EN LA MENTE DEL DINOSAURIO
Steve Brusatte pertenece a esa rara especie de paleontólogos que van más allá de lo que les dicen los huesos fósiles. Es perfectamente capaz de imaginar lo que hubiera decidido hacer en caso de toparse con un tiranosaurio, pongamos por caso, en la imaginaria isla Nublar, asumiendo el papel de Alan Grant, el científico protagonista de la película Parque Jurásico. El depredador está frente a Grant y una niña en una noche oscura y lluviosa. La pequeña grita, Grant le tapa la boca y le dice: “¡No te muevas! ¡No nos verá si no nos movemos!”. Y así, paralizados, se quedan a un milímetro del hocico del bicho, cuyo aliento mueve los cabellos de los dos como un ventilador a chorro.
“Es una gran escena de un filme muy entretenido –admite Brusatte–, pero no hubiera sido muy realista. El T. rex habría detectado a la pobre niña y probablemente se la habría tragado. El tiranosaurio tenía muy buen sentido del olfato, habría olido a la chica. Y poseía también un fino oído, así que habría detectado su respiración. Además, su vista era mucho mejor de lo que pensábamos”.
En pro de la historia
Pero los guionistas no podían permitirse el realismo; el espectador hubiera rechazado tamaña crueldad. Brusatte habría escrito otra escena muy diferente para salvar a la niña, una en la que hubiese mucha más distancia con el dinosaurio, ya que acercarse a un depredador
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos