El Visitante
Por Nelson Ancalmo
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La profecía se ha vuelto una realidad!
Un extraño que naufraga en una playa Centroamericana inicia una serie de eventos que cambia las vidas de las personas que llegan a conocerlo.
Cuando su verdadera identidad y la razón de su presencia se revelan, el mundo entero deberá confrontar uno de los eventos mas temidos en la historia de la humanidad: La Segunda Venida de Jesucristo.
A través del angustioso viaje de este hombre excepcional, la tragedia de la inmigración ilegal se convierte en una realidad, y la necesidad de tener leyes que protejan a los que intentan esta peligrosa travesía se vuelve evidente.
Nelson Ancalmo
Nelson Ancalmo M.D. was born in San Salvador, El Salvador, Central America. After finishing his Medical School, he traveled to the United States to complete his training in Cardio-Vascular Surgery. Presently he is retired and lives in Austin, Texas where he devotes his free time to writing, graphic design, astronomy and music. e-mail: nancalmo@yahoo.com
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El Visitante - Nelson Ancalmo
EL VISITANTE
una novela de
Nelson Ancalmo
Smashwords Edition
Copyright 2013 by Nelson Ancalmo
Todos los derechos son reservados. Sin limitar los derechos de autor mencionados arriba, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada, o introducida en un sistema de recuperación, o transmitida, en cualquier forma, o por cualquier medio ya sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado, o de otra manera, sin el consentimiento previo del autor.
Esta es una obra de ficción. Los nombres, caracteres, lugares, marcas de fábrica e incidentes son el producto de la imaginación del autor o han sido usados de una manera ficticia. El autor reconoce las marcas de fabrica y sus dueños de los varios productos mencionados en este trabajo de ficción, los cuales han sido usados sin permiso. La mención de estas marcas de fábrica no ha sido autorizada por, o asociada con, o respaldada por los dueños de dichas marcas de fábrica.
Portada del libro y diseño del mapa
por Carlos Ancalmo
Traducción al español por Nelson Ancalmo
Otros libros escritos por el autor:
SOLITUDE/SOLITUD
LIVING WITH AN ANGEL
RECUERDOS DE INFANCIA
MALPRACTICE
ERUPTION
AGRADECIMIENTOS
Dos personas son responsables por el resultado final de esta novela:
La primera es mi esposa Ana Margarita Ancalmo.
Ella me mostró como mi idea original no reflejaba los verdaderos valores del protagonista de esta historia. Sus acertados y oportunos comentarios y sugestiones me guiaron para encontrar al verdadero personaje descrito en este libro.
La segunda es nuestro hijo Carlos Ancalmo.
Su habilidad intuitiva para editar, transformó mi manuscrito inicial en la entretenida narración que yo estaba buscando.
Estoy en deuda con los dos por su inestimable asistencia.
Este libro esta dedicado con todo
my amor y gratitud,
a mi querida esposa Ana Margarita.
La maravillosa mujer que me
enseñó como querer y como adorar a
Nuestro Señor Jesucristo.
EL VISITANTE
una novela de
Nelson Ancalmo
Así también Cristo fue sacrificado
solo una vez para llevar los pecados de muchos;
y aparecerá una segunda vez, sin
pecado
para salvar a los que le esperan.
(Hebreos 9:28)
Pero el día y la hora nadie lo sabe,
ni aún los ángeles de los cielos,
sino solo mi Padre.
(Mateo 24:36)
img1.jpgNOTA DEL AUTOR
Escribir una novela acerca de Jesucristo es sin duda una tarea difícil. Este tema es considerado intocable por muchas gentes aun cuando la historia sea escrita con la intención de exaltar las muchas virtudes de un individuo tan extraordinario. Aparte del hombre en si, debemos considerar las Sagradas Escrituras, y lo que en ellas ha sido escrito no se puede cambiar, pero las Escrituras pueden interpretarse en distintas maneras y el mensaje puede ser visto como diferente, pero siempre relevante y de acuerdo con la intención original.
El Juicio Final y El Fin de los Tiempos son mencionados varias veces en diferentes evangelios del Nuevo Testamento, y en ellos se representa a Nuestro Señor Jesucristo como el ejecutor, aquel que vendrá a la Tierra rodeado de legiones de ángeles y enviará a los malvados al abismo sin fondo del Infierno, y tomara con El a los justos para llevarlos al Paraíso.
Yo fui enseñado en mis tempranos días de catequismo a comportarme apropiadamente para evitar la ira de Dios, que yo debería temerle, y que siempre debería estar preparado y vigilante para hacer frente a Jesucristo en su Segunda Venida.
Yo siempre tuve problemas entendiendo y aceptando tal precepto. Porque debo tenerle miedo a Dios? Como puedo yo temer a la personificación del Amor y de la Paz? Porque debe el hijo tener miedo de su padre? Como puede uno tener miedo a encontrarse con Aquel que te ama tanto?
Es imposible reconciliar tal dicotomía de ideas. De un lado un Dios que perdona, lleno de amor y bondad, y del otro, Uno despiadado, listo a castigar aquellos que faltan a sus mandamientos. Es lo uno o lo otro, los dos conceptos son contradictorios.
Sin embargo, cuando reflexionamos sobre la Segunda Venida, debemos considerar otra posibilidad: que Jesús el Cristo ascendió a los Cielos tal como está escrito en La Sagrada Biblia, pero Jesús el Hombre se quedó aquí en la Tierra y se ha mezclado con los seres humanos a través del tiempo. Todos nosotros, en una u otra forma, hemos sido testigos de Su presencia, en momentos de desesperación, hemos sentido Su apoyo; en momentos de tristeza, Su consuelo; en momentos de necesidad, Su ayuda. Todos nosotros hemos sobrellevado momentos difíciles con solo invocar Su nombre, y nuestras oraciones han sido escuchadas prontamente, de modo que tal vez no sea necesario esperar la Segunda Venida de Jesucristo, porque El ha estado siempre aquí con nosotros, haciéndose evidente en diferentes lugares y bajo diferentes circunstancias.
Agobiado con preguntas tan complejas, cierto día mientras observaba los cambiantes dibujos de las nubes en el cielo, tuve la idea de que Jesucristo pudiera simplemente presentarse en esta Tierra para vivir con nosotros, no como el Juez del Juicio Final, si no como un hombre ordinario para compartir nuestras alegrías y esperanzas y también nuestros dolores y sufrimientos, y así como Abram desafió a su Dios acerca de la destrucción de Sodoma y Gomorra si El pudiera encontrar a diez hombres honestos entre los que vivían allí, así pudiera Jesucristo proponer a su Padre la pregunta Final:
Es correcto destruir a toda la humanidad para castigar a unos cuantos malvados?
No es un dilema fácil de resolver, por lo que se me ocurrió que para tratar un asunto tan difícil, El tenía que hacer un viaje que lo colocara en las mismas situaciones de peligro que los humanos tienen que enfrentar, y una de las más traicioneras circunstancias que yo me pude imaginar, es el viaje que los migrantes tienen que soportar en su búsqueda por alcanzar el Sueño Americano, el atravesar Méjico sentados en el techo de un vagón del tren.
De esto se trata esta novela: es la historia de un hombre, Nuestro Señor Jesucristo, quien se convierte en uno más de los miles de migrantes ilegales que arriesgan sus vidas por alcanzar un sueño, una desesperada búsqueda por una vida mejor para ellos y sus familias, la búsqueda de la Tierra Prometida que brilla allá, al otro lado de la frontera con los Estados Unidos.
También es la historia de los migrantes, los olvidados, los invisibles, aquellos de los que ningún político quiere hablar. Y para ilustrar esta prueba tan rigurosa, he escogido algunos ejemplos de las agonías y sufrimientos que ellos tienen que soportar durante este viaje, solamente para darle vida a sus tragedias, pero tengo que admitir que las verdaderas historias de los migrantes son mucho mas horrificas y devastadoras que cualquier descripción que yo pudiera dar.
También esta historia sirve para realizar un deseo que llevo dentro, el anhelo que El pudiera estar allí con ellos para guiarlos en su odisea y salvarlos de los múltiples peligros que amenazan su supervivencia.
No hay estadísticas precisas acerca de los migrantes que viajan a través de Méjico en su paso a los Estados Unidos, solamente estimados basados en la cantidad de ellos que son capturados y deportados. No existen números exactos de los que viajan encima de los trenes. No sabemos cuantos de ellos son mutilados o perecen en el intento, solamente conjeturas, y esa es la verdadera tragedia de la así llamada inmigración ilegal, porque esta injusticia continuará creciendo y afectando a estas inocentes personas hasta que los Jefes de Estado de los países involucrados no hagan un esfuerzo por enfrentar y resolver estos problemas.
Debo pedirle disculpas al lector por escribir sobre un tema del cual entiendo tan poco, y a pesar de mis esfuerzos para educarme en los complicados temas de la inmigración ilegal, estoy seguro de no haber raspado la superficie de tan complicados y profundos problemas.
He leído varios libros sobre el tema. He leído también innumerables artículos y blogs escritos por personas que han sufrido tales infortunios y he visto muchas películas y cientos de videos que documentan los horrores de ese viaje, pero estoy seguro de que a menos que personalmente hiciera ese viaje, no hay manera de entender realmente lo que estos infortunados migrantes tienen que soportar.
Dios y el amor de Dios pertenece a todos los seres humanos y es un sentimiento enraizado profundamente adentro de nuestras almas. Cuando yo escribo acerca de Jesucristo, estoy escribiendo acerca del amor que para El llevo dentro de mí, con la firme convicción que El nos ama y se preocupa por nosotros en maneras que difícilmente podemos imaginarnos.
Este es por supuesto un libro de ficción, y tiene solamente un propósito: hacer que el lector considere a Dios y a su hijo Jesucristo como sus amigos, amigos a quienes nunca deberá temer, amigos a los que deberá de amar para siempre.
Lakeway, Texas, Setiembre del 2013
LIBRO PRIMERO: LA LLEGADA
"Velad, pues, porque no sabéis
a que hora ha de venir
nuestro Señor"
(Mateo 24:42)
Capítulo 1
Vino de repente, de la nada, sin aviso. El reporte local del tiempo había pronosticado un cielo parcialmente nublado, sin ninguna posibilidad de lluvia y el primer día de la luna nueva.
Cuando llegó a la costa, era una tormenta poderosa. El viento soplaba en ráfagas a mas de cincuenta millas por hora, la lluvia caía pesada como en cortinas, y lo peor eran los rayos. Casi continuos destellos de fuego cubrían el cielo con los patrones más complicados y aterradores, y los truenos eran ensordecedores, como si un millón de trompetas rompieran el aire proclamando el fin del mundo.
Los habitantes de la pequeña ciudad frente al mar estaban para entonces en sus camas, y para la mayoría la tormenta pasó desapercibida. Unos cuantos trasnochadores tomando sus últimos tragos fueron sorprendidos y tuvieron que buscar refugio.
Para los pescadores fue diferente. Ellos vivian en pequeñas chozas frente al mar, así es que estaban despiertos, preocupados por la seguridad de sus botes, y temerosos de su propia supervivencia. Pero la tormenta duró menos de una hora, y entonces las estrellas salieron, y el viento y los rayos y los truenos desaparecieron, y la noche se volvió tranquila, con el olor de la lluvia fresca en la tierra y el sonido de las olas rompiéndose apaciblemente en la playa.
Capítulo 2
En algún lugar cerca del Puerto de la Libertad, El Salvador, Centro America, 5 de la mañana, Domingo.
Sargento López! Sargento López, despierte! Es una emergencia!
Golpeaba desesperado la descolorida y corroída puerta verde de la Estación de la Policía local. Estaba excitado y asustado. No era la primera vez que el había visto uno de esos, pero este era diferente, y sintió la necesidad de conseguir ayuda. La primera persona en quién pensó fue el Sargento. El era la autoridad local y seguramente sabría que hacer.
Antonio solamente tenía diez años y si su padre supiera adonde estaba, posiblemente le daría una paliza. El iba de camino a preparar el bote para la diaria salida a pescar cuando vio un cuerpo acostado boca abajo a la orilla del agua, debajo del muelle. Corrió a ver si podía ser de alguna ayuda y se olvidó completamente del bote.
Todavía estaba oscuro, pero la luz del sol naciente iluminaba lo suficiente para darse cuenta de que este hombre no era uno de los habitantes locales. Antonio los conocía a todos. El era el amigo de todos, siempre listo para ayudarlos, siempre compartiendo alguna historia de pesca imaginaria, y estos toscos pescadores lo veían como su amuleto de la buena suerte.
El hombre que yacía en la playa era un extraño, tal vez un pescador de un pueblo vecino, o tal vez un sobreviviente de un naufragio lejano. Antonio recordó la terrible tormenta que había azotado la costa la noche anterior. Se asustó mucho con los truenos, los rayos y el viento. El pensó que era la peor tormenta que había presenciado, y a los diez años viviendo en la costa, había visto toda clase de tormentas. Eso pudiera explicar la presencia de este hombre en la playa.
El Sargento no estaba respondiendo a sus llamadas. Acaso estará borracho? A lo mejor no estaba allí ? Antonio desistió y corrió de regreso al muelle. Estaba a unas pocas cuadras y ya se sentía responsable del hombre tendido en la arena. Cuando volvió a su lado, la marea estaba subiendo y el agua ya cubría parcialmente su cuerpo.
Antonio no sabía que hacer. El cuerpo parecía pesado. Como iba a poder sacarlo del agua? A estas horas y en Domingo la playa estaba desierta. La mayor parte de los pescadores seguramente estaban ya en el mar y Antonio junto con su padre, debería de estar en su bote con ellos.
Mi padre me va a matar! Se me olvidó el bote y se está haciendo tarde, pero no puedo dejar a este hombre aquí, se va a ahogar.
Antonio se percató en ese momento de que no estaba seguro si el extraño estaba vivo o muerto. Se acercó a el cautelosamente y le dio una patada en un pié. Con la ayuda de la siguiente ola le dio vuelta y se acercó a el. Escucho cuidadosamente. Estaba respirando pero muy superficialmente. Los ojos estaban cerrados, y la cara, aunque serena, estaba cubierta con severas quemaduras del sol. Una barba y un bigote abundantes, con un pelo largo, enmascaraban su apariencia. Era difícil decir de donde venía.
Dios mío, Virgen Santa, está vivo! Tengo que sacarlo del agua antes de que la marea se lo lleve a lo profundo.
Alzó la vista y en la distancia vio la respuesta a sus plegarias. Volcada sobre un tronco que la marea alta había depositado en la arena, estaba una carretilla de mano hecha de madera. Corrió y la trajo al lado del hombre. Las olas se estaban volviendo cada vez más fuertes y el tiempo se le estaba acabando.
Colocó la carretilla de costado a la par del extraño, y usando todas sus fuerzas consiguió deslizarlo en ella. Sintió la fuerza de las aguas revueltas que para ahora le llegaban a los tobillos y con un esfuerzo final empujó la carretilla y alcanzó la parte más firme de la arena.
El sol había salido y unos cuantos espectadores observaban desde lo alto del muelle preguntándose que es lo que estaba pasando.
Antonio no esperó un momento más. Su cuerpo joven pero fuerte empujaba la carretilla con el extraño tan rápido como se lo permitían sus piernas. Iba a su casa. Tenía que decirle a su padre que es lo que estaba pasando y esperaba que el comprendiera y ayudara a este desafortunado hombre.
Capítulo 3
Guadalupe Ramos nació en una pequeña aldea al norte de El Puerto. Su madre, una mujer soltera como la mayoría de las que dan a luz en estas zonas, lo bautizó con el nombre de Guadalupe debido a que nació el doce de Diciembre, y ese es el día consagrado a la Virgen de Guadalupe, y daba la casualidad que ella era una devota de la Virgen. El hecho de que Guadalupe es un nombre con género femenino, no la hizo cambiar de idea. El nació el día de la Virgen y Guadalupe sería su nombre.
La realidad es que nunca le causó problemas en su vida diaria. Había cientos de niños nacidos en los días dedicados a las santas y ellos llevaban esos nombres a través de sus vidas con orgullo y con la certeza de que esa santa personal los protegería de cualquier maleficio.
Su nombre era Guadalupe, pero cuando joven le decían Lupe y Don Lupe cuando se hizo mayor, de modo que eso fue algo de lo cual el nunca se preocupó.
Su padre había sido también un pescador, y el joven Lupe aprendió de el a una temprana edad, todo lo que se puede saber sobre la pesca. Aprendió a querer al mar y aprendió a respetarlo. Su memoria estaba llena de momentos maravillosos, tirando las atarrayas y los anzuelos, recogiendo la cosecha del océano, horas interminables mar adentro, lejos de la playa, sintiendo como las olas se deslizaban por debajo de su pequeño bote.
Conoció a Rosario cuando tenia escasos veinte años. Ella era una linda mujer de piel oscura, con los ojos negros como las arenas volcánicas de las cercanas playas. Se enamoraron y después de varias pláticas con los respectivos padres, decidieron empezar una vida juntos y tener una familia propia. Rosario era la felicidad de su vida, siempre alegre, siempre cantando alguna tonadilla pegajosa, y cada atardecer cuando el regresaba del mar, ella estaba allí, siempre esperándolo en la playa.
La vida era maravillosa, pero los años pasaban y Rosario no le daba lo que el mas deseaba: un hijo. Guadalupe rezaba y hablaba con la Virgen, pidiéndole ese pequeño favor que haría su vida completa. Día tras día, siempre esperando a que el milagro sucediera, hasta que una mañana temprano cuando el se alistaba para salir de su choza, ella le dio las buenas noticias.
Escucha bien Lupe, desde ahora tendrás que trabajar el doble. Vamos a tener otra boca que alimentar.
Guadalupe no podía contener su alegría. Este era el día más feliz de su vida.
Un hijo, un hijo mío
La posibilidad de que su esposa tuviera una hembra nunca cruzó por su mente.
Se hincó en la arena y tomando la mano de Rosario, le dio gracias a la Virgen por sus bendiciones.
Antonio nació exactamente siete meses