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Alas de Memoria
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Libro electrónico282 páginas7 horas

Alas de Memoria

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Cuando Kiernan abandona Inglaterra, espera descubrir los secretos que podrían salvar a su gente de la extinción. Pero el camino hacia las respuestas está lleno de peligros. No se imagina lo que se esconde en la selva de Costa Rica.

Poco después de llegar, Kiernan encuentra a la chica humana que ha pasado meses añorando. Kiernan debe decidir entre su amor por Meghan y su lealtad por su hermano, Avery. Trata de poner a su hermano primero, hasta que se ve forzado a encarar un decisión imposible.

Kiernan necesita acceder a la magia para salvar a su gente. El único problema: liberar su magia involucra romper su promesa a su hermano. ¿Qué tal si la única manera de ayudar a Avery es escogiendo a Meghan?

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 jun 2015
ISBN9781507113325
Alas de Memoria

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    Alas de Memoria - Anna Kyss

    Buena Fortuna

    1

    ––––––––

    La última vez que Kiernan le había hecho una invitación, Meghan casi había perdido la vida. Los recuerdos lo invadieron. Su culpa. A medio mundo de distancia no había sido lo suficientemente lejos para librarse de su culpa. Se había logrado esconder de él, pero desde su llegada, sus remordimientos se habían comenzado a desplegar lentamente. ¿Cómo podía hacerle otra invitación sin tener en cuenta los riesgos?

    Caminaba solo, por el camino que conducía al océano. Los sonidos de las olas rompiendo se volvían más fuertes, se volvió y caminó de vuelta.

    ¿Que tal si la apuesta era demasiado alta? ¿Si no podía protegerla?

    Cambió de dirección una vez más, dirigiéndose de vuelta hacia el océano. No podía irse sin al menos haberla visto. Incluso si permanecer alejado era lo mejor para ella.

    La salada brisa soplaba conforme el camino se abría y el bosque se hacía menos espeso.

    Kiernan la distinguió a tan pronto como se acercó a la playa. Se sentaba sobre la arena, barriendo la marea con la mirada, justo como su hotel había predicho. Su primer instinto fue correr por el arenoso tramo, pero se detuvo a sí mismo. La Luz y la Oscuridad continuaban su batalla dentro de él, estimuladas por el deseo y la duda.

    Se detuvo para calmarse tras un tramo de denso follaje de la playa. Arbustos y matorrales tropicales lo ocultaban, mientras que rechonchas palmeras le proporcionaban algo contra lo que descansar.

    —¿Piensas simplemente mirarla embobado toda la noche, o reunirás el valor para sorprenderla? —soltó Deseo, apareciéndose a su lado.

    —Planeo saludarla, cuando sea el momento correcto.

    —Kiernan, todos saben que te gusta.

    —¡Chist! Va a escucharnos —espió a través de las hojas de la palmera. Meghan se sentaba sola en la aislada playa, mirando al Pacífico alumbrado por la luz de la luna. Era un tonto por haber creído que era lo suficientemente fuerte como para marcharse una vez que hubiera posado los ojos sobre ella. No podía dejar la playa sin acercarse a ella. Y cuando le hablara, la oferta se forzaría ella misma a salir, sin importar los riesgos.

    Apenas podía esperar a descubrir su reacción cuando supiera que sus caminos se habían cruzado una vez más. Siempre había sido escéptico, pero se estaba volviendo difícil no creer en el destino. Dos personas diferentes, viviendo en dos continentes distintos, siguiendo sus propios caminos —caminos que se habían intersectado una vez más. ¿Qué pensaría de eso?

    —Sólo corre y abrázala —sugirió Deseo—. De todas formas, es totalmente un golpe de suerte que ambos terminaran en Costa Rica.

    —¿Eso crees? —preguntó Kiernan.

    Deseo sonrió conforme formaba un corazón con las manos, enmarcando su vista de Meghan. —¿Un hado inglés y una chica de Portland encontrándose en una playa en Costa Rica? ¿Cómo podría no ser debido al destino?

    Kiernan estaba inclinado a acordar con él. Ser guiado al mismo pequeño trozo de tierra, en un mundo de tantas distintas tierras, tenía que significar algo. No le vendría mal seguir la corriente.

    —Gracias por traerme contigo en tu búsqueda —Deseo se agachó junto a él.

    —¿Cómo podría haberte dejado? El viaje entero se centra en aprender más acerca de tu herencia.

    Kiernan se dio cuenta de que Deseo se había enervado, con los músculos tirantes, mirando atentamente a algo acercándose por las arenas. Entrecerró los ojos, tratando de distinguir la forma.

    Meghan saltó, irguiéndose de manera defensiva en frente a algo. ¿Una roca, quizás? Ella había cambiado desde la primera vez que se habían visto. Parecía más fuerte.

    Su voz le llegó, apenas audible sobre el sonido de las olas. —Es ilegal perturbar el nido.

    Un hombre se erguía más alto que ella, su postura era amenazante.

    No...tortuga. ¡Vete! —gritó Meghan en español. 

    El hombre intentó empujarla a un lado. Murmuró enojado en español.

    Los cabellos de los brazos de Kiernan se erizaron. Nadie iba a amenazarla.

    Antes de que se pudiera mover, Deseo dio una carrera por la playa. Se irguió en frente de Meghan, con las manos en las caderas, enfrentando al intruso. —¿Por qué estás molestando a Meghan? Es la persona más amable que conozco.

    —¿Deseo? ¿Q-qué estás haciendo aquí? Meghan se alejó del hombre amenazante.

    Él hombre siguió discutiendo, enteramente en español. Kiernan no podía entender nada de lo que él decía. Esa era la parte más frustrante de encontrarse en el extranjero.

    —Él quiere los huevos. Está intentando robar los huevos —dijo Meghan.

    —¿Huevos? —Deseo deslizó su mano sobre su calva cabeza, luciendo completamente perplejo—. ¿Qué huevos?

    Meghan apuntó la gran forma ensombrecida en la arena.

    Conforme Kiernan se arrastró más cerca, se dio cuenta de que lo que al principio había tomado como una roca era una enorme tortuga de mar, casi tal larga como él era de alto.

    —¿Una mamá tortuga? ¿Estás tratando de robarle a una mamá tortuga? —Deseo fulminó al hombre con la mirada.

    Meghan lo tiró de la manga. —Escucha, no tengo ni idea de por qué estás aquí, pero, ¿puedes encantarlo o algo así?

    —Oh, buena idea —murmuró Deseo, lo suficientemente fuerte para que Kiernan escuchara desde el otro lado de la playa.

    Kiernan permaneció oculto. Mantener el elemento sorpresa podría resultar útil.

    El hombre dio un paso adelante de nuevo.

    Deseo se volvió hacia él. —Tenemos un importante viaje en el que embarcarnos. Vas a olvidar a las inocentes y pequeñas tortugas y encontrar algo mejor que hacer.

    El aire brilló por un momento. El hombre que murmuraba se desvaneció, un hombre alto se irguió en su lugar, vistiendo arcaicas ropas que estaban decoradas con plumas.

    ¿Cómo estás haciendo eso? —le preguntó ella a Deseo.

    Él arrugó la nariz. —No creo estar haciendo nada.

    La imagen parpadeó para convertirse nuevamente en el hombre enojado, entonces nuevamente fue reemplazado por el de aspecto arcaico. —El pasado sigue. El futuro previsto se convierte en el presente. ¡Cuidado!

    Otra advertencia. Kiernan no pudo evitar pensar en los malditos mensajes del Hombre Verde, los que habían llevado a que su hermano se sacrificara. Kiernan había pasado los últimos cinco meses preguntándose si esos mensajes eran conjetura o predicción.

    Sin embargo, todos habían sido probados ser cierto.

    Incapaz de alejar sus ojos del brillo, Kiernan corrió hacia Meghan y Deseo, aún demasiado lejos para coger al hombre. Con un destellos de luz, el hombre desapareció.

    —¿A dónde se fue? —Deseo miró por todos lados de la playa.

    —Probablemente algún truco. La gente es capaz de hacer de todo para robar huevos —Meghan se volvió a Deseo—. ¿Qué estás haciendo aquí? Estamos a medio mundo de distancia de Inglaterra. No es posible...

    Deseo sonrió. —Estoy en una aventura. Kiernan y yo estamos en una aventura secreta.

    Meghan se volvió, entonces se petrificó cuando lo vio. —¿Kiernan?

    Nadando Bajo la Luz de la Luna

    2

    ––––––––

    Luego de media hora de entusiastas saludos, Deseo se alejó de la playa. Meghan sacó una manta de su mochila y la puso sobre la arena. —No puedo siquiera comenzar a describir lo sorprendida que estoy de verte.

    —Era inevitable que nos encontráramos de nuevo —Kiernan se descubrió a si mismo mirándola fijamente. Miró hacia otro lado y observó la luz de la luna alumbrar las ondulantes olas.

    Ella rió. —Siempre imaginé que nuestro siguiente encuentro ocurriría en Solas, cuando yo fuera de visita.

    Incapaz de resistir más, se acercó a ella, la miró a los ojos, y susurró: —¿Imaginaste encuentros conmigo? Amaría ser parte de esos sueños.

    —Kiernan-

    —¿Y visitarme? ¿Ya estabas planeando visitarme? —él deslizó un dedo por su mejilla.

    —Soñaba con visitar la aldea. Me encantaría ver a Selena, visitar a los Hados de Luz, y...

    Él pudo sentir su suave suspiro. —¿Y?

    Ella se apoyó contra su hombro. —¿Por qué estás en Costa Rica? ¿Cómo es que estás aquí?

    El la envolvió con sus brazos, acercándola aún más a él. —Vinimos volando en avión, por supuesto. No es como si fuéramos sirenas.

    —¿De verdad existen...?

    Él sonrió y se encogió de hombros. —¿Quién sabe?

    Meghan se puso tiesa, entonces se movió a lo largo de la manta. Miraba hacia el océano y se veía más silenciosa de lo normal.

    —¿Qué pasa? Parece que hubiéramos tenido una discusión, pero sin haber peleado en absoluto.

    Ella envolvió sus rodillas con sus brazos. —Para tolerar un aeroplano, tu debes haber...

    Ella pensaba que él estaba compartiendo sangre de nuevo.

    Kiernan se obligó a calmarse antes de responder. —Bebí una mezcla especial preparada por Selena. El elixir sí contiene sangre, sangre de hados. Cada uno de los miembros del Concilio donó una gota la noche del Solsticio.

    —¿Solsticio? ¿Por qué el Solsticio?

    —Por algo que no entendí relacionado con la potencia de la noche más larga del año.

    Ella se quedó mirando a las estrellas. —Eso tiene sentido. Selena me enseñó que algunas infusiones son más poderosas cuando se preparan en tiempos diferentes. El Solsticio de Invierno. La velada antes de que regrese la luz. Puedo ver como la noche más larga serviría como un protector.

    Se quedaron de frente, sin hablar y sin mirarse del todo el uno al otro. Después de un momento, él suspiró. Él había estado en su punto más bajo, la última vez que Meghan lo había visto. Desde entonces había trabajado sin descanso para ganarse el respeto de los Hados de Luz. Quería que ella viera lo mucho que él había cambiado desde que había dejado Inglaterra cinco meses atrás. —No lo he hecho, ya sabes. La tentación estuvo presente a veces, pero resistí.

    —Lo siento —ella finalmente lo miró—. Nunca esperé verte. Costa Rica parece tan lejana de Inglaterra. ¿Por qué viniste?

    —¿Por qué viniste ?

    Ella suspiró. —Estaba esperando ser enseñada por un herbalista nativo. No es exactamente la clase de cosa que puedas programar con el computador, así que reservé un viaje.

    —¿No has tenido suerte?

    —Nada. Esa es la razón por la cual terminé haciéndome voluntaria para el grupo de conservación de las tortugas. Me imaginé que debía de hacer algo útil durante el descanso de primavera —Meghan sacudió la cabeza—. Buen intento por cambiar el tema. Aún no me has dicho por qué me seguiste.

    —¡Estamos en una búsqueda! —Deseo dijo junto a Meghan— Una gran aventura, para descubrir mis secretos.

    —Recuerdo cómo sospechaban que la sangre de Deseo podría ser una especie de llave para desvelar cómo proteger a los hados —dijo ella—. Deseo, ¿nunca habías volado antes?

    —Volar fue fantástico. ¡Estuvimos más alto que las nubes! Deseo saltó hacia atrás y estiró las manos en dirección a las nubes.

    —Fue muy entusiasta acerca de su primer vuelo —dijo Kiernan.

    —¿Necesitó Deseo beber un elixir también?

    —No bebió nada, lo que confirmó mi teoría. Diez horas, rodeado de altas concentraciones de metal, y mantuvo una salud perfecta —Kiernan pinchó juguetonamente el brazo de Deseo—. Tiene que haber algo único acerca de Deseo. Ningún otro hado puede tolerar esas condiciones sin enfermarse.

    —Podemos hablar de tales cosas mañana, cuando nuestra aventura comience —Deseo cogió a Meghan y corrió hacia el agua— ¡Por ahora, vamos a nadar!

    —¡Es mi turno de vigilar! Las tortugas...

    Deseo arrugó la nariz y giró en un semi-círculo. —Me he encargado de todo. Nadie se meterá con la playa esta noche.

    —¡Deseo! No llevo mi traje de baño. No me tires en-

    Kiernan observó desde la playa como Meghan desaparecía bajo las olas. Volvió a la superficie para recuperar el aliento, y volvió a sumergirse en el agua nuevamente. Deseo dejó de reírse y se tambaleó por el agua, antes de ser tirado desde abajo. Meghan reapareció, chorreando completamente, pero riendo.

    Kiernan no pudo resistir. Se sacó la camisa, las sandalias, y se aproximó al océano. Conforme las primeras olas bañaron sus tobillos, la calidez del agua lo sorprendió. Lentamente avanzó más profundamente, hasta que el agua le llegó hasta la cintura.

    —Voy a nadar bajo la luz de la luna —anunció Deseo.

    —Ten cuidado con los tiburones —pidió Meghan.

    —No van ni a notarme. Diviértanse reencontrándose —él les guiñó el ojo, entonces se sumergió en el agua.

    —¿Cómo es que aún estás tan seco? —ella nadó para acercársele.

    —Dame un momento. Aún me estoy acostumbrando a estar en el agua.

    —¿Acostumbrándote? Espera —¿has nadado antes? Ella envolvió su brazo con el de él. Gotitas de agua se deslizaban desde su hombro a su brazo.

    —Bueno, estuvo esa vez de la fuente termal cerca de nuestro escondite —él sonrió con el recuerdo de su cabaña escondida. Esos días con Meghan, después de su escape, estaban entre los mejores de su vida.

    —Esa no cuenta. Esa fuente era sólo lo suficientemente profunda como para sentarse en ella. ¿De verdad nunca has nadado?

    Padre no tenía tiempo para frivolidades o diversiones —Kiernan finalmente admitió—. Nunca he puesto un pie en el océano antes de hoy. Irónico, dado que Inglaterra está rodeada de agua.

    Meghan nadó hacia atrás mientras aún sostenía su brazo. —Nunca es demasiado tarde para aprender a nadar. ¡Sígueme!

    Él vaciló por un momento, hundiendo sus talones en la suave arena del suelo del océano. Quería mostrarse a sí mismo como un fuerte y confiable líder, pero ni siquiera podía dominar simples actividades de infancia. —Pienso que no...

    —No pienses —Meghan se acercó más a él—. Confía en mí.

    Él le permitió a ella tirar de él hasta que el agua le llegó a los hombros. Ella estiró la mano para tocar las de él, entonces las puso en su cintura. Las suaves olas bañaban su barbilla y mojaban el final de su cabello.

    Meghan posó las palmas contra sus hombros. —Golpea tus pies y permite que tu cuerpo se mueva con las olas.

    Él pudo sentir sus piernas remando en frente de él. Conforme comenzó a golpear el agua, sus cuerpos se acercaron aún más. Se esforzó por concentrarse en mover sus piernas cuando, en realidad, su atención estaba solamente en el cuerpo de Meghan pegado tan cerca al suyo.

    —¿Ves? Nadar no es difícil —ella le sonrió.

    —No, es más bien divertido —él la miró a los ojos, entonces le acomodó un mechón de pelo tras la oreja.

    —¿Aún estás hablando acerca de nadar? —Meghan lo soltó y nadó de espaldas como si fuera a alejarse.

    Kiernan le tomó la mano. —No muerdo.

    —Al menos ya no.

    Había extrañado sus sutiles bromas. —Además —él la volvió a acercar a él—, no puedes dejarme en este oscuro y peligroso océano, completamente solo.

    Ella envolvió sus tibios brazos alrededor de su cuello, abrazándolo. —Te extrañé, Kiernan.

    —Yo también te extrañé —él descansó su frente contra la de ella conforme se balanceaban en el agua— ¿No ha sido una agradable casualidad como nuestros caminos se han cruzado, una vez más?

    Ella permaneció dentro de sus brazos, pero se movió lo suficientemente hacia atrás para que un poco de agua se juntara entre ellos. —Casi demasiado.

    —Tiempo de ser honestos —él suspiró—. Nuestra búsqueda de hecho empieza en unas horas más. Hicimos esta pequeña parada especialmente para encontrarte.

    —¿Búsqueda? Deseo utilizó la misma palabra.

    —He pasado los últimos cinco meses rastreando las raíces de Deseo. El camino ha sido frustrantemente vago, pero finalmente encontré una pista.

    —Si encontraste la fuente de su magia, podrías salvas a los hados —Meghan lo miró—. Podrías salvas a-

    —Lo sé.

    —Espera. ¿Cómo supiste que estaría aquí? —sonaba más curiosa que enojada.

    —Digamos que las flores me lo contaron en murmullos.

    —Selena.

    Él asintió. —Cómo Selena sabía dónde encontrarte está más allá de mi conocimiento, pero sintió que tú podrías tener un papel importante en nuestro viaje.

    —¿Selena pensó que era importante que yo me uniera a ustedes? —Meghan parecía perdida en sus pensamientos.

    Kiernan asintió. Sólo podía esperar que las palabras de la anciana hada la persuadieran.

    —¿Quieres que yo vaya? —su voz apenas podía ser oída sobre el sonido de las olas rompiendo.

    —Por supuesto que quiero que vengas —él llevó sus labios a la oreja de ella—. Por favor, di que te unirás a mí.

    Ella nadó hacia atrás hasta que sólo sus dedos se tocaron. La luz de la luna se reflejaba en sus ojos verdes e iluminaba el agua sólo lo suficiente para que Kiernan viera su conflicto. —Hay una enorme parte de mí que quiere decir que si, pero-

    —¿Pero? —él sacudió la cabeza—. Mañana, estaré esperando en el camino a la playa al amanecer.

    —Hice un compromiso con el proyecto de conservación de las tortugas. Quiero decir, sólo establecí las cosas hoy, así que existe la posibilidad...

    Él se acercó más a ella. —Hay muchas posibilidades.

    —¿Eh?

    Kiernan bajó su rostro hasta que sus labios estuvieron justo encima de los de ella. Casi podía saborear las gotas del agua del mar que salpicaban su labio inferior. —Muchas posibilidades. Piensa acerca de eso, Meghan.

    La Excursión en Coche de las Hadas

    3

    ––––––––

    Deseo condujo por el arenoso camino que conducía a la playa, mientras que Kiernan miraba por la ventana de su vehículo. Apenas había dormido la noche anterior, demasiado excitado acerca de ver a Meghan de nuevo. Cuando la mañana finalmente llegó, su euforia se convirtió en preocupación.

    ¿Vendría ella?

    Su corazón dio un salto cuando la distinguió cerca de la playa. Se sentaba sobre una cerca de madera, su mochila de gran tamaño descansando a sus pies. De verdad se había presentado. Él parpadeó, pero Meghan simplemente sonrió y saludó con la mano.

    Deseo pisó el freno, y la cabeza de Kiernan casi chocó contra el parabrisas. Antes de que pudiera protestar por la manera brusca de frenar, Deseo saltó del auto y corrió hacia ella.

    —¡Yo sabía muy bien que vendrías de aventuras con nosotros!—Deseo la cogió y la hizo girar alrededor— ¿Recuerdas nuestras grandes aventuras huyendo del subterráneo? ¿Cuál es tu favorita: escape uno o escape dos?

    Si seguía hablando acerca de esas memorias, Deseo iba a espantarla. Kiernan cogió el brazo de Deseo y lo detuvo de sus espirales. Meghan tropezó tan pronto como fue liberada, casi cayendo, hasta que Kiernan la sostuvo.

    —Viniste —mantuvo sus manos alrededor de su diminuta cintura.

    Ella lo miró directo a los ojos. —Estoy aquí.

    Deseo alejó a Meghan de él antes de Kiernan pudiera explorar el significado más profundo de esas palabras. —Échale un vistazo al auto. Nunca hemos hecho un viaje por la carretera antes —Deseo abrió la puerta del auto para Meghan e hizo una inclinación—. Vuestro carruaje aguarda, mi bella pelirroja.

    —¿Cómo consiguieron un auto? —preguntó ella.

    —Fuimos a rentar un auto, igual que los otros turistas. Deseo les mostró su... —Kiernan se volvió a Deseo— ¿Qué les mostraste?

    —Mi tarjeta de socio del Club de Mi Pequeño Poney —Deseo rió—. Ni siquiera parpadearon.

    Ella le echó un vistazo al auto. —¿Siquiera sabes conducir?

    La sonrisa de Deseo se extendió aún más en su rostro. —Oh, si, y que gran historia. El pobre

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