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Los que pintan la aldea II
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Libro electrónico470 páginas6 horas

Los que pintan la aldea II

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Con este exhaustivo trabajo de campo Susana Chas da cuenta de la producción novelística de Córdoba en el período comprendido entre 2004 y 2010. Se trata de un minucioso compendio que recorre esa vasta y heterogénea producción, agrupándola en ejes temáticos o de géneros. Son más de 270 las novelas que se comentan en este volumen, a partir de una lectura que intenta ubicar tendencias, subgéneros y corrimientos estéticos en torno al canon. Los que pintan la aldea II está destinado a convertirse en un clásico por su valioso aporte al campo literario de la región.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 abr 2016
ISBN9789876991360
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    Los que pintan la aldea II - Susana Chas

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    COLECCIÓN JQKA

    LOS QUE PINTAN LA ALDEA II

    Panorama general de la novela en Córdoba

    Susana Chas

    Chas, Susana Rosalía. Los que pintan la aldea II. - 1a ed. - Villa María : Eduvim; Córdoba: Recovecos, 2014. - (JQKA; 0)

    E-Book.

    ISBN 978-987-699-136-0

    1. Literatura Argentina. 2. Narrativa. 3. Poesía. I. Título

    CDD A860

    © 2014

    Editorial Universitaria Villa María

    Chile 253 – (5900) Villa María, Córdoba, Argentina

    Tel.: +54 (353) 4539145

    www.eduvim.com

    Queda hecho el Depósito que establece la Ley 11.723

    La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras colaboraciones publicadas por EDUVIM incumbe exclusivamente a los autores firmantes y su publicación no necesariamente refleja los puntos de vista ni del Director Editorial, ni del Consejo Editor u otra autoridad de la UNVM.

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo y expreso del Editor.

    A mi hija María Susana, siempre.

    Índice

    AGRADECIMIENTOS

    INTRODUCCIÓN

    LOS GÉNEROS ELEGIDOS

    1. ACERCA DE LAS NOVELAS POLICIALES

    2. ACERCA DE LA NOVELA HISTÓRICA

    3. LA NOVELA ROMÁNTICA EN EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL SIGLO XIX

    4. MEMORIA ACERCA DE LA VIOLENCIA DE LOS '70

    5. COMO EN LOS PLANTOS O ELEGÍAS

    6. EXPERIENCIAS DE VIDA Y ESCRITURA FEMENINA

    7. ACERCA DEL PERONISMO

    8. ACERCA DE LA INMIGRACIÓN O NOVELA DE LOS ORÍGENES

    9. NOVELAS JUVENILES Y DE APRENDIZAJE

    10. CIENCIA FICCIÓN O NOVELAS DE ANTICIPACIÓN

    11. LA SEDUCCIÓN DESDE EL LENGUAJE

    12. ¿REALISMO SUCIO?

    BREVE CONCLUSIÓN

    ÍNDICE DE NOVELISTAS DE CÓRDOBA -TOMO II

    BIBLIOGRAFÍA GENERAL

    AGRADECIMIENTOS

    A Javier Montoya, de Ediciones del Boulevard, por haberme donado las novelas editadas por él, como también a Oscar Roqué, de Ediciones del Copista.

    Mi agradecimiento se extiende a todos los que se han ocupado de la literatura producida en Córdoba, a los periodistas que reseñan en nuestros diarios las producciones de autores cordobeses y a quienes las editan, porque de alguna manera están en este trabajo y son parte del entramado de los discursos culturales de nuestro medio.

    INTRODUCCIÓN

    Se dice que toda ciudad o pueblo que no tiene su novelística, no ha llegado a su madurez social. La novela es la privilegiada manera de hacer conocer las necesidades, las aspiraciones, las experiencias, los sueños y fantasías del pueblo al que pertenecen.

    En el tomo anterior -Los que pintan la aldea I- recordaba a los lectores que a Bajtín se lo considera fundador de una teoría que concibe al discurso como productividad social e histórica. Para Bajtín la novela se manifiesta como el espacio discursivo en el que se encuentra representada, en mayor medida, la polifonía, el dialogismo, la interacción de voces sociales. Bajtín nos presenta la posibilidad de abordar los fenómenos discursivos como entidades relacionadas que actúan en un determinado momento histórico. Las nociones de interdiscursividad y de intertextualidad se fundamentan en estos principios. Esta teoría supone una concepción dinámica del texto y la inscripción del mismo dentro de una dimensión social. Se origina así, una relación dialógica entre el corpus literario y el corpus social en el que los mismos textos parecen dialogar entre sí, completando la urdimbre histórico-sociocultural. En la novela se reproducen las marcas, no sólo de enunciados anteriores, sino también de todo un proceso histórico y social.

    En la novelística cordobesa del siglo XXI, sigue apareciendo la visión de Córdoba como ciudad contradictoria, rebelde, laberíntica, libertina, doctoral y violenta,y, al mismo tiempo, conservadora, pacata, hipócrita, prejuiciosa e injusta, vista desde los márgenes o desde el centro.

    Hace aproximadamente dos décadas que vengo señalando el auge de la novela en Córdoba y en un ensayo publicado en 1994, al que titulé Las Nuestras,¹ destaqué la aparición de un buen número de escritoras cordobesas que abordaban con solvencia este género. Hoy su trascendencia nacional e internacional y los premios obtenidos, confirman mi intuición de que éste sería el género elegido durante un buen tiempo por los escritores, hombres y mujeres de nuestro medio, donde antes reinaba la poesía.

    En el tomo I de mi ensayo: Los que pintan la aldea (panorama general de la novela en Córdoba, 1980-2003), abarco más de los veinte años anunciados en el subtítulo del trabajo sobre la producción de este género, porque me remito a los antecedentes de la novelística escrita en Córdoba, desde la primera novela fechada en el siglo XVIII en esta ciudad, e incorporo también a las que, esporádicamente, aparecieron antes de los años `80.

    En este segundo ensayo, recojo las novelas publicadas con posterioridad a la edición de mi libro y las que no fueron incluidas en él, porque llegaron a mis manos después de la impresión del mismo. Desde el 2004 hasta el 2010, llevo registradas más de doscientas setenta nuevas novelas de autores cordobeses. Me limitaré a mostrarlas, a contar (no a criticar), lo que en materia novelística se produce en Córdoba, sin seguir un órden cronológico, a pesar de partir de una fecha determinada, sino tratando de agruparlas con un criterio temático o por géneros.

    Es interesante visualizar cuáles son las temáticas, las tendencias escriturales, los subgéneros más frecuentados y las modificaciones que introducen sus autores respecto a los cánones establecidos.

    1 Chas, S., Las Nuestras, Marcos Lerner, Córdoba 1994, Fondo Estímulo a la actividad editorial cordobesa, Municipalidad de Córdoba, Ordenanza Nº 8808.

    LOS GÉNEROS ELEGIDOS

    Daniel Link en El juego de los cautos (literatura policial) cita el libro de Derrida La loi du genre en el que éste dice que todo texto participa de uno o varios géneros, pero esta participación no es jamás una pertenencia. El género aparece como una matriz de transformaciones discursivas.

    Los subgéneros más elegidos parecen ser el policial, la novela histórica y la novela romántica sentimental con contexto histórico (preferentemente del XIX); la de la inmigración o memoria de los orígenes, que incluye autobiografías; el Bildungsroman (novela de iniciación y aprendizaje). El fenómeno del peronismo, que ya abarca un largo período de la historia argentina, es tratado tanto en las autobiografías noveladas como en las policiales y también atraviesa a las novelas de la inmigración, sin embargo, lo incluiremos como temática aparte de los subgéneros frecuentados.

    La violencia de los años `70 sigue testimoniándose a través de las novelas carcelarias o de experiencias concentracionarias y en las del exilio.

    El llamado realismo sucio aparece en novelas de autores jóvenes, que no llegan a los cuarenta años de edad, y cuya mirada hacia la sociedad es desesperanzada, rencorosa, cruda, como así también su lenguaje, y se focaliza en la realidad de los grupos sociales marginales.

    Se sigue frecuentando el género fantástico y de aventuras, como también las novelas intertextuales y rizomáticas con marcada admiración hacia Borges y Bolaño.

    Un comentario especial merecen las que he decidido llamar micronovelas como algunas de Schilling, Oviedo y Suez, entre otras de reciente aparición.

    El policial, en Córdoba, no se ajusta, en general, a los patrones establecidos tanto para el policial clásico de novelas de enigma, como para el duro género negro del policial norteamericano, aunque participe de muchas de sus características, incluyendo el relato de no ficción, a lo Truman Capote.

    ¿De qué índole son los conflictos que cuenta el policial?² Principalmente del crimen. Para que haya policial debe haber una muerte violenta, un asesinato. Se trata de un conflicto casi siempre contado a partir del eje del deseo y la pasión. Sólo se mata por un desorden del espíritu. Link distingue lo que denomina las posiciones formalistas del policial inglés, de las sustancialistas de la novela negra norteamericana.

    Novelas como Odisea del cangrejo, de Fernando López, finalista del premio Planeta, que ha suscitado polémicas reflejadas en algún medio periodístico³, y Bilis negra, pueden inscribirse dentro del policial negro, (sustancialista). En Odisea del cangrejo y Áspero cielo se destacan los recursos empleados, sobre todo el manejo del tiempo, el monólogo interior, los planos narrativos y las diferentes voces que el narrador modula a través de la suya⁴ en ese largo raconto del personaje postrado, inmóvil. Como en las novelas en las que se utilizan estos procedimientos, los sucesos están narrados y son vistos desde la conciencia del personaje que los evoca, revelando el mundo interno del mismo. Otra de sus recientes novelas, La Sombra del agua, que incluye personajes reales como Albert Einstein, Roberto Arlt, Saint Exupery y al mismo autor López, aparece como un policial de aventuras. Sus dos últimas novelas pertenecen más bien a las de anticipación o novelas de ciencia ficción: La distancia, Un corazón en la planta del pie, publicada ésta última en una colección dirigida por él.

    También pertenecientes al género negro son las de Fernando Stefanich; Una muerte elegante para Roberto Durán y la de Carlos Dámaso Martínez; Serial. En ambas se denuncia la relación entre el crimen organizado y el poder. En un clima mafioso no hay cabida para la justicia y los crímenes quedan impunes y a veces aparecen como suicidios, como en la nouvelle Serial.

    Novelas como El misterio de Crantock de Sergio Aguirre, Lectura perpetua de Enrique Aurora, Un lento crepúsculo de Daniel Teobaldi, La biblioteca Listen y Buscando a Traci de Esteban Llamosas, se podrían inscribir entre las de enigmas, librescas o intelectuales (formalistas). Sin embargo, esta ambigüedad introducida en el género resalta el tratamiento paródico-deconstructivo y obliga al lector a buscar algo más que lo meramente policial en estos textos. Las de Llamosas se caracterizan precisamente por ser paródicas, más que imitadoras de las policiales detectivescas, con grandes dosis de humor e ironía, siempre con la dupla que conforman el detective Lespada y su ayudante Cherkavsky. Buscando a Traci se aleja de los ámbitos eruditos de sus otras novelas para adentrarse en una Córdoba prostibularia, que gira en torno a una ex reina del cine porno norteamericano. Su más reciente novela se titula La conspiración de los 14.

    Túneles, una ciudad laberíntica, una Hermandad, fuerzas poderosas e invisibles que actúan en las sombras frenando los cambios, se imponen en Un lento crepúsculo de Daniel Treobaldi.

    En Lectura perpetua de Enrique Aurora, lector de Carroll, el novelista-detective, trata de descifrar el criptograma planteado por la Mujer en Estado de Perpetua Lectura.

    Entre las novelas (¿de no ficción?) basadas en hechos reales documentados, se pueden citar a las de Jorge Felippa y Esteban Dómina, ambos sobre el mismo hecho: el asesinato y desaparición de la niña Martita Stutz.

    También extraída de documentos tribunalicios, crónicas periodísticas, noticias policiales y sobre hechos reales, es la de Mónica Ferrero, titulada Por el infierno que merecí y la de Alejandro González Un señuelo para Sandes.

    Entre estos relatos de no ficción aparecen las nouvelles de denuncias de hechos ocurridos en Córdoba, como la contaminación de sida por transfusiones, el rapto y la prostitución de jovencitas por los tratantes de blancas, entre otros.

    Se advierte el enorme interés que despiertan las novelas sobre personajes de Córdoba cuyas vidas, en cierta forma, conmocionaron a esta sociedad en un pasado reciente o en las primeras décadas del siglo XX. Tal el caso de la novela de Jorge Cuadrado, Romagosa, una historia imperfecta.

    Respecto a otro subgénero cultivado y leído con preferencia como el de la novela histórica, el siglo XIX, como lo señaláramos, parece ser el que más inspira e interesa a autoras como Cristina Bajo, cuya última novela, La trama del pasado, continúa la saga de las Osorio y la diégesis de la misma abarca los años 1840-41, con las luchas de federales y unitarios -las batallas de Sancala y Quebracho Errado- con el protagonismo y los avatares de esta familia de ficción que ciertos lectores cordobeses siguen con avidez. Lo mismo ocurre con Una sombra en el jardín de Rosas de Reyna Carranza, sobre el ignorado hijo de Rosas, y El revés de las lágrimas de Cristina Loza, acerca del tema de las cautivas. Tres novelas de Paulina Movsichoff: Las fábulas del viento, La orilla del mundo y Juan Crisóstomo Lafinur, tienen como escenario el siglo XIX. A éstas se agregan La hora del perdón de Francisco Felipe Yofre y Los laureles del olvido de Luis Carranza Torres.

    Una consideración aparte, por el tratamiento de ciencia ficción al que se somete a hechos históricos, merece la última novela de Juan Carlos Ghirardi, Dania Regina.

    Acerca de la experiencia y la memoria de la inmigración, se suman a las novelas de Norma Gandolfo, Perla Suez, Élida Farini,⁵ entre otras, Giuseppe del poeta y politicólogo Nelson Gustavo Specchia, en la que se escucha el cocoliche en la voz confidente del protagonista, con un especial rescate de la oralidad por parte del autor. También en Che Gringo, de José Luis Michelotti se incorporan giros y modismos argentinos y cierto cocoliche. En la nouvelle Los que vinieron de Ancona, Aquellos verdes campos y Destinos de Enry Bon (Enriqueta Buontempo), se narran los avatares sufridos por familias de inmigrantes italianos.

    Se podría incluir entre las novelas de la memoria con personajes reales e interesantes procedimientos narrativos a Paisaje antes de la gran tormenta de Daniel Geisser, que obtuviera el Segundo Premio Daniel Moyano en el concurso Letras de Córdoba 2004. Otra novela finalista en dos concursos, el de Clarín y Emecé, es Punto de Fuga de Augusto Porporato

    Experiencias de vida y escritura femenina aparecen en La conjetura y La última puerta de Estela Smania, Indefensa propia de Esther Ramondelli, Mariposas del terremoto de Graciela Berti, Donde bailan los tiempos de Teresa Castellanos y Esa Chica de Lilia Lardone.

    Relacionadas con la experiencia del exilio y la violencia de los setenta registramos: Desde el ascensor de María Pisana, La espera de Marcelo Scelso, El exilio perpetuo de Alfredo Barrientos, La vuelta al mundo en varias vidas de Norberto Negro. Las novelas de Antonio Tello: El hijo del arquitecto y Los días de la eternidad.

    María Eugenia Almeida obtiene el premio español Las Dos Orillas por su novela El colectivo, una nueva visión de los horrores de la dictadura desde un punto de vista inédito: el de la colectividad de un pueblito perdido en las montañas, como reza la apreciación de uno de los editores.

    La pasajera, innovadora novela de Perla Suez, fue escrita con el apoyo obtenido con la beca de la Fundación Guggenheim. Como trasfondo se percibe una cierta metáfora de la historia nacional.

    Sobre el fenómeno del peronismo, su exploración y búsqueda de comprensión del mismo, aparecen novelas como Los Fauces de Federico Racca, dos autobiografías o autoficciones: El ladrón de campanas y El guardián de los vientos de Juan Carlos Alarcón y El corazón desvelado de Susana Gómez Melchionna. En la novela de Racca, realidad y ficción se mezclan en el relato de hechos siniestros de la historia (las manos cercenadas de Perón). En novelas como éstas se produce una tensión, dice Avellaneda, entre verdad y falsedad, entre los hechos y el relato, usando los límites posibles para contar las historias de la Historia.⁶ El autor exalta, a lo largo de la novela, la memoria y la escritura.

    Tres novelas de iniciación o de aprendizaje, con sendos premios, enriquecen el panorama literario de Córdoba: La Sed de Hernán Arias, Historias sobre mí de Jorge Piva, y El otro lado de Sebastián Fernández.

    Autores como Juan Coletti, Sergio Aguirre, Perla Suez, María Teresa Andruetto, Lilia Lardone, Estela Smania, Graciela Bialet, Liliana Mundani y Jorge Pinus, entre otros, siguen produciendo obras para niños y adolescentes.

    Bordeando el terreno de lo fantástico aparecen las novelas de Marcelo Adrián Lillo, El Instigador; de Lucio Yudicello, El Sangrador; de Martín Cristal, La casa del admirador; de Esteban Zenobi Fabi, Seor Plume, quien destaca la aventura y el poder de la escritura; y de Rubén Pinus, El valle de los muertos, entre otras.

    Se manifiestan novelas en las que se puede señalar cierto encantamiento del lenguaje para consigo mismo, seducción del lenguaje que opera con lo no dicho, pero que trasunta la violencia y el horror, el hombre lacerado por el hombre en un siglo XX pleno de contradicciones, como se revela en la escritura de Raúl Vidal en Elogio de la ceniza. Las voces y los silencios se reflejan en una narrativa en la que realidad y literaturidad se mixturan, como se advierte en Agua, de Carlos Schilling, o en Trayectos y Vísperas, de Antonio Oviedo. Hay resonancias lacanianas en Vidal, cierto lirismo y seductor lenguaje en Schilling, y una peculiar prosa en Oviedo.

    A estas novelas se puede agregar El Apocado, de H.F. Herrera, elegíaca, melancólica y escéptica, que presenta a un antihéroe, aislado de una sociedad que lo aplasta, al igual que la novela de Sergio Gaiteri, Nivel Medio. También se incorpora como artificio y juego del lenguaje, desafiando convenciones literarias, la nouvelle Apto para formar parte de otra cadena evolutiva, contenida en el texto Demasiado inútil es regalar veneno, de Daniel Martín y Daniel Cacharelli.

    Entre las novelas intertextuales se destaca La casa del admirador, de Martín Cristal; Viaje al poema, de Oscar Caeiro; y en las de tesis, La ingratitud, de Adolfo Sequeira y El heredero, de Marcelo Casarín.

    Novelas bizarras y lo que se ha dado en llamar realismo sucio, encontramos en los duros relatos de Duilio Di Bella: Refugios contra el viento; de Iván Ferreyra; El Resentimiento y El hombre que ganaba por cansancio; de Iván Wielikosielek; Acto único y Los ojos de Sharon Tate. Cabe para estas novelas una apreciación de Gloria Borioli respecto a El resentimiento, novela en la que encuentra la sordidez y la nostalgia de lo que pudo haber sido, la indagación del cotidiano y el afán de alguna certeza.

    Un realismo también duro es el de Carlos Busqued: Bajo este sol tremendo (novela finalista del Premio Herralde de Novela y publicada en Anagrama). En ella se perciben las huellas del Proceso a través de ciertos personajes siniestros.

    En contraposición a éstas y también con detractores, aparecen las novelas románticas de Florencia Bonelli: Bodas de odio, Marlén, Indias Blancas I y II, Lo que dicen tus ojos y El cuarto arcano; Me llaman Artemio Furia; la novela rosa de Renata Orsi, Amores de ayer; y la de Susana Biset, Por amor a Cristina.

    2 Link, D., El juego de los cautos (literatura policial: de Edgard A. Poe a Pag.D.James), La Marca, Buenos Aires, 2003.

    3 La Voz del Interior.

    4 Tacca, O, Las voces de la novela, Gredos, Madrid, 1989.

    5 Novelas comentadas en el tomo I de Los que pintan la aldea, Rubén Libros, Córdoba, 2004.

    6 Avellaneda, A., en Memoria colectiva y políticas de olvido, Pag.155, Reati, F., Bergero, A., (comp.) Memoria colectiva y políticas de olvido, Beatriz Viterbo, Rosario, 1997.

    1. ACERCA DE LAS NOVELAS POLICIALES

    El género policial, hasta hace no mucho tiempo tenido como un género menor, hoy es visto y elegido como el que mejor refleja la sociedad actual.

    Críticos como Andrés Avellaneda¹ y Fernando Reati² afirman que en Argentina, una de las múltiples maneras de referirse a la realidad actual es por medio de su ficcionalización en la novela policial. Este es el género ideal para hablar del crimen y de la violencia, dice Pablo Feinmann. Lo policial se convierte, en muchas novelas argentinas, en un recurso de la estructura más que en la rigurosa aplicación del género, tal como señala Avellaneda.

    Las policiales de Fernando López

    Odisea del cangrejo de Fernando López

    Fernando López nació en San Francisco, provincia de Córdoba. Es autor de tres libros de relatos: El ganso parlante, La noche de Santana y Duendes del alba y de las siguientes novelas: El mejor enemigo, Arde aún sobre los años, El enigma del ángel, La sombra del agua, Odisea del cangrejo, Bilis negra, Áspero cielo, La distancia y Un corazón en la planta del pie.

    Las novelas que comentamos a continuación, se inscriben en el policial negro. En Odisea del cangrejo, un notable juez de San Tito -pueblo inventado donde también transcurría otra novela de éste autor, Arde aún sobre los años- está inmovilizado en la sala de terapia intensiva. A pesar de no sentir su cuerpo, su mente recuerda su vida pasada. No sabe cómo llegó allí aunque cree que lo balearon por la espalda. De joven ha sido militante con nobles ideales a los que ha traicionado. El vacío de su vida, cada vez más superficial y ramplona, es llenado con una sexualidad desbordada y promiscua. Toda espiritualidad se ha borrado ante los placeres físicos y su obsesión fálica, que parecen provenir de su terror a la andropausia, la impotencia sexual y la pérdida de su poder de seducción. Cliente de prostitutas, cazador de peludos, pescador experimentado, la memoria del protagonista, Alejandro Barón Roca, fluye por los problemas domésticos, las borracheras en asados con amigos de la brigada, los excesos gastronómicos y sexuales,y, al mismo tiempo, por su preocupación hacia el ejercicio de sus responsabilidades profesionales como juez, sus deberes paternos y filiales. Su destemplanza lo llevará al crimen. La trampa, para él y sus amigos, es más una hazaña que una falta. El asesinato de una prostituta de la que cree haberse enamorado y una súbita sospecha de su actual amante, lo llevarán al estado en que se encuentra en la sala de terapia intensiva.

    Con el trasfondo descarnado del mundo jurídico, Odisea del cangrejo aparece como un policial duro, cercano a la novela negra norteamericana, que muestra a hombres, mujeres y cosas degradadas y claudicantes.La degradación de los personajes se manifiesta a través de un lenguaje soez, procaz, que denigra al amor y a la sexualidad, sostenido con complacencia y diversión machista por el juez y sus secuaces. Pero a medida que avanza el relato el lector no deja de sentir compasión por la vulnerabilidad del protagonista y la admisión de su decadencia. La trama policial pasa a segundo plano ante los recuerdos que fluyen. Conmueven las escenas con sus padres, a los que debe internar en un geriátrico por la declinación propia de la extrema vejez, que tanto parece temer el juez, especialmente la del padre, aterrorizado ante la posibilidad de que su amigo (como nombra a su pene) no funcione. Sin embargo, dichas escenas están relatadas con un humor tierno que las aleja del melodrama.

    Esto es lo que nos cuenta la novela; no obstante, lo que atrapa es cómo se nos cuenta esta historia: los recursos empleados, sobre todo el manejo del tiempo, el monólogo interior, los planos narrativos y las diferentes voces que el narrador modula a través de la suya³ en ese largo flujo de la conciencia del personaje postrado, inmóvil. Como en las novelas en las que se utilizan estos procedimientos, los sucesos están narrados y son vistos desde la conciencia del personaje que los narra revelando el mundo interno del mismo.

    En este punto conviene que nos refiramos brevemente al recurso del fluir o de la corriente de la conciencia que vuelve a ser utilizado en algunas novelas y que tan eficazmente lo emplea Fernando López en ésta. En las búsquedas formales de diversa índole, uno de los tipos de arte experimental más difundido en los años`20 en los E.E.U.U. fue la novela del llamado flujo o corriente de la conciencia. El propio término "flujo de la conciencia (stream of conciousness) fue puesto en circulación por el psicólogo norteamericano William James en el libro Principios de psicología (publicado primeramente como una serie de artículos desde 1874 hasta 1890). Del libro de James extraemos estos conceptos:

    "La conciencia no parece, pues, dividirse en fragmentos. Palabras como ‘cadena’, o ‘serie’ no la describen adecuadamente tal como se presenta en primer lugar. Nada se junta; fluye. Un ‘río’ o un ‘arroyo’ son las metáforas por las cuales se describe más naturalmente. Al hablar de esto en lo sucesivo, llamémoslo el torrente del pensamiento, de la conciencia o de la vida subjetiva".

    El protagonista en la novela de López, postrado e inmóvil, nos da a conocer su vida y lo que lo atormenta, gracias a este fluir de la conciencia. Pero cuando recuerda los ideales de su juventud, a la manera de Proust, el narrador emplea la introspección y se percibe un doble registro, un desdoblamiento entre el hombre postrado que recuerda y el joven que fue. En la novela de López el fluir de la conciencia y el monólogo interior no son confusos, caóticos, ni abigarrados y permite seguir lo que va rememorando el personaje. Ese contínuo pasar de un estado presente, impredecible, a distintos momentos del pasado, mantiene en vilo al lector.

    Bilis negra de Fernando López

    En Bilis negra (2005), un asesino a sueldo es sorprendido en plena borrachera por alguien que viene a encargarle un trabajo: esta vez no debe matar sino usar el ingenio para obligar a un ministro nacional a que abandone su cargo. Recibe la mitad de la Paga y el resto le será entregado cuando termine su trabajo. Pondrá en marcha un plan siniestro, dejándose torturar, haciendo que la víctima se transforme en victimario. El lector descubre en la víctima-victimario, por las descripciones, a un personaje real de la historia del país. Son los años del perdón y del indulto. En Bilis negra se muestra cómo un delincuente puede burlar a la justicia y ganar la partida. Víctima y victimario, en roles intercambiables y cada uno a su manera, se venden y burlan la buena fe de los ciudadanos.

    Áspero cielo de Fernando López

    En esta novela se retoman los personajes de La odisea del cangrejo. Barón Roca ha asesinado a Matías Mestri porque él ha matado a su amante, la hermosa prostituta Candela. El juez ha cometido un crimen y se debate entre la culpa y el temor a la venganza. El tema de la culpa ha sido largamente tratado en la literatura como también el de la venganza, desde los griegos hasta hoy. Un planteo distinto al de la novela de Dostoivski Crimen y castigo, es el que se presenta en la película de Woody Allen, Crímenes y pecados, en la que la culpa no existe en el protagonista sino sólo el temor a ser descubierto. Esa parece ser la preocupación de Barón Roca; más que la culpa por el crimen cometido, le inquieta la posibilidad de perder lo poco que le queda de su pasado idealista, torcido por el oscuro camino que ha ido tomando su vida, y, los contados afectos que todavía le interesan.

    El miedo viene a decirme de las consecuencias de mi pasado. Y no lo puedo compartir, eso es lo peor. No porque no quiera, más bien porque no puedo. Algo me lo impide, algo que está muy dentro de mí, que tiene que ver, quizá, con el resultado de lo inesperado y con la estima tan baja, que no me bancaría perder los pocos, poquísimos afectos que todavía me interesan. Ese miedo me dice que tengo que ser valiente, arriesgar en el juego y ver cómo se acomodan las piezas para seguir.

    El monólogo interior, por el que nos enteramos de las estrategias que piensa usar el juez Barón Roca, en caso de ser acusado, domina casi toda la obra como en la novela anterior. Un yo confesional (la novela está narrada en primera persona) desnuda el alma del juez asesino. La inesperada huída (con su anciano padre a quien ha sacado a pasear), al ver un patrullero y dos móviles policiales delante de su casa, descubren otro aspecto en la vida de Barón Roca.

    Le digo a mi viejo que se prepare para pasar unos días maravillosos. Hacé de cuenta que estamos de vacaciones, digo, esforzándome para que mi voz denote entusiasmo. Me ve más animado, por primera vez esboza una sonrisa. Parece estar meditando acerca de todo lo ocurrido ese día.

    Con el padre a cuestas se reunirá con ex compañeros de militancia en las sierras de Córdoba, ocasión que le servirá para confrontar su idealismo del pasado con su situación actual y el triste rumbo que tomó su vida.

    El neo-policial latinoamericano

    Serial de Carlos Dámaso Martínez

    Carlos Dámaso Martínez nació en Chilecito, La Rioja, en 1945. Desde los dos meses de edad vivió en Córdoba donde estudió y egresó de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, con el título de Licenciado en Letras. Actualmente, es profesor en La Universidad de Buenos Aires. Su primera novela fue Hay cenizas en el viento (1982), le siguieron La frontera más secreta, El informante y Serial. Publica relatos y cuentos: Hasta que todo acabe, La creciente, El náufrago de las sombras.

    En el neo-policial latinoamericano, al que también adhiere Carlos Dámaso Martínez, no se parodia al policial negro norteamericano, sino que se hace hincapié en la corrupción que, a partir del Estado, se generaliza. Los crímenes aparecen como perfectos, tapados por políticos con la complicidad de jueces y policías.

    En la nouvelle Serial, una serie de suicidios, la aparición de misteriosos casos, conmocionan a la sociedad que sigue la crónica policial periodística. Comienza a esparcirse la sospecha de que no son suicidios, sino asesinatos seriales. Miguel Ribba, periodista de TV, decide investigar aprovechando que tiene un amigo inteligente, Ángel, en la Justicia, con acceso a expedientes. También tiene informantes y recibe mails anónimos. Ambos son lectores de Borges, han leído El Sur y comentan las opiniones de Spinoza (el filósofo que leía Borges) sobre el suicidio.

    La nouvelle comienza con el perfil de Montes, uno de los asesinos a sueldo, en su escondite, una pocilga, próxima a la autopista. Recuerda al último hombre que arrojaron por la terraza después de torturarlo. En su departamento lo espera una mujer rubia. La visión desde el victimario establece una especie de contrapunto con la del periodista investigador.

    Ribba, en el transcurso de los últimos años se había dado cuenta de que los crímenes más resonantes terminaban por no resolverse nunca. […] Ahora escribía cuentos policiales, inventaba historias tomando como base alguna historia verdadera. Los supuestos suicidas eran: un contador, un empleado de una juguetería, un concejal de la municipalidad de un partido de la provincia, un albañil, un jubilado y un suboficial exonerado. Después de ocuparse en su programa televisivo sobre estos hechos, comienzan a llegarle e-mails. Un anónimo informante insinúa que ha participado en los asesinatos, por lo que le asegura que no son suicidios.

    Montes sospecha que por saber demasiado lo van a matar y trata de adelantarse. Montes, además, tiene un burdel con dos socios.

    Ángel le dice a Ribba que los cuatro hombres supuestamente suicidas eran testaferros y que en esto están metidos una parte de la cúpula y algunos pesos pesados del poder político.

    Al lector se le hace conocer quiénes son los criminales pero los crímenes quedarán impunes.

    La noche del fiscal de Alejandro Castellani

    Alejandro Castellani nació en Córdoba, en 1965. Es Licenciado en Comunicación Social y desde 1988 trabaja en la Secretaría Científica del Poder Judicial de Córdoba. Ha publicado El Familiar (…y otros cuentos y poemas con pepas) (2002) y la biografía Palabras de libertad (2007). Ha participado en distintas antologías de cuentos, género con el que ha sido premiado en diferentes concursos nacionales. La noche del fiscal (2008) es su primera novela.

    En esta novela de Castellani también se denuncia la impunidad, la corrupción, la falta de políticas de seguridad y de justicia. Se compara la violencia del Estado actual con la impuesta por la dictadura durante el último régimen militar: antes por ser zurdos y ahora por ser pobres […] sin ir más lejos los milicos demoraban personas, hoy en plena democracia lo que demoran son los expedientes. Antes teníamos las causas aparentes y nos faltaban los cuerpos, en cambio ahora lo que tenemos son los cuerpos y las que no aparecen son las causas… la misma mierda y con el mismo olor…

    Alberto Argüello, policía retirado, acaba de recibir el diagnóstico de su enfermedad terminal. Han pasado muchos años de su vida como personal policial. Recuerda a distintos compañeros, a quienes no respeta, y sus conversaciones cargadas de violencia sobre cómo liquidar a un delincuente fuera de la legalidad, sus resentimientos por haber pasado a ser los diablos durante la democracia, cuando antes eran los brazos de los militares. Sueñan con crear la Brigada de limpieza ciudadana o escuadrones de la muerte como en Brasil y Colombia. Pero también Alberto recuerda el día que mataron a sus padres, dueños de un pequeño almacén, para robarles. Ante la inoperancia e indiferencia de la justicia, se acuerda ahora, se había jurado hacer justicia por cuenta propia y salir a buscar a los asesinos.

    Cato Yasuke, el tintorero, sin quererlo le da la solución: lunes, lluvia y noche, el triángulo perfecto que todo lo hace invisible. Alberto conocía los cambios producidos en la justicia, la reforma al código procesal que ponía a los jueces a juzgar y a los fiscales a investigar. Sólo tenía que preparar la noche del fiscal. El haría cumplir la justicia que se le había negado.

    La sed de los justos de José Luis Cassini y Enrique José Yorio

    Enrique José Yorio estudió Administración de empresas en la Universidad Nacional de Córdoba y se especializó en Administración financiera. Ha participado en diversos talleres de creación literaria.

    José Luis Cassini estudió arte, inglés, literatura y administración en Córdoba, Canadá y Estados Unidos. Fue becario del Rotary Club y de la Fundación Fulbright. Ha expuesto dibujos y pinturas en Córdoba y Washington y ha publicado obras literarias con sendos premios.

    Es mi primera obra literaria, dice Enrique J. Yorio, y prosigue: "soy primerizo en esto. Hace un par de años me surgió la idea de la novela. Con el tiempo me reencontré con Luis, un ex compañero de la secundaria y de la universidad. Casualmente él es escritor, y después de participar en un taller literario dictado por él, comenzamos a concretar La sed de los justos. El aporte literario es de él. La obra es el resultado de un trabajo conjunto".

    La reseña dice que la novela relata la historia de Esteban Vélez, quien aprendió a sobrevivir de la impunidad de los criminales amparados por sus vinculaciones con el poder político de la época.⁷ Frente al ventanal de su casa, Esteban inicia un recorrido por el vertiginoso túnel de su vida desde su niñez, brutalmente truncada, hasta el fin de su periplo en vísperas del nuevo milenio. Esteban llevará adelante un vehemente plan de venganza contra los miembros de una encumbrada familia de la sociedad cordobesa.

    La sed de los justos describe un abanico de historias cuyos personajes, hábilmente modelados en su diversidad, entrecruzan sus vidas para componer un rico mosaico. Se combinan alianzas furtivas con amistades selladas a fuego; negocios financieros y estafas; apuestas y asesinatos. En su profundidad, el relato expone, por debajo de la trama, el dilema moral al que han sido arrastrados los personajes por las circunstancias.

    La novela está estructurada en tres partes, treinta

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