La fiera
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Poesías de amor, pasión, odio, celos, sufrimiento, ambición, encuentros, traición, arrebato, soledad, alegría, pudor, amor a los hijos, homenaje, felicidad, dolor. Encontrarás poemas para todos los gustos.
Alberto Acosta Brito
Graduado de Economía desde 1991. Promotor Cultural desde 1993. He participado en dos talleres literarios auspiciados por la UNEAC. Premio ARTECO (Arte Comunitario) por el ensayo "La dignidad". Participación en el concurso ARTECO en fotografía (2001). Pre-selección del V Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve. Pre-selección del IX Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve. Premio Municipal de cuentos "Francisco Mir Mulet", 2005 en la Isla de la Juventud. Finalista del concurso de novela YoEscribo.com 2005. Segundo lugar en el concurso carácter nacional Mangle Rojo. Obras publicadas: el libro de cuentos “El héroe y el vendedor” (2007), el cuento “La basura y yo” en la antología “Las señales del escriba” (2009), de Ediciones Ancora, y un poema en la antología beisbolera “Aedas en el estadio” (2009), de la editorial Unicornio.
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La fiera - Alberto Acosta Brito
La presa no era tal cosa,
para la fiera,
ella se hizo carne,
se aliñó,
se puso delante.
La fiera la esquivó por un rato;
mientras pudo.
No quería devorar carne,
necesitaba saciar sed,
no herir a un humano
y sumar un peligro a su vida.
Pero la presa se desvistió
lavó y perfumó su carne
se convirtió en lujuria y deseo;
la fiera no soportó,
la devoró.
Las víctimas
El doliente sufre,
medita,
espera.
Es más que dolor,
es peligro,
es bestia herida.
Mientras la fiera la esquiva,
son enemigos,
víctima de la misma carne
quien disfruta el combate.
Se siente codiciada,
disfruta su posición,
se sabe lejos del peligro.
Espera el ganador
lavará su cuerpo
perfumará su carne
se convertirá en deseo y lujuria
y se le entregará.
Si existiera un empate,
no dudará en ser carne para dos víctimas.
Ella espera ese momento
cada hora,
minuto,
segundo,
por días
semanas
meses,
todo el año,
¡quizás por años!
Tabaco, café y demencia
Soy de aguas sucias,
y manantiales contaminados.
Mi cuarto fue una hedentina,
de tabaco, café y demencia.
Crecí en cuna sana y cuarto sucio.
Soy quien soy porque he pulido la vida
con los traspiés que he dado.
Soy quien soy porque me he puesto
a mirar al mundo colgado de mis pies.
Mi lengua no cuelga llena de cantos
vacíos de compromisos;
ellos viajan conmigo,
mientras balanceo mi vida
en el hedor de mi origen.
En encuentros carnales
rompo mi corazón en mis amores.
Yo los imploro crudos,
ellos se imponen como espinosas flores.
Yo los prefiero míos,
ellos se prefieren libres.
Soy de un planeta bélico.
Espécimen de especie proterva.
Posible víctima del frenesí del genocidio.
Y tú, por salir de mi boca,
decir lo que digo,
amar lo que me emana
poner oído a mi voz,
te has llenado de pasión,
pero has puesto tu existencia en peligro.
si te hubieras quedado en el letargo de Dios
no serías exprimido por el dolor
ni ahogado en los horrores.
El hecho de estar colgado,
no me hace un rufián.
El que huela a pétalos
no indica que aplasté mi rosal.
El que sangren mis dedos
no condena a mis rosas.
El que coma la carne cruda
no indica que sea caníbal.
Si volviera andar
y me descolgara de mis pies
evitaría los encuentros carnales,
pasaría por encima del miedo,
cambiaría mi cuna,
limpiaría mi cuarto,
evitaría la demencia.
Ahora está aquí,
bien cerca ese momento,
mis pies de hombre descalzo andan pesados,
caminan sobre las colillas de tabaco,
sobre las gotas secas del café derramado,
sobre mi sucio cuarto lleno de demencia.
Tras el cristal de mi ventana
está la ciudad del silencio
donde reposa la patente de mi locura
donde reposan los que ensuciaron mi cuarto
de tabaco y café.
Debajo de sus cruces,
de sus mármoles fríos y profanados
corre el manantial de aguas sucias
con la contaminación que le hemos impuesto.
Hacia ahí se dirigirá mi origen
cuando la amenaza me haya devorado,
más allá de todo,
más allá de nada,
seré cadáver de cementerio profano,
y será mi túmulo una hedentina
de tabaco, café y demencia.
Mujer que resiste
Busco esa mujer
la esperaba
no vino
(en mis sueños)
la vivo
no la tengo
(deliro).
La tienen
la quieren de rodillas
pero sigue dueña
dueña de su aire
vive con su hija (la mía) en su cáscara (se protege).
Que ruede esa mujer
escalera abajo,
que se muera
eso esperan.
Hombre blanco que ríe y teje trampas,
mujer negra que ríe y empuja,
¡Oh! madre que permites y torturas
rían,
¡Morirán en pedazos!
Busco esa mujer
vacío mis pupilas en ella,
creo la hora de desnudarnos,
organizo los minutos de amar a mi hija.
Esconderemos los ojos
mujer que busco,
en realidad no importa,
tú resiste
yo sueño.
Roxania
Roxania vivía conmigo
a veces no le hacía caso
pero me daba luz
era la semilla de la suerte.
Roxania inventaba caricias
a veces le huía
pero jugaba conmigo
atrapaba mi ternura.
Le inventé una bruja
jugué al lobo
canté el himno de las letras.
Roxania creía en mis cuentos
temía al lobo
cantaba conmigo.
Pero un día se destapó la bruja
tenía una careta de abuela
un lobo negro y su amo.
El lobo pisó la semilla
el amo destronó