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Después del Fin: El Renacer
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Después del Fin: El Renacer
Libro electrónico55 páginas39 minutos

Después del Fin: El Renacer

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Después del fin del mundo, el planeta nació de nuevo, partiendo de pequeños microorganismos hasta la creación de criaturas complejas, como hombres y dinosaurios. En su nueva estructura orgánica, los seres humanos se volvieron dependientes de la carne como alimento, y la buscan en las fieras, como llaman a lo que, hoy, llamamos dinosaurios.

Rangel Connor es un militar en su primera caza en el territorio de las fieras. Sin embargo, la embestida en busca de la preciosa carne se frustra con un ataque violento de los animales. Rangel se queda atrás, pero, contra todas las expectativas, no es devorado por los monstruos, y sí acogido.

Al lado de los dinosaurios, Rangel descubrirá el verdadero valor de una amistad y lo muy retorcida y vil que puede ser la mente humana en sus delirios de grandeza.

Una historia sobre hombres, dinosaurios y sobre la verdadera naturaleza del homo sapiens.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento16 jun 2016
ISBN9781507144237
Después del Fin: El Renacer

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    Después del Fin - Samuel Cardeal

    Después del Fin: El Renacer

    Samuel Cardeal

    Cuánto más conozco a los hombres,

    más aprecio a los otros animales.

    (Alexandre Herculano)

    Tabla de Contenidos

    Prefacio

    I

    II

    III

    IV

    V

    VI

    VII

    VIII

    Prefacio

    Cuando Richard Owen, en 1842, nombró como dinosaurios a esas criaturas descubiertas en diversas partes del mundo, después de los tiempos prehistóricos, tal vez no imaginó como se volverían populares con el paso de las décadas, generando una intensa literatura y obras cinematográficas, productos que los niños aman y desean. Para él, muy probablemente, solo eran animales, monstruos antediluvianos, fieras extintas hace mucho tiempo. O tal vez las vió como las veían los chinos: dragones, cuyos huesos y dientes encontrados al azar eran triturados y usados para diversos medicamentos.

    Ajenos a lo que es cuestionado y comprobado sobre los dinosaurios, el mundo los colocó en el lugar que antes pertenecía a los dragones, o a su lado. Y la fascinación alcanzó su ápice con Jurassic Park, la película que revolucionó los efectos especiales y formó a una generación enamorada de esos animales y, en consecuencia, la paleontología. Pasamos a seguir más de cerca o con interés los descubrimientos, los documentales sobre dinosaurios se hicieron abundantes, los niños se divertían con los dibujos de En Busca del Valle Encantado y querían juguetes que los representaran.

    Yo, por ejemplo, crecí fascinado por todo lo que involucrara dinosaurios. Películas, series, dibujos animados, miniaturas, figuritas, cualquier cosa que representara esas criaturas. Ellos fueron quienes me hicieron escritor. Quería escribir sobre ellos, leer sobre ellos, saber de ellos.

    Por eso, cuando Samuel Cardeal me dijo su idea para este cuento que en seguida leerán, todo esto me vino a la mente. No era el texto de alguien que sabía la diferencia entre un mosasaurio y un crocodiliano o que sabe que está errado decirle apatosaurio a un brontosaurio. Era un texto ajeno a esos detalles que aprendí leyendo y acumulé en el baúl del conocimiento. Y eso es interesante. Porque lo hace genuino. Parece más una versión socialista utópica de la sociedad, pero con dinosaurios. Sin muchos problemas, podría ser un episodio de Dinosaurios, la serie que tuvo bastante éxito y a mi me encantaba.

    Me gusta lo que escribió Samuel. No porque sea mi amigo, sino porque es algo auténtico, sin influencias, sin disfraces. Tiene buena mano para la crítica y el humor, el libertinaje sin ser escrachado. Y Después del Fin: El Renacer tiene eso, no obstante más equilibrado hacia la crítica que hacia el humor. Es una bofetada en la cara. Bien fuerte, a propósito. Así como veíamos a los dinosaurios como enormes lagartos terribles y monstruosos, de sangre fría e irracionales, sin ninguna sensibilidad, los personajes humanos del cuento ven a las criaturas que cazan sin piedad como fuente de alimento. Y, así como actualmente los científicos comienzan a aceptar la idea de dinosaurios como reptiles con plumas, coloridos y de sangre caliente, el protagonista examinará sus prejuicios.

    Ayudé en la edición de este material, le aconsejé extender un poco y potenciar la crítica social. ¡Y hay dinosaurios, caramba! Y ellos... bueno... ¡necesitan leerlo! Como dije, es un lindo episodio de Dinosaurios.

    Alec Silva

    I

    Año 3572.

    La expedición militar 836 partió del continente rumbo al territorio de las criaturas.

    Mi nombre es Rangel

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