurraba en su habitación? No, como la gerente de este hotel, ella necesitaba resolver esto ella misma.

    Impulsada por el miedo, Sarah se arrastró a la vuelta de la esquina e – iluminada por un rayo de luz solar oscura – ella vio a dos hombres – uno inmovilizando al otro contra la pared, sosteniendo un cuchillo en su garganta. Ella se preguntó brevemente donde estaba la mujer que había gritado, pero luego la conmoción heló su sangre fría cuando reconoció al hombre atrapado contra la pared.

    Dylan Quinlan...

    Dylan Quinlan – su novio de la universidad. La mente de Sarah se agitó con confusión. Dylan! Con un cuchillo en su garganta. Su corazón exprimido contra su caja torácica mientras intentaba averiguar qué diablos hacer.

    El mundo daba vueltas debajo de ella. Las únicas dos cosas en existencia ahora eran su corazón palpitante, y la comprensión de que su primer amor estaba a punto de respirar su último aliento. Ella se obligó a si misma a tener fuerza; el necesitaba ayuda.

    Te estoy diciendo, tienes a la persona equivocada, dijo Dylan. No conozco a nadie llamada Natalia.

    El otro hombre hablo con un acento  ruso grueso. No me digas mierda, Sr. Quinlan.

    Sarah miró fijamente a Dylan mientras miraba fríamente por encima del hombro del asesino. Sus ojos se ensancharon con sorpresa cuando él la noto, antes de lanzarse hacia un lado – tratando de comunicarse con ella. Sarah miro a su alrededor buscando algo pesado...

    Escucha, el asesino dijo en su grueso acento ruso. Dime quien está en el baño o rompo la puerta y los mato después que te mate a ti.

    El pecho de Sarah se apretó cuando se dio cuenta que la persona en el baño debe ser la mujer que había gritado. Pero quienquiera que este allí estaba seguro por ahora, y Sarah necesitaba prevenir que ocurriera un homicidio en frente de ella.

    Su Mirada aterrizó en una lámpara de  Deco Arte que costaba más de lo que algunos londinenses ganaban en un mes. Pero en este momento era un arma útil, así que ella se inclinó silenciosamente para desconectarla y la sostuvo en alto. Dylan empezó a hablar  alto para cubrir los ruidos que hacia Sarah mientras ella se acercaba por detrás el asesino, entonces ella levanto su brazo y bajo la lámpara pesadamente sobre la cabeza del asesino. El soltó un gemido, y luego colapso en la suave alfombra como un árbol derribado.

    Sarah rezo para que no estuviera muerto. El ambiente tenso en la habitación desarrollado de repente como un resorte, y contuvo su aliento. Ahora que podía ver el rostro del asesino, ella se dio cuenta que era joven y juvenil, pero fuerte y nervioso.

    Dylan se froto el cuello donde el cuchillo  había perforado su piel. Su expresión era de confianza como siempre – a pesar de haber escapado de ser ensartado vivo. Pero eso era típico de Dylan.  Él no sonreía mucho... pero cuando lo hacía, su rostro se iluminaba con una sonrisa cautivadora – y sabía que lo decía en serio. Sarah había amado esa sonrisa; había sido la forma en que Dylan le decía cuanto la adoraba. Pero eso fue hace mucho tiempo... cuando ella había sido feliz – antes de que el rompiera su corazón.

    Sus hermosos ojos la poseyeron. Sarah, nunca pensé que nos reuniríamos así... Es grandioso verte, en verdad.

    ¿Grandioso de verme? Que típico de él mostrar el encanto e ignorar las cosas importantes, como el pequeño hecho de que casi le habían cortado la garganta. Dylan – ¿Qué diablos está pasando?

    Su Mirada la envolvió, sus labios se curvan en una sonrisa encantadora. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Seis... siete años? Todavía te ves tan hermosa como el día en que nos despedimos.

    Antes Sarah era capaz de detenerlo, Dylan dio un paso al frente y  deslizo su brazo alrededor de ella, acercándola hacia él. Sus músculos se tensaron con una sacudida de adrenalina que no tenía nada que ver con el peligro al que se había enfrentado unos minutos antes.

    Sarah lo empujó, con rigidez contra él. Si crees que voy a olvidar lo mal que rompiste mi corazón, entonces puedes adivinar de nuevo.

    Sarah...

    No, Dylan – No quiero escucharlo. Mejor llamo a la policía y trato con este tipo.

    El ignore el ruso inconsciente y extendió la mano para tocar su mejilla. Tu rompiste mi corazón.

    Como el infierno que hice.  Ella se endureció así misma. Fuiste tú quien decidió tirar lo que teníamos.

    Era por tu propio bien, cariño.

    El corazón de Sarah se llenó de arrepentimiento. Si amas a alguien, déjalo libre.

    Y lo hice. Verdaderamente lo hice.

    ¿Déjame libre – o ámame?  Porque me pregunto si realmente te importó.

    Dylan abrió su boca para responder, pero un sonido de atrás los arrastró de regreso al presente. La mujer en el baño. Sarah dio vuelta y vio a una  mujer glamurosa apresurarse hacia ellos en los zapatos más imprácticos y en un vestido más ceñido que jamás haya visto. La mujer parecía aterrorizada, pero incluso en circunstancias tan extrañas, Sarah no pudo evitar sentir envidia a la vista del último apretón de Dylan. Ella reconoció a esta mujer de la portada de revistas de celebridades – Natalia Orlov. Estaba casada con un despiadado joven magnate ruso – Vladimir Orlov – y siempre estaba a su lado.

    Ellos atraían mucha atención de los medios porque eran asombrosamente apuestos, y Vladimir era carismático. Sarah se sintió sencilla al lado de  Natalia, con sus falsas pestañas, extensiones de cabello rubio, y maquillaje de salón de belleza.  Parecía que estuviera como a mediados de los años veinte, solo un poquito más joven que Sarah, pero de alguna manera parecía sofisticada – como si viviera una vida con privilegios. Sarah estaba acostumbrada a mezclarse con los ricos y famosos porque la mayoría de los huéspedes que se quedaban allí eran adinerados y poderosos – así que no fueron los antecedentes de esta mujer lo que despertó la envidia de Sarah. Fue el pensamiento de Dylan estando con ella sexualmente. Aparentemente – aún después de siete años – ella no lo había superado... y ella odiaba que todavía pudiera tener tal efecto en ella.

    Natalia habló con un cálido acento ruso. ¿Dylan, tú lo mataste?

    Si estuviste en el baño todo el tiempo, Sarah dijo, ¿por qué demonios no ayudaste?

    Natalia miro a Sarah, dándose cuenta de ella por primera vez. ¿Oh...?

    Sarah, Dylan dijo, esta es Natalia.

    ¿Ustedes dos se conocen? Natalia levanto una ceja perfectamente depilada a Dylan. Pero cuando Dylan abrió su boca para explicar, el asesino inconsciente gruñó en la alfombra. Natalia lo miró. Está vivo...

    ¿Tal vez le gustaría decirme que está pasando ya que no puedo obtener una respuesta de Dylan? Sarah le dijo a Natalia. Resulta que soy la gerente general de este establecimiento.

    Si, dijo Natalia. Este hombre se llama Mikhail. Trabaja para mi esposo. Si me hubiera visto aquí con Dylan, nos hubiera matado a ambos.

    El cuerpo de Mikhail lentamente comenzó a regresar a la consciencia. Una molestia se apresuró en los músculos de Sarah. Bueno, todavía podría verte.

    Natalia apelo a Sarah con sus enormes ojos azules. ¿Ayúdanos?

    ¿Porque debería?

    Dylan agarro los hombros de Sarah. Por favor, Sarah. Eres nuestra última esperanza.

    Una tormenta de deseo atravesó por el cuerpo de Sarah al tocarlo. Ella se tensó y se obligó a ser fuerte contra él, pero ella sabía de lo que esas manos eran capaces. A pesar de su renuencia a involucrase, su compasión por esta vieja llama anuló su mente racional.

    Vuelve al baño, Sarah le dijo a Natalia. Y a Dylan, Me debes a lo grande – y si alguna vez traes este tipo de problemas a mi hotel de nuevo, yo misma te asesinare.

    Natalia echo sus brazos alrededor de Sarah y la abrazo fuertemente, luego corrió hacia el baño y se encerró, justo cuando Mikhail se despertó. Abrió sus ojos, luego se estremeció como si hubiera sido electrocutado – dándose cuenta de que Dylan y Sarah estaban mirándolo. Él se puso de pie, ojos mirando hacia la izquierda y derecha. Dylan pateo el cuchillo para evitar una repetición.

    Mikhail se agarró la cabeza con ambas manos. Ohh, me pegaste duro!

    Siiii, dijo Dylan, y ahora te voy a pegar más fuerte.

    Dylan agarro a Mikhail duramente por el frente de la camisa y lo levanto de sus pies mientras lo manejaba bruscamente hacia la puerta. "Esta es la persona que estaba en el baño, bueno, y la razón por la cual se estaba ocultando en el baño es porque es mi esposa."

    El Shock estallo de Sarah en forma de risa. ¡Que –!

    Mikhail lucho en los brazos de Dylan. Ella es la gerente del hotel...

    y también es mi esposa. Ella no necesita que todo el hotel lo sepa, yo a veces me quedo la noche, por eso se encerró en el baño. ¿Verdad, cariño?

    Bueno, yo...

    Dylan golpeo a Mikhail duro contra el marco de la puerta. ¡Vez!

    Estas mintiendo. dijo Mikhail, todavía luchando.

    Dylan se inclinó hacia él, así que estaban nariz con nariz. Esto no está para discusión. Puedes decirle a Orlov él está lejos – ¿me escuchas?

    Jodete. Mikhail se estiro alrededor de Dylan. Sabe que, Señora. Su esposo se acuesta con Natalia Orlov.

    Dylan hecho hacia atrás su puño. Dije que no estaba para discusión. ¿O tal vez le gustaría que le muestre como me gusta hablar sobre las cosas?

    Sin esperar una respuesta, Dylan se inclinó hacia Mikhail y tiro abriendo la puerta, entonces – agarrándolo por la camisa – lo tiro hacia el pasillo y cerró la puerta.

    Dylan miró la puerta por un momento, luego miro a Sarah – sus ojos aun llenos de pelea. Pero fracasó al ver su expresión irritada.

    Gracias por seguir el juego, dijo él.

    Ella lo miró, especialmente porque era aún más guapo de lo que Sarah recordaba, lo que significaba que todavía era capaz de debilitar sus defensas con una sonrisa o un simple toque. El tiempo lo había transformado de un razonable atractivo de veinte años a un sorprendente pináculo de la masculinidad caliente ante ella. Él todavía tenía esos encantadores rizos marrones, pero ahora su rastrojo de diseño y cara rugosa complementa perfectamente en una exquisita expresión de hombría. Siempre tuvo una reputación de ser hosco. Pero ahora parecía reflejar la esencia del encanto.

    Ella cruzo sus brazos sobre su pecho, maldiciéndolo por volver a su vida así.  Creo que será mejor que me digas que está pasando, especialmente desde que trajiste este desastre a mi hotel.

    Natalia salió del baño. Es mi culpa, Srta. Quinlan. Honestamente no tenía idea de que Dylan estaba casado. Ella se volvió hacia Dylan y casi le escupió. Usted repugnante perro infiel, ¿cómo te atreviste?

    La mente de Sarah se deshizo mientras intentaba mantener el ritmo. Ella se abstuvo de recordarle a Natalia que ella estaba supuestamente engañando a su marido. En vez, ella se decidió en decirle la verdad. Mira, Dylan y yo no estamos realmente–

    Dylan habló sobre ella. Si, Natalia, disculpa por la confusión. Sarah y yo hemos estado dándonos un tiempo...

    Uno bastante largo, dijo Sarah amargamente.

    Él se acercó y se puso detrás de Sarah, poniendo sus manos sobre sus hombros. Ella se tensó ante su toque, esperando para alejarlo, pero sin poder parar la ola de deseo que paso por su cuerpo. Por mucho que odiaría admitirlo, ella había extrañado a ese hombre. Y había estado tan ocupada trabajando recientemente que ni siquiera había tenido tiempo para salir. Su cuerpo tenso lo ansiaba y  lo que el podría ofrecer, incluso cuando su cerebro le dijo que sería un gran error dejarlo acercarse a ella de nuevo. Él sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando la toco así.

    Sarah se apartó de él mientras hablaba con Natalia. Es por eso que quería verme contigo esta noche – para romper. Para decirte que lo siento.  Espero entiendas. El transfirió su atención a Sarah y apeló a ella con una expresión amorosa. Espero que me quieras de regreso, carño.

    Sarah habló con los dientes apretados. Lo que digas.

    Muchas gracias. Él la miró profundamente a los ojos – conectando con su alma en esa hermosa manera de el – luego los jalo a los dos de vuelta a la realidad. Primero es lo primero, aunque. ¿Cómo vamos a sacar a Natalia de aquí? Ella no puede simplemente salir. Apuesto a que los secuaces de Orlov tienen el lugar rodeado.

    Sarah encogió los hombres. No hay problema, Dylan. Pero estoy segura que pensaras en algo. Yo tengo un hotel que andar. Que tengas una buena vida.

    Con la sangre latiendo en sus oídos, Sarah se dio la vuelta para irse, decidida a volver al trabajo y lejos de esta locura.

    Sarah, ¡espera!

    Ella se detuvo. No lo mires a los ojos, Sarah, así es como se mete debajo de tu piel...

    Él se acercó detrás de ella otra vez y apoyo una mano firme en su hombro. Por favor... él dijo, electrificándola con su toque deslumbrante.

    Ella dio la vuelta lentamente, sintiendo el rayo tractor de sus hermosos ojos atraerla. Ella encogió los hombros. ¿Ahora qué quieres?

    Él le lanzo una media sonrisa. ¿Tienes un uniforme de mucama que podamos pedir prestado? Creo que Natalia debe usar uno. Tengo una idea de cómo podemos sacarla de aquí.

    "¿Nosotros? ¿Por qué debería ayudarte?"

    Él ahuecó su barbilla como si tuviera la intención de besarla apasionadamente. Porque te lo estoy pidiendo. ¿Por favor?

    Ella cortó el contacto visual y se alejó nuevamente. Oh, está bien. Conseguiré el uniforme de mucama, y ustedes dos traten de mantener sus manos separadas hasta que regrese. Ella bajo su voz. Pero esta es la última vez, Dylan. Si estas en problemas con rusos, No quiero tener nada que ver contigo. Tengo un maldito hotel que andar. De acuerdo?

    Capítulo Dos

    La agobiante humedad de Julio golpea a Dylan mientras caminaba en la noche con Sarah y Natalia. Nunca había notado realmente lo aislado que estaba ese hotel, teniendo en cuenta que estaba justo en el medio de Londres. Pero ahora – mientras caminaba por los alfombrados escalones y a través de la ostentosa entrada al patio – el silencio y oscuridad lo golpeó como un golpe. Él recorrió sus ojos buscando problemas a través del amplio estacionamiento – que estaba repleto de Cadillacs, Chryslers y Bentleys. Si alguno de los secuaces de Orlov estuviera aquí, estaban bien escondidos. Con suerte él podría llegar al auto antes  de que nadie acechando se diera cuenta de lo que había sucedido.

    Dylan se aflojo la corbata, lamentando su regla autoimpuesta  acerca de estar siempre listo para el negocio. Pero al menos se veía digno de su reunión improvisada con Sarah. Él extendió la mano y la tomo de la mano mientras caminaban detrás de Natalia – quien estaba vestida como una mucama llevando una maleta rellena con una almohada. La escena era absurda. Pero con suerte convincente...

    Natalia se veía tan diferente ahora que se había quitado el maquillaje, peinado su cabello, y quitado sus pestañas falsas. Dylan se dio cuenta de que era bonita, pero nada especial – al igual que la mayoría de las mujeres que conoció. Ella era lo suficientemente agradable, y el había disfrutado sus enlaces

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