Sueños Y Sombras

Por Oscar González Pardo

SUEÑOS Y SOMBRAS pudiera ser definida como un poemario un tanto triste y melancólico, si que es verdad que hay varios poemas románticos, alegres y sinceros, pero en general es triste, melancólico y un poco tétrico.
Sin embargo si usted ha sido tan perspicaz como para comprar este ejemplar y ya ha dado el paso de leerlo, he de decirle que posiblemente tome la determinación en algún punto de su lectura de guardarlo en el anaquel de su estantería, utilizarlo como posavasos o por el contrario darle el uso para matar algún insecto o bicho diminuto que corretee por su hogar. Sea como fuere, si está decidido a leerlo, adelante, abra la primera pagina y adéntrese en el insólito mundo de la poesía de este autor un tanto critico con su propia obra.

• Idioma: Español
• Editorial: Emooby
• Fecha de lanzamiento: 20 abr 2011
• ISBN: 9789898493873

Oscar González Pardo

Oscar González Pardo (Logroño, La Rioja, 1983) Se ha dedicado a tareas tan abundantes como vivir de sus padres, hacer que estudiaba, leer libros, salir con los amigos, ir de bares, disfrutar de la dulce compañía de su novia, escribir a todas horas, degustar buen cine clásico y no tan clásico, votar, trabajar, sacarse un estúpido titulo de educación secundaria, y publicar su primer libro de poemas titulado “Poesía de Criterio” en la editorial Ediesser Libros. A colaborado y sigue colaborando con la revista literaria Remolinos, fundada y dirigida por el gran Paolo Astorga en Perú, ha sido publicado un poema suyo en la antología poética INSPIRACION OTOÑAL, editado y publicado por el Centro de Estudios Poéticos en el año 2011, siendo semifinalista del concurso que el ya citado Centro de Estudios Poéticos convoco en el año 2010 y que fue dado a conocer el ganador a finales de Febrero de 2011.

Vista previa del libro

Si la luz se volviera pálida

y la oscuridad fuera clara.

Si notara suavidad

en tus finos besos de soledad,

haría sin dudarlo

una corona de pétalos

de las últimas rosas

que en mi jardín abundan.

Quisiera mirarte a los ojos

y gritar a los cuatro puntos cardinales

que te quiero, te quiero, te quiero.

No quiero nada más

que no sean tus labios,

tu alma, tu corazón.

Pero mírame a la cara

y cuando veas en mi mirada

una luz enamorada,

abrázame fuerte

y acaricia mi piel suavemente,

pues tengo miedo,

tengo miedo de perderte

y de que ya no vuelva a degustar

aquellos besos de tu boca

que me enamoraron aquel día

de primavera.

Silencio. Silencio.

¡Silencio he dicho!,

no quiero oír

palabras burdas

de labios secos.

Quiero mecer la cuna

de tu vida,

sensible vida aventurera

intima amiga de la muerte

que viaja por un mundo cualquiera

allá donde no la encuentre la prisa,

donde no consiga alcanzarla la locura.

No llores más por mí,

mi amor.

No hay soledad ninguna que me de miedo.

No hay locura alguna que pueda arrebatarme

tu imagen de mi pensamiento.

Corres, saltas, brincas

entre la hojarasca aun húmeda,

entre los trigales

amarillentos y en flor

que se mueven por la