Gravedad cero

Por J.A. Bravo

En medio de una convulsionada Lima de finales de los años 80, Gabriel – un joven estudiante de Derecho y amante del postpunk- se ve envuelto en una historia de secretos e intrigas en torno a una misteriosa sociedad secreta, en el que el hilo conductor es la música alternativa, las noches de la mítica discoteca Nirvana y una misteriosa muchacha.

• Idioma: Español
• Editorial: CreaLibros
• Fecha de lanzamiento: 15 feb 2018
• ISBN: 9786124764929

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GRAVEDAD CERO

J.A. Bravo

Lima - Perú

Gravedad Cero

Copyright © 2018 by J. A. Bravo

Todos los derechos reservados. Este libro o cualquier parte del mismo no puede ser reproducido o utilizado de ninguna manera sin el permiso expreso por escrito del autor, excepto por el uso de citas breves en una reseña del libro.

Primera Edición Digital, 2018

ISBN Digital: 9786124764929

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Índice

Portada

Portadilla

Créditos

I

II

III

IV

V

VI

VII

VIII

IX

X

Epílogo

I

"And when the rain comes down

Would you choose to walk or stay

Would you choose to walk

Would you choose to stay

Would you

Walk, walk, walk, walk, walk away"

The Sisters of Mercy, Walk Away

23 de diciembre de 2010. 23.57 pm

El golpeteo frenético de Dr. Avalanche captura de forma inmediata mi atención. Como un pincel rítmico que dibuja en mi mente, escenas, alegrías, tristezas… recuerdos. Pugno por entrar de manera rauda, pero un brazo se interpone entre la puerta y mi humanidad y me cierra el paso de manera abrupta.

- ¡Señor! ¡Sin carnet la entrada es S/. 15! exclama Beto, el gorila que hace las veces de improvisado portero, seguridad, limpieza, saca borrachos y cuando no llega Jenny, también barman de Nébula, el último templo sobreviviente de la música alternativa; la quintaesencia de lo que queda de la movida dark de los ochenta en Lima.

¿Señor? La palabra reverbera a ritmo interminable en mi interior. ¿Señor? ¿Señor? ¿Señor? ¿Señor? ¿Señor? ¿Señor? ¡De seguro debo parecerlo!

Vuelvo a la realidad y el abogado que habita en mí sale de manera inexorable a flote. Con tono pausado, pero severo y categórico, le alego que aún no son las doce, por lo que la entrada es gratis incluso para los no socios. El sujeto me mira furioso y me hace un gesto con la mano, indicándome la ruta de ingreso al laberíntico antro. Abro la billetera, y saco un billete de veinte soles y se lo entrego.

- ¡Total! ¿Vas a pagar la entrada o me estás vacilando chocherita? Me dice extrañado y arqueando las cejas de modo forzado. Su mirada es agresiva, me recuerda a la de un animal salvaje en actitud ofensiva, feroz, casi sanguinaria. Un felino a punto de yugular a su presa de turno. Su entrenamiento en artes marciales mixtas le da la seguridad de imponer lo que él quiere. Es el pequeño dictador de su propio feudo.

Un hiato surca los contornos del tiempo. El espacio se hace curvo y el tiempo se detiene; hay visiones en retrospectiva, arremolinándose en un vórtice caótico.

- No. Tan sólo pago una antigua deuda mi querido marrano. Respondo, mientras le doy un palmoteo irreverente en la incipiente pelada.

El rostro le cambia de manera dramática, mientras nos confundimos en un abrazo interminable.

- No, no, no. ¡No puede ser! ¡Gabrielito! Hermano, ya me parecía conocido ese cacharro ¿Qué ha sido de ti? La verdad que te has perdido en el tiempo. ¡Carajo hasta pareces gente decente! Ta’ que no te había reconocido comparito.

Mientras dispara una ametralladora de palabras rodeadas de balbuceos entrecortados, lo observo con detenimiento. Beto no es la sombra de lo que era hace veinte años. Su rostro moreno muestra ya los surcos que va dejando el paso del tiempo, y el cabello recortado al estilo militar, pretende encubrir la calvicie incipiente. Ha ganado en kilos y corpulencia, pero no ha perdido esa sonrisa cachacienta ni esa mirada despectiva y burlona.

-