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La fiera
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Libro electrónico102 páginas52 minutos

La fiera

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Poesías de amor, pasión, odio, celos, sufrimiento, ambición, encuentros, traición, arrebato, soledad, alegría, pudor, amor a los hijos, homenaje, felicidad, dolor. Encontrarás poemas para todos los gustos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 oct 2011
ISBN9781466044548
La fiera
Autor

Alberto Acosta Brito

Graduado de Economía desde 1991. Promotor Cultural desde 1993. He participado en dos talleres literarios auspiciados por la UNEAC. Premio ARTECO (Arte Comunitario) por el ensayo "La dignidad". Participación en el concurso ARTECO en fotografía (2001). Pre-selección del V Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve. Pre-selección del IX Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve. Premio Municipal de cuentos "Francisco Mir Mulet", 2005 en la Isla de la Juventud. Finalista del concurso de novela YoEscribo.com 2005. Segundo lugar en el concurso carácter nacional Mangle Rojo. Obras publicadas: el libro de cuentos “El héroe y el vendedor” (2007), el cuento “La basura y yo” en la antología “Las señales del escriba” (2009), de Ediciones Ancora, y un poema en la antología beisbolera “Aedas en el estadio” (2009), de la editorial Unicornio.

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    La fiera - Alberto Acosta Brito

    La presa no era tal cosa,

    para la fiera,

    ella se hizo carne,

    se aliñó,

    se puso delante.

    La fiera la esquivó por un rato;

    mientras pudo.

    No quería devorar carne,

    necesitaba saciar sed,

    no herir a un humano

    y sumar un peligro a su vida.

    Pero la presa se desvistió

    lavó y perfumó su carne

    se convirtió en lujuria y deseo;

    la fiera no soportó,

    la devoró.

    Las víctimas

    El doliente sufre,

    medita,

    espera.

    Es más que dolor,

    es peligro,

    es bestia herida.

    Mientras la fiera la esquiva,

    son enemigos,

    víctima de la misma carne

    quien disfruta el combate.

    Se siente codiciada,

    disfruta su posición,

    se sabe lejos del peligro.

    Espera el ganador

    lavará su cuerpo

    perfumará su carne

    se convertirá en deseo y lujuria

    y se le entregará.

    Si existiera un empate,

    no dudará en ser carne para dos víctimas.

    Ella espera ese momento

    cada hora,

    minuto,

    segundo,

    por días

    semanas

    meses,

    todo el año,

    ¡quizás por años!

    Tabaco, café y demencia

    Soy de aguas sucias,

    y manantiales contaminados.

    Mi cuarto fue una hedentina,

    de tabaco, café y demencia.

    Crecí en cuna sana y cuarto sucio.

    Soy quien soy porque he pulido la vida

    con los traspiés que he dado.

    Soy quien soy porque me he puesto

    a mirar al mundo colgado de mis pies.

    Mi lengua no cuelga llena de cantos

    vacíos de compromisos;

    ellos viajan conmigo,

    mientras balanceo mi vida

    en el hedor de mi origen.

    En encuentros carnales

    rompo mi corazón en mis amores.

    Yo los imploro crudos,

    ellos se imponen como espinosas flores.

    Yo los prefiero míos,

    ellos se prefieren libres.

    Soy de un planeta bélico.

    Espécimen de especie proterva.

    Posible víctima del frenesí del genocidio.

    Y tú, por salir de mi boca,

    decir lo que digo,

    amar lo que me emana

    poner oído a mi voz,

    te has llenado de pasión,

    pero has puesto tu existencia en peligro.

    si te hubieras quedado en el letargo de Dios

    no serías exprimido por el dolor

    ni ahogado en los horrores.

    El hecho de estar colgado,

    no me hace un rufián.

    El que huela a pétalos

    no indica que aplasté mi rosal.

    El que sangren mis dedos

    no condena a mis rosas.

    El que coma la carne cruda

    no indica que sea caníbal.

    Si volviera andar

    y me descolgara de mis pies

    evitaría los encuentros carnales,

    pasaría por encima del miedo,

    cambiaría mi cuna,

    limpiaría mi cuarto,

    evitaría la demencia.

    Ahora está aquí,

    bien cerca ese momento,

    mis pies de hombre descalzo andan pesados,

    caminan sobre las colillas de tabaco,

    sobre las gotas secas del café derramado,

    sobre mi sucio cuarto lleno de demencia.

    Tras el cristal de mi ventana

    está la ciudad del silencio

    donde reposa la patente de mi locura

    donde reposan los que ensuciaron mi cuarto

    de tabaco y café.

    Debajo de sus cruces,

    de sus mármoles fríos y profanados

    corre el manantial de aguas sucias

    con la contaminación que le hemos impuesto.

    Hacia ahí se dirigirá mi origen

    cuando la amenaza me haya devorado,

    más allá de todo,

    más allá de nada,

    seré cadáver de cementerio profano,

    y será mi túmulo una hedentina

    de tabaco, café y demencia.

    Mujer que resiste

    Busco esa mujer

    la esperaba

    no vino

    (en mis sueños)

    la vivo

    no la tengo

    (deliro).

    La tienen

    la quieren de rodillas

    pero sigue dueña

    dueña de su aire

    vive con su hija (la mía) en su cáscara (se protege).

    Que ruede esa mujer

    escalera abajo,

    que se muera

    eso esperan.

    Hombre blanco que ríe y teje trampas,

    mujer negra que ríe y empuja,

    ¡Oh! madre que permites y torturas

    rían,

    ¡Morirán en pedazos!

    Busco esa mujer

    vacío mis pupilas en ella,

    creo la hora de desnudarnos,

    organizo los minutos de amar a mi hija.

    Esconderemos los ojos

    mujer que busco,

    en realidad no importa,

    tú resiste

    yo sueño.

    Roxania

    Roxania vivía conmigo

    a veces no le hacía caso

    pero me daba luz

    era la semilla de la suerte.

    Roxania inventaba caricias

    a veces le huía

    pero jugaba conmigo

    atrapaba mi ternura.

    Le inventé una bruja

    jugué al lobo

    canté el himno de las letras.

    Roxania creía en mis cuentos

    temía al lobo

    cantaba conmigo.

    Pero un día se destapó la bruja

    tenía una careta de abuela

    un lobo negro y su amo.

    El lobo pisó la semilla

    el amo destronó

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