Durante décadas hemos visto a los dinosaurios en películas, series de televisión e ilustraciones. En la cultura popular han sido representados como lagartos terribles y alimentado la imaginación de muchas generaciones; sin embargo, hay una pregunta que no tiene una respuesta fácil: ¿de qué color eran los dinosaurios?
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. O, al menos, eso escribió el célebre Augusto Monterroso en uno de sus microrrelatos más famosos. Estas palabras nos llevan a una pregunta interesante: si despertáramos al lado de un dinosaurio, ¿cómo sería en realidad? Los dinosaurios nos han acompañado durante milenios; los chinos los llamaron konglong, que significa dragón terrible, pues estaban convencidos de que se trataba de restos de dragones que vivieron en la antigüedad.
En el mundo occidental también se descubrieron restos de estos gigantes del pasado, y en el siglo XIX el paleontólogo Richard Owen los bautizó como dinosaurios, que en griego antiguo se traduce como “lagartos terribles” porque Owen llegó a la conclusión de que compartían algunas características con los lagartos. Y es decir, un yacimiento de conservación donde se produjo algún tipo de fenómeno que evitó la descomposición de esas partes blandas”.