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El celular del diablo. Historias desde mi blackberry
El celular del diablo. Historias desde mi blackberry
El celular del diablo. Historias desde mi blackberry
Libro electrónico68 páginas1 hora

El celular del diablo. Historias desde mi blackberry

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Reúne 38 narraciones breves en las que muchas funcionan a manera microrrelatos. Historias concebidas como instantáneas donde el diablo –ese personaje surgido del miedo y de la religión cristiana– propiamente se cotidianiza.
Instantáneas en el sentido que son historias de ficción escritas como al paso, aunque las historias mismas estén ancladas o tengan sus orígenes en las leyendas, en las tradiciones urbanas e incluso en las circunstancias del día a día, tanto así como para escribirlas a través de un Blackberry. Por eso mismo historias rápidas, variopintas en un contrapunteo entre el bien, el mal, el humor y la sorpresa.
Escribir endemoniado, Todo lugar y todo tema es ideal, hasta el menos pensado y alucinado. Y para eso un blacky: el mejor cómplice y compinche discreto y confidente; memorioso y complaciente para lo mundano y lo literario.
Escribir endemoniado, Todo lugar es ideal, hasta el menos pensado y alucinado. Y para eso un blacky: el mejor cómplice y compinche discreto y confidente; memorioso y complaciente para lo mundano y lo literario. 38 relatos breves de ficción componen este libro. ¿Donde el diablo no tiene nada que hacer?

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 jun 2017
ISBN9789972285356
El celular del diablo. Historias desde mi blackberry
Autor

Pedro López Ganvini

Pedro López Ganvini. Periodista, poeta, narrador y gestor cultural. Tiene varios libros publicados e incluido en numerosas antologías en habla hispana. Graduado en la Escuela de Escritura Creativa del Centro Cultural de la PUCP dirigido por Alonso Cueto e Iván Thays. Por travesuras director y productor de TV. Ha publicado en poesía: Concierto de Romance. Lima, 2002 (que reúne Cuando habla un corazón I (1984), y Cuando habla un corazón II (1988); Momentos eternos (1986), Señora mía (1987) y Transición (2000). Paralelo 69 (2000); Memorias de una rata (Fondo editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. 2001), desórdenes (2002), En el enigma de tus ojos (2004), Tres poetas periodistas (Fondo Editorial UIGV 2003), y, Siluetas del tiempo La poesía en el departamento de Ancash Vol. I (2004), Señora mía (2006), Poesía Peruana Infantil: corazones niños (autores varios - 2007), Tintineos y capullos de vida (2011), Eco de voces que se llaman (2013), Los contratados (2014), El celular del diablo: Historias desde mi BlackBerry (2015), El celular del diablo 2: Historias desde mi Smartphone - La fiesta de las almas (2016), El celular del diablo 3 - Los zombis que cayeron del cielo (2017), Los contratados y otros cuentos (2017). También tiene a su cargo la plaqueta de poesía El rincón del loco. En narrativa, también tiene relatos, incluidos en numerosas publicaciones.

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    Me gusta ese fantasma de la casona de san marcos. Ojala´sepan de él. quién es. Muy buena.

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El celular del diablo. Historias desde mi blackberry - Pedro López Ganvini

EL CELULAR DEL DIABLO

Historias desde mi BlackBerry

de

Pedro López Ganvini

Edición 2015

Smashwords Edición

Copyright © 2015 Pedro López Ganvini

Todos los Derechos Reservados

Smashwords Edition

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2015 -06680

ISBN: 978-9972-2853-5-6

Índice

El espíritu de la Casona de San Marcos

Maldito Viernes Santo

El hijo de puta de mi mejor amigo

La venganza del maniquí negro

El puente del infierno al cielo

Esperando la muerte bajo el balcón

El libro perdido de Borges

Las muletas disconformes

El caballo de Pizarro

El olvidado

Siempre hay una maldita primera vez

¡Feliz Navidad! Esto es un asalto

¿Inválido o muerto?

Las almas del bus de medianoche

La noche de las brujas

La Mónica en la feria del libro de Arequipa

El puente de los lamentos

Las estatuas vengativas

Mefistófeles el verdulero

¡Saludos a tu viejo!

El poeta y el río

Yo compré una mujer

El que se quedó loco

Mi primer caballo

La esquina de Santa Rosa

¡Cuánto!

Un robo de amor

El veneno de la suegra

Salido de la cárcel

El cadáver del muerto

La mochila del músico

Los huevos vibradores

Por los huevos de PPK

El Velorio

El cuchillo frío del verano

El vuelo olvidado

Un hombre nuevo

Este frío de invierno

Presentación

Cuando se quiere escribir, todo lugar es ideal, hasta el menos pensado e imaginado. Y para eso era preciso el apoyo de la tecnología. Y allí cayó como anillo al dedo, los smarphone: en mejor cómplice y compinches van a todo lado con uno y allí se generó ese vínculo con mi blacki, discreto y confidente; memorioso y complaciente para lo mundano y lo literario.

El bus, la custer, el Metropolitano, la cafetería, un salón de clases, la oficina, el hotel, el baño, el bar, la iglesia, en el parque y hasta las calles peligrosas.

Veo cualquier cosa; recuerdo o combino situaciones y zaz, la creatividad actúa de purgante y eyaculan historias en el lugar menos imaginado y oportuno; y he tenido que suspender lo que hacía para escribir. Y para eso, que mejor que mi blackberry, que quepa en la mano y entra en el bolsillo.

Los temas y escritos son de entera responsabilidad y de mis dedos, de este sujeto que está frente a ustedes.

No es diablo ni es ángel, pero si la irreverencia y la herejía literaria está presente: solo son historias de ficción que el tiempo se ha tomado en este celular del diablo travieso.

El espíritu de la Casona

de San Marcos

Era otoño y los enormes árboles de cibo, frente a la Casona, filtraban rayos de sol, de a poquitos: el cielo plomizo, mayormente, nos cubría cada día. Entre los ensayos de los alumnos de danza, se escuchaba el repique de campanas —del centenario reloj— cada hora y el himno nacional, al mediodía y a las seis, cuando el frío correteaba entre la gente y cuando arriaban la bandera.

Durante una semana, todos los días, ingresamos a la vieja Casona de San Marcos para usar su baño; la feria del libro que se instaló en el Parque Universitario, no tenía. La feria la organizó la universidad por uno de sus tantos aniversarios, queriendo congraciarse con los libros.

Caminaba hacia los baños de la impresionante y antigua Casona, como todos los expositores en diferentes horas del día —ahora funcionaba su centro cultural—, entre jardines, pasillos, piletas, escuela de danzas, amplios salones con exhibiciones de pinturas, y más, cuando ocurrió algo.

La penumbra de las siete de la noche invadía todo el ambiente y escasos seres transitábamos los pasillos. Ya era jueves.

—¡Hey, poeta! Léeme algo... ¡por favor!... Léeme algo —dijo una voz meliflua.

Miré en derredor y advertí que yo había caminado solo rumbo al baño. Remiré en el baño y un tipo salió después de lavarse las manos y mojarse el cabello. Luego salí y otras personas caminaban o estaban al otro extremo de los jardines, conversando o hablando por teléfono... No había nadie a mi lado...

La voz insistió y desapareció al aproximarme a la puerta donde había gente. Miré atrás y no comprendí. Afuera lo olvidé.

El viernes tañeron las campanas del vetusto reloj, que indicaba las seis de la tarde. Iba camino al baño, y fue pasando el Patio de los Maestros que nuevamente sonó esa voz. Sin detener el paso, giré con disimulo —a la altura del Patio de Letras— y me encontré solo. Otros estaban por diferentes ambientes, pero nadie junto ni cerca de mí.

—¡Hey, poeta! Léeme algo... por favor... léeme algo —musitó melancólico

—No tengo aquí nada que leerte —dije entre dientes, para que alguien no pensara que hablaba solo como loco.

—Gracias, tú sí me escuchas... ¡Por fin! —sentenció la voz notoriamente emocionado y aliviado con un suspiro largo y profundo como una hilera de años perdidos.

«¡Solo me faltaba esto, carajo! Las ventas hasta las huevas y a mi nuevo libro que no le hacen publicidad... Pero, por lo que sé —pensé, en un ejercicio de la mente—, por estos

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